jueves, 21 de febrero de 2013

336.- NUESTROS PARADIGMAS


Sergio Entrena López





Cúcuta ha existido – y lo estará siempre-  en el mismo lugar donde ahora se encuentra desde el 17 de Junio de 1733, (es decir, cumplirá 279 años de fundada por Juana Rangel de Cuéllar, una de las razones por la cual prima entre nosotros el matriarcado). Lo malo es que siempre lamentamos la supuesta dependencia de nuestra economía regional a la de Venezuela y que nos convierte en ciudad vulnerable, por no contar con vida económica y mercado propios, al depender de las decisiones del gobierno venezolano y del comprador vecino. 

Seguramente es una tara mental que tenemos los cucuteños que, con 279 años de vivir en el mismo sitio, en la misma frontera colombo-venezolana y a pesar de que existe la memoria colectiva y la historia regional como para que se transmitan de generación en generación, siquiera por tradición oral, lo que significa vivir en y de nuestra ciudad, aún no hemos aprendido las lecciones que a diario nos brinda la vida y seguimos lamentando que nuestra ubicación geográfica es una desventaja,  cuando debemos considerarla una oportunidad y que no es un problema, sino una enorme ventaja.

Son numerosos los casos que a través del tiempo  demuestran la visión, civismo y empuje que demuestran la capacidad de emprendimiento de los habitantes de Cúcuta.  

En Cúcuta se inauguró en 1874 el primer telégrafo en el país y su primer telegrafista fue Benjamín Herrera (atendió cuando ocurrió el terremoto de la ciudad en 1875) y después fue General y dirigente político.  La primera planta telefónica fue traída a la ciudad en 1892 por los hermanos Concepción y Luis Méndez, quienes en 1907 la vendieron a José Polanco.  Desde el 31 de marzo de 1897, el municipio contrató con Augusto Duplat Agostini el alumbrado público de la población por medio de la electricidad y se instalaron 400 bombillas en calles y parques, convirtiéndose en pionero en el país. La ciudad tuvo el primer ferrocarril de Colombia y fue la locomotora “Cúcuta” la primera en llegar el 6 de febrero de 1887 y el trayecto Cúcuta- Puerto Villamizar se inauguró el 30 de Junio de 1888.  Dicen que el primer telar en Colombia lo tuvo en Cúcuta don Pedro Felipe Lara y luego fue comprado por Coltejer e instalado en Medellín.

Nuestros problemas actuales radican en nosotros mismos.  El problema es la gente, somos los mismos cucuteños y quienes, provenientes de otras regiones se han establecido aquí, con todo su derecho a hacerlo, como ha sucedido con muchos de nosotros que, por respetables y válidas razones, nos hemos establecido en distintas ciudades del país y del mundo.  Nos ha faltado visión para pensar y actuar siempre en grande y proyectarnos con decisión al futuro.
 
 Así mismo, hemos carecido de verdaderos líderes que motiven y logren la acción unificada hacia el logro de objetivos comunes.

El dilema que siempre debemos solucionar los cucuteños es saber actuar y jugar con éxito entre las economías de Colombia y Venezuela, aprovechando nuestra privilegiada ubicación geopolítica para beneficiarnos de las condiciones cambiantes y siempre dinámicas de ambos mercados, de las cuales depende nuestra vigencia en la vida económica del país.

Nuestro principal limitante somos nosotros mismos. Es un problema mental, de actitud positiva y confianza en nuestras propias capacidades.
 
 Aparentemente en la ciudad triunfa más rápido y obtiene el éxito y el reconocimiento social  a quien proviene de otras ciudades, que el cucuteño raizal, pues dizque se le facilita su actividad al establecerse en la ciudad cuando es el resultado de sus capacidades, recursos y esfuerzo constante, inclusive de toda su familia, en función de un solo objetivo común.  Forma parte de la idiosincrasia local. Nosotros mismos creamos nuestras propias limitaciones.
 
Es un problema de paradigmas.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.


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