sábado, 7 de febrero de 2015

711.- EL OFICIO DE PARTERA EN CUCUTA



Giovanni Lizcano Sánchez 

Entre las habilidades que desarrollan las parteras está el de acomodar los bebés cuando se encuentran en posiciones difíciles para el nacimiento.


El nacimiento de su primer hijo no tuvo ninguna asistencia médica. A sus 22 años lo único que sabía era que tenía que preparar su cuerpo para un parto limpio.

Tendida en su cama, recibía las instrucciones de su padre, quien ya había acumulado experiencia con los partos de su esposa y algunas conocidas. Sin embargo, él nunca entró a la habitación, todas las indicaciones las dio desde la puerta.

Afortunadamente todo le salió bien a María Lidubina Gelves Contreras, quien aprendió todo lo necesario en esa ocasión para luego acompañar el parto de una vecina en la vereda Junín de Sardinata, hace 59 años.

En muy poco tiempo, todo el municipio se enteró de sus habilidades para asistir nacimientos y fueron sus coterráneos quienes le dieron el título de partera.

Además de recibir a los niños, desarrolló la habilidad de identificar la posición que tienen en el vientre y, a su vez, de acomodarlos cuando están de pie o sentados.

Considera que un nacimiento “no tiene mucho misterio. Lo único que hay que hacer es mirar cómo vienen los niños, darles un caldo de pollo para que tengan fuerzas y acompañarlas”, apuntó.

Sus instrumentos siempre han sido guantes, aceite de cocina y tijeras.  A sus 81 años recalca que nunca se le ha muerto ningún bebé.

Llegó a Cúcuta hace 50 años y desde ese entonces vive en el sector de Las Cumbres, en donde es reconocida como la partera del sector, pero también ha estado en nacimientos de El Salado, La Ínsula y San Faustino.

Tiene 22 hijos y cree que cerca de 30 nietos, sin embargo, le da la bendición a más de mil personas en la ciudad.

“A mí me saludan muchachos y muchachas y me dicen nona, porque los ayudé a nacer, pero no logro acordarme de todos”.

El oficio de partera se resiste a desaparecer en la ciudad, porque según el Dane, en Cúcuta 36 partos se atendieron en casas en el año 2013, de los cuales 27 fueron asistidos por parteras.

Actualmente ella sigue atendiendo partos, por los que cobra hasta $150.000, mientras que en una clínica privada de tercer nivel con servicios adicionales como hospitalización, una nacimiento normal puede llegar a costar $3,5 millones.

María asegura que los últimos partos que asistirá serán los de sus dos nietas, que se estima se llevarán a cabo en uno y dos meses, respectivamente.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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