sábado, 3 de mayo de 2014

564.- OPERACIONES ‘NON SANCTAS’ EN EL 53


Gerardo Raynaud D.

Contrariamente a la idea que se tenía de que en el pasado no se presentaban las acciones fraudulentas que hoy son ‘pan de cada día’, los carruseles, las mordidas, los peculados y demás animales de la fauna de nuestra política, también pero con menos frecuencia, surgían en algunas ocasiones desaciertos parecidos a los que actualmente conocemos, oímos y vemos en los distintos medios de comunicación. En el año del título, se presentaron algunos casos, no tan sórdidos como los conocidos hoy, pero que de alguna manera sacudieron las fibras morales de los habitantes de esta región.

Se acababa de fundar una empresa que se denominaba Centrales Hidroeléctricas de Cúcuta S.A. y al frente de ella se había nombre un personaje tuvo serias controversias con la opinión pública, toda vez que realizaba actividades administrativas que muchas veces contrariaban el buen sentido y la moral organizacional. A comienzos de este año se presentó el primer inconveniente, el cual fue conocido por los medios y éstos ni cortos ni perezosos,  se fueron lanza en ristre contra el administrador, incluso dando a conocer su sobrenombre y utilizándolo de manera constante y malévola.

Al señor Carlos Valdivieso Guerrero a quien le tenían el remoquete de ‘el tuerto’, empezaron a denunciarlo públicamente por haberse  asignado un sueldo exorbitante de dos mil pesos mensuales, pero como si fuera poco, incluyó en el mismo paquete de medidas, a su secretario, el señor Ramírez Berti, con un sueldo de mil pesos mensuales, decisión que fue apelada ante la Superintendencia de Sociedades Anónimas, ya que era la entidad fiscalizadora y de cuya decisión se esperaba, fuera revocada. 

Para tener un punto de referencia con relación a los sueldos de entonces, se les hacía inconcebible que el señor Valdivieso devengara mucho más que el gerente general del Instituto Nacional Eléctrico, el organismo regulador de la actividad a nivel nacional, cuyo salario era de tan solo $1.500.
 
A esta insensatez, se le sumaba otro exabrupto. La compra, como se diría hoy, sin el lleno de los requisitos legales, de un motor diésel de 1000 kilovatios, con su respectiva planta purificadora de aceite, por la suma de $500.000, sin que mediara licitación y cuyo valor excedía las atribuciones del representante, además se argumentaba que la junta administradora no había estudiado la propuesta y que la inversión era innecesaria por el momento. 

La empresa en mención, era una sociedad mixta, en la cual el municipio de Cúcuta, tenía una participación representativa, se le solicitaba al alcalde o en su defecto al Personero, que era miembro de la Junta, que intervinieran para proteger los recursos públicos y evitar su detrimento.

El negociado prosiguió, se dice que a espaldas de la junta administradora y los medios continuaron fustigando al administrador de la incipiente empresa quien venía de desempeñarse como gerente de las empresas públicas y cuya gestión había sido igualmente cuestionada. 

Sin embargo, ahora se le había sumado otro ingrediente, pues la prensa vinculó al agente representante de la firma que pactó la adquisición del motor y aquí cito textualmente la información publicada, que para la época era de común usanza pero hoy inadmisible por su lenguaje denigrante y poco refinado: 

“… se trata también, de otra de las vagabunderías del técnico alemán, que como todo Cúcuta lo sabe, es un extranjero indeseable por muchas razones, entre ellas la de ser responsable de la ruina de la Planta Thermoeléctrica, ruina que ha venido provocando sistemáticamente para provocar (sic) la compra, con aprovechamiento personal y con carácter de urgencia, de los elementos mencionados.” 

Terminaba la presentación de estos argumentos, solicitándole al gerente se le informara a la opinión pública si la compra –que finalmente se concretó- “se realizó en pesos colombianos en el interior del país con los sobrecostos de los agentes intermediarios  y utilidades de la casa vendedora en Bogotá o si por el contrario, se compró en dólares, puesto en fábrica o en puerto de destino, con licencia de importación acreditada por las Centrales, como cuando se hace cuando se trata de comprar con sentido de honradez y con criterio de economía en favor de la entidad de la cual se deriva un sueldo.”

 Como puede apreciarse, la prensa de entonces, era especialmente agresiva con quienes consideraban se aprovechaban de sus cargos para realizar operaciones consideradas ‘non sanctas’.

Al parecer los argumentos esgrimidos por quienes interpusieron sus recursos ante la Supersociedades de la época, dio los frutos esperados, por cuanto, los representantes del municipio, renunciaron a sus puestos y la entidad supervisora ordenó la recomposición de la Junta. 

Aun así, la nueva Junta Administradora, se desentendió de los inconvenientes suscitados por cuanto argumentaron que los procesos habían sido iniciados y estaban a punto de culminar, era la fórmula diplomática de evadir las responsabilidades del caso.

Al parecer, las constantes peroratas de la prensa contra las gestiones del gerente Valdivieso, en lugar de bajarle el tono a las controversias, pareciera que las incentivaban, toda vez que el personaje en mención no se amilanaba en lo más mínimo para continuar con sus decisiones, en gran parte  atacadas por la prensa, conocedora de los antecedentes que en muchos casos afectaban el  bolsillo de los pobladores de la ciudad, como sucedió algunos meses más tarde, cuando aprovechando la visita del ministro de Fomento, el doctor Carlos Villaveces, le hicieron saber del alza no autorizada del servicio de energía eléctrica que se había decretado unas semanas antes. 

De todas formas y a pesar de las advertencias, la prensa mantenía temores ocultos y manifestaban abiertamente que esperaban retaliaciones por parte de la empresa del servicio de energía, al argumentar que no sería extraño que les ‘suspendieran los servicios y paralizaran sus máquinas’, pero que esta solicitud al ministro era ‘un deber social’ que expresaba  n en favor de las clases más pobres de la ciudad.

Esta no fue la última de las arbitrariedades denunciadas en contra del personaje de marras; algunos días después de la visita del ministro de Fomento, una nueva noticia sorprendió a la opinión pública, aunque ni era noticia ni sorprendió a nadie, el señor Valdivieso fue acusado de nuevos despilfarros, esta vez por cuenta de unos nombramientos. 

No fueron tanto los nombramientos, a pesar que éstos tuvieron tintes políticos, sino nuevamente las asignaciones salariales las que causaron escozor entre la prensa y la opinión. 

Parece que el nombramiento de un señor de apellido Flórez despertó indignación, pues el célebre personaje, según decían, tenía pésimos antecedentes, ya que había sido vinculado a unos actos criminales sucedidos en la ciudad de Pamplona que fueron conocidos como ‘el crimen de la esquina del doctor Mora’, razón por la cual tuvo que exiliarse en Venezuela, donde dicen se hacía pasar por víctima del régimen conservador. 

Además, se había desempeñado en otros cargos públicos, en la misma ciudad, todos con procederes que parece no fueron satisfactorios, por lo menos en cuanto a las cuentas que se esperaban de ello. Nuevamente, sale a relucir el sueldo con que fue vinculado que era de mil pesos, así como el de su secretaria, una linda chica de apellido Trujillo quien ganada la no despreciable suma de $500. 

Claro que lo peor no era la remuneración sino la filiación de los nuevos vinculados, pues era bien visto, en ese momento, que fueron identificados como ‘liberales’ una ideología que reñía con la política del momento y aún más grave, que al señor Flórez le habían conocido que cuando estuvo en Venezuela decía pertenecer al partido comunista, lo cual era ilegal y ameritaba detención.

La fuerte oposición que se le hizo al doctor Carlos Valdivieso no logró, a pesar de los esfuerzos de la prensa, sacarlo de la empresa y se mantuvo en ella hasta que fue reestructurada y convertida en la que conocemos hoy como una de las más eficientes empresas en la prestación del servicio de comercialización de energía eléctrica del país.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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