Eduardo Rozo Jaimes
Las semillas caen y crecen
rápidamente.
Caravanas de hormigas arrieras bajan de un inmenso árbol del que cortan con potentes mandíbulas verdes hojas, diminutas flores blancas y frutos ovalados que alcanzan hasta el triple de su tamaño.
Sincronizadas descienden por una áspera corteza y con el tesoro vegetal que recolectan producen en cámaras subterráneas una papilla que se transforma en un hongo con vejigas, de las que extraen un líquido rico en azúcares y proteínas para alimentarse.
El árbol del que traen la materia prima es un temible amigo de las
arrieras: el nim. En Cúcuta hay sobrepoblación de esta especie vegetal,
altamente tóxica para aves e insectos.
Si el hongo que producen es capaz de neutralizar la azadiractina, toxina del nim, las hormigas tienen opción de vida. Sin embargo, es un compuesto volátil que tarde o temprano cumple su objetivo: destruir.
¿Cómo llegó
a Cúcuta?
El nim es originario de Oceanía, común en el suroeste asiático y en India. En el mundo es apetecido por las propiedades medicinales y se desplazó en los viajes de los navegantes por el océano pacífico.
A Cúcuta llegó hace más de 20 años y fue introducido por el ingeniero payanés Julián Caicedo, quien lo trajo de Ecuador.
Para esa época -1994- un grupo de alemanes dictaron en la Universidad Francisco de Paula Santander una charla sobre los beneficios del nim y el pamplonés Pablo Mogollón, doctor en química de la Universidad de Salamanca (España), trajo de Dabajuro, estado Falcón (Venezuela), cuatro árboles que plantó en la universidad.
Posteriormente reprodujeron 6.000 plántulas en un vivero para fines académicos. Al terminar el proyecto las distribuyeron por toda la ciudad.
Impacto en
insectos
La toxina azadiracta, de acuerdo con el director técnico de la fundación Guayacanal, Germán Camargo Ponce de León, inhibe el metabolismo de los insectos, hace que pierdan el apetito y mueren de hambre.
Además, frena el desarrollo de las larvas que no pueden hacer metamorfosis
y mueren dentro de los capullos o huevos.
Así, disminuyen las poblaciones de insectos, dejan de picar y molestar a
las personas y con ello se rompe el equilibrio en los ecosistemas.
Los más afectados son zancudos y moscas, cucarrones, hormigas y polinizadores como las mariposas y las abejas.
Estas últimas enfrentan la extinción mundial y en Cúcuta, además, son desplazadas por el árbol de nim. El ingeniero en producción animal y máster en desarrollo rural Miguel Ángel Barragán Rivera, dice que la flor no ofrece néctar por la carga de insecticida natural.
No atractivo
para aves
El biólogo Germán Camargo señala que el nim es capaz de liberar sustancias al aire y actúa como un repelente natural. Para las aves no es una especie atractiva, pese a su abundante follaje, por tanto no ofrece riqueza en flores e insectos.
En Cúcuta predominan las aves del bosque seco tropical, tales como azulejos, tangaras, golondrinas tijeretas, tres tres, pico plata y el toche.
De acuerdo con Germán Camargo las aves son indicadores de la calidad del ambiente y avisan cuando hay amenazas por abuso de ruido, exceso de automotores y pocos árboles, entre otras.
Tan es así la importancia de las aves que en el Siglo XVIII, los mineros de carbón descendían 500 metros con un canario en una jaula.
La razón, como no existían equipos para detectar gases, mientras el canario
cantaba y estaba activo no pasaba nada, pero cuando se decaía salían de la mina
porque el ambiente no era ideal.
Sobrepoblación
rompe el equilibrio
El ingeniero agrónomo y especialista en taxonomía vegetal, Evaristo Carvajal, argumenta que la sobrepoblación de nim en Cúcuta está reemplazando a las especies nativas que son las ideales para las aves e insectos de la región.
De las 121 especies de árboles que hay en Cúcuta, el 70 por ciento es nim. A un lado quedaron los frutales como tamarindos, nísperos, grosellas, ovos, icacos, granadillas y merey.
Además de árboles como el cují, guayacanes, ceibas, urapos, arbustos, enredaderas y bejucos que proporcionan flores vistosas con abundante néctar, atraen insectos y llenan de diversidad a Cúcuta.
El árbol tiene un crecimiento rápido y al año puede alcanzar los dos metros y medio, no requiere de agua para subsistir y resiste altas temperaturas.
“Si el nim no fuera el árbol predominante las especies tendrían una forma
de repeler las toxinas.
La región tiene amplia riqueza vegetal, con especies de diferentes aromas,
frutos, floraciones y es facilismo y pereza mental llenar la ciudad de solo
nim”, dice el biólogo Germán Camargo.
El hecho es corroborado por el agrónomo Evaristo Carvajal, quien fue contratado para hacer el plan de manejo ambiental de las urbanizaciones de vivienda gratuita en Cúcuta como Cormoranes.
“Cuando les sugerí a los constructores plantar especies diferentes, tenían miles de estos árboles. Entonces nunca entendí para qué me contrataron”.
A la par de romper el equilibrio biológico el nim vuelve a la ciudad monótona y cuando lleguen plagas los ecosistemas no podrán repelerlas.
Además, si una enfermedad ataca al nim, no se mueren unos cuantos árboles
sino el 70 por ciento de los existentes en la ciudad.
Uso
medicinal
Una de las bondades del nim es el uso medicinal que se le ha dado, especialmente en países como India. Científicamente se ha utilizado para tratar cáncer, diabetes, hipertensión, alergias, hongos y afecciones cardíacas. El biólogo Germán Camargo señala que esto debe hacerse con dosis controladas y por expertos en medicina.
En Cúcuta una de las creencias es que tomar infusiones de hojas de nim ayuda a mejorar la tensión.
Sin embargo, dice el agrónomo Evaristo Carvajal que no es tomar agua por
tomar, por tanto se generan problemas secundarios.
¿Qué hacer?
Pese a que la especie llegó hace más de dos décadas a la ciudad hasta ahora no se han tomado medidas.
La subdirectora de recursos naturales de Corponor, Sandra Milena Gómez
Peñaranda, indica que la corporación hará en el primer semestre de este año un
estudio para medir el impacto real del nim.
A la par diseñan una campaña para desestimular que se plante el nim y se vuelva a las especies nativas, eso en alianza con la Alcaldía pues el manejo de la silvicultura urbana le compete al municipio.
Mientras eso sucede, aves e insectos seguirán en su agitada carrera de subsistencia y como las hormigas arrieras, fabricando hongo para alimentarse y con ello, oxigenando el suelo y aportándole nutrientes que regeneran los bosques y evitan que los mismos desaparezcan del área urbana.
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