sábado, 4 de enero de 2014

503.- EUSTORGIO COLMENARES BAPTISTA: UNA HISTORIA DE EMPRENDIMIENTO Y LIDERAZGO



Imágenes/La Opinión


De su vida quedan ejemplares nociones de trabajo, dignidad y amor por su región, asumidas con hidalguía por sus hijos, José Eustorgio y Raúl, con Martha y Yolanda, y una descendencia plenamente convencida de su misión de continuar la brega incesante de mantener, en la esperanza, la versión de un porvenir que se alarga entre sus manos, se deposita en sus sueños y crece en el anhelo de estar presentes en el destino vibrante que les plantea una exigente responsabilidad, la cual cumplen a cabalidad.


Nació en Cúcuta el 17 de septiembre de 1924 en el hogar formado por Eustorgio Colmenares y Albertina Baptista, dama venezolana que había emigrado hacia Cúcuta desde Maracaibo, su ciudad natal, en 1901. Su padre, mayordomo de fincas en El Zulia, le inculcó desde temprana edad el amor hacia el campo. En el hogar habían nacido varios hermanos; en su orden, Mercedes, Adriana, Teresa, Sofía, León, Alicia, y posteriormente Ana Luisa.

Realizó sus estudios primarios y secundarios en colegios de Cúcuta, Pamplona y Bogotá, como el Sagrado Corazón y el Provincial. Gustaba de practicar varios deportes, participando como integrante de varios conjuntos de fútbol y basketball en los cuales siempre ocupó lugar destacado.

Sus estudios universitarios los realizó en Medellín, en la Universidad de Antioquia, apoyado económicamente por sus hermanos mayores, quienes ya trabajaban: Mercedes y León; se graduó en 1949 como Odontólogo. Allí conoció a su esposa, la dama antioqueña Esther Ossa Montoya, quien también cursaba estudios en la misma facultad y con quien contrajo matrimonio, en 1949, antes de radicarse en su ciudad natal, para ejercer su profesión.

Defensor acérrimo de las ideas liberales, comenzó a vincularse en la década del 50 a la política partidista, siguiendo el ejemplo de su hermano mayor, León, quien ya se destacaba como uno de los líderes del liberalismo en la ciudad, sin descuidar sus labores como odontólogo, profesión que ejerció de tiempo completo en el hospital San Juan de Dios y su gabinete particular, aproximadamente hasta 1966.

Como Presidente de la Liga Departamental de Básquet, le correspondió presidir, en 1955, el Comité Organizador del XVI Campeonato Suramericano de Mayores y Primer Juvenil, torneo que fue en esa época el más importante que se había realizado en Colombia y que Cúcuta ejecutó con lujo de detalles en el recién construido coliseo basquetero Rojas Pinilla, hoy Toto Hernández. Fue tan recordado en el ámbito suramericano ese torneo, que 10 años más tarde, en Paraguay, al efectuarse una nueva versión del Suramericano de mayores, este se promocionó bajo el lema de “con el mismo espíritu de Cúcuta”.

Continuó alternando su trabajo profesional con la actividad política, en la cual intervino siendo miembro de los directorios liberal municipal y departamental. En esta actividad y ante la carencia en ese momento de un medio que interpretara el sentimiento de un grupo liberal, decidió en compañía de Virgilio Barco, Eduardo Silva C., León Colmenares B. y Alirio Sánchez M. entre otros, iniciar un semanario que llevó el nombre de La Opinión en 1958. Esta empresa periodística, después de circular de forma irregular durante 2 años, se convirtió en el diario La Opinión, el quince de junio de 1960.


Posesión como Alcalde de Cúcuta. Esther Ossa de Colmenares, Eustorgio Colmenares Baptista, Gustavo Lozano Cárdenas (Gobernador) y Numa P. Guerrero

En 1961 fue designado por el gobernador Miguel García-Herreros Secretario de Gobierno departamental, cargo que ocupó entre los meses de marzo a octubre, cuando fue designado José Luis Acero Jordán para reemplazar al gobernador García-Herreros. Continuó alternando su trabajo entre la profesión de odontólogo, la actividad partidista y ahora la actividad periodística en compañía de Cicerón Flórez, quien había venido a la ciudad para participar como Jefe de Redacción en el semanario La Opinión. Fue durante varios años corresponsal del periódico El Tiempo de la capital, bajo la dirección de don Enrique Santos, con quien cultivó una buena amistad.

En 1966 al iniciarse el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, fue designado por el gobernador Gustavo Lozano Cárdenas como Alcalde de Cúcuta, en reemplazo de Don Numa P. Guerrero. Como Alcalde completó los 4 años del gobierno Lleras, pues fue ratificado en el cargo al relevar en la gobernación Argelino Durán Quintero a Gustavo Lozano en 1968. Fue una de las administraciones más recordadas por varios años, ya que se llevaron a cabo acciones importantes para la ciudad, como la terminación e inauguración de la Central de Transportes, primera estación en su género en Colombia; un plan gigante de pavimentación de calles de la ciudad y apertura de nuevas vías para comunicar a barrios de la periferia; campañas cívicas de embellecimiento y ornato de la ciudad; también durante su administración se construyó el Bosque Popular, donde se realizó la Primera Feria de verdad Internacional Industrial y Comercial, en compañía de Fenalco, dirigida en ese entonces por José Neira Rey y Carlos Rangel. Dejó casi terminada la iluminación de la avenida Gran Colombia; su administración se caracterizó por un apoyo incondicional al deporte, promoviendo la recuperación del Cúcuta Deportivo en una de sus crisis; además, intentó conseguir para la ciudad la sede de los juegos nacionales, empresa en la cual fue derrotado en Ibagué. Facilitó en su administración los terrenos y promovió la construcción del Inem, Universidad Francisco de Paula Santander, la Aduana Nacional, el Instituto del Niño Retardado Mental, el Colegio Nacional de Periodistas y la Plaza de Toros de Cúcuta, para la cual también dejó listos proyecto y planos aprobados, obra que posteriormente fue desechada por el Concejo Municipal por problemas políticos de la época.

Su esposa, Esther Ossa de Colmenares participó activamente en dicha administración y por su insinuación se realizó también la Ciudadela del Niño, además de otras obras de beneficencia para la comunidad cucuteña.


Gregorio Coronel, Eustorgio Colmenares Baptista, Fernando Silva Carradine y Francisco Coronel.

En 1971 durante el gobierno de Misael Pastrana Borrero, fue  nombrado Secretario General del Ministerio de Comunicaciones, cuyo titular era Humberto González Narváez, cargo que ejerció por cerca de 18 meses.

Ya retirado del ejercicio profesional de la odontología se dedicó de lleno al periodismo para continuar impulsando a La Opinión en el ámbito regional, hasta lograr consolidarla como el periódico de mayor importancia en la zona, al tiempo que procuraba modernizar su planta de producción, llevándola a sistemas más ágiles de impresión y ya propios, puesto que al comienzo el periódico se imprimía en maquinaria alquilada.

En 1974 y 75 fue junto con Álvaro Villamizar Suárez y otros dirigentes promotor de la ley de Conmemoración del Centenario de la Reconstrucción de Cúcuta, que fue finalmente aprobado en el Congreso y sancionado por el presidente Pastrana Borrero en su época.

En 1978 fue elegido Senador por el departamento en reñida votación frente al conservador Pedro Duarte Contreras y participó activamente en su periodo en el Congreso siendo durante parte de él presidente de la Comisión Quinta del Senado. Fue ponente de varios proyectos de ley, entre otros el que reglamentó y le dio carácter profesional a los topógrafos.

En 1980 participó en la fundación de la Agencia de Noticias Colprensa, proyecto que unió a varios periódicos regionales entre ellos Vanguardia Liberal, El Colombiano, El País, El Universal, El Heraldo, La República, La Tarde y La Opinión. Esta agencia fue fundamental en la consolidación de los periódicos regionales y su principal objetivo era recolectar las noticias de la capital para todos y servir de enlace entre los mismos para obtener una red amplia de información.

En 1982, luego de finalizado su periodo constitucional en el parlamento, decidió separarse de la política activa y dedicarse nuevamente a su empresa periodística, consolidándola en esa década como el diario de mayor circulación en el departamento. En 1984 adquirió para La Opinión una rotativa Harris de 4 unidades con lo cual se dio el salto al sistema offset de impresión, primera en su género en la ciudad.

Desde el periódico continuó proyectando su pensamiento y su amor por la ciudad, sirviendo como orientador y consejero a muchos de quienes figuraron en la actividad gubernamental y política durante el resto de su vida.

Sencillo y humilde, como su origen, muchas veces requerido en sus últimos años para prestar servicios públicos, prefirió no hacerlo por desilusión en la forma de realizar la actividad política y para darle paso a otras generaciones que ya se asomaban a la actividad pública.


Ceremonia de inauguración de Cerámica Italia, con la asistencia del presidente Belisario Betancour.

Vio llegar a la presidencia de la república a su amigo y compañero de lides políticas, Virgilio Barco Vargas en 1986, ante quien ayudó sin figurar a gestionar varias de las realizaciones que el presidente Barco le dejó a la ciudad.

Fundador de empresas además de la editorial que hoy en día son bandera en la ciudad y el departamento como la Constructora e Inmobiliaria Viviendas y Valores y la industria privada más importante de la región, Cerámica Italia.

El 12 de marzo de 1993, fue asesinado por sicarios al servicio del Eln, mientras departía en la puerta de su casa con su esposa. Su muerte, como tantas otras en este país, quedó en la impunidad.

Su muerte fue repudiada por todos los estamentos locales y nacionales y su memoria fue honrada por la Sociedad Interamericana de Prensa quien en forma póstuma le otorgó el gran Premio a la Libertad de Prensa en Bariloche (Argentina) durante su 49 Asamblea General en noviembre de 1993. Igualmente recibió del Círculo de Periodistas de Bogotá la mención póstuma a la libertad de prensa.



En su honor, llevan el nombre de Eustorgio Colmenares Baptista, el salón de juntas de la Gobernación del Departamento, el auditorio de la UFPS, el auditorio de Centrales Eléctricas, el Coliseo Menor de Cúcuta, el parque Infantil de Chinácota y el Colegio Municipal de El Salado.

Fue Eustorgio un hombre sencillo, jovial, amable y su vida se caracterizó por el amor hacia su tierra y sus gentes. Era un cucuteño típico. En su vida privada y pública la rectitud y honestidad fueron sus características. Como empresario también procuró siempre el bienestar de sus empleados y a su muerte dejó algunas empresas consolidadas como aporte al desarrollo de la región.

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