Eduardo Rozo
Sentado en un
taburete y desplazando con maestría sus dedos por las teclas de un piano,
instruye a sus estudiantes.
Para él, la música es un aprendizaje continuo que le
ha generado satisfacciones y le ha permitido adquirir conocimientos y un sinnúmero de amistades. Sueña con
convertir su escuela de música en un conservatorio y que la administración
municipal le asigne una casa en comodato para
dejar de pagar arriendo y poder formar a más niños y jóvenes cucuteños.
Para muchos artistas de la ciudad, José Rafael Pineda
Solarte, es una Biblia de la música local. Cuenta con una trayectoria amplía y
se destaca por ser formador de jóvenes talentos desde la Sinfónica Juvenil de
Cúcuta, que fundó y dirige hace más de 25 años.
Compartió con ilustres músicos de la talla de
Ángel María Corzo y Víctor M. Guerrero quienes fueron compañeros y amigos.
La dedicación y disciplina del maestro le permitió
integrar durante 25 años la orquesta sinfónica de Caracas y trabajar durante 28
años ininterrumpidos en el conservatorio del maestro Pablo Tarazona.
En diálogo con Pineda habló de los recuerdos que han
marcado su existencia, de las anécdotas en sus 86 años de vida y de los sueños
que aún espera cumplir.
¿Qué significa haber dedicado toda una vida a la
música?
Nací entre la música y ha sido un ascenso progresivo
para adquirir el alma blanca que llamamos quienes nos dedicamos a este bello
arte. Mi papá fue músico, se formó en Venezuela y de él aprendí todo para la
vida.
¿Su primer acercamiento con la música?
En la casa gateaba en medio de los instrumentos que
dejaban los integrantes de la banda de mi pueblo (Chinácota). Los agarraba y
soplaba y cuando mi papá se dio cuenta, por instinto, ya estaba interpretando.
¿Una anécdota de su infancia?
Vivimos un tiempo en San Antonio del Táchira, ahí un
sacerdote le propuso a mi papá montar una banda parroquial. Tenía siete años y
estaba aprendiendo a tocar un violín que costó 18 pesos, pero como en la banda
no lo podía tocar, me dieron unos platillos chiquitos y viejos, se me caían en
el dedo gordo del pie y como utilizaba alpargatas me tocaba andar con el dedo
amarrado. Eso fue en 1933.
¿Un sueño no cumplido?
Algún día, cuando aún existía en Cúcuta el teatro
Guzmán Berti, estaba ensayando con el pianista David Vivas el tema musical de
Agustín Lara, Granada. Luego de la interpretación se acercó el cantante
italiano José Born, que observaba, y me propuso estudiar canto en Italia… me
llené de ilusiones y empecé a sacar el pasaporte, el mismo que me negaron por
no haber ido al servicio militar. Me iba a volar de la casa para irme, pero
terminé regalándome al cuartel en 1946.
¿Una época memorable?
Cuando fui nombrado en el Conservatorio de Cúcuta por
el maestro Tarazona, violín para un cuarteto de cuerdas clásicas. Luego, tras
la muerte del músico Víctor M. Guerrero, en diciembre de 1956, me nombraron
subdirector del Conservatorio y ahí duré
hasta la creación del Instituto de Cultura y Bellas Artes, que buscaba reunir
todas las áreas artísticas en un solo espacio.
¿Cómo nace su escuela de música?
Un día, recién regresé de San Antonio, donde trabajé
en la formación de sinfónicas, estaba caminando por la avenida segunda cerca de
la planta de Bavaria… aún no estaba el hueco (risas), me encontré con Sergio
Corzo Mantilla, hijo de un violinista amigo mío, a quien le conté que estaba
buscando una casa para montar la escuela, me dio las llaves de una y desde
entonces funciona la escuela. Empecé pagando $20.000 de arriendo. Todo eso fue
en 1987.
¿Con cuántos estudiantes arrancó?
Eran 11 y cada uno pagaba $2.000 de matrícula. Se
compraron 11 flautas, 11 cuatros y 11 sillas. Días después se fue a matricular
un niño más, y por confiados la mamá nos robó los instrumentos y $22.000.
¿Cómo fue el primer concierto?
En 1993, cuando teníamos alumnos preparados y la
Sinfónica estaba marchando. El concierto fue en el Teatro Municipal y asistió
el alcalde Enrique Cuadros Corredor.
¿En 2012 la Alcaldía le prometió $55 millones, le
cumplieron?
Se cumplió a medias. En cuatro oportunidades el
alcalde, Donamaris Ramírez Lobo, nos prometió ese dinero para la Sinfónica. Con
ocasión de los Juegos Nacionales, nos dieron un contrato por $20 millones para
dar 10 conciertos, sin embargo, ese dinero se redujo a $17 millones con los
descuentos y pago por estampillas.
¿En que invirtieron ese dinero?
A los niños no se les cobró las mensualidades, 30
dejaron de pagar $60.000 mensuales. Entonces pagamos arriendo y servicios, todo
eso sumó alrededor de $8 millones. Se mandaron a arreglar unos instrumentos por
propuesta de los mismos estudiantes y se tiene unos pesos para pago de arriendo
de enero y febrero y estamos apretándonos el cinturón.
Formador de talentos
¿Cuál es la primera lección que les da a sus alumnos?
Les digo: para disciplinarnos ser lo que soy y estar
en lo que estoy. Siempre he preferido estudiantes juguetones y no bobos, atajar
y no empujar.
¿El instrumento preferido?
Quien aprende música debe aprender lo básico, como
tocar piano. Sin embargo, mi fuerte es el violín.
¿Su tema musical?
Amo la música de Wolfgang Amadeus Mozart. Para la
enseñanza resulta fresca y juvenil.
¿La presentación más recordada?
La hecha el 27 de diciembre de 2012 en Asinort.
Tocamos el Concierto en Mi mayor de Juan Sebastián Bach y Las cuatro estaciones
Vivaldi.
¿Cuántos integrantes tiene la sinfónica?
En la Orquesta son 55 y los de la preorquesta son 40.
¿En sueño por cumplir?
Quiero convertir la escuela de música en un
conservatorio, soy un obrero de la música y quiero que este pequeño
conservatorio sea grande, hay talento.
Varios premios y reconocimientos ha recibido el
maestro en décadas enseñando música en la región.
Dicen sus alumnos que músico que no fue formado por don
Rafael no es de Cúcuta y es verdad. El maestro se mantiene activo y con una
extraordinaria capacidad de trabajo. Se levanta antes de las 4 de la mañana con
las ganas de trabajar de siempre.
Don Rafael es uno de los grandes formadores musicales
de la región. Su legado está vivo y latente dentro del pentagrama de una tierra
calurosa y alegre que él define como la mejor pieza musical.
Recopilado por: Gastón Bermúdez v.
Me gusta. Conocí de niña a don Rafael Pineda
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