lunes, 14 de marzo de 2016

904.- CUCUTA, UNA CIUDAD QUE EMPRENDE, PRODUCE Y COMPITE



Alvaro Escobar R.


Ante la crisis que ha vivido Cúcuta durante la última década por la falta de políticas públicas claras para generar empresa, industria y crear empleo estable, o en su defecto fortalecer la existente en un trabajo articulado interinstitucional y gremialmente, lo que se necesita son fuentes de empleo sostenibles que contrarresten la ilegalidad e informalidad común en esta zona de frontera.

Sin embargo, observamos lo contrario: el trabajo informal crece a pasos agigantados como la principal actividad de fuente de empleo e ingresos de los habitantes de Cúcuta y su área metropolitana.

El tema se visibilizó tanto a nivel nacional como internacional cuando los ojos del mundo estuvieron puestos en esta zona fronteriza durante la crisis desatada por el gobierno de Nicolás Maduro.

Ahora, debido a los resultados electorales del pasado 6 de diciembre de 2015 en Venezuela, se generan nuevas expectativas tanto para Colombia como para el mundo.

Esta informalidad, que supera el 72% según cifras oficiales y mantiene a la ciudad en el primer lugar del país con esta modalidad de trabajo, está representada en ventas informales, ambulantes y estacionarias, como venta de gasolina en las calles, productos perecederos, hallacas, venta de pasteles, jugos, entre otros, así como en los “maneros” que cambian pesos por bolívares o viceversa, en los giros que provienen en dólares (cupos Cadivi), en las exportaciones ficticias, los productos manufacturados (carteras, bolsos, correas, ropa interior, blusas, suelas de zapatos, pantalones, ropa de bebé, cachivaches)  y la venta de alimentos o productos venezolanos.

Estos últimos, salían en gran cantidad del vecino país de manera ilegal (contrabando), a la vista de guardias y policías de lado y lado de la frontera para ser vendidos por unidades o al por mayor en sitios conocidos de la frontera del lado de Colombia, como “La Parada” en Villa del Rosario, la muy famosa “Calle Sexta” del centro de Cúcuta, Cenabastos y la plaza de mercado “La nueva sexta”, entre otros sitios.

Son miles de familias cucuteñas las que participan en estas actividades ilegales e informales.

Unas aprovechan la triangulación del dólar frente al peso y el bolívar fuerte, para manipular los controles y hacer de las suyas en una economía subterránea.

Otras, sobreviven con el contrabando (intercambio de compraventa de productos venezolanos de manera ilegal) por la diferencia entre el bolívar fuerte, frente al peso.

Pero, ¿por qué las familias se ven inmersas en estas actividades?

Por no encontrar alternativas de empleo que les permita subsistir, dónde de alguna manera para el gobierno local y nacional le serviría para acabar o mitigar con este flagelo que afecta las economías de los dos países, en especial el de la región de frontera, hasta el punto de que hoy se le responsabiliza a Colombia del desabastecimiento de alimentos y productos de primera necesidad, el cual produjo la decisión unilateral del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, al declarar  el cierre indefinido de la frontera y en la misma forma el estado de excepción por dos meses, que agudizo la crisis social y económica en este corredor binacional desde el pasado 22 de agosto 2015.

Por fortuna para el área metropolitana de Cúcuta, esta decisión unilateral  hoy nos permite tener claridad de nuestra economía para tomar algunas medidas de corto plazo por parte del gobierno nacional y local para contrarrestar el impacto negativo del cierre de frontera y lograr mejorar en ventas con algunos artículos nuestros de la canasta familiar. Y lo mejor: el cambio que tiene la ciudad al eliminar los “Pimpineros” o bombas de gasolina callejeras.

Todo esto nos genera un interrogante:

 ¿Por qué razón? ¿Cuál es la causa? ¿Cuál es la posible solución?

Al revisar los planes de desarrollo de las  últimas tres Administraciones Municipales, con sus respectivos programas de gobierno “Progreso para todos” del Alcalde Ramiro Suarez Corzo en el periodo 2004 al 2007 y “Cúcuta Solidaria y Competitiva” de María Eugenia Riascos Rodríguez, en su  periodo del 2008 al 2011, y finalmente “Cúcuta para Grandes Cosas”  de Donamaris Ramírez Paris Lobo, encontramos cada uno con sombras y luces en el desarrollo de sus diferentes planes de acción, que nos permiten concluir e identificar la respuesta del porqué:

Falta de planeación con prospectiva en los ejes transversales que requiere la Ciudad-Región. Y al analizarlos en relación al tema  económico que conduce al fortalecimiento empresarial y la creación de nuevas empresas o industrias que fomenten la generación de empleo estable, encontramos que la causa es la falta de coherencia o trazabilidad de uno a otro periodo de gobierno en ejes transversales como infraestructura (vial, de servicios públicos y conectividad), a su vez la falta de política pública para el fomento y fortalecimiento empresarial que permita el verdadero desarrollo socioeconómico que brinde oportunidades de empleo y bienestar a la sociedad.

¿Cuál es la posible Solución?

Al iniciar este nuevo año todos los empresarios realizamos un balance del año que termina y planeamos para corregir los errores cometidos, para proyectarnos con eficacia y eficiencia cómo lograr con efectividad nuestras metas; asimismo, nos corresponde como sociedad civil exigirles a las administraciones, tanto departamental y del área metropolitana, que se prioricen las necesidades expuestas y se le dé continuidad a los procesos que ya se iniciaron en un entramado interinstitucional público-privado para lograr una Cúcuta que emprende, produce y compite, para salir del “peladero”, máxime cuando se cuenta con un gobernador que ya ejerció y conoce de primera mano las necesidades de la región y un alcalde metropolitano que con su mentor tiene el reto de transformar lo oscuro del pasado en luz para el futuro inmediato.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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