sábado, 26 de abril de 2014

560.- CUCUTA, CAMINO A SER SOSTENIBLE


Orlando Carvajal



Los urbanistas locales han proyectado una ciudad moderna a la que solo le falta ajustar algunos detalles en materia de servicios y de vías para hacerla sostenible.


No cabe duda que Cúcuta tiene todos los atributos para convertirse en el corto plazo en un buen vividero, con todas las ventajas y condiciones de una verdadera metrópoli.


El hecho de ser la sexta ciudad más poblada del país, según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), con 637.000 habitantes, y de ser la frontera de Colombia más movida en lo comercial y en población, la convierten también en un atractivo codiciado para propios y extraños.


Encantadora para unos y amañadora para otros, la capital de Norte de Santander es también una ciudad convulsiva y con unas diferencias abismales entre lo deseado y lo inaceptado, dice el historiador y antropólogo, Alberto Acuña Cordero.


Y claro, para este experto conocedor de la idiosincrasia y de las costumbres cucuteñas, esto se debe a las condiciones atípicas en las que le ha tocado evolucionar a Cúcuta, “una ciudad que, al igual que muchas de su tamaño en el país, creció al mismo ritmo que le marcaron las crisis sociales que se conocen, como la Guerra de los Mil Días (1899), la violencia entre liberales y conservadores (1945-1950), la aparición de las guerrillas (1960) y la incursión de paramilitares (1989) y de bandas criminales (2006)”, asegura Acuña Cordero.


Pero además de esto, a Cúcuta la marcó el mito de ser frontera, “y este solo hecho, más que las guerras y las guerrillas, y que las bandas criminales, fue la causa del desorden poblacional en que todavía se debate la ciudad, dice el historiador y antropólogo.


En el reciente foro urbano regional de hábitat y ciudad que tuvo lugar en Cúcuta con invitados de Naciones Unidas, investigadores y urbanistas de Venezuela y Colombia, y expertos en suelos, una conclusión que llamó poderosamente la atención de los invitados de afuera fue el avance que ha tenido Cúcuta de cara a convertirse en una ciudad sostenible, aún en medio de todos los avatares  antes mencionados.


Y no hay que hablar solo de los movimientos sociales que influyeron en la conformación de la ciudad, también hay que resaltar el talento que han tenido los urbanistas locales para superar los problemas de una ciudad atravesada por tres grandes fallas sísmicas y de un territorio soportado en arcillas expansivas que hacen riesgoso el suelo para cualquier cosa, dijo Guido Arturo Berte, docente investigador del centro de estudio de frontera de la universidad de Los Andes.


Para el científico venezolano, es un hecho que todo lo que ocurra en la frontera, en cualquier dimensión que se produzca, tiene impacto en los dos países.


Se refiere Berte a la explosión que han producido las invasiones de tierras en el corredor limítrofe, y al boom generado por el bajo precio de la moneda venezolana frente al peso colombiano, lo cual ha ido de la mano con el comercio informal.


“Todo esto, en definitiva, va produciendo prospectivamente deterioro en calidad de vida, en desarrollo humano tanto en Colombia como en Venezuela”, sostiene el docente investigador.


¿Pero en qué pasos andan las autoridades para avanzar en el propósito de que Cúcuta sea una ciudad sostenible, con calidad de vida para sus habitantes, con servicios óptimos y continuos, con políticas claras frente al medio ambiente, aire, urbanismo, entre otros indicadores?


La misión no ha sido nada fácil, sostiene el alcalde Donamaris Ramírez Lobo, uno de los artífices de que se cumpla la meta en la que ya trabajan ciudades como Bucaramanga, Pereira, Manizales, Barranquilla y Montería.


Uno de los cuellos de botella al que nos enfrentamos es la problemática de ilegalidad de los asentamientos en todos los puntos cardinales de Cúcuta, dice el gobernante local.


Una ciudad en la que más del 60 por ciento de sus barrios fueron producto de invasiones de terrenos privados, donde cada día llegan en promedio 15 familias desplazadas, en la que el desempleo es uno de los más altos del país y en la que la informalidad tiene crucificada la economía, es apenas lógico que casi todo esté por hacer, dice Ramírez Lobo.


No obstante estos impactos sociales, la Ruta Hábitat de Naciones Unidas ha sido fiel testigo de los esfuerzos que se hacen en Cúcuta para superarlos.


Si bien es cierto que esta administración ha hecho con el Gobierno Nacional una gran inversión en vivienda con $170.000; en salud gratuita otros $162.000 millones, y $190.000 millones para educar a 114 mil niños, niñas y adolescentes, “aún necesitamos de diversas estrategias que contribuyan a la solución de la problemática de desorden en las tierras”, sostiene el gobernante municipal.


Mauricio Ballesteros, cree que algo para destacar es el proceso de titulación de barrios y de predios, con más de 22 mil procesos programados para este año.


Pero además de esto, a la gestión que está en marcha para determinar la sismicidad de Cúcuta, con miras a saber qué clase de suelos tiene y hacia dónde se puede dirigir la inversión en materia de urbanismo, dijo el asesor de ONU Hábitat.


Sin embargo, pese a estas problemáticas, Cúcuta tiene buenas experiencias en legalización de terrenos y en construcción. Por ello en el diagnóstico que se realiza de Cúcuta esas serán dos de las fortalezas con las que se aspira a realizar sinergias con otras ciudades del mundo, con miras a intercambiar experiencias para buscar soluciones, dice Ballesteros.


“Tenemos que encontrar ciudades en el mundo con soluciones para superar la problemática de las arcillas expansivas de Cúcuta, de la inestabilidad de sus suelos”, agrega el asesor de ONU Hábitat.


Para cuando eso suceda, el alcalde Ramírez Lobo es consciente de que hay que seguir trabajando en procura de lograr una ciudad sostenible en el corto plazo. “Nos propusimos reemplazar las 145.000 bombillas de sodio del alumbrado público por otras de luz blanca o luz LED, y aspiramos a cumplir en lo que resta de la administración”.


Las ventajas de ser sostenible


Cúcuta está inscrita para calificar en el programa de Ciudad Sostenible que tiene el Banco Interamericano de Desarrollo y que en Colombia coordina Findeter.


Según el alcalde Donamaris Ramírez Lobo, alcanzar ese escalón es en lo que se trabaja en estos momentos y una vez se adquiera la ciudad recibirá muchos beneficios de la banca internacional, “porque tendremos la oportunidad de presentar proyectos de nuestro plan de gobierno para que sean financiados, entre otros, en los sectores de medio ambiente, vías y educación”.


La ciudad tiene que cumplir unos requisitos y los mismos tienen que ver con crecimiento poblacional, en el plano fiscal, vial y de servicios en los que ya se trabaja, dijo el Alcalde.


Invasiones crearon más de media ciudad


El director de Planeación Municipal, Jorge Joya, señaló que Cúcuta desde su creación ha sido una ciudad de inmigrantes, de oportunidades, dadas sus condiciones de ciudad comercial y de frontera.


Todo esto –dijo- se convirtió con el paso de los años en un drama social para la gente que llegó y la que se encontraba viviendo aquí, dadas las invasiones de tierras que se produjeron.


Joya explicó que las invasiones de terrenos es un problema delicado y se está trabajando con la Policía para frenarlo definitivamente. Aseguró que el 70 por ciento de la población está en los estratos uno y dos. Por ejemplo, la gran mayoría de Atalaya se formó por invasiones, y muchos barrios del Llano y la ciudadela La Libertad, también.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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