domingo, 12 de marzo de 2023

2211.- ROQUE ‘FIERA’ PEÑALOZA RUGE EN EL INFINITO

Eduardo Díaz Fuentes 

Roque Peñaloza condecorado con la Juana Rangel de Cuellar

Jamás morimos por recuerdos, todo lo contrario, crecemos, vivimos y gozamos cuando traemos sentires del pasado. Hoy puedo viajar en sueños con desdoblamientos del alma. Soy cucuteño, estirpe distinta a otros pueblos. Parecemos otra raza. Nuestros senderos diferentes, aunque siempre caminemos los mismos destinos.

Hoy día, existen grandes metrópolis con bellos lugares en otros lares donde observan nevar. Otros idiomas y otros puentes aparecen con nuevos firmamentos ante los ojos. Pero donde quiera se encuentre un cucuteño, siempre arropa el árbol viejo de sombras infinitas.

Dicen las leyendas, su apelativo era ´Fiera´. Hecho estaba de nuestras cortezas. Era aquel jovencito normal del colegio de los hermanos de La Salle, Sagrado Corazón. Vecino noble y cariñoso que muchos recuerdan desde aquellos tiempos. Pareció haber pasado del hombre al animal cuando pisó una cancha por primera vez. Quienes no vieron sus andanzas de niño jugando a las escondidas, no percibían su metamorfosis. Eran tiempos donde la tierra oriunda de los ‘Terremoteros’ expresaba por habilidades de baloncesto.

Su marca la ´Fiera´ Peñaloza, su único estigma ser el mejor. Transformación a felino de la nada por inspiración deportiva. ¿Quién es aquel? preguntaban en las canchas colombianas y extranjeras. Otros exclamaron con asombro: ¡No puede ser tanta garra junta! Era el mismo catire blanco de ojos claros que corrió calles polvorientas. Fue el mismo ahora convertido en guerrero corajudo, letal y demoledor con balón en las manos. El rugir se escuchó desde el instante mismo cuando inició el primer calentamiento para saltar a la cancha. Disciplina, tesón y responsabilidad afloraban sin desmayar.

Grande en la historia del deporte que parió el ADN especial de los cucuteños. La ‘Fiera’ pertenece al sitial sagrado de la raza indómita, aquella que aparece al saltar delante del aro. Fueron los baloncestistas cucuteños de los tiempos infinitos, llevan el ADN innato de tierra con mágicas raíces.

Parecen cuentos que advierten, un día vieron crecer gigantescos árboles frondosos en medio de zanjas recubiertas por cenizas. Nuestro cielo formó el coliseo cubierto con techos de tapete verde. Igual el baloncesto llegaría para despertar más milagros inimaginables.

Hubo testigos que vieron florecer generaciones dotadas con cualidades especiales para danzar en el rectángulo. Antes hubo polvaredas en medio de desolación y presagiaron destinos tristes al bello pueblo. Pero un día despertamos acompañados de amor para siempre. Esta tierra no será jamás ingrata porque nunca olvida un hijo aquí parido. Allí surgió nuestra garra deportiva.

La ´Fiera´ era corajudo, atrevido y determinante para definir un juego. Veloz como el viento y destellante como las ráfagas. Excelente visión periférica del campo de juego. Astuto, intrépido y mañoso. Letal en descolgada, elegante movimiento con lanzamiento de pulso exquisito. Inconmensurable noción de pase. Corazón noble fuera de la cancha, pero sin compasión para anotar canastas. Sintió debatirse la vida por la pasión de cada jugada. Mágico instinto para descifrar el talón de Aquiles del rival.

En el 1er Campeonato Nacional Juvenil Masculino de Basquetbol en Cúcuta en diciembre de 1954, Roque ´Fiera´ Peñaloza de Norte y Rafico Rojas Nº 3 de Boyacá, pelean ardorosamente un rebote ante la mirada de sus compañeros Juan de Dios Joves y Hernán ´Pipo´ Gómez de Norte y Héctor Rojas de Boyacá. Norte se tituló Campeón Nacional

Estandarte de legítima sangre de guerreros ancestrales, todos paridos por abuelas y madres indoblegables. Privilegio sagrado nacer en suelos protegidos por impermeables rutas al abandono. Aquí no hay permiso para morir en los olvidos. Por siempre donde quiera miren nuestros ojos, no hubo nada más bello que Cúcuta. Por siempre donde quiera cayó una gota de sudor dentro canchas cucuteñas, no hubo nada más bello que el baloncesto.

La ´Fiera´ dejó sus garras marcadas. No existió lugar en Colombia donde por su culpa y su gran culpa, miles de aficionados un día exclamaron: ¡Esos toches cucuteños llevan la flecha muy afilada y las garras bien lijadas! Seguro volverán a salir nuevas generaciones de guerreros con sangre ancestral, se dejan sentir en rugidos y anhelos los advertimientos de todo cuanto fuimos. Difícilmente fallan las corazonadas surgidas de remembranzas.

Se escucha otra vez el rugir de la ´Fiera´ traído por letras. Volveremos por lo nuestro, aquello que somos y siempre seremos. No importa estatura, contextura física, táctica y otras estrategias más. Volveremos con lo único que somos: “Coraje y Garra”.

Inspiraciones resurgen en calles sin andar del ayer. Así somos los cucuteños, pertenecemos al pasado. Nuestro camino futuro marcado por lo que fuimos siempre. Nada se olvidó, todo está por recuperar, habrá más amaneceres y nuevamente recordaremos muchos gladiadores. Nunca será pasado ni tiempo de olvidos, somos lugar donde nada muere, tenemos identidad propia.

La ‘Fiera’ ruge en el firmamento

Roque Abel Peñaloza Adder y su esposa ‘Toña’ Quintero

El Cerro Tasajero encomendó poner un nuevo lucero sobre sus horizontes. Hoy brilla nuestra historia y se observa un destello en la estatua de Cristo Rey. Dios llevó a las alturas un hijo entrañable de nuestra tierra. Roque Peñaloza exaltará las páginas doradas del terruño con muchos grandes del último siglo.

Ahora podemos viajar rememorando anhelos y días de gloria que nunca jamás se fueron. Roque Peñaloza es cucuteño y será por siempre un estandarte imborrable. Nuestra estirpe es distinta a otros pueblos.

Nuestros senderos se aprecian tan diferentes, aunque siempre caminamos los mismos destinos. Aquí nada muere cuando resurgen los recuerdos de la gente buena.

Nuestro cobijo y nuestra razón de existir es única. Roque Peñaloza nos transportará al pasado de las emociones en medio del deporte del aro y la cesta. Un jugador grande entre los grandes con tan solo 1.75 metros de estatura.

Roque, tu ciudad te recuerda, Colombia también, tus amigos te extrañan y la historia cucuteña, no te abandona mientras existan letras. Grande entre los cinco más grandes del quinteto titular del ensueño.

Nada se fue, nada murió, la memoria histórica nuestra seguirá viva e intacta. Letras esperan para hacer sentir todo cuanto fuimos, igual a cuanto somos y también seremos. Ahora veo venir el nuevo amanecer, cuando sueño y recuerdo.

Gracias ‘Fiera’ Peñaloza, te expresa hoy tu amada ciudad, ese pueblito del ayer que te llevaste a las rutas de la Eternidad. Esa ciudad tan bella entre las bellas: CÚCUTA.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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