Redacción: Panorama de las Américas
Fotos: Edson Yaruro – Mario Corredor Ubicada al nororiente de Colombia, cerca de la frontera con Venezuela
Cúcuta sería un lugar ardiente si no fuera por el culto que se le rinde al árbol. Allí, guayacanes, cimarrones, samanes, ceibas, mamones, nísperos y cujíes, el más célebre de todos entre las más de setenta especies que pueblan la urbe, dan sombra a bulevares y avenidas mientras esparcen sus aromas y embellecen el entorno.
La capital del departamento de Norte de Santander, al oriente colombiano, ha tenido enlazado su destino a su condición fronteriza y por ello, a lo largo de décadas, desarrolló una vocación comercial que contribuyó al empuje de almacenes y centros comerciales. Por eso, han exhibido productos colombianos para los venezolanos y productos venezolanos para los colombianos por mucho tiempo.
Con el devenir de la historia, Cúcuta supo que debía fortalecer otras áreas de su economía y fue entonces cuando surgieron incipientes industrias en el panorama. Industrias que, años más tarde, tomarían el protagonismo. En este contexto se destacan la marroquinería, el calzado (de fama internacional), la confección —siendo su producto estrella el bluyín—, los ladrillos y la cerámica, entre los cuales se han forjado marcas importantes de reconocimiento mundial.
Luego fueron también sus profesionales, médicos especializados en estética, y odontólogos, por ejemplo, quienes dieron fama internacional a la ciudad y crearon un nuevo mercado.
Panorámica de Cúcuta.
La ciudad, día a día, pone a prueba su capacidad de resiliencia y afronta los retos del destino con creatividad y valentía.
Al respecto, Victoria Ramírez Mera, directora encargada de la agencia de Promoción Regional de Inversión Invest in Cúcuta, señala que, en estos tiempos difíciles de la economía, para ellos fue muy favorable haber sido incluidos en el proyecto de Zonas Económicas, Sociales y Especiales (ZESE), creado por el Gobierno Nacional en 2019, que otorga beneficios especiales a la inversión externa.
El beneficio consiste en la exención del pago del impuesto de renta durante los primeros cinco años y del 50% los cinco años siguientes. El régimen favorece actividades comerciales, agropecuarias, industriales, turísticas y de salud.
Puente de Guadua.
“Esto nos permitirá mejorar, de manera significativa, la calidad de vida de los nortesantandereanos; pero, sobre todo, mostrarnos cómo una región más competitiva, que se está transformando con rapidez y está lista para recibir, con el ímpetu que nos caracteriza, a inversionistas nacionales y extranjeros”. Dice Ramírez, quien aclara que dichas empresas deben generar al menos tres empleos nuevos.
Con corte al 16 de septiembre de 2021, ya se habían acogido 1.421 sociedades comerciales en Cúcuta, el 77,27% de todas las establecidas en los cinco territorios ZESE declarados en Colombia. Además, Norte de Santander y sus cuarenta municipios tienen más de 25 incentivos tributarios, que lo posicionan en el ámbito nacional como uno de los destinos más atractivos para instalar nuevos negocios.
Palacio de Gobierno.
Entre las empresas nuevas hay capital venezolano, pero también de Estados Unidos, Portugal, Francia, Chile y Canadá. Estos países ven en Cúcuta la posibilidad de reanudar sus negocios con Venezuela, ya que la ciudad es el surtidor por excelencia del vecino país.
Los cucuteños sabían que a partir del cierre de la frontera con Venezuela también les convenía diversificar a sus clientes, y salieron a vender a India, Finlandia, Turquía… Las dificultades de transporte marítimo, a raíz de la pandemia, obligó a que otros países, como Estados Unidos, buscaran oportunidades de abastecerse en la región y fue así como llegaron en busca de mercancías.
Pero si bien, un alto porcentaje de los visitantes llegan por razones de trabajo, es misión del sector turístico convencerlos de que la ciudad, en primer lugar, y la región, después, tienen atractivos suficientes para invertir su tiempo libre o alargar su estadía.
En cuanto a este tema, Tania Manzano, secretaria de Turismo de Cúcuta, explica que se han empeñado en organizar dos rutas patrimoniales, que reúnen 22 bienes de interés histórico o arquitectónico; además, pronto estará lista una ruta de observación de aves en el Malecón.
Torre del Reloj.
Al realizar un recorrido urbano bajo la asesoría del guía histórico Julián Blanco, lo primero que se concluye es que la historia de la ciudad se dividió en dos el día del terremoto de 1875. Prácticamente lo que había dejado la Colonia española cayó al piso y es por esta razón que su arquitectura es, ante todo, republicana.
A la postre, la modernidad también permitió restaurar y reconstruir sobre las ruinas; y por ello el centro histórico tiene cuatro importantes monumentos nacionales, que destacan por su gran valor arquitectónico.
El primero de ellos es el edificio donde funciona la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero, que fuera el Hospital San Juan de Dios construido por los españoles en el siglo XVIII; el Palacio de Gobierno Departamental (también llamado Palacio de la Cúpula Chata), construido entre 1914-1919; la Torre del Reloj, declarada Bien de Interés Cultural de Carácter Nacional en 1982, y la Quinta Teresa, casa construida luego de 1893. Lo interesante de la Quinta —en la avenida cuarta, por donde entraba el ferrocarril—, es que representa el estilo de vida de la burguesía comercial de fines del siglo XIX y principios del XX.
Ellos construyeron sus quintas muy cerca de la carrilera y tenían amplias zonas comerciales. En el vecindario hay otras quintas memorables, como la Quinta Cogollo y la Quinta Yesmín.
Si de iglesias se trata, hay que visitar la Catedral de San José, con su estilo neoclásico y sus característicos vitrales y Nuestra Señora de Chiquinquirá, por su estilo gótico y su torre, que semeja una aguja apuntando hacia el cielo.
Otro punto de interés es el Cerro el Cristo Rey, adonde se accede subiendo noventa coloridos escalones. La zona es muy especial para los cucuteños, que vienen de paseo a gozar de la brisa. Hay rampa y ascensor para subir y restaurantes.
Para quienes gustan del senderismo, la agencia de viajes Visit Cúcuta ha organizado una serie de recorridos por los alrededores de la ciudad.
Pozo Azul es una atracción infaltable. Se trata de una piscina natural de un increíble color azul, que se alcanza tras hora y media a través de un precioso sendero ecológico en el área de San Cayetano. En este caso es Fabián Romero, quien nos habla de estos circuitos espectaculares, dada la especial orografía del departamento.
Para probar los platillos típicos como el mute de maíz, las hallacas, el cabrito, el dulce cortado de leche de cabra y las solteritas, son perfectas cualquiera de las sedes del restaurante La Mazorca.
El Cabrito, en el kilómetro ocho de Los Patios, es otra buena opción. Si lo que desea es probar el platillo típico de la región, pida el pastel de garbanzo en Juanka, que ganó un Récord Guinness por crear el pastel de garbanzo más grande del mundo.
Restaurantes de corte internacional con chefs destacados son los del Grupo K: Anka, Inka, Bianka, Carbón y Sol y Quinta K. Otros restaurantes del malecón muy tradicionales son Londero y Rodizzio.
Entre las zonas destacadas para el ocio está el que denominan Centro Comercial a Cielo Abierto, un conjunto de almacenes de lujo con marcas internacionales, entre la avenida Cero y la calle Quinta. Este complejo también tiene restaurantes, discotecas, bares y lugares de entretenimiento.
Además de los centros comerciales Ventura, Unicentro y Jardín Plaza, el más reciente, muy visitado, logró abrir sus puertas pese a la debacle originada por la pandemia.
A la orilla del río Pamplonita se puede sentir el verdadero espíritu de la ciudad. A falta de mar, Cúcuta creó su propia playa en torno al río, con un malecón de casi cuatro kilómetros. Si bien la pandemia opacó su gran actividad nocturna, jamás dejó de ser el lugar para gozar del frescor del río. Ahora, por completo recuperado, su gran actividad devuelve a la ciudad el acostumbrado optimismo que ha sido su motor por años. Corpomalecón ha tomado medidas para que sea el lugar con mayor bioseguridad.
El visitante tampoco debe dejar de ir a Villa del Rosario, un bello poblado colonial anexo al área metropolitana, donde nació el prócer de la independencia Francisco de Paula Santander y está la casa conocida como “La Bagatela”, donde operó el primer gobierno de la Gran Colombia.
Templo del Congreso, Villa del Rosario.
Ambas casas son museos y remontan al visitante en el tiempo, pero también el Parque Grancolombiano, pues allí se promulgó la primera Constitución colombiana y con ella, la independencia de Colombia.
El templo de la villa es una muestra de la arquitectura neoclásica y el Parque contiene el monumento a Santander, conocido como el “Hombre de las Leyes”.
Y si bien la Secretaría de Turismo ha organizado sus circuitos patrimoniales, la de Desarrollo Económico promueve los recorridos gastronómicos y también recorridos industriales y comerciales. Todo un menú para elegir.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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