lunes, 30 de octubre de 2023

2328.- ASI SE VE CUCUTA DESDE LOS MIRADORES

La Opinión

La belleza de la ciudad encanta a quienes se atreven a ir a estos lugares.

Desde distintos puntos se puede observar la belleza de Cúcuta. Sus árboles, edificaciones, parques y monumentos se pueden detallar sin tener que ir muy lejos.

¿Quién no quisiera compartir un momento agradable en familia o disfrutar de una cita romántica mirando el atardecer? pues hay una nueva noticia, para esto, no hay nada mejor que visitar un buen mirador.

La Opinión le trae increíbles vistas de la ciudad logradas desde los cinco mejores lugares posibles.












Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

sábado, 28 de octubre de 2023

2327.- DIVAGANDO

Libardo Mojica

Libardo Mojica

Ancestros

Hoy vengo de muy lejos a contarles una historia. Vengo de tierras fértiles y también de tierras áridas. De montañas majestuosas y valles imponentes por su belleza, donde ríos y quebradas encantan la naturaleza.

Vengo de antiguos pueblos que se crearon con sus desconocidas leyendas y la invasión oprobiosa que violentó su cultura milenaria. Vengo de tribus Motilonas, Cúcutas, Cíneras y Chitareras que, se mezclaron con otras tantas. Nuestra cultura bravía formó pueblos ancestrales guerreros que defendieron sus sagrados territorios, luchando por ello hasta la muerte.

Vengo a contarles la historia de que, en esas tribus milenarias, las mujeres siempre fueron heroínas de muchas guerras pasadas y jamás contadas. En los valles del Zulia, una princesa guerrera nos legó su leyenda. Los invasores la inmolaron viva.

Vengo de esos cruces milenarios que se dieron con la llegada de extraños, tal vez, por el lago de Maracaibo.

Vengo a contarles la historia donde mujeres guerreras ofrendaron su vida al defender sus territorios. Esas mujeres fueron los artífices, en búsqueda de la libertad patriótica, entregando su vida en defensa de sus hombres.

Estas historias contadas con la imaginación de nuevos pensadores, enseñará que la mezcla de costumbres, hizo posible que unos pueblos de gentes diferentes, se merezcan el respeto y el reconocimiento en la conformación de la República. Contemos una nueva historia.

Cuento de infancia

En la recordación de los viejos tiempos, me llegaron dos amigos de la infancia, Beto Rodríguez y Germán Arias. Salíamos a caminar con frecuencia los sábados y domingos, en aventuras de hombres grandes, teníamos entre ocho y diez años.

En una de esas fantásticas aventuras llegamos a la toma de San Rafael, arriba de la Quinta Miller, donde nadábamos como sapos hinchados por el calor. En ese pozo natural, entre bejucos, la naturaleza nos brindaba la oportunidad de enriquecernos ante tal descubrimiento. Por encima del pozo, un árbol gigante de mamón desplegaba un brazo grande hasta la mitad de la toma.

Nuestras intrépidas inteligencias vislumbraron el gran emprendimiento para nuestro futuro. Manos a la obra, de alta ingeniería. Germán que era el más flaco y ágil, trepó como un mono llevando un lazo largo que no recuerdo cómo lo consiguió Beto. A ese fantástico proyecto de independencia económica, aporté una llanta vieja que me regalaron.

Durante el desarrollo del proyecto cocinábamos caldo de papa, y no abandonamos el sitio descubierto para no perder el derecho a nuestra propiedad.

Libardo Mojica, Andrés Hoyos y Jorge Velandia en el tortuoso camino al Cínera.

Los tres socios limpiamos los espacios y arrancamos el negocio, que consistía en pasar la toma como Tarzán, en la llanta o los más osados en la rama del árbol.

La empresa prontamente se volvió famosa en el barrio San Rafael y las colas de muchachos demostraban nuestro éxito. Al atardecer, los tres socios nos repartimos las grandes ganancias.

Han pasado muchos años y todavía no hemos descubierto al socio pavoso. A los tres días fracasamos. La rama se partió.

En otro recuerdo, para mis dos amigos de infancia, Beto y Germán, la llegada de diciembre transformaba nuestras vidas.

La iglesia de San Rafael con sus pesebres, los villancicos y el cariño de su feligresía, nos convertía en una gran familia, que unidos colaborábamos en todas las actividades.

Los tres amiguitos esperábamos con gran regocijo la llegada del Niño Dios. Beto y Germán recogían las limosnas, que eran escasas, con pulcritud y seriedad propia de su crianza. Mi misión en el mes decembrino, de tiempo completo con mis amigos, consistía en la preparación de los villancicos.

Se montaba un pesebre viviente y nos turnábamos los tres la interpretación del Niño Dios. La comunidad y la parroquia, con su repique de campanas, alegraban nuestras vidas.

Han pasado muchos años y nuestra amistad sigue perseverando con las dificultades de los tiempos. Beto, Germán y yo fuimos niños felices con el retumbar de las campanas a las cuatro de la mañana los cantares de los villancicos a la espera del nacimiento del Niño Dios.


Añoranzas de juventud

Un sábado despejado y mirando el horizonte, emprendimos la aventura más osada, mis compañeros adolescentes y yo, pertenecientes a las compañías boyscouts de nuestro Colegio La Salle.

Los valientes compañeros de la legión de María salimos en búsqueda del reto de llegar al caserío Patillales.

Un fin de semana con Gabriel Moure y demás expedicionarios nos enrumbamos camino al barrio la Ínsula, recorrimos las veredas, atravesando propiedades de familias conocidas, hasta llegar al barrio famoso y reconocido por los favores que prodigaba a los señores de la urbe y otros visitantes.

Apuramos el paso para no mirar a las mujeres de esas grandes casas.


En casi todas las ciudades del universo han existido barrios en la periferia donde se ubican negocios que prosperan alrededor de los servicios sexuales. Nuestra ciudad siempre dependiente de la moneda de los vecinos y ante el crecimiento del comercio, en los años sesenta del siglo XX, floreció la prostitución y se consolidó el barrio de la Ínsula.

Llegaron las más hermosas mujeres de todas las ciudades del país en búsqueda del dinero de nuestros vecinos, que fueron sus clientes, mientras el diferencial cambiario se mantuvo.

El nombre de la Ínsula viene tal vez de las ciudades romanas de la periferia como también existieron cerca de París.

Nuestros estudios peripatéticos de nuestra juventud nos llevaron a conocer esa fastuosa ciudadela, llenas de hermosas mujeres que nos embrujaban con su belleza y eran condescendientes con nuestra juventud necesitada.

La Ínsula tendrá siempre una grata recordación por parte de nuestra generación que vivimos y gozamos de sus favores, con los más gratos recuerdos.

Por fin llegamos a Patillales, donde observamos con temor que en las puertas de sus viviendas colgaban unas cruces con matas de Sábila que ahuyentaban a los vampiros y a las brujas y donde las gentes dormían con sus cabras y en algunos solares con sus venados, perros, gallinas, váquiros y morrocoyes, que adornaban sus estancias.

Las comunidades vivían en sana paz, compartiendo las sabanas comunitarias con sus animales.

Eran pastores nómadas que disfrutaban los paisajes de los cañaguates florecidos, y que nuestros hermanos de la frontera convirtieron en su árbol nacional el Araguaney.

Por sus tierras recorrían espejos de aguas cristalinas donde bebían la comunidad y sus animales.

Las cabras que eran su actividad principal fueron desarrollando genéticamente una producción lechera que los nativos convirtieron en quesos y dulces que hacen parte de nuestra ancestralidad.

Los cujíes, los tréboles, los oréganos y la pega pega, y otras tantas leguminosas criollas que le daban un aroma especial a sus carnes, fueron desapareciendo por la modernidad y por la voracidad perversa de políticos que engañaron a nuestros inocentes campesinos y se apropiaron de sus sabanas comunales.

Las cabras deben volver a sus territorios y sus gentes reencontrarse con su pasado de pastores.

Gabriel, mis amigos Lasallistas y yo somos parte de esta historia.


Mi pensamiento

Los árboles de Cúcuta se manifiestan en mis sentimientos regionales con sus flores y aromas románticos de mi ciudad. Los cañaguates con sus flores amarillas como expresión suprema de la belleza, adornan la precariedad de nuestros cerros con la fortaleza de guerreros incólumes al olvido de sus recuerdos. El cañaguate pinta de amarillo las distancias de nuestro entorno fijando sus fuerte raíces en nuestra heredad en compañía permanente de nuestros vientos y duendes. Sus flores amarillas nos recuerdan la generosidad de sus habitantes.

Me llegaron los años mirando siempre de frente, sin amarguras, ni resentimientos, gozando los espacios que he encontrado en el camino. Soy un enamorado de la vida y creo en la energía del espíritu sin preguntas de fe en cuestiones religiosas o políticas. He aprendido de la vida a respetar los espacios de mis seres más cercanos despreciando la codicia que es la causa principal de la maldad de nuestra sociedad. Cuando se presente el largo viaje mi equipaje será liviano y me acompañarán los mejores recuerdos vividos rodeado de las mujeres más bellas conocidas que abrirán las puertas a la dimensión desconocida. Con mi familia y mis amigos cantaremos y bailáremos los últimos años con el cariño y el amor por todo lo vivido.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.


jueves, 26 de octubre de 2023

2326- CUCUTA, SUBCAMPEON SUPERCOPA JUVENIL, 2022

Gustavo Contreras Sabogal (La Opinión)

Envigado se impuso en la final con un global de 3-0 alcanzando el título 
y el cupo a la Copa Libertadores Sub-20.

Nuevamente el Cúcuta Deportivo cae en la final de la Supercopa Juvenil de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF). Tal como en 2018, los rojinegros perdieron en casa la oportunidad de gritar campeones.

En la primera ocasión el verdugo fue Atlético Nacional y en este 2022 el también antioqueño Envigado FC, que ahora irá en representación de Colombia a la Copa Libertadores Sub-20 - 2023.

Los paisas se impusieron en los dos juegos definitivos: en el Polideportivo Sur ganaron 1-0 con gol de Daniel Arcila y este sábado en el General Santander 2-0 con tantos William Hurtado y Luis Díaz.

Nerviosismo y control naranja

El equipo de Andrés Orozco, tal como lo dijo el capitán rojinegro Bayron Suaza, salió muy aplicado tácticamente.

Líneas organizadas y una dupla de centrales que en el juego aéreo reinó, opacaron cualquier intención del motilón.

Los volantes del rojinegro Jhonatan González y Jonathan Tapias fueron imprecisos en sus pases y en momentos tardíos para con la marca.

El primer aviso del naranja fue por medio de su goleador Daniel Arcila, quien en un remate desde la mitad del campo al 31’, estrelló la pelota en el palo dejando sin chances a Sergio Avellaneda.

Los cucuteños, con el impulso de unos 8.000 aficionados, intentaron adentrarse en campo rival con centros sin efectividad.

El tanto de la visita fue obra del volante William Hurtado recibiendo un balón a borde de área, controló con categoría y la clavó a media altura del costado derecho de Avellaneda al 40’.

Dos minutos después el fronterizo estuvo a punto de caer nuevamente, pero Avellaneda con una estirada pudo salvaguardar su arco.

Intento fallido

El equipo antioqueño siguió con su impecable orden y un esquema entero defensivo para aguantar ya una ventaja de dos goles.

Hernández sustituyó a González por el paisa Juan Manuel Ruiz de cara a la segunda parte.

Totono se aproximó con un remate lejano que el arquero Santiago Asprilla pudo enviar al tiro de esquina.

Los fronterizos intentaban con el lateral izquierdo Felipe Ospina, sin peligro al momento de culminar el ataque.

El cuerpo técnico del Cúcuta movió sus cartas al 56’ ingresando a Yilberth Araque en el medio campo y a Jhon Arboleda en el frente de ataque.

Pese a ello, la acción dentro del campo no varió con una superioridad de la Cantera de Héroes.

También ingresaron en la mitad Jhoan Villalba y Carlos Ramírez sin marcar diferencia.

El gol de la tranquilidad lo puso Luis Díaz, al 80’, al recibir en el área para definirle de frente a Avellaneda, quien no tuvo nada que hacer.

Los minutos posteriores fueron de tramite sin reacción del Cúcuta Deportivo.

Síntesis

Cúcuta Deportivo:

Sergio Avellaneda; Andrés Bayona, Leison Ochoa, Fabián Chaverra, Felipe Ospina (C. Ramírez, 72’); Jonathan Tapias (J. Villalba, 72’), Jhonatan González (J. Ruíz, 46’), Esteban ‘Totono’ Martínez (Y. Araque, 56’); Styven Monsalve, Cristian Díaz, Jaime Peralta (J. Arboleda, 56’).

DT: Carlos Eduardo Hernández

AT: Juan David Escobar

Envigado FC:

Santiago Asprilla; Julián Palacios, Yeiler Mosquera, Jhon Banguera, Heiler Mosquera; Daniel Zapata, Santiago Duque, Luis Díaz, William Hurtado; Daniel Arcila, Diego Betancourt

DT: Andrés Orozco.

Goles: William Hurtado (40’) y Luis Díaz (80’)

Camino al subcampeonato

Cúcuta Deportivo logró 16 victorias, 5 empates y 5 derrotas 
en la Supercopa Juvenil de la FCF.

Cúcuta Deportivo tuvo que conformarse con el subtítulo de la Supercopa Juvenil de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) al caer en la final con un global de 3-0 ante Envigado FC, que irá a la Copa Libertadores Sub-20 de 2023.

Los dirigidos por Carlos Eduardo Hernández y que también tuvieron como entrenadores a Giovanny Ruiz y José Parada, alcanzaron un total de 16 triunfos, 5 empates y 5 derrotas.

En elenco rojinegro fue primero del Grupo E registrando unos números muy positivos. De los 18 partidos disputados, pudo ganar 13, empatar 3 y perder solo dos 2 (uno contra Alianza Petrolera y el otro contra Cúcuta FC).

En los octavos de final cobraría revancha con Petrolera y lo eliminaría. En cuartos no tuvo piedad con La Equidad y en una llave apretada se llevó el pase a semifinales donde despachó al favorito y bicampeón Millonarios FC.

Así fue el camino

Primera fase:

· Real Santander vs. Cúcuta Deportivo: 0-4

· Cúcuta Deportivo vs. Embajadores: 4-0

· Cúcuta FC vs. Cúcuta: 2-0

· Cúcuta Deportivo vs. Chapinero: 1-0

· Bucaramanga vs. Cúcuta Deportivo: 0-3

· Cúcuta Deportivo vs. Alianza Petrolera: 1-1

· Cúcuta Deportivo vs. Panteras: 4-0

· Alianza Vallenata vs. Cúcuta: 0-1

· Real Boyacá vs. Cúcuta Deportivo: 1-2

· Cúcuta Deportivo vs. Alianza Vallenata: 4-0

· Alianza Petrolera vs. Cúcuta Deportivo: 2-0

· Cúcuta Deportivo vs. Real Santander: 4-2

· Embajadores vs. Cúcuta Deportivo: 1-1

· Cúcuta Deportivo vs. Cúcuta FC: 1-0

· Chapinero vs. Cúcuta Deportivo: 1-2

· Cúcuta Deportivo vs. Bucaramanga: 5-2

· Panteras vs. Cúcuta Deportivo: 0-0

· Cúcuta Deportivo vs. Real Boyacá: 2-0

Octavos de final:

· Alianza Petrolera vs. Cúcuta Deportivo: 3-2

· Cúcuta Deportivo vs. Alianza Petrolera: 3-1

Cuartos de final:

· La Equidad vs. Cúcuta Deportivo: 1-1

· Cúcuta Deportivo vs. La Equidad: 2-1

Semifinal:

· Cúcuta Deportivo vs. Millonarios: 2-1

· Millonarios vs. Cúcuta: 0-0

Final:

· Envigado vs. Cúcuta Deportivo: 1-0

· Cúcuta Deportivo vs. Envigado: 0-2

Conozca los jugadores

El plantel rojinegro se caracterizó por ser un grupo diverso con jugadores de cinco departamentos de Colombia, prevaleciendo los talentos de Norte de Santander.

Inicialmente el motilón comenzó trabajos en Medellín bajo las órdenes de Aquivaldo Mosquera –entrenador del plantel profesional en el regreso- y su asistente Giovanny Ruiz, primer técnico

Allí se organizó un grueso número de jugadores, en su mayoría antioqueños. De esa camada surgió el capitán Jhon Bayron Suaza, quien acumuló 10 partidos en el profesionalismo y tres anotaciones.

Asimismo, pudo mezclar a unos cucuteños que fueron seleccionados por Carlos Eduardo Hernández en una convocatoria hecha en el estadio General Santander.

La Opinión construyó una lista de 28 jugadores que hicieron parte del plantel en diferentes tramos del año, con la salida de algunos por diferencias con el club y otros de la categoría Sub-18 que en algún momento integraron el plantel.

De estos 16 (57%) fueron nortesantandereanos, 7 antioqueños, 2 santandereanos, 2 caucanos y 1 chocoano.

Arqueros:

· Sergio Avellaneda (2002): Cúcuta, Norte de Santander.

· Alejandro Vásquez (2003): Bucaramanga, Santander.

· Esteban Gómez (2006): Cúcuta, Norte de Santander.

· Sebastián Páez (2003): Cúcuta, Norte de Santander

Sergio Avellaneda sacó su arco invicto en 11 partidos de 22 en los que atajó.

Defensas:

· Jhon Bayron Suaza (2002): Medellín, Antioquia.

· Leison Ochoa (2006): Villa del Rosario, Norte de Santander.

· Fabián Chaverra (2004): Bojayá, Chocó.

· Felipe Ospina (2003): Medellín, Antioquia.

· Andrés Bayona (2004): Cúcuta, Norte de Santander.

· Jhon Mora (2004): Cúcuta, Norte de Santander.

· Jader Sanguino (2004): Cúcuta, Norte de Santander.

El capitán Bayron Suaza anotó 3 goles en la Supercopa Juvenil.

Volantes:

· Jhonatan González (2002): Medellín, Antioquia.

· Jonathan Tapias (2002): Medellín, Antioquia.

· Juan Manuel Ruiz (2003): Medellín, Antioquia.

· Jhoan Villalba (2005): Cúcuta, Norte de Santander.

· Esteban Martínez (2004): Cúcuta, Norte de Santander.

· Kevin Díaz (2003): Villa Rica, Cauca.

· Yilberth Araque (2003): Cácota, Norte de Santander.

· Adrián Salazar (2005): Cúcuta, Norte de Santander

Jhonatan González fue una de las piezas más usadas en el Cúcuta Deportivo. 
Ya debutó en el profesionalismo.

Atacantes:

· Styven Monsalve (2003): Cúcuta, Norte de Santander.

· Cristian Díaz (2002): Cúcuta, Norte de Santander.

· Jaime Peralta (2006): Cúcuta, Norte de Santander.

· Yeffri Orejuela (2004): Padilla, Cauca.

· Jhon Arboleda: Apartadó, Antioquia.

· Carlos Ramírez (2002): Bucaramanga, Santander.

· Eris Viera (2004): Turbo, Antioquia.

· Anderson Urbina (2003): Cúcuta, Norte de Santander

· Hassler Beltrán (2006): Cúcuta, Norte de Santander

                       Styven Monsalve fue el goleador del Cúcuta en la Supercopa con 9 goles.







Recopilado por: Gastón Bermúdez V.


martes, 24 de octubre de 2023

2325.- CAMILA OSORIO, DURO DEBUT EN WIMBLEDON 2023

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Camila Osorio, tenista colombiana

María Camila Osorio tuvo un debut desafiante en Wimbledon. Fue el gran día para la talentosa tenista colombiana, quien hizo su primera aparición en el prestigioso Grand Slam británico. Aunque el resultado no fue el esperado, Osorio mostró su valentía y habilidades en la cancha.

En la cancha número 5 del majestuoso All England Lawn Tennis Club, María Camila se enfrentó a la experimentada italiana Elisabetta Cocciareto en un emocionante y agotador encuentro. A pesar de su esfuerzo, no logró imponerse con claridad.

La colombiana Camila Osorio se marchó a casa a las primeras de cambio al perder en su debut en Wimbledon frente a la italiana por 6-3 y 6-4.

Desde el comienzo del partido, Osorio parecía un poco lenta, permitiendo que Cocciareto tomara la delantera. En tan solo 11 minutos, la colombiana se encontraba en desventaja de 3-0 en juegos, ya que su rival logró quebrar su servicio en dos ocasiones. Los errores no forzados por parte de la cucuteña jugaron un papel fundamental en su desventaja inicial.

Sin embargo, cuando vio reflejado el marcador en su contra, María Camila se metió poco a poco en el partido.

Recuperó un punto de quiebre a favor y defendió su servicio con inteligencia, logrando poner el marcador en 3-2 tras 17 minutos de juego. Tan solo seis minutos después, Osorio devolvió el quiebre a Cocciareto, igualando el marcador en 3-3.

Justo antes de comenzar el séptimo juego, el torneo se vio afectado por un problema recurrente: la lluvia.

En cuestión de minutos, los organizadores retiraron la cubierta de la cancha de césped y la protegieron para evitar que se mojara, deteniendo el partido hasta que las precipitaciones cesaran.

Después de casi una hora de espera, el juego se reanudó, pero con un ritmo desfavorable para Osorio. La italiana logró convertir su tercer punto de quiebre del set y volvió a tomar la delantera con una ventaja de dos juegos, 5-3.

Con la mente nublada, la colombiana finalmente cayó después de 36 minutos de juego, perdiendo el primer set con un marcador de 6-3.

En el segundo set, María Camila intentó acelerar su juego ofensivo y mejorar la efectividad de sus servicios. Aun así, la igualdad entre ambas jugadoras era evidente y los puntos de quiebre no lograban marcar la diferencia.

Fue alrededor de los 30 minutos del set cuando la italiana aprovechó los momentos difíciles de Osorio y selló la victoria con un resultado final de 6-4.

Este resultado fue sorprendente para la cucuteña, ya que en los últimos meses había tenido un desempeño destacado en el circuito, incluso volviendo a ingresar al grupo de las 100 mejores tenistas del mundo. Hace solo un par de semanas, había logrado llegar a los octavos de final en el Torneo de Eastbourne, lo que hace aún más difícil su derrota en este tercer Grand Slam del año.

Sin embargo, María Camila no se fue con las manos vacías. Por haber participado en el cuadro principal, Osorio se lleva a casa un total de 55.000 libras esterlinas, aproximadamente unos $289.074.324 (pesos colombianos).

Además, suma 10 puntos en el escalafón WTA, lo que contribuye a su crecimiento en el ranking.

De esta manera, la joven tenista colombiana cierra la primera parte de la temporada en césped con un balance general de 3 victorias y 2 derrotas. Ahora, deberá prepararse nuevamente para las superficies de asfalto, donde el Abierto de Washington se posiciona como el torneo más importante a finales de julio. Este evento será crucial como preparación para el Masters 1000 de Montreal, donde Osorio buscará seguir dejando su huella en el tenis internacional.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

domingo, 22 de octubre de 2023

2324.- POBLAMIENTO E INSTITUCIONALIDAD DE CUCUTA

Silvano Pabón Villamizar


Se tratará de explicar, cómo vino a la vida institucional la parroquia de San Joseph del Guasimal, origen poblacional de la actual ciudad de San José de Cúcuta, capital del departamento Norte de Santander. De cómo su fecha fundacional NO corresponde al 17 de junio de 1733, puesto que su titulación y erección parroquial se verificó el 20 de noviembre de 1734.

Explicación comprensiva del proceso de erección parroquial, su expediente y trámite en las altas cortes de Santafé, como la racionalidad jurídica que creó la institucionalidad primigenia de esta ciudad. De cómo los particulares no erigían o fundaban parroquias, lo hacían las autoridades eclesiásticas y del Estado, en tanto los pretendientes parroquianos cumplieran con sendos requisitos de rigor, al tiempo que se explica cómo la escritura de Doña Juana Rangel de Cuellar del 17 de junio de 1733 NO representa la fundación de San José de Cúcuta; pues es sólo uno de los 10 requisitos fundamentales, para que se produjera el acto administrativo que instituía el feligresado parroquial granadino, en el marco de las Leyes municipales del sistema hispánico.

La institucionalización o formalización del poblamiento de San José de Cúcuta se verificó oficialmente el 20 de noviembre de 1734, con el título de erección parroquial expedido por el Presidente de la Real Audiencia, don Rafael de Eslava, de tal modo que esta unidad territorial y asentamiento urbano NO cumple años el 17 de junio. La fecha del 17 de junio que la historia tradicional reivindica y que las autoridades territoriales aceptan y conmemoran, NO corresponde con la realidad histórica.

EXPLICACIÓN HISTORIOGRÁFICA:

Con la fundación de la ciudad de Pamplona en 1549 los valles de Cúcuta quedaron en el marco de su jurisdicción, y de inmediato fueron aplicados estos «Llanos de Cúcuta» como ejidos de la ciudad, para el pastoreo de ganado mayor, a partir de lo cual se desarrolló una exitosa empresa agroganadera dirigida a la exportación.

Sin embargo, a finales del Siglo XVI la Corona ordenó que las comunidades indígenas encomendadas que se hallaban laborando en las hacendadas, estancias y con los terratenientes, sus encomenderos, debían poblarse como los pueblos de España, separados de los españoles.

Debía implementarse la «República de los Indios» en los valles de Cúcuta como en toda la naciente Provincia de Pamplona.

En el año de 1602 se ordenó el primer poblamiento de los indios de los valles de Cúcuta, como la construcción de dos capillas doctrineras, las capillas de Cúcuta y Capacho, y se asignaron las tierras de sus resguardos. Las capillas se construyeron, pero los indígenas no se poblaron.

Un segundo intento de verificación de estos poblamientos indianos, en los valles de Cúcuta, se volvió a ordenar e intentar en 1623, en tiempos del Visitador Villabona de Zubiaurre, pero dado el empoderamiento del empresariado agroganadero del sector, y la aplicación de los indios a esas unidades productivas, el proceso no surtió efecto, este intento de poblamiento de los indios también fracasó.

En 1641 con la visita del doctor Don Diego de Carrasquilla Maldonado, oidor de la Real Audiencia, se logró definitivamente el poblamiento de los indios de Cúcuta, en un asentamiento definitivo localizado sobre la margen derecha del río Pamplona, justo donde hoy se encuentra la plaza y templo parroquial de San Luis, barrio San Luis.

Una vez poblados, a los indios se les demarcaron y asignaron las tierras de sus resguardos, y se estableció la doctrina completa y estable para este pueblo. Ahora bien, poblados los indios y erigida su doctrina, la población de blancos y mestizos tenía que asistir a esa capilla doctrinera, para poder cumplir con sus preceptos religiosos.

Al principio no hubo dificultades, pero a medida en que la población NO indígena de los valles fue aumentando, la cosa se complicó, de tal modo que, para comienzos del Siglo XVIII ya se estaban presentando conflictos entre los indios del pueblo de Cúcuta y sus agregados blancos y mestizos.

Fue entonces cuando los integrantes de este vecindario de la margen izquierda del río Pamplona (hoy Pamplonita), decidieron formular y presentar a las autoridades competentes la iniciativa para erigirse en parroquia diocesana, segregada del pueblo de indios y doctrina de naturales de Cúcuta, a donde tenían que asistir en condición de vecinos de la ciudad de Pamplona, agregados a dicha doctrina.

Y así lo hicieron en el año de 1733. Se juntaron los vecinos más notables y pudientes, discutieron el asunto, consultaron, se asesoraron, convinieron, formularon y presentaron el proyecto al Tribunal Eclesiástico del Arzobispado de Santafé, donde les indicaron qué requisitos debían cumplir.

Sustentar el proyecto les exigía el cumplimiento de una serie de requisitos de todo orden, en especial de tipo jurídico, protocolar, financiero y social. Entre esos requisitos estaba el contar con el sitio y lugar para asentar la parroquia, su población o casco urbano. Tenían que garantizar la congrua y sustentación del cura, construir el templo parroquial, la casa del cura y la cárcel. Debían levantar un padrón del vecindario y conseguir certificaciones de los curas vecinos, donde constara que no se oponían al proyecto.

Todo esto lo lograron en algo más de un año, hasta que en noviembre de 1734 se dieron y promulgaron los actos administrativos que erigieron y titularon la parroquia de San Joseph del Guasimal, tanto por la autoridad eclesiástica o bajo el derecho canónico, como por la autoridad civil o del Estado.

En este punto es necesario insistir que, para erigir una parroquia, como municipalidad española en tiempos coloniales, se tenían no menos de diez requisitos que cumplir, entre los que se contaban:

1). Formular y suscribir el proyecto del feligresado, dando las razones y argumentos que los hiciera merecedores a semejante pretensión.

2). Conferir poder colectivo a un promotor de causas (abogado), para que presentara y tramitara ante los tribunales eclesiástico y civil de Santafé, el complicado expediente; al Arzobispado y a la Real Audiencia respectivamente.

3). Sustentar o certificar, mediante escritura pública que, contaban con los terrenos para asentar la parroquia (escritura de doña Juana Rangel).

4). Suscribir como colectivo, una escritura hipotecaria para garantizar la congrua y sustentación del cura (200 pesos de buen oro al año).

5). Suscribir una escritura hipotecaria, para garantizar la fundación de las tres cofradías de rigor: Cofradía de las Ánimas, Cofradía del Santísimo y la Cofradía del Santo Patrón, para este caso, la cofradía del Patriarca Señor San Joseph con lo cual se sustentaría el Culto Divino.

6). Suscribir escritura hipotecaria de compromiso, para construir el templo parroquial y la casa cural.

7). Certificación de los curatos vecinos, dando beneplácito al proyecto de los nuevos parroquianos, para el caso de los beneficiados de Salazar de las Palmas, de San Faustino de los Ríos, de la Villa de San Cristóbal y de la misma ciudad de Pamplona.

8). Levantar un padrón de vecinos o censo de población, para demostrar que eran suficientes y competentes para sustentar la nueva parroquia.

9). Contar con la aprobación del Provisor del Arzobispado, quien investigaba la legalidad y conveniencia del proyecto.

10). Contar con la aprobación del Obispo Metropolitano de Santafé, quien da aprobación al proyecto desde la óptica y competencia del Derecho Canónico, y que al aprobarlo pasaba el expediente a la Real Audiencia para que su presidente promulgara finalmente el Título de Erección Parroquial.

Solo con el cumplimiento de todos esos requisitos antes señalados, además de responder a los reparos u oposición que se presentara al proyecto, se erigía e institucionalizaba un feligresado parroquial, mediando la decisión de los dignatarios de las altas cortes y gobierno supremo.

De tal modo que la escritura de donación de tierras de Doña Juana Rangel de Cuellar, NO constituye, de ninguna manera, la fundación de San José de Cúcuta, pues, como se ha dicho he insistido, esto fue sólo uno de los requisitos con que debió contar o resolver este vecindario, para ser titulados como parroquia formal el 20 de noviembre de 1734.

En este punto radica la disfunción discursiva y cognitiva frente al hecho histórico en cuestión, pues se ha empoderado a través del tiempo un equívoco en la interpretación de los documentos, dado que la historiografía tradicional ha puesto o considerado la escritura de Doña Juana Rangel de Cuellar del 17 de junio de 1733, como el documento y fecha de fundación de San José de Cúcuta.

La realidad es que esa pieza documental solo trata y obra en función del cumplimiento de un requisito temprano dentro del expediente, pues de hecho con esa escritura, aún no había seguridad alguna de tener éxito en el proyecto, dado que faltaban aún muchos requisitos que cumplir.

Este documento por sí sólo, NO representa ni puede considerarse como la fundación de San José de Cúcuta, porque NO lo es, así se quiera honrar a la otorgante al extremo, la prominente matrona de aquellos tiempos.

Además, el proyecto poblacional o de erección parroquial de los vecinos blancos y mestizos, como de toda la población NO indígena del valle de Cúcuta, no fue liderado sólo por la insigne Doña Juana Rangel de Cuéllar, fue un proyecto colectivo, donde incluso se registran y observa que hubo hacendados que aportaron más recursos que ella.

Todos ellos, quienes sabían firmar lo hicieron de su puño y letra, y aquellos que no, lo hicieron a ruego, pero todos firmaron y comprometieron sus bienes, personas y haciendas en esas escrituras hipotecarias. Como documento, en el marco de ese proyecto del vecindario de los valles de Cúcuta, para erigirse en parroquia diocesana, es la protocolización de una escritura donando unas tierras, que, siendo individuales, pasaban o se transferían a colectivo proponente del proyecto parroquial, cuyo propósito era obrar en el expediente que cursaba en las altas cortes del Nuevo Reino. La titulación y erección parroquial vendría de esas cortes y la autoridad estatal, no de una escritura notarial entre particulares.

Además, en aquellos tiempos, Siglo XVIII, ya no había fundaciones, ya los particulares no fundaban territorios, pues hacía mucho tiempo que no se autorizaba a nadie para fundar asentamientos. Ya no habría más ciudades fundadas en estas partes.

Los particulares NO fundaban ya unidades territoriales en el marco del sistema hispánico, éstas eran creación o institucionalización estatal o de autoridad competente, según el modelo de poblamiento en el Estado imperante.

Para el caso, las erecciones parroquiales, que era el modelo poblacional adecuado para los campesinados NO indígenas, las viabilizaba y autorizaba el Arzobispado, y las titulaba o erigía oficialmente el Estado. La institucionalización de San Joseph del Guasimal se produjo con la provisión de su Título de Erección Parroquial, el 20 de noviembre de 1734, por el Presidente de la Real Audiencia de Santafé, Don Rafael de Eslava.

Una vez más, la suscripción de la escritura de donación de tierras que hiciera Doña Juana Rangel de Cuellar en junio 17 de 1733, para que se asentara allí el feligresado parroquial que pretendían erigir, NO representa la mal llamada fundación de Cúcuta, pues fue solo un requisito en la conformación del expediente ante la autoridad superior.

Por otro lado, desde la perspectiva histórica como del derecho hispánico, las parroquias no se fundaban, se erigían, así que la parroquia de San Joseph del Guasimal debió ser erigida por el Vicepatrono Real, es decir, por el Estado español, no por un particular, como lo ha narrado la historiografía tradicional.

Las parroquias diocesanas, en el marco del Imperio español fueron las unidades territoriales y municipalidades más comunes, a partir de la segunda mitad del Siglo XVIII, sus actores eran los campesinos blancos y mestizos o población NO indígena que, circundaba los pueblos de indios o doctrinas de naturales, quienes prosperaron en los valles fértiles de la jurisdicción, tal como lo hicieron los hacendados y terratenientes pamploneses en el valle de Cúcuta, de donde surgieron los parroquianos de San Joseph del Guasimal y Nuestra Señora del Rosario.

San José de Cúcuta cumplió 286 años el 20 de noviembre de 2020. La invitación es a releer los documentos, rehacer las interpretaciones, comprender mejor los procesos institucionales y las categorías jurídicas de cada una de las épocas de nuestra historia local y regional.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

viernes, 20 de octubre de 2023

2323.- ´CABALLO´ RODRIGUEZ: HISTORIA POR CONTAR DEL BALONCESTO

María Catalina Morales Meléndez

José Rodríguez con su esposa Carmen Teresa
y sus dos hijos, José Miguel y Silvia Carolina.

En el marco de la historia olvidada del baloncesto motilón, emerge el barrio Popular, considerado como una de las primeras urbes de clase media de la ciudad de Cúcuta. En esta jurisdicción circundada por los barrios La Ceiba y Colsag, se asentaron y habitaron en sus orígenes, trabajadores y obreros, pertenecientes a la primera petrolera que vino a Colombia a explorar y explotar el petróleo en la región del Catatumbo: la Colombian Petrolium Company, hoy subsumida por Ecopetrol.

En su perímetro se aprecian casas uniformes de una sola planta, frondosos árboles que refrescan el caluroso clima cucuteño y un parque central a cuyo alrededor se encuentran los colegios Mercedes Abrego y el Salesiano, caracterizado por la torre del reloj. Sobre la aledaña avenida Gran Colombia están situados el Palacio de Justicia y el antiguo Club Cazadores.

Por los años 70 surge la necesidad sentida de los vecinos del sector de construir una cancha de baloncesto, hoy Coliseo Cubierto, para que la juventud que habitaba el barrio y merodeaba el parque, tuviera un sitio de esparcimiento y recreación sano.

Aparece allí de manera providencial el profesor Orlando Morales, quien, venido de un barrio vecino, hace amistad con la juventud y comienza a organizar y formar la escuela de baloncesto del Popular que, se conformó por un equipo de personas mayores y jóvenes, quienes durante una época se destacaron por ser competidores e invencibles, en la práctica del mencionado deporte.

De pie-Izq. a Der.-Profe. Orlando Morales, Carlos Mario Rueda, Rubén Amariles,
Freddy ´Chulo´ Moreno. José ´Caballo´ Rodríguez, Lauro ´Lalo´ Rodriguez -Agachados- Izq. a Der.- Eduardo Caballero, Victor Hugo Ferrer, Jhon Jairo ´El Mono´ González, Ricardo Sayago y ´Chucho´ Sinisterra.

En medio de un numeroso contingente de practicantes al baloncesto, sobresalió la figura de José “Caballo” Rodríguez, joven alto, delgado, temperamental e hijo de una señora sencilla y trabajadora en oficios domésticos y lavadora de ropa. Este joven norte santandereano, nació en el barrio San José de la ciudad de Cúcuta, ubicado detrás del Cementerio Central, caracterizado por ser una barriada humilde y poco segura.

Narra con cierta desazón que su señora madre le relató que, su padre, hombre que laboraba en asuntos de albañilería, falleció en hechos violentos de ingrata recordación, cuando él apenas contaba con 8 meses de nacido, razón por la que no conoció a su progenitor. Ante tan trágicos y traumáticos sucesos de la muerte de su padre, su mamá emigró de dicho barrio muy desconsolada, yendo juntos a la residencia de su hermana Mery en el barrio Popular, donde transcurrieron el resto de sus años de infancia y juventud.

Con muchos sacrificios y esfuerzos materno, pudo realizar los estudios de primaria y bachillerato y gracias al deporte, acudió becado por algún tiempo a la Universidad Central de Bogotá, estudios que no pudo continuar, teniendo en cuenta la imposibilidad de obtener un trabajo estable, con miras a poderse sostener económicamente en la capital de la República, por lo que debió retornar a la ciudad de Cúcuta, donde se vinculó a laborar como empleado en el Seguro Social y, finalmente, en las Centrales Eléctricas del departamento, habiendo alcanzado allí su anhelado derecho a la pensión de vejez, de la cual actualmente disfruta con su esposa e hijos.

A partir de allí José Rodríguez empezó a sobresalir individualmente, asimilando con propiedad los fundamentos básicos del deporte de la pelota naranja que, lo llevaron a formar parte de selecciones juveniles y mayores del Norte, como también de la selección Colombia y del conjunto profesional de las Panteras del Táchira en Venezuela.

El ‘Caballo’ Rodríguez en acción.

En su actividad deportiva sobresalió por su recio carácter y disciplina, heredados de su señora madre, doña Ester que, desde su nacimiento supo guiar con principios y valores éticos a un joven, que, de no ser por la pasión infundida por el deporte, el rumbo de su vida, muy posiblemente, no le hubiera cambiado la historia de manera tan evidente y favorable.

El personaje de esta leyenda deportiva es hoy un hombre felizmente casado, pensionado, padre de dos hijos profesionales, abuelo de una hermosa nieta, orgulloso de sus orígenes y de su señora madre y hermana; agradecido de la persona que lo ayudó a enamorarse del deporte del baloncesto y contribuyó a formarlo de manera integral junto con su señora madre.

Después del infortunio vino la gloria, la cual surge evidente en la narración franca y escueta que ha hecho José de su vida, destacándose la circunstancia de cómo por generosidad de su formador en el deporte del baloncesto, el profesor Orlando Morales, encontró la verdadera identidad paterna, de la cual careció desde sus primeros meses de existencia, pues su señora madre Ester y la hermana Mery, fueron sus tutoras y artífices para que la infancia y adolescencia transcurrieran sin mayores dificultades y tropiezos, procurando siempre la protección y el empeño para que a la postre se convirtiera desde entonces y de manera ejemplar, en un mejor ser humano.

Después de superar algunas vicisitudes y obtener gratos triunfos deportivos, personales y familiares, José “Caballo” Rodríguez, ha seguido galopando con paso firme, rodeado de su esposa Carmen Teresa Moreno, sus 2 hijos José Miguel (médico) y Silvia Carolina (psicóloga ocupacional) y su nieta Antonia Ortiz Rodríguez, dándole gracias a la vida por haberle dado tanto; rebosante de alegría por poder celebrar este 2022 junto con su tutor, compañeros y amigos de equipo, los 50 años de fundación de la Escuela de Basquetbol de su querido y recordado barrio Popular, semillero de jugadores oriundos de Cúcuta, reconocida en el ámbito deportivo nacional, como la capital del baloncesto de Colombia.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

miércoles, 18 de octubre de 2023

2322.- SORTEOS EXTRAORDINARIOS DE LA LOTERIA DE CUCUTA

Gerardo Raynaud (La Opinión)


Desde el inicio de sus operaciones en el año 1944, la Lotería de Cúcuta logró inculcar la confianza entre sus seguidores y compradores.

No tardó la lotería en tener la aceptación del público en todo el territorio nacional y por esta razón, las diversas alternativas que tuvo para progresar no se hicieron esperar.

Una de esas opciones eran los sorteos extraordinarios que asumían las Beneficencias Departamentales en solitario o en conjunto con otras, lo que les permitía presentar planes de premio más atractivos y en consecuencia más rentables para las deprimidas y necesitadas arcas que financiaban las entidades de salud del país.

Los sorteos extraordinarios de las loterías nacionales hicieron su aparición a comienzos de la década de los años cincuenta y debido al sorprendente recibo que tuvieron por parte del público, esta práctica decidió efectuarse con más frecuencia en todo el país y por todas las loterías.

En esta región del país también se hizo famoso el Extra de los Santanderes, lanzado en 1958 conjuntamente con la Lotería de Santander, cuyo plan de premios era de un millón de pesos, con secos de doscientos, cincuenta y treinta mil pesos con un costo del billete de sólo $160 en los Santanderes y $180 en el resto del país.

El plan ofrecía adicionalmente, premios a 79 mil fracciones y para rematar, un premio de consolación consistente en un vehículo Ford Fairlane 500, modelo 1957; tal vez lo más atractivo para los jugadores jóvenes, siendo éste el gancho para su compra. Los aportes de cada una de las dos Loterías eran de quinientos mil pesos, que era el máximo que se les permitía ofrecer en cada sorteo. Por ello, un premio de esta cantidad constituía una cifra exorbitante para esos años.

La Lotería de Cúcuta, inició en solitario, a comienzos del decenio de los cincuenta, la realización de sus propios sorteos extraordinarios los cuales eran ofrecidos una vez al año, en épocas especiales, y en cada ocasión se percibía mayor interés de los compradores para que esta costumbre se ofreciera más seguido, sin embargo, las circunstancias económicas de la región y del país no eran las más propicias, razón por la cual, la prudencia fue su mejor consejera y los sorteos fueron ofrecidos en la medida de las posibilidades de la entidad, pero cada año en aumento.

Aunque en esa época las condiciones de inseguridad no eran tan perceptibles como hoy, los ganadores de los premios altos eran publicitados por la radio y la prensa, de manera que la opinión pública tuviera la certeza que los premios eran efectivamente repartidos entre los ganadores y no como pregonaban algunos malpensados que los premios quedaban en poder de la institución.

A comienzos de 1957 la Lotería lanzó su primer sorteo extraordinario con un premio mayor que sobrepasaba los anteriores y se estableció en medio millón de pesos, una cifra que para la época era considerada exagerada como se aprecia en la promoción que se hacía en los medios, en las que las noticias de los sorteos generaban grandes expectativas en el público, tal como leemos en la siguiente noticia aparecida en uno de los diarios locales: “…estos sorteos extraordinarios tienen la ventaja de que fuera de la fabulosa suma del gordo, que permite adquirir una quinta para vivir a todo lujo, un automóvil, una o dos haciendas, ganado y además viajar deliciosamente, ofrecen muchas otras oportunidades de ganar buenas sumas que pueden resolver serios problemas y satisfacer muchos anhelos.

En esto ha tenido buen cuidado la Lotería de Cúcuta, a fin de que sean bastantes los beneficiarios, debido a lo cual goza de una gran fama en todo el país. Son muchos los miles de personas que en toda Colombia han recibido premios, mucho o poco, pero que los ha redimido de la miseria o les ha proporcionado satisfacciones inolvidables. Pero para recibir el gordo de quinientos mil o cualquiera de las sumas considerables que ofrece la Lotería de Cúcuta hay que tener un billete o una fracción con el número que puede ser el premiado.

A medida que se aproxima el día y la hora del sorteo extraordinario, el interés aumenta, el entusiasmo cunde y todo el mundo busca, escoge y adquiere, aún con sacrificios, el billete indispensable para ganar y asegurar la felicidad”.

Fundadas eran las esperanzas en torno al medio millón de pesos del extraordinario de la Lotería de Cúcuta y demás valiosos premios, era lo que se percibía entre los pobladores de la ciudad. La fecha establecida fue el 26 de marzo de 1957 y se jugaría en la glorieta del Parque Santander a las ocho de la noche.

Los billetes tenían cuatro dígitos y la Lotería había establecido que el sorteo se repetiría hasta que el premio mayor quedara en poder del público.

La Lotería era cuidadosa en establecer las “reglas del juego” que se observarían en el transcurso del sorteo, por eso, eran de dominio público algunas de las condiciones establecidas, tales como: “…jugamos con balotas iguales, del mismo peso y lógicamente cualquiera puede salir; sólo se necesita acertar cuatro para ganar el gordo; si gana, serán sólo para usted, medio millón de pesos, sin compartirlo con nadie; hacemos ricos a los pobres y protegemos la indigencia, a los enfermos, a los ancianos y a los huérfanos”.

El lema establecido para este sorteo era: “Juegue lo seguro y…lo seguro es la Lotería Extra de Cúcuta”.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

lunes, 16 de octubre de 2023

2321.- CUANDO LO IMPORTANTE ERA EL CUCUTA DEPORTIVO

Pedro Jáuregui (La Opinión)

Junta Directiva del Cúcuta Deportivo de 1963, en lo que para muchos fueron los “años dorados” del equipo Motilón. De izquierda a derecha: Reinaldo Omaña, Marino Vargas, León Londoño, Mario Patitucci y Giovanni Martín Visentín.

Hubo una vez en la capital de Norte de Santander, hace más de 50 años, varios seguidores del fútbol y en especial del Cúcuta Deportivo, a los que solo les importaba el buen nombre de la ciudad y de la escuadra profesional y si para ello había que tocar el patrimonio familiar, no lo dudaban dos veces.

Para ellos era vergonzoso que las generaciones siguientes se enteraran que habían sido incapaces de administrar con decoro el equipo profesional. Ser directivo del club rojinegro era un honor igual que ser concejal que no se despreciaba, a sabiendas de que la actividad solo les iba a dejar dividendos emocionales y sí muchos dolores de cabeza.

Uno de esos caballeros fue Reinaldo Omaña Lozada, el médico del barrio San Luis, quien residía por la avenida Demetrio Mendoza.

Omaña nació el 14 de febrero de 1928 y murió el 5 de diciembre de 2014, a los 86 años. De su matrimonio con Olga Patricia Herrán tuvo dos hijos: Olga Patricia y Reinaldo Nicolás, quienes lo acompañaban en el momento de su deceso.

Se graduó de bachiller, en 1946, en el colegio Sagrado Corazón de Jesús y recibió su título de medicina, en 1954, en la Universidad de Antioquia.

Era un hombre de fuerte temperamento, pero honrado y de un gran corazón, en el decir de sus amigos.

Capítulo Cúcuta Deportivo

El Cúcuta Deportivo, en 1961, vendió a Rolando Serrano al América de Cali por $20.000 y contrató al uruguayo José ‘Pepe’ Etchegoyen como entrenador y lo autorizó para traer cuatro jugadores, que fueron el defensa Víctor Pignarelli; el mediocampista, Juan Tejera; y los delanteros Luis Alberto Decevo y Luis Alberto Píriz.

En marzo de ese año arribaron los uruguayos Juan Eduardo Hoobergh y Walter Gómez quienes junto a sus paisanos José Giampetro y Cleto Castillo y los nacionales Alejandro Sinisterra, Manuel ‘Tinta’ González y Gilberto ‘Palomo’ Ramírez fueron la base del equipo, que terminó en el cuarto lugar entre una docena de equipos. El certamen, el 14 que se organizó, lo ganó por sexta vez Millonarios.

El equipo no solo se reforzó en la parte deportiva sino también en la directiva. A la escuadra llegaron León Londoño Tamayo, José Urbina Amorocho, Reinaldo Omaña Lozada, Mario Patitucci, Marino Vargas y Francisco Pérez.

Ser directivo no significaba solamente ingresar de forma gratuita al estadio General Santander sino a gestionar recursos ante los bancos o el gobierno para el manejo de la institución.

Había que buscar, entre otras cosas, el apoyo del sector privado para conseguir la implementación deportiva, que en muchos casos se lograba con diferentes empresas o almacenes, en otras palabras, ser gerente sin percibir sueldo y, lo peor, ponerle la cara a la afición que no perdonaba una mala administración o un pésimo resultado deportivo.

Reinaldo Omaña Lozada, además de ser directivo, era el responsable médico de la institución. Ayudaba a ello su condición de jefe de Medicina Interna del Hospital San Juan de Dios. El centro hospitalario quedaba donde hoy se ubica la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero.

El último paso

Un año más tarde, la directiva vinculó el goleador José Omar Verdún, quien fue el artillero de la temporada con 36 anotaciones mientras que la escuadra se ubicó octava entre 12, en el certamen que volvió a ganar Millonarios.

En 1963 se presentó un rompimiento entre los directivos. La razón fue el manejo técnico del Cúcuta Deportivo.

Un grupo que seguía los lineamientos de los hermanos Hernando y Enrique Lara Hernández y otro donde estaban Reinaldo Omaña, Marino Vargas, Mario Patitucci, Mario Seade y Francisco Pérez.

El primero quería el regreso del ‘Pepe’ Etchegoyen mientras que el otro reclamaba la continuidad de Hobbergh quien asumió la dirección técnica tras el breve paso al frente de la escuadra de Lauro Rodríguez que dirigió entre otros a Armando Santafé, Darío ‘Patilla’ Zapata, Julio Brucessi, Carlos Zas, Ruy López y ‘Canino’ Caicedo, además de Verdún, Walter Gómez, González, Ramírez y Sinisterra.

Como el balance económico y deportivo no era el mejor, Omaña y compañía decidieron entregar el equipo a los hermanos Lara Hernández.

El déficit en ese momento era de $150.000 y como la obligación moral era entregar el equipo a paz y salvo, Marino Vargas, Mario Patitucci y Reinaldo Omaña optaron por tramitar un préstamo con el Banco Industrial Colombiano (BIC) para cubrir la deuda.

El gerente del BIC, Alfonso Díaz, padre del médico Manuel Díaz Caro, avaló la transacción y cada uno quedó con una deuda de $50.000 con lo que se saneó a la institución. Tras su retiro como directivo Omaña siguió con el apoyo médico a la institución, al fin y al cabo, el Cúcuta Deportivo era otra cosa, era pasión.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.