Celmira Figueroa
El 5 de julio de 2012 la Universidad Francisco
de Paula Santander cumplió medio siglo de vida. Tres ex-alumnos de
ingeniería civil se dieron a la tarea de rememorar sus primeros pasos, a mirar
por el espejo retrovisor, pero también a auto examinarse y a visionarla.
RICARDO
ZÁRATE CABALLERO
Terminó la primaria en escuela piloto República de Venezuela. El bachillerato en el colegio Municipal y en el 69 ingresó a la Universidad Francisco de Paula Santander en la facultad de Ingeniería Civil. Recuerda que en esa época sólo se hacían dos años en Cúcuta, en la casona de la calle 13 con avenida sexta y el resto en la Universidad Nacional de Bogotá, mediante convenio.
Fue afortunado de ese convenio. Estando en Bogotá recibió un fuerte bolillazo en la cabeza de las tantas entradas de la policía al claustro. En consecuencia perdió el equilibrio y la altura le produjo rinitis que decidió regresar a Cúcuta. Le tocó meterse a obras civiles, porque solo el abanico lo conforma: dibujo arquitectónico, obras civiles, topografía y economía. El rector José Luis Acero Jordán le ofreció la coordinación del laboratorio de suelo y obras civiles. Después que se formalizó la carrera terminó ingeniería civil.
Lo marcó de esa época la lucha del cogobierno. Es decir, que la universidad sea regentada por los mismos que la viven. “En ese entonces el Consejo Superior, que es el máximo organismo tenía mucha gente de afuera y por ejemplo, los estudiantes no tenían representación. Esa lucha costó, incluso vidas de estudiantes, pero dio frutos.
No alcanzó a salir en el mosaico de la primera promoción porque se quedó en algunas materias. Se graduó con la segunda promoción.
Recuerda que la universidad fue visionada por sus fundadores bajo tres pilares: científico, técnico y cultural. “Lamentablemente por las distintas etapas que ha pasado la universidad en estos momentos está en una quietud total: sólo sacando profesionales para dárselos al mercado”.
Desde 1974 está vinculado con la universidad. En estos momentos pertenece a la planta de docentes, adscrito a la facultad de ingeniería civil. ‘Entretelones’ ocupó varios cargos: secretario general de la gobernación en el 81, bajo la administración de Humberto Latorre Chacón; en valorización municipal con Vicente Serrano Silva; empresas municipales en la época de Carlos Rangel 89; concejal: 82-84.
Está convencido que a la UFPS debe cambiársele el modelo. “Hoy no se habla de administrar sino de gestionar. Y se sigue administrando. No ha sufrido una evolución, ni siquiera una revolución”.
MARCO TULIO
MORENO IBARRA
En Gremios Unidos hizo la primaria y en el Sagrado Corazón la secundaria. Vio nacer la sede propia donde terminó la ingeniería.
Asegura que la época estudiantil se caracterizó “por ser inquietos. Prácticamente nos fuimos formando con nuestros profesores. Éramos conscientes que la Universidad era nueva, que la carrera era nueva y que teníamos que tener una muy buena preparación para poder incursionar en el mercado, que nos íbamos a encontrar con ingenieros egresados de universidades con mucho prestigio, con muchos años. Eso prácticamente nos hacía sentir ese compromiso. Y afortunadamente lo entendieron nuestros docentes. Prácticamente ese pensamiento nuestro fue el que dio inicio al Círculo Nortesantandereano de Ingeniería Civil porque nos dimos a conocer a nivel nacional. Logramos la presencia de las más prestantes figuras de la ingeniería y solamente cursábamos séptimo semestre”. Eso les abrió los ojos y “no nos limitamos a solo escuchar clases”.
Terminado el ciclo de estudios organizó una empresa de construcción con otros compañeros y empezó a moverse en la ciudad. Le tocó sortear la caída del bolívar y apareció en el campo laboral con este negocio en el campo de construcción (Distribución de materiales).” Para mí y mi familia ha sido una oportunidad de participar en la industria de la construcción con un carácter investigativo, permanente y de asesoría. Porque aquí lo que hemos manejado es un buen servicio”.
Ha ofrecido sus servicios a la universidad disertando sobre las nuevas tecnologías, de las nuevas griferías con el propósito que no se cometan errores en las acometidas. Sin embargo, ha notado apatía, dificultad de todo tipo, “porque no hay salones, no hay el espacio físico, no hay apertura por parte de los mismos estudiantes, no se interesan. Ellos tienen otra mentalidad que todo se consigue en internet. Sin embargo, aquí en mi negocio hay una apertura inmensa. Cualquier persona que se acerque a pedir asesoría, sobre los temas que manejamos estamos prestos a suplir esa necesidad. Aquí vendemos soluciones.
A la ciudad han llegado grandes superficies, en diferentes renglones. Para algunos empresarios se ha vuelto como una amenaza. Yo no lo he visto así. Esa idea se la queremos vender a los universitarios. Esos grandes almacenes le han dado un gran desarrollo a la ciudad. Eso es inocultable. Cúcuta ha tenido un cambio importante. Y tenemos que dejar de quejarnos. Tenemos que mirar que eso nos está generando oportunidades.
GLADYS
AMPARO DOZA MIRANDA
La primaria y secundaria las hizo en el colegio Santa Teresa de Cúcuta. Ingresó a la Universidad Francisco de Paula Santander en el segundo semestre de 1972. Era la única mujer del grupo y destacó la gentileza y caballerosidad de sus compañeros.
Recibió las primeras clases en la casona de la calle 13. Luego se trasladaron a la ciudadela universitaria, cuyo acceso, al Edificio Fundadores, se llenaba de barro cuando llovía.
Se le vino a la memoria varios profesores, entre ellos Hugo Portilla, Leonidas Posada, Álvaro Gamboa, Senén Botello y Fabio Corzo, quien fue su director de tesis de grado. Recuerda a los rectores Luis Felipe Zana, a José Luis Acero Jordán y Adolfo Villamizar.
“Fueron noches de mucho estudio, de compartir”. Cuando se acabó el convenio con la Universidad Nacional el vicerrector César González Sabogal llegó a su salón de clases y preguntó: ¿Se quedan y terminan aquí la carrera? Ella, dice hoy, con mucho orgullo que tomó la decisión correcta de quedarse. Le abrimos camino para que otros tantos transitaran y muchos que seguramente vendrán. La universidad no escatimó recursos para darnos la formación que recibimos. Los envió a hacer prácticas de fluidos en la UIS, de hidráulica en Los Andes y la Nacional. Patrocinó el viaje la hidroeléctrica de Chivor. Patrocinó para que Roberto Vásquez Madero, dictara un curso sobre estructuras hidráulicas porque aquí no había quien lo hiciera.
Fuimos unos estudiantes excelentes, consagrados. Su tesis de grado fue sobre el laboratorio de hidráulica que no había. Se graduó el 18 de agosto de 1978, fue la primera promoción de ingenieros.
Ingresó como miembro de la Sociedad Nortesantandereana de Ingeniería, la primera mujer.
Como profesional le aportó casi 27 años de docencia en la formación de muchos ingenieros. Tenía fama de estricta, pero humana. Aportó no solo conocimiento sino también valores de ética, de honestidad.
El profesor Corzo la retó a construir el laboratorio de hidráulica y se le midió. Elaboró el proyecto y consiguió la licencia del Icfex para la especialización en administración de la construcción.
En el 2005 viajó a vivir a Bogotá, pensionada, y se dedicó al ejercicio profesional. Participó en distintos procesos. Se ha dedicado a la construcción en una mínima parte y en 95% a la consultoría en el área de la ingeniería civil, que corresponde a interventoría de obras.
Pido que la universidad vuelva a tener el liderazgo que perdió, que recupere ese posicionamiento a nivel nacional.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
Ricardo Zárate ademas fué ajedrecista junto a la camada de los Contreras Jaimes (Ernesto, Héctor)
ResponderEliminarMarco Tulio gran orador y declamador de poesía desde su bachilllerato.