Imágenes/La Opinión
De su
vida quedan ejemplares nociones de trabajo, dignidad y amor por su región,
asumidas con hidalguía por sus hijos, José Eustorgio y Raúl, con Martha y Yolanda,
y una descendencia plenamente convencida de su misión de continuar la brega
incesante de mantener, en la esperanza, la versión de un porvenir que se alarga
entre sus manos, se deposita en sus sueños y crece en el anhelo de estar
presentes en el destino vibrante que les plantea una exigente responsabilidad,
la cual cumplen a cabalidad.
Nació en Cúcuta el 17 de septiembre de 1924
en el hogar formado por Eustorgio Colmenares y Albertina Baptista, dama
venezolana que había emigrado hacia Cúcuta desde Maracaibo, su ciudad natal, en
1901. Su padre, mayordomo de fincas en El Zulia, le inculcó desde temprana edad
el amor hacia el campo. En el hogar habían nacido varios hermanos; en su orden,
Mercedes, Adriana, Teresa, Sofía, León, Alicia, y posteriormente Ana Luisa.
Realizó sus estudios primarios y
secundarios en colegios de Cúcuta, Pamplona y Bogotá, como el Sagrado Corazón y
el Provincial. Gustaba de practicar varios deportes, participando como
integrante de varios conjuntos de fútbol y basketball en los cuales siempre ocupó
lugar destacado.
Sus estudios universitarios los realizó en
Medellín, en la Universidad de Antioquia, apoyado económicamente por sus
hermanos mayores, quienes ya trabajaban: Mercedes y León; se graduó en 1949 como Odontólogo. Allí conoció a su esposa,
la dama antioqueña Esther Ossa Montoya, quien también cursaba estudios en la
misma facultad y con quien contrajo matrimonio, en 1949, antes de radicarse en
su ciudad natal, para ejercer su profesión.
Defensor acérrimo de las ideas liberales,
comenzó a vincularse en la década del 50 a la política partidista, siguiendo el
ejemplo de su hermano mayor, León, quien ya se destacaba como uno de los
líderes del liberalismo en la ciudad, sin descuidar sus labores como
odontólogo, profesión que ejerció de tiempo completo en el hospital San Juan de
Dios y su gabinete particular, aproximadamente hasta 1966.
Como Presidente de la Liga Departamental de
Básquet, le correspondió presidir, en 1955, el Comité Organizador del XVI
Campeonato Suramericano de Mayores y Primer Juvenil, torneo que fue en esa
época el más importante que se había realizado en Colombia y que Cúcuta ejecutó
con lujo de detalles en el recién construido coliseo basquetero Rojas Pinilla,
hoy Toto Hernández. Fue tan recordado en el ámbito suramericano ese torneo, que
10 años más tarde, en Paraguay, al efectuarse una nueva versión del Suramericano
de mayores, este se promocionó bajo el lema de “con el mismo espíritu de
Cúcuta”.
Continuó alternando su trabajo profesional
con la actividad política, en la cual intervino siendo miembro de los
directorios liberal municipal y departamental. En esta actividad y ante la
carencia en ese momento de un medio que interpretara el sentimiento de un grupo
liberal, decidió en compañía de Virgilio Barco, Eduardo Silva C., León Colmenares
B. y Alirio Sánchez M. entre otros, iniciar un semanario que llevó el nombre de
La Opinión en 1958. Esta empresa periodística, después de circular de forma
irregular durante 2 años, se convirtió en el diario La Opinión, el quince de
junio de 1960.
Posesión
como Alcalde de Cúcuta. Esther Ossa de Colmenares, Eustorgio Colmenares
Baptista, Gustavo Lozano
Cárdenas (Gobernador) y Numa P. Guerrero
En 1961 fue designado por el gobernador
Miguel García-Herreros Secretario de Gobierno departamental, cargo que ocupó
entre los meses de marzo a octubre, cuando fue designado José Luis Acero Jordán
para reemplazar al gobernador García-Herreros. Continuó alternando su trabajo entre
la profesión de odontólogo, la actividad partidista y ahora la actividad
periodística en compañía de Cicerón Flórez, quien había venido a la ciudad para
participar como Jefe de Redacción en el semanario La Opinión. Fue durante
varios años corresponsal del periódico El Tiempo de la capital, bajo la
dirección de don Enrique Santos, con quien cultivó una buena amistad.
En 1966 al iniciarse el gobierno de Carlos
Lleras Restrepo, fue designado por el gobernador Gustavo Lozano Cárdenas como Alcalde
de Cúcuta, en reemplazo de Don Numa P. Guerrero. Como Alcalde completó los 4
años del gobierno Lleras, pues fue ratificado en el cargo al relevar en la
gobernación Argelino Durán Quintero a Gustavo Lozano en 1968. Fue una de las
administraciones más recordadas por varios años, ya que se llevaron a cabo
acciones importantes para la ciudad, como la terminación e inauguración de la
Central de Transportes, primera estación en su género en Colombia; un plan
gigante de pavimentación de calles de la ciudad y apertura de nuevas vías para
comunicar a barrios de la periferia; campañas cívicas de embellecimiento y
ornato de la ciudad; también durante su administración se construyó el Bosque
Popular, donde se realizó la Primera Feria de verdad Internacional Industrial y
Comercial, en compañía de Fenalco, dirigida en ese entonces por José Neira Rey
y Carlos Rangel. Dejó casi terminada la iluminación de la avenida Gran
Colombia; su administración se caracterizó por un apoyo incondicional al
deporte, promoviendo la recuperación del Cúcuta Deportivo en una de sus crisis;
además, intentó conseguir para la ciudad la sede de los juegos nacionales,
empresa en la cual fue derrotado en Ibagué. Facilitó en su administración los
terrenos y promovió la construcción del Inem, Universidad Francisco de Paula
Santander, la Aduana Nacional, el Instituto del Niño Retardado Mental, el
Colegio Nacional de Periodistas y la Plaza de Toros de Cúcuta, para la cual
también dejó listos proyecto y planos aprobados, obra que posteriormente fue
desechada por el Concejo Municipal por problemas políticos de la época.
Su esposa, Esther Ossa de Colmenares
participó activamente en dicha administración y por su insinuación se realizó
también la Ciudadela del Niño, además de otras obras de beneficencia para la comunidad
cucuteña.
Gregorio
Coronel, Eustorgio Colmenares Baptista, Fernando Silva Carradine y Francisco
Coronel.
En 1971 durante el gobierno de Misael
Pastrana Borrero, fue nombrado
Secretario General del Ministerio de Comunicaciones, cuyo titular era Humberto
González Narváez, cargo que ejerció por cerca de 18 meses.
Ya retirado del ejercicio profesional de la
odontología se dedicó de lleno al periodismo para continuar impulsando a La
Opinión en el ámbito regional, hasta lograr consolidarla como el periódico de mayor
importancia en la zona, al tiempo que procuraba modernizar su planta de producción,
llevándola a sistemas más ágiles de impresión y ya propios, puesto que al
comienzo el periódico se imprimía en maquinaria alquilada.
En 1974 y 75 fue junto con Álvaro Villamizar
Suárez y otros dirigentes promotor de la ley de Conmemoración del Centenario de
la Reconstrucción de Cúcuta, que fue finalmente aprobado en el Congreso y
sancionado por el presidente Pastrana Borrero en su época.
En 1978 fue elegido Senador por el
departamento en reñida votación frente al conservador Pedro Duarte Contreras y
participó activamente en su periodo en el Congreso siendo durante parte de él
presidente de la Comisión Quinta del Senado. Fue ponente de varios proyectos de
ley, entre otros el que reglamentó y le dio carácter profesional a los topógrafos.
En 1980 participó en la fundación de la
Agencia de Noticias Colprensa, proyecto que unió a varios periódicos regionales
entre ellos Vanguardia Liberal, El Colombiano, El País, El Universal, El Heraldo,
La República, La Tarde y La Opinión. Esta agencia fue fundamental en la
consolidación de los periódicos regionales y su principal objetivo era
recolectar las noticias de la capital para todos y servir de enlace entre los
mismos para obtener una red amplia de información.
En 1982, luego de finalizado su periodo
constitucional en el parlamento, decidió separarse de la política activa y dedicarse
nuevamente a su empresa periodística, consolidándola en esa década como el
diario de mayor circulación en el departamento. En 1984 adquirió para La Opinión
una rotativa Harris de 4 unidades con lo cual se dio el salto al sistema offset
de impresión, primera en su género en la ciudad.
Desde el periódico continuó proyectando su
pensamiento y su amor por la ciudad, sirviendo como orientador y consejero a muchos
de quienes figuraron en la actividad gubernamental y política durante el resto
de su vida.
Sencillo y humilde, como su origen, muchas
veces requerido en sus últimos años para prestar servicios públicos, prefirió
no hacerlo por desilusión en la forma de realizar la actividad política y para
darle paso a otras generaciones que ya se asomaban a la actividad pública.
Ceremonia
de inauguración de Cerámica Italia, con la asistencia del presidente Belisario
Betancour.
Vio llegar a la presidencia de la república
a su amigo y compañero de lides políticas, Virgilio Barco Vargas en 1986, ante
quien ayudó sin figurar a gestionar varias de las realizaciones que el
presidente Barco le dejó a la ciudad.
Fundador de empresas además de la editorial
que hoy en día son bandera en la ciudad y el departamento como la Constructora e
Inmobiliaria Viviendas y Valores y la industria privada más importante de la
región, Cerámica Italia.
El 12 de marzo de 1993, fue asesinado por
sicarios al servicio del Eln, mientras departía en la puerta de su casa con su esposa. Su muerte, como tantas
otras en este país, quedó en la impunidad.
Su muerte fue repudiada por todos los
estamentos locales y nacionales y su memoria fue honrada por la Sociedad Interamericana
de Prensa quien en forma póstuma le otorgó el gran Premio a la Libertad de
Prensa en Bariloche (Argentina) durante su 49 Asamblea General en noviembre de
1993. Igualmente recibió del Círculo de Periodistas de Bogotá la mención
póstuma a la libertad de prensa.
En su honor, llevan el nombre de Eustorgio
Colmenares Baptista, el salón de juntas de la Gobernación del Departamento, el
auditorio de la UFPS, el auditorio de Centrales Eléctricas, el Coliseo Menor de
Cúcuta, el parque Infantil de Chinácota y el Colegio Municipal de El Salado.
Fue Eustorgio un hombre sencillo, jovial, amable y su vida se caracterizó por el amor hacia su tierra y sus gentes. Era un cucuteño típico. En su vida privada y pública la rectitud y honestidad fueron sus características. Como empresario también procuró siempre el bienestar de sus empleados y a su muerte dejó algunas empresas consolidadas como aporte al desarrollo de la región.
Fue Eustorgio un hombre sencillo, jovial, amable y su vida se caracterizó por el amor hacia su tierra y sus gentes. Era un cucuteño típico. En su vida privada y pública la rectitud y honestidad fueron sus características. Como empresario también procuró siempre el bienestar de sus empleados y a su muerte dejó algunas empresas consolidadas como aporte al desarrollo de la región.
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