El nombre de Doña Nidia, uno de los barrios que conforman la ciudadela Juan Atalaya, tiene una historia curiosa detrás, que se remonta a poco más de cuarenta años, cuando el sector era una nueva invasión.
Según la historia, los residentes quisieron hacer lo mismo que en Niña Ceci, otro barrio de la comuna 8 que le puso ese nombre en honor a Cecilia Caballero, esposa del presidente de ese entonces Alfonso López Michelsen.
Por lo tanto, dicha invasión hizo lo propio con Nydia Quintero de Turbay, primera dama de Colombia en los años 1978 a 1982, como esposa de Julio César Turbay Ayala, además de destacarse por ser una líder cívica, presidiendo la Fundación Solidaridad por Colombia.
Durante muchos años, estos barrios han sido motivo de confusiones retóricas y lingüísticas entre los residentes del área metropolitana de Cúcuta, debido al origen de sus nombres, pues muchos no saben quiénes son la ‘Doña es Nidia’ y la ‘Niña es Ceci’.
En lo que respecta a la historia del sector, fue Ernestina Contreras de Moreno quien donó los terrenos a mediados de 1978, y permitió la llegada de las primeras familias, que buscaron la forma para construir sus casas.
Bastaron solo dos años para que Doña Nidia se convirtiera en barrio legalizado, debido a que el 1 de marzo de 1980, la Alcaldía de Cúcuta les otorgó la personería jurídica, y los servicios públicos, pavimentación de calle y construcción de escenarios deportivos empezaron a llegar a la zona.
Desde su fundación, la comunidad ha buscado sacar adelante el barrio y seguir la estela de valores dejada por Ernestina Contreras de Moreno, ya que sus esfuerzos han dado resultados significativos.
Se las ingeniaron
Aun cuando ya el barrio estaba legalizado y no habían llegado los servicios, las familias obtenían el agua de varios carrotanques que llegaban hasta allí, pues les tocaba hacer largas filas para llenar los recipientes.
En materia de alumbrado público, la gente alumbraba con velas o lámparas de aceite, pero luego se las ingeniaron pasándose extensiones por las casas para encender televisores, ventiladores y demás aparatos eléctricos.
Mariesela Carrillo, presidenta de la Junta de Acción Comunal (JAC), destacó que el comercio local es una de las fortalezas del barrio, el cual, por su ubicación, facilita el transporte en la zona.
En trabajo conjunto con la Diócesis de Cúcuta, el primero de diciembre de 1998 se inauguró la parroquia San José Obrero, ubicada en la avenida 4 de Doña Nidia, con el fin de tener un espacio para celebrar las actividades religiosas.
No obstante, hoy 2024 son numerosos los desafíos que debe afrontar la comunidad de Doña Nidia, uno de ellos es vivir con el estigma de ser un lugar peligroso, no solo por la inseguridad, sino también por algunos hechos que marcaron al barrio para siempre.
En palabras de una residente, desde hace 28 años el barrio empezó a presentar remoción en masa, un fenómeno geológico que puede llegar a presentar derrumbes, y para 1996, se empezaron a caer las primeras casas en la avenida 11 con calle 8 y en la avenida 12 con calle 10.
Hace unos meses, la lideresa afirmó que para 2022 ocurrió otro hecho de este tipo en la avenida 7 con calle 10, muchas casas colapsaron total y parcialmente, afectando la vida de las familias. No obstante, tuvieron que volver a vivir allí tras no ser reubicados.
A la espera de presupuesto
Según dio a conocer la Secretaría para la Gestión de Riesgo de Desastres, se está a la espera de presupuesto de parte de la Alcaldía, en vista de que hace un tiempo se realizaron los estudios y diseños topográficos para intervenir en el terreno, pero no se pudo hacer nada.
Algunos sectores de Doña Nidia se han convertido en focos de contaminación, como la avenida 11 con calle 8 o la avenida 12 con calle 10, a la par de algunos restos de las viviendas que se han derrumbado.
Foco de contaminación
Lo anterior se debe a la falta de contenedores de Veolia, haciendo de estos restos un basurero a cielo abierto en medio del precipicio, destilando malos olores en la zona que se traducen en focos de contaminación.
Según dio a conocer hace un tiempo Rubén García, gerente de operaciones de Veolia, los contenedores se instalan en los diferentes sectores cuando las comunidades lo hayan solicitado formalmente a la entidad.
“Para asignarlos primero se debe tener la aprobación de toda la comunidad para saber dónde quedarán instalados los contenedores”, respondió García al ser indagado sobre el particular.
En cuanto al servicio, la empresa realiza semanalmente en toda el área metropolitana la recolección de residuos domiciliarios y barrido en las calles, en vista de mantener limpios los barrios.
Se requiere urgente un muro de contención, tenemos una amenaza constante
Habitantes del barrio Doña Nidia se unen en una voz de protesta para exigir a la Alcaldía el cumplimiento de la construcción del muro de contención prometido y necesario para prevenir desastres ante la temporada de lluvias.
En noviembre de 2024, el alcalde Jorge Acevedo y la Unidad de Gestión de Riesgo Nacional adelantaron la socialización con la comunidad sobre la obra asegurando que darían inicio en un tiempo de cuatro meses, es decir, para finales de marzo o inicios de abril 2025.
“A comienzos del mes pasado nos informaron que debíamos desocupar las viviendas para dar paso a las obras, y que pronto vendrían a socializar los detalles del proyecto, pero hasta ahora no han aparecido”, expresó una de las afectadas.
Además, nos dijeron que la Unidad de Gestión de Riesgo Nacional (Ungrd) se comprometió a otorgarnos un subsidio de arrendamiento para cubrir los gastos de cinco familias que tendrán que abandonar temporalmente sus hogares.
“Nos mencionaron un subsidio, pero no nos dieron fechas ni indicaron el presupuesto, así que no podemos buscar aún a dónde irnos”, expresó otra de las vecinas afectadas.
Los derrumbes a causa de las lluvias han sido la preocupación de los habitantes durante muchos años, pues desde 1994 se tienen los primeros registros de remociones en masas que han generado el colapso de algunas viviendas.
El más reciente ocurrió en 2022, cuando varias viviendas colapsaron total o parcialmente en el sector de la avenida 7 con calle 10; algunas de las que aún permanecen en pie hoy están al borde del precipicio.
“Cada día aparecen más grietas en las paredes, los pisos y los muros de las casas”, relató Jaime Aguilar, otro de los afectados, quien tuvo que improvisar un puente con tablas para poder acceder a su vivienda. Jaime es quien vive más cerca del precipicio, y desde el deslizamiento ocurrido en 2022, su casa quedó incomunicada de la vivienda vecina, dejándolo cada vez más cerca del abismo.
El hombre teme perder la vivienda en la que ha vivido durante ocho años y que ve deteriorarse cada día más. De igual forma, otros vecinos cuentan que han tenido que buscar maneras improvisadas de cerrar sus puertas con candados, o simplemente dejarlas abiertas, ya que el movimiento constante del terreno ha desajustado las estructuras, impidiendo que las puertas cierren correctamente.
Métodos alternos para cerrar las puertas
Riesgo de caída por paso improvisado
Derrumbes por las lluvias en Doña Nidia
Las grietas en las viviendas van en aumento
“Sobretodo por las noches se escucha que las paredes retumban, estamos viviendo en un miedo constante, pensando en qué día finalmente ceden las paredes”, manifestó otro habitante del sector.
Ante esto anuncia que en nombre de la comunidad formularán un derecho de petición para que las autoridades competentes se pronuncien.
Sumado a esto, en Norte de Santander el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) anunció hace pocos días que se vienen más lluvias para el departamento, mencionando que esta temporada se extenderá aproximadamente hasta las dos primeras semanas de junio.
Desde un anuncio se indicó que el 70% de los recursos para este proyecto proceden de la secretaría municipal de Gestión del Riesgo y el 30% por parte de la Administración Municipal, ambas entidades han estado presentes en las visitas realizadas a la comunidad.
Sin embargo, desde la Secretaría manifiestan que como fue anunciado en noviembre 2024 los recursos ya fueron dispuestos para la realización de la obra, pero dependen de la unidad nacional para que se giren estos dineros y dar inicio a la construcción.
También informaron que se reunirán con la comunidad del barrio Doña Nidia para hacer entrega de ayudas humanitarias a las familias que habitan en los sectores donde se llevarán a cabo las obras.
La Opinión intentó contactar a la oficina de la Ungrd en Bogotá para conocer las fechas de la destinación de estos recursos, pero al cierre de esta edición no se recibió respuesta alguna.
Mientras tanto, la comunidad de Doña Nidia se aferra con determinación a la esperanza de que la construcción del muro comience de una vez por todas, una obra urgente que les permitiría recuperar la tranquilidad y proteger las viviendas que con tanto sacrificio han logrado levantar.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.









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