Conocido por muchos como Las Colinas de Barrio Nuevo para una mejor referencia espacial, antes de que existiera lo que hoy es la urbanización La Colina, en otro tiempo fue tierra de tejares artesanales, muy frecuentado por los productores de ladrillos.
Una vez fueron clausurados los chircales, el terreno fue adquirido por una urbanizadora que se encargó de darle vida a través de cuatro etapas. Las primeras casas fueron entregadas en ladrillo liso y techo de eternit a mediados de un caluroso septiembre de 1984.
En el corazón del sector, en medio de árboles frondosos y un fresco ambiente de tranquilidad, se encuentra un polideportivo, el atractivo principal para los niños y jóvenes que lo frecuentan. Un grupo de jóvenes, experto en fútbol sala a nivel departamental, utiliza la zona para sus entrenamientos.
En La Colina no cuentan con iglesia ni colegios propios, pero los encuentran en barrios vecinos a tan solo unas cuadras.
Las calles fueron pavimentadas hace algunos años gracias al programa comunidad-gobierno, pero, en una de las vías, al parecer, el trabajo no se hizo correctamente y por eso presenta algunos hundidos.
El parque está en deterioro
Al margen derecho de la cancha, un parque infantil se sume en el abandono. Los hierros se oxidan con el paso de los meses y pierden sus vivos colores. Aunque la comunidad manifiesta haber solicitado una renovación y soldadura en más de una ocasión, dicen no ser escuchados.
“Con la administración pasada no pudimos nada y nos dijeron que no íbamos a recibir mayor cosa, porque se había aprobado un proyecto por parte del Departamento de Prosperidad Social (DPS) para techar la cancha, que venía de Presidencia, pero la alcaldía y la Gobernación sí sacaron pecho por esto en la inauguración”, declaró Henry Beltrán, presidente de la Junta de Acción Comunal (JAC).
Al otro extremo de esta zona de esparcimiento, antes se encontraba un parque con bancas, pero desde que se techó la cancha, los encargados removieron los asientos para construir unas graderías y se dejó una buena parte del espacio sin nada.
“Cuando demolieron el parque, lo justo era que hubieran reubicado las bancas, no quitarlas, o haber puesto unos biosaludables”, agregó el líder comunal.
Aunque algunas personas lo utilizan en la mañana para trotar, por la ausencia de biosaludables, prefieren desplazarse al barrio Magdalena, pero temen correr el riesgo de ser asaltados.
Ahora 2021, durante la actual administración municipal y departamental, ya comenzaron a pasar nuevos oficios, a la espera de ser beneficiados con algún proyecto para el arreglo del parque y la cancha.
La habitación de la indigencia
Si bien los vecinos de La Colina manifiestan vivir en una zona tranquila, desde hace un tiempo los viene inquietando la afluencia de habitantes de calle por un canal y una recicladora ubicada en el barrio vecino, Magdalena.
Con frecuencia encuentran las bolsas de basura reventadas y con todos los desechos por fuera; cuando no, los habitantes de calle llevan basuras hacia el parque y las abren allí.
Día a día, la comunidad debe estar al pendiente para cuidar y no permitir que ensucien el parque.
“Las basuras se sacan los días martes, jueves y sábado, ahora nos toca pedirle el favor a los del aseo que, cuando entren, entren pitando para nosotros sacar las bolsas cuando ellos lleguen, o si no, los habitantes de calle nos vuelven esto un basurero”, puntualizó el presidente de la JAC.
En el recorrido de La Opinión, se encontraron sofás y camas, entre otro tipo de basuras, dentro del canal, ‘una habitación de la indigencia’, como lo manifiesta la comunidad.
“También debemos tener cuidado en nuestras casas, porque cualquier cosa que se deje en los porches se la pueden llevar, y lo que no, lo fijan para la noche, cuando regresan a robarlo mientras dormimos, siempre se buscan la manera”, dijo Beltrán.
El salón comunal está en ‘veremos’
Cuando la urbanización fue construida, al extremo derecho del polideportivo se reservó un lote para alzar un futuro salón comunal. El terreno quedó adjudicado a nombre del barrio, pero los recursos de los vecinos, por ser solo 100 casas, no han sido suficientes para hacerlo posible.
“El municipio nos dijo que debemos donarles el terreno para poder construirlo, y de paso instalar unos biosaludables, pero entre la gente no se ha podido llegar a un acuerdo”, relató Beltrán.
Sin nadie que lo ocupara, los escombros se estuvieron acumulando en el área, pero uno de los habitantes, que se dedica a trabajar con madera, solicitó poder utilizarlo hasta que se decida qué hacer con el predio.
También necesitan un muro de contención para prevenir un inminente derrumbe, pero tampoco ha sido posible.
Ampliar el alcantarillado
Tras la construcción de La Colina, alrededor no existían otras urbanizaciones, motivo por el que se instaló un alcantarillado para recibir las aguas residuales de las 100 casas que la componen.
Sin embargo, cuando se edificó la urbanización Cañaveral, otras 100 casas más se unieron a los tubos, al igual que las de una invasión cercana que se colgó del servicio.
“Esos tubos no son mayor cosa y representan un problema. Mientras llueve, las alcantarillas se saturan y el agua se regresa a las casas por los inodoros y desagües. Necesitamos una ampliación urgente”, expresó el presidente de la JAC.
Por este mismo problema, las basuras arrojadas por los habitantes de calle rebosan el flujo normal del sistema.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario