jueves, 3 de abril de 2014

548.- NORTE DE SANTANDER: UN MINUTO DE CINE POR AÑO


Jhonny Rodríguez Quintero





Si de ver toda la producción cinematográfica de Norte de Santander se trata, basta disponer de solo 65 minutos en un teatro. Ese es, en efecto, el tiempo que se necesita para asomarnos a lo que un puñado de directores y realizadores de la región han hecho en los 93 años del cine nacional.


El primer registro fílmico en el departamento del que se tiene conocimiento data de 1953, cuando el país vivía la llegada de Rojas Pinilla al poder, y con él algunos avances tecnológicos. Hans Brckner, quien por su apellido delata su origen extranjero, llegó para dirigir ‘Cúcuta, la perla del norte’, un corto de 10 minutos en el que se documentaban los edificios más importantes. Al final mostraba la visita del entonces presidente a la ciudad.


‘Cúcuta, la perla del norte’, es un cortometraje que se usó para proyectarse en los cines como imágenes de apoyo para los noticieros, antes de que comenzara la película de esa noche, cuando aún no llegaba la televisión al país


La productora bogotana Gran Colombia Films, fue la encargada de realizar este documento fílmico, y por tanto la que se llevaría las ganancias y el crédito, privando al departamento de quienes habrían sido sus primeros realizadores


Pero no fue sino hasta 1958 cuando se hizo la primera filmación nortesantandereana. Gonzalo Canal Ramírez dirigió en este año un cortometraje de 10 minutos, “Así fue mi vereda”, que comienza con imágenes de la vida de Gramalote, para luego mostrar los primeros problemas de violencia en este municipio.


Ya en los 50 Colombia había entrado en el mundo del cine. Por esa misma época en la Costa Atlántica se filmó ‘La langosta azul’ (1954), con la participación de  Gabriel García Márquez  y Enrique Grau como guionistas y realizadores. Pero las décadas venideras no serían las mejores para el negocio del cine.


La del 60, atrapada por la magia de la TV en blanco y negro que paulatinamente se tomaba la geografía nacional, mimetizó aquel atraso cinematográfico, que en Cúcuta, se extendió hasta la primera década del siglo XXI, ya en el pleno furor de las tecnologías audiovisuales, cuando de la mano de la ley 814 de 2003, el Ministerio de Cultura proveyó recursos para la producción de los primeros y más conocidos cortometrajes marcados con la etiqueta “made in Cúcuta”, luego de 60 años en los que solo fuimos espectadores de cine, incluso durante los 15 años dorados de la filmografía estatal impulsada por Focine (Ver recuadro).


La ausencia nortesantandereana en aquel pequeño boom colombiano fue suficiente para debilitar aún más la ínfima cartelera de un departamento que, como el nuestro, ha sido uno de los menos filmados del país. A pesar de ello, los primeros correctivos a ese déficit de imágenes y locaciones comenzaron a dar sus frutos hace solo dos años.


En los 10 años de vigencia del Plan Nacional Audiovisual (PAN) habría que incluir ‘La Pisina’, uno de los cortos más conocidos del departamento. Sí, así como suena, sin C, tal y como está escrito en un rústico aviso de un balneario en el barrio Valles del Rodeo, a partir del cual gira la historia de Juana, una pequeña vendedora de dulces obsesionada con ganar el dinero suficiente para costear su entrada a una modesta piscina.


A ‘La Pisina’ se sumaron en 2011, también con el apoyo del Ministerio de Cultura, a través del programa ‘Imaginemos Nuestra Imagen’ (INI), dos nuevos cortos: ‘La sombra de Alipio’ y ‘Cállate y escucha’, proyectos en los que nuevamente los participantes recibieron formación para hacer cine.


Las nuevas producciones, a pesar de mostrar el interés de una nueva generación por crear cine, siguen siendo avances tímidos que no trascienden las fronteras del departamento, y se desconocen en el resto del país. Las grabaciones siguen siendo cortometrajes, que no superan los 20 minutos.


El fácil acceso a la tecnología, a cámaras de video y fotografía, ha hecho posible, sin embargo, que una nueva generación de jóvenes curiosos se aventure a debutar en el cine, más por curiosidad que por cualquier otra cosa.


Y si bien en comparación con la tradición cinematográfica de otras ciudades colombianas, la historia del séptimo arte en Norte de Santander es más que tímida, las esperanzas están fincadas en lo que puedan hacer el Consejo Departamental de Cinematografía, las universidades o los cine foros de la ciudad, entidades enfrentadas al reto de hacer la tarea que gran parte del país ha hecho ya, so pena de esperar que pasen otros 60 años para que todas sus producciones audiovisuales se proyecten en solo 60 minutos.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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