Alvaro Hernández V.
Que vaina con el mismo temita de
siempre, que se nos volvió costumbre
desde tiempos remotos cuando la moneda
venezolana no fue más. Nos caracteriza una constante quejadera y nos encanta
pronunciar la palabra crisis sin darnos cuenta del poder que tiene la palabra;
si el colectivo tiene este tema como su lema principal, pues la verdad es que siempre atraeremos la
crisis; ¿por qué no aprendemos de otras
culturas y de otras regiones que así tengan el agua al cuello siempre confiesan
que están bien, cada vez mejor?
Hay una crisis terrible en Cúcuta, esto
esta jodidísimo, no hay nada que hacer es lo que siempre escuchamos, pero no
nos damos cuenta después de tantos años que Cúcuta no está en crisis, los que estamos en crisis
somos nosotros, ciudadanos conformistas, pasivos, envidiosos y egoístas que no
pensamos en el bien común si no en el particular, ¿acaso nos importa lo que al
de al lado le pase? ¿Acaso hemos tenido o ha surgido un liderazgo fuerte, capaz
e influyente, no importa del sector que
salga pero que oriente sobre el camino a seguir? Cómo debemos actuar, qué debemos hacer, qué
planes de contingencia se pueden establecer, en fin y me cuesta decirlo, como
lo hacen los paisas; lo que hemos hecho es andar como islas quejándonos y
quejándonos y desde entonces no hemos cambiado la actitud ni nuestro modo de
pensar, somos una región que no sabe para dónde va, que no tiene claro lo que
quiere y en la que cada quien busca su
propio protagonismo.
En la visita del presidente casi le salimos
a deber con todo lo que mencionaron
sobre enormes cifras de dinero que él
había enviado a la región. No, no es así,
nosotros no tenemos por qué
agradecer lo que por derecho propio nos pertenece; que es eso de dar gracias y gracias, no señor
eso es poquito para lo que nos deben. Esta ha sido una región maltratada,
olvidada y explotada en sus épocas doradas y mucho dinero salió de aquí en
divisas para invertirlas en otras regiones; no señor el gobierno nacional está
en deuda por muchísimos años con Cúcuta y el norte de Santander. Que no se le
olvide al gobierno central que la nación está en deuda creciente con Cúcuta,
ciudad que ha tenido una carga social muy grande. O nadie le dijo al presidente
que mirara por la ventanilla del avión cuando sobrevoló Cúcuta, la mano de
invasiones y rancherías que conforman nuestra ciudad? Casi un 70% del área de esta capital está poblada por
habitantes del estrato uno; nadie le dijo que esos asentamientos estaban
habitados por colombianos de distintas regiones de Colombia que llegaron con su
pobreza a cuestas y a recostarse y que la responsabilidad la teníamos nosotros.
Nadie le dijo que las 3000 viviendas es
poquito para la carga social que tiene este municipio con gente que no es de aquí. Definitivamente mientras no estemos claros,
con una sola voz, un solo criterio, y con proyectos claros que no sea siempre
lo mismo, nunca saldremos de la crisis.
Acaso alguien ha convocado a los
estudiantes de colegios y universidades, donde están las ideas frescas, la
creatividad, la innovación a que aporten sus ideas? En tiempos de crisis, nos
quedamos en lo mismo, vendiendo ropa y zapatos, zapatos y ropa, no
diversificamos ni convocamos para ver dónde están las ideas que traerían las
posibles soluciones; fíjense, los
santandereanos en pocos años crearon un proyecto turístico que hace poco ni
imaginaban generando hoy para la región grandes dividendos por turismo; qué
ofrecemos nosotros en ese sector tan atractivo para cualquier ser humano? Nada,
Cúcuta no tiene nada que ofrecer al visitante o es que, ¿acaso hay ideas y
proyectos turísticos de beneficio para la región? Seguimos en la misma, que el bolívar, que los
almacenes tienen que cerrar, que las fábricas no dan más.
Acaso hemos sido innovadores? Acaso tenemos
precios competitivos?; no creen ustedes que la crisis está es en nosotros? Como
es posible que aquí, una ciudad perdida en los confines valga la propiedad raíz
casi igual que en Miami. Los precios de los restaurantes son iguales a cualquier
restaurante lujoso de Estados Unidos o Europa y lo digo con propiedad; los
taxistas se rasgan las vestiduras pagando la gasolina más barata del mundo y
cobran igual que en Cartagena ciudad turística por excelencia donde todos los
taxis tienen el aire acondicionado funcionando con gasolina colombiana; los
precios en Cúcuta son exorbitantes. Tenemos que comenzar por ahí,
aterrizando a una realidad que no
queremos aceptar: cobremos lo que es, queremos ganarnos en un artículo esta
vida y la otra.
Recuerdan las Cadivi? Esos miles de
millones que hace unos diciembres rodaron por Cúcuta? Quienes fueron la mayoría
que aprovecharon esa bonanza momentánea? Los de afuera, llegaron de todos lados
junto a unos pocos de acá, mientras tanto la mayoría de los cucuteños mirábamos
pasar los dólares sin hacer nada, además que mucha de esa ganancia como siempre
voló para otros destinos. Puerto libre? Mamola,
pasaría lo mismo, llegarían cuanto vivo y poderoso tiene este país tanto
legales como ilegales a manejar el negocio
del contrabando y unos cuantos de acá arrodillados porque nos encanta colaborar
con el de afuera y bloquear al propio.
Qué pena pero esa es la realidad palpable
de nuestra personalidad e idiosincrasia. Si no cambiamos de actitud, de modo de
pensar, trabajando unidos, innovando, si no involucramos a los jóvenes y
estudiantes, a la academia que está tan perdida, juntos trabajando por un solo
objetivo, nos pueden dar el cielo que seguiremos por secula seculorum en
crisis.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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