Ni la tecnología ni el tiempo han hecho que estos tres tipos de empleo desaparezcan.
Son considerados parte de la cultura y tradición de Cúcuta.
Son alrededor de 20 trabajadores, unas tres mujeres entre ellos y todos son mayores de 50 años. Diariamente se les ves sentados en el parque, en las afueras del Palacio Nacional, en donde funcionan la Registradora Nacional y un área de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN).
Frente a unas pequeñas mesas y con unas antigüedades, que los adolescentes de ahora desconocen los útiles que fueron, se ganan la vida. Esas reliquias que los acompañan en el día a día son sus máquinas de escribir y, con ellos, el oficio de mecanógrafo se resiste a desaparecer.
Estos trabajadores se hacen llamar gestores y se encargan de escribir y trascribir cualquier documento. Con el avance de la tecnología y la aparición de dispositivos electrónicos, el término mecanografía quedó un poco desfasado, dado que el uso de las máquinas de escribir se redujo prácticamente a nada.
“Aquí me encargo de escribir tutelas, derechos de petición, escrituras, divorcios, unión marital de hecho y todas esas cosas. Tengo 35 años de estar aquí y puedo decir que soy uno de los que menos tiempo tiene, porque hay otros con 50 años de estar haciendo esto”, expresó Gerson Peñaranda, exfuncionario público pensionado.
Resaltó que las máquinas de escribir se dañan fácilmente, por lo que les toca estar cambiando de equipo; por ejemplo, la que tiene ahora le costó $15.000 hace tres años. “Es está nuevesitica y me salió barata”, enfatizó.
Agregó que no son equipos caros y que generalmente llegan personas hasta el parque Nacional a vendérselas.
Para Ana Fabiola Rincón, este oficio es una tradición en Cúcuta con más de 60 años, de la cual ella lleva haciendo parte desde hace 25. Muchos años atrás eran más de 40 mecanógrafos, pero casi la mitad de ellos se fueron o ya murieron.
“Ya tengo como 10 máquinas en la casa, porque la tecnología ha avanzado y toca tenerlas ahí, para cuando las necesite. Ejerciendo esta actividad saqué a mis tres hijos adelante”, agregó Rincón.
Alberto Caballero Chona, con más de 30 años en el oficio, añadió que tienen personería jurídica como organización de trabajadores y más de 200 personas se benefician diariamente de los servicios que prestan.
Respecto al precios de sus servicios, manifestaron que estos son 50% más baratos que lo que cuesta hacerlo en otro sitio. Hay días en los que, en promedio, atienden 10 o más clientes, como hay otros en lo que solo les llegan dos usuarios.
“Más que todo resultan favorecidas las personas de estrato 1, porque cobramos baratísimo”, aseguró Chona.
En medio de la remodelación que se hizo a ese espacio público, la Alcaldía de Cúcuta les adecuó su lugar de trabajo con techo que comulga con la ornamentación del parque. Los mecanógrafos creen que aún falta tiempo para que su oficio desaparezca.
Los fotógrafos de Santander
Otro de los oficios que se resienten a extinguirse es el que ejercen los fotógrafos del parque Santander, también en el centro de Cúcuta. No falta la familia que quiera guardar en un papel un recuerdo en ese lugar, alimentando con alpiste a las palomas, aunque la mayoría prefiere captar el momento con su celular.
Con la llegada de la fotografía digital, estos expertos del lente tuvieron que adaptarse con equipos que les permitirán mantenerse en su labor.
El presidente de la Asociación Nortesantandereana de Fotógrafos y Similares, Seudiel Ramírez, recordó que tomarse la foto en el parque Santander es una tradición de casi 80 años. Y es que, para quien visita Cúcuta, ese parque se convierte en una parada obligada.
En los años 70, eran 35 fotógrafos los que se ganaban la vida en este sitio que está frente a la Alcaldía y la catedral San José, siendo observados por la estatua del ‘Hombre de las leyes’ y prócer de la Independencia. Ahora, solo quedan 5.
“Tengo 41 años de estar aquí y con esto saqué adelante a mi familia, compré mi casa, le di educación a mis seis hijos. Empecé como un aficionado de la fotografía, le agarré el gusto al arte de las fotos y me dediqué a esto. Es un oficio que lo haré hasta me muera”, añadió Ramírez.
Precisó que no solo se equiparon con cámaras profesionales digitales, si no que complementan su labor con una impresora, para que sus clientes puedan llevarse de una vez la foto. Además, para los niños, tienen un caballo de juguete, para animarlos a captar el recuerdo.
Sin embargo, el presidente de la Asociación reconoce que el panorama ha cambiado, la clientela también se ha transformado como consecuencia del auge de las nuevas tecnologías y los celulares.
Ramírez manifestó que la mayoría de las personas se vale de sus equipos móviles para guardar el momento en el que, con alpiste en las manos, llaman la atención de las aves para posar ante la cámara.
“La mejor época de la fotografía, para mí, fueron los años 80 y 90. A partir del 2000, este oficio empezó a decaer”, aseguró Seudiel Ramírez, de 72 años.
Sube y baja
Otro oficio que ha resistido al tiempo es el del ascensorista. Jesús Sánchez es el único ascensorista que queda en la ciudad, quien por más de 39 años se ha dedicado a subir y a bajar en el ascensor de un veterano edificio, ubicado sobre la avenida 6 del parque Santander.
Así, en un sube y baja diario, y con la pregunta de siempre: ¿para cuál piso va?, Sánchez se ha ganado el sustento.
“Al principio daban nervios, aprender a manejar el ascensor y todo el cuento”, dijo en una entrevista con La Opinión, cuando estaba pronto a pensionarse, y ahí sigue, atendiendo con una sonrisa a los usuarios.
Sánchez es padre de dos varones, ambos mayores de edad, uno de ellos ya ha trabajado durante sus vacaciones, por lo que espera que en un futuro su legado continúe y este oficio no se quede perdido en el tiempo, pues la tecnología es su gran amenaza.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
Buenas tardes señor Gastón, soy parte de un semillero de investigación de la universidad de pamplona, de ser posible me gustaría contactarlo, ya sea que me brinde un número o correo al que le pueda escribir o si gusta usted tambien podría escribirme o llamarme por alguno de estos medios:
ResponderEliminarCorreo: francisco.vargas@unipamplona.edu.co
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