jueves, 3 de diciembre de 2015

852.- EL PARQUE DEL LIBERTADOR EN CUCUTA



EL PARQUE DEL LIBERTADOR EN CUCUTA

Gerardo Raynaud




Hay parque y plazas de Bolívar en todas las ciudades importantes de Colombia, incluso en aquellas por donde nunca pasó.

Sólo hasta los años finales del siglo veinte, se dio cumplimiento a la Ley 66 de 1925, la cual autorizó al gobierno para erigir estatuas de Simón Bolívar en Cúcuta, Bucaramanga, Tunja y Pasto.

Para quienes desconocen o han olvidado la historia reciente de la ciudad, el parque Simón Bolívar, que tras largos debates entre los gobernantes de las administraciones locales y regionales, su instauración sólo vino a concretarse hace relativamente poco tiempo, mejor dicho, el parque del Libertador es la última de la plazas que se levantaron en honor de los varios héroes y heroínas que adornan nuestra ciudad.

Hay parque y plazas de Bolívar en todas las ciudades importantes de Colombia, incluso en aquellas por donde nunca pasó ni estuvo en su labor liberadora como Medellín, Manizales e incluso Pereira donde el maestro Rodrigo Arenas Betancourt levanto una característica estatua en su honor, una estatua modernista, salida de los cánones tradicionales de los monumentos clásicos que muestran a los próceres en sus poses más distinguidas; sin embargo, Cúcuta, tal vez por las desavenencias, que algunas veces se suscitaron con nuestro adalid local, se negaba sistemáticamente a erigir un monumento que manifestara el agradecimiento que los demás mortales de la nación tienen por su nombre y su memoria.

Para refrescar un poco los recuerdos, hagamos reminiscencia de los sucesos que motivan esta crónica y digamos que en todas las capitales de departamento hay estatuas de Bolívar que le rinden al padre de la patria el tributo del bronce.

Haciendo eco a las palabras del historiador Luis Eduardo Romero citaré sus palabras bellamente escritas para recrear partes de la vida de Bolívar, que fueron elevadas a la categoría de homenaje en varias de las ciudades del país, particularmente por aquellas por donde su genio y figura se pasearon, unas para deshacer la hegemonía ibérica y otras en tránsito hacia la gloria infinita ya en el ocaso de su existencia.

En Cúcuta, donde libró una de las más importantes batallas de la Independencia, tal vez la de mayor significancia en su portentosa campaña de 1812 a 1814, era extraño que en el pasado no hubiera un monumento que recordara, aunque fuera remotamente su participación en esa batalla librada el 28 de febrero de 1813, cuando entonces ostentaba el grado de Brigadier. La Batalla de Cúcuta dio inicio a la llamada Campaña Admirable, la que culminó con la entrada triunfal en Caracas en agosto de ese mismo año.

En algún momento del pasado lejano, el intento glorificador que siempre ha existido en Cúcuta, hizo que para reparar la ausencia del parque o plaza que debería haberse levantado en su honor, el municipio, con ocasión del centenario del nacimiento de Simón Bolívar, en 1883 y para conmemorar además, un año más de la Batalla de Cúcuta, erigió un sencillo monumento en las colinas occidentales de la ciudad, en el sitio que según la historia, se desarrolló la ofensiva patriota contra los realistas que en esos momentos mantenían el dominio sobre los territorios que habían reconquistado, luego del grito de independencia, en el oscuro periodo de la denominada “Patria Boba”.

Monumento que fue restaurado hace unos años y que sirve como punto de encuentro anual de escuelas y colegios, el 28 de febrero.

Lo más cercano que estuvo la ciudad de tener un Parque de Bolívar fue a principios de 1940, en mayo para ser más exactos, cuando el presidente Eduardo Santos, tío abuelo del actual mandatario, hizo colocar la primera piedra del monumento, en el centro del sector que había quedado luego de la construcción del Edificio Santander, que hoy conocemos como Palacio Nacional.

En ese mismo punto, la colonia italiana, aprovechó que no se hizo nada al respecto, para regalarle a la ciudad una fuente, dicen que fue luminosa en algún momento, pero que les dedicaron a los navegantes italianos que descubrieron el Nuevo Mundo y que en honor de uno de ellos se bautizó nuestro país.

En el momento de la colocación de la primera piedra antes mencionada, se suscitó un movimiento social que pretendía que se acometiera tal obra para darle a la ciudad una estatua del Libertador.


Los principales diarios, lanzaron una propuesta para que se constituyera una junta presidida por el gobernador y a la cual se les sumaría un numeroso contingente de muy honorables miembros de la sociedad cucuteña, entre los que deberían estar, el venerable señor Vicario, los presidentes del Centro de Historia (que posteriormente se convertiría en la Academia de Historia del Norte de Santander, por mandato de la Ley 76 del año 68), del Colegio de Abogados y del Cabildo, el Alcalde, el Director de Educación y dos maestros de escuela, el Cónsul de Venezuela, el Comandante del Regimiento Santander y un calificado periodista, además de los presidentes de Mutuo Auxilio y de la Confederación Obrera; mejor dicho, tal cantidad de personas que, el solo reunirlos era de por sí, un imposible y como es de suponer, dicha convocatoria entró rápidamente al olvido y el pueblo de Cúcuta sin su parque.

La generosidad del gobierno colombiano se hizo manifiesta cuando el 21 de diciembre de 1842, devolvió las cenizas del prócer al gobierno venezolano, envió una comisión que para tal fin se había designado, doce años después de su fallecimiento, a pesar del repudio de su país, que el mismo héroe sintió y que originó su salida.

Sin embargo en Cúcuta, el primer intento documentado sobre la intención cierta de establecer un parque bautizado con el nombre y la estatua de Bolívar, se dio el día que el Cabildo de la ciudad aprobó la erección de la plazoleta ubicada cerca del cementerio, que por entonces quedaba por los lados del barrio El Llano, al que le dieron el nombre de Parque Bolívar, pero que por los azares del destino, erigieron allí la estatua de Mercedes Ábrego.

Ese parque que hoy conocemos con el nombre de la heroína, era la nueva plazuela de regocijos, trasladada allí por el desplazamiento sufrido por la construcción del anteriormente mencionado Edificio Santander, toda vez que en ese sitio se realizaban todos los eventos que significaban regocijo para la población, desfiles, bailes populares y verbenas, hasta circos se instalaban para gozo y deleite de los ciudadanos.

Hoy, el parque Bolívar, está ubicado en la intersección de la Avenida Gran Colombia con Avenida 11 Este y al que anteriormente se conocía como Parque Colsag.

Lo adorna una estatua ecuestre del Libertador, obra del escultor Martín Toledo y donada por el gobierno del presidente Luis Herrera Campins. Hoy el parque es mantenido y administrado por el Consulado General del vecino país.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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