La Opinión
El menor se recupera
satisfactoriamente.
El descuido que tuvo la abuela con su nieto de dos años, resultó trágico,
absurdo. En cuestión de segundos las cuchillas de la máquina pica pasto que se
encontraba a un costado de la cocina le amputó la mano izquierda de tajo.
Ocurrió hacia la 1 de la tarde del cuatro de enero de 2016 en una vereda
del municipio La Playa, en la Provincia de Ocaña.
Georgina Ballestero había quedado al
cuidado de su nieto. Ese día se encontraba en la cocina lavando los platos, cuando de repente
escuchó gritos del niño en el patio. “Lo
encontré al lado de la máquina pica pasto, sin una de sus manos, enjuagado en
sangre”, relató.
En medio del drama, la mujer tomó la mano que se encontraba en la cava del
pasto y la introdujo en una cava con hielo y de inmediato se trasladó con él
hacia el hospital Universitario Erasmo Meoz.
Así quedó la mano del pequeño tras
el accidente.
Pasaron ocho horas de viaje cuando
arribó al centro hospitalario. En urgencias, el caso llamó la atención de los
médicos que atendían ese lunes cuatro de enero, quienes de inmediato dieron aviso a uno de los
médicos expertos en cirugía de mano y microcirugía en Cúcuta, José Ignacio
Bravo, quien presta sus servicios a la Clínica Unipamplona.
La mano amputada ya completaba más de ocho horas en la cava con hielo y se
corría el riesgo de que el estado de isquemia que se contempla para proceder a
reimplantar un miembro del cuerpo, que es de seis horas, expirara, dijo Bravo.
“Con todo y que ya habían
transcurrido más de ocho horas, asumimos el reto de reimplantarle la mano al
niño, intervención que tardó ocho horas”, dijo.
El
cirujano José Ignacio Bravo haciéndole control.
El pequeño sufrió dos heridas graves, una primera en la parte dorsal de la
mano y posteriormente la amputación en la parte media del antebrazo, dijo
Bravo.
De esa cirugía ayer habían transcurrido nueve días y la evolución del
estado de la mano reimplantada era positiva.
El parte médico es satisfactorio y
se aspira a que pronto sea dado de alta el niño.
La cirugía practicada, según Bravo es la primera que se produce en Cúcuta
en un niño.
“Teníamos varias cosas en contra para afrontar la operación, primero, que
el estado de isquemia (disminución transitoria o permanente del riego sanguíneo
de la mano) ya había superado la barrera de las seis horas, y segundo que eran
dos heridas bien complicada, por eso estamos observando en su evolución,
consideramos que ya se superó la fase crítica, pues la mano poco a poco va
recobrando su sensibilidad”, dijo el médico.
Diariamente el cirujano revisa la
recuperación. A punto de darle de alta.
Lo que sigue ahora en el hogar del
niño es el periodo de recuperación de la motricidad y la sensibilidad, lo cual puede tardar un año,
aunque por tratarse de un niño el proceso puede ser de menos tiempo, precisó
Bravo.
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