Gerardo
Raynaud
Desde 1933, el 28 de octubre para ser más
exactos, cuando se fundó la primera estación de radio en la ciudad, la Voz de
Cúcuta, la actividad radial ha sido una de las pocas que se ha mantenido
vigente hasta nuestros días. Esto a pesar de los cambios y la innovación de las
comunicaciones. Aún, con la novedad que se dio a raíz de la introducción de las
señales de frecuencia modulada FM-, dejando relegadas las emisoras que todavía
transmiten en AM con pobre calidad y bajo cubrimiento. En la mayoría de los
países, en la actualidad, han dejado de tener vigencia las emisoras en AM y son
unos “dinosaurios” que se ven sólo en algunos de los más atrasados lugares del
mundo, por eso es extraño que todavía sea Colombia, una de esas zonas. Las
grandes cadenas nacionales, todavía son renuentes a trasladar sus señales en su totalidad a la frecuencia modulada y
eso debe tener una explicación que desconozco.
Esta crónica nos remonta a los años
dorados de la radio local. Comenzando el año 1952 había solamente 2 emisoras,
la Voz de Cúcuta que entonces tenía 19 años y se había consolidado como la
emisora de los cucuteños y la Radio Victoria, que más tarde se convertiría en
la Voz del Norte, órgano informativo que se proyectaba como respuesta a las
necesidades espirituales de los feligreses de la ciudad, pero más especialmente
a la difusión del ideario político del partido azul.
Por ese entonces, se presentía que en el
mercado radiofónico regional, cabía una nueva emisora, más independiente que
las existentes y sin muchos preámbulos, regresando a su tierra, en situación
que hoy llamaríamos, “desplazado” de Venezuela, después de haber sufrido pena
de cárcel por sus actividades como sindicalista petrolero, pero con la
conciencia tranquila y la visión puesta en la gestión de una empresa que
contribuyera al progreso de su ciudad, el 13 de marzo, Carlos Ramírez París,
comienza su aventura con la Radio Guaimaral cuyo lema, de todos nosotros
conocido fue “la emisora chica para grandes cosas”.
Como se entenderá, con nuevos afanes, la
torta publicitaria se agrandó y ahora las oportunidades eran mayores, las
posibilidades de trabajo que se les ofrecía a los periodistas empíricos eran
cada vez mejores y además todos los medios, disponibles entonces, se
complementaban sin angustias ni envidias. Los periodistas, por esos años no
tenían mayores restricciones que las censuras gubernamentales les imponían, en
algunos campos y aún así, trataban de eludirlas sin contemplaciones.
Dentro de este ambiente relajado impuesto
por los mismos medios, en octubre de ese año, de común acuerdo, el círculo de
periodistas radiales acordó el lanzamiento de la “Primera Semana de la Radio”
con una programación muy interesante y amena, que resultó de interés y que
atrajo una participación considerable, pues había un atractivo plan de premios
para quienes concursaran. Puedo asegurar sin temor a equivocarme que el
promotor de la iniciativa no fue otro que nuestro conocido “trompoloco”, dueño
de la recién establecida emisora, que por entonces barría en el “rating”, tal
como se pudo comprobar durante el evento tema de esta crónica. El entusiasmo
producido por el concurso “Opine usted para la semana de la Radio” así lo
ratifica.
Las emisoras distribuyeron unos cupones
para que el público participara y manifestara sus inquietudes respecto de
varios interrogantes que se les planteaba y la verdad sea dicha, el nivel de
participación superó las expectativas. Hoy en día, son pocas las intervenciones
donde se logra un porcentaje tan elevado como el de entonces. Pero ¿qué se les
preguntaba a los participantes? Veamos, primero, cuál era la emisora que más
sintonizaban. Después, las preguntas se enfocaban a definir cuáles eran los
programas y locutores de su agrado. Las respuestas fueron muy significativas
para el conocimiento de la audiencia de entonces, toda vez que no existían los
estudios de medios de que hoy se dispone para tomar decisiones respecto de la
programación y la pauta.
Los resultados cuantitativamente mostraron
que la nueva Radio Guaimaral tenía un porcentaje de sintonía cercano al 70%,
mientras que las otras dos emisoras se repartían equitativamente el 15% cada
una. Fueron depositados en las urnas del concurso 1.904 cupones, que además
respondían los interrogantes arriba mencionados con los siguientes producidos:
El Mejor Programa Radial le fue otorgado al programa de la locutora Merceditas
Antolínez, que se transmitía diariamente de lunes a viernes de 10 a 10 y 30 am.
y que obtuvo 983 votos. Desafortunadamente, no pude encontrar la información
del nombre del programa, aunque creo que se transmitía por Radio Guaimaral.
Como Mejor Locutora fue galardonada la
joven Nieves Josefa León de la misma Radio Guaimaral. Y tal como hoy, los programas
de mayor sintonía eran los deportivos, así que como programa más sintonizado
resultó ganador “Atalaya Social y Deportiva” que trasmitía el propio C.R.P. de
7 a 8 de la noche. Los programas “Radio deportes”, “Esfera Deportiva” y
“Meridiano” se clasificaron en los puestos siguientes.
El Mejor Locutor le correspondió a Álvaro
Barreto, el popular “mocho”, quien obtuvo cerca del 15% de los votos, seguido
de Carlos Ramírez París con algo menos del 10%, después se distribuían el
beneplácito del público con proporciones similares, Pedro Pablo Díaz González,
Julio Palacios Pérez, Jorge León, Arnolfo Alarcón, Alfonso Sandoval Burgos y
Francisco Uribe Z. Como Mejor Locutor
Deportivo fue reconocido Gilberto Maldonado Moreno.
Entre los participantes que remitieron sus
cupones se había acordado entregarles dos premios que consistían en tres
camisas Primavera y un par de zapatos donados por el almacén Los Tres Grandes y
la suma de $20 en efectivo entregados por el Radio periódico “Lo del día”. Los
ganadores fueron el señor José Luis González, residenciado en el barrio Carora
y la señora Élcida Suárez de Corredor del barrio El Contento. Al finalizar las
festividades programadas se hizo entrega de los galardones y los premios,
cerrando la jornada con una exhortación a todas las empresas radiofónicas de
Colombia para que este ejemplo perdurara.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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