July
Gélvez/Juan
Diego Gómez
Cuentan los vecinos del sector que anteriormente
había un chircal de donde se sacaba material rocoso para la producción de
ladrillo.
Tras años de extracción de sedimentos, se formó una
concavidad con fracturas y descubrieron que había agua allí. Desde más o menos
1984, al pozo natural se le conoce como La Laguna de San Luis.
Cuando se liquidó el tejar y los dueños abandonaron el
lugar, la superficie permaneció inundada y salpicada de praderas.
Paulatinamente llegaron personas que construyeron casas
improvisadas sobre la montaña que colinda con el humedal. Cerca de 70 familias
armadas con palos, cemento y herramientas de construcción, se apostaron allí.
“Llegamos en el 90, sabemos cómo ha sido la
transformación de acá, antes había más pasto”, dice una mujer oriunda de Puerto Santander que, junto
a su familia, fue de las primera en levantar ranchos en inmediaciones al lugar.
Hoy en día las construcciones aledañas consisten en casas propiamente dichas.
La mayoría de cucuteños la conocen, o por lo menos han oído hablar de ella, saben de la existencia, pero lo que no conocen es que esconde algo que el ojo humano no alcanza a percibir.
Los vecinos del sector son los más expertos del tema, pues han tenido la
oportunidad de sumergirse en sus aguas y conocen el misterio que tiene la
Laguna de San Luis.
Esta laguna es producto del antiguo chircal. Un extrabajador contó cómo por
más de 30 años funcionó y que el pozo es un nacimiento de agua natural.
Al excavar para conseguir arcilla, encontraron fue agua. El chircal se
acabó por problemas económicos. Los obreros tomaron la maquinaria como parte de
pago y desde entonces este terreno ha estado desolado. Han pasado más de 20
años.
El lugar guarda misterios y sirve para el escondite de maleantes. Eso es lo
que vecinos cuentan y por lo que, al mismo tiempo, se quejan.
El sitio es oscuro, está lleno de monte y lo han utilizado con otros fines,
haciendo que no sea tranquilo para los que habiten cerca.
Buena cantidad de habitantes se han sumergido en esas aguas para apaciguar
los calores cucuteños.
Quienes se han dado un chapuzón encuentran en el interior algo misterioso
que describen como un ser raro, nunca antes visto. Algunos, creen que es un
simple pez, pero otros aseguran que es un monstruo que se esconde y que se ha
apoderado de la laguna.
Exalumnos de un colegio militar vivieron en carne propia la desgarradora
historia que los dejó marcados para siempre y que recordarán cada vez que pasen
por la Laguna de San Luis.
Estudiantes del plantel General Francisco de Paula de Santander salieron
del batallón luego de culminar la instrucción militar rutinaria de los sábados.
De regreso a la institución pidieron al conductor de bus que los llevara a la
laguna para refrescarse y nadar unos minutos.
No eran más de 10 jóvenes los que se encontraban allí. Estaban con el
brigadier mayor (otro estudiante del grado once) quien lideraba a los de
noveno. Llegaron a la laguna, se quitaron el uniforme y las botas, y se
lanzaron a nadar.
Pérez, de 14 años, tenía una gracia especial que lo hacía diferente a los
compañeros. Era el consentido en el colegio por padecer cierto nivel del
síndrome Down. Le tenía miedo al agua y no sabía nadar.
Entre juegos y chanzas se tiró con el uniforme puesto. Al pasar los
minutos, y ver que no salía a la orilla los compañeros empezaron a desesperar y
algunos se lanzaron al rescate. No lo encontraban.
Los jóvenes alertaron a los directivos del colegio y a los organismos de
socorro para que encontraran a Pérez. La búsqueda fue incansable.
Familiares y amigos llegaron a San Luis para esperar cualquier noticia. El
tiempo corría y Pérez no salía de la profundidad oscura de la laguna. Todos se
asustaron y esperaban lo peor.
La madre del joven se encontraba en otra ciudad. Abordó un avión y pronto
llegó al lugar para reclamar el cuerpo del hijo. Muchos acamparon junto a la
laguna. Aguardaban la salida de Pérez, pero el cuerpo de socorro no daba
noticias.
La angustia se prolongó, el pánico crecía y la noche se tornó fría, oscura
y estrellada. La luna era la compañera de los temerosos jóvenes y adultos, y
testigo fiel de lo ocurrido. Las horas pasaron. La luna se despidió de la
familia de Pérez y el sol brillante los saludó.
De repente, un hombre delgado, alto, de piel oscura y ojos claros, decidió
lanzarse al agua y con ayuda de un palo buscó el cuerpo de Pérez. Tardó
un par de minutos y al salir, y en sus manos llevaba el cadáver del joven.
Thomas, hace 10 años, encontró el cadáver. Contó experiencia de toda la vida
con la laguna.
Es su lugar preferido para fumarse unos cuantos porritos. Al hacerlo con su
compinche, bajan a la hora que sea a la laguna y se tiran de cabeza.
Entre risas recordó que ha pasado más de una noche, entre tragos y
marihuana, en ese enigmático lugar. A veces, ha perdido la noción del tiempo.
No sabe cuánto ha sido el tiempo máximo que ha durado dentro del agua. Solo
recuerda que al salir, la piel está arrugada.
Nunca les ha pasado nada. Los vecinos los conocen y saben que solo son
pelados borrachos a los que les gusta la marihuana y que no le hacen daño a la
comunidad.
Otros que han bajado tarde de la noche al lugar no han corrido con la misma
suerte, y han sido robados, apuñaleados o en el peor de los casos asesinados.
Las quejas de los habitantes del sector apuntan a la inseguridad y no
pueden tener tranquilidad ni siquiera en casa. Las denuncias no tienen eco en
la policía.
Se rumora que en el lugar se construirá un parque temático o un conjunto
residencial. Los vecinos están contentos con la noticia.
Lo cierto es que nada de eso se ha llevado a cabo aún. Todos esperan que
cualquier proyecto que sea favorable se ejecute lo más pronto posible, pero que
la laguna no se acabe, porque con los secretos que guarda hace parte de la
historia del barrio.
Vecindario no quiere que la laguna de San Luis muera (La Opinión)
Erick Salazar, y Pinky y Rusa, sus mascotas, cumplen su
cita diaria con la laguna de San Luis. El caluroso clima hace que se zambullan
en las verdosas aguas para refrescarse.
Mientras Salazar juega con sus perros en el agua,
muestra con las manos cómo el nivel de la laguna ha bajado por lo menos un
metro en el último mes.
La sequía está secando la laguna, y desde hace varios
años hemos escuchado proyectos municipales para la recuperación de este espacio
y nada que prosperan”, dice al darse un chapuzón.
En el 2010 el Área Metropolitana contrató un estudio de
prefactibilidad de la laguna de San Luis, con el fin de desarrollar un proyecto
ambiental y turístico en este sector, para gestionar los
recursos de su construcción ante entes locales, nacionales e internacionales. A la fecha el proyecto sigue sin
ejecutarse.
Salazar recuerda cómo tres décadas atrás el plan de sus
vecinos era irse a nadar a la laguna. Unos iban en plan de sancocho, y otros
llegaban a lavar su ropa.
Aunque por estos tiempos algunos vecinos como él siguen
frecuentando el sitio, y aún se conserva entre dos grandes rocas el espacio
para poner la olla del sancocho, dice que la tradición de la laguna se ha perdido con el tiempo.
El bañista rescata las labores de limpieza que la
comunidad y entidades municipales han hecho en la laguna, pero se pregunta qué
pasó con el proyecto de recuperación de la laguna que adelantaba el Área
Metropolitana.
“La laguna es un potencial turístico en la ciudad, por
su ecosistema y el mirador natural que posee, por lo que le pedimos al
municipio que intervenga rápido para que no perdamos este pedacito de
naturaleza en el corazón de la ciudad”, dijo acongojado.
Mientras se da luz verde al proyecto turístico los
vecinos siguen echándose un chapuzón en la emblemática laguna que tienen al
solo darle la vuelta a la manzana.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
Muy buen reportaje
ResponderEliminarMe parece muy malo porque necesita la direccion para saber donde queda la laguna de sanluis y saber hacia donde se dirige para llegar aya
ResponderEliminaresta a una cuadra de la iglesia y parque del barrio san luis
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