La
Opinión
La diversidad es el regalo más preciado de la
naturaleza y Cúcuta es una de las ciudades que goza de esta posibilidad, como
se comprueba en las hermosas estampas captadas por la lente de varios de los
integrantes del equipo de reporteros gráficos de La Opinión.
Es muy bueno e interesante que en momentos que el
cambio climático golpea con sus inclementes veranos y borrascosas temporadas de
lluvia, en esta región del país se encuentren habitantes como ellos, que con su
sola presencia ya le imprimen un sello de tranquilidad y de alegría al paisaje
que se resiste a ser borrado por las acciones destructoras de los humanos.
El mensaje que estos cucuteños por naturaleza les
envían a los hombres y mujeres que habitan en el valle de doña Juana Rangel de
Cuéllar es que el desarrollo y el urbanismo no deben implicar el arrasamiento
ni la depredación de la vegetación, de la fauna y de la flora, puesto que la
armonía es la única opción para evitar la desaparición de las especies.
El colibrí es uno de los habitantes que le dan colorido
y vida a la tierra cucuteña.
Una vistosa mariposa se dejó fotografiar en todo su
esplendor en su terruño fronteriza.
Esta pareja de iguanas reposa entre la vegetación de su
natal Cúcuta.
Las libélulas que al estar muy amañadas en esta zona de
frontera buscan reproducir la especie.
La culebra les pide a los humanos que no caigan más en
pecado y paren la destrucción de la Tierra.
Las garzas en el río Pamplonita son las amas y señoras
de gran parte de este afluente que poco a poco desaparece
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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