domingo, 5 de junio de 2016

946.- DOÑA LIGIA ECHEVERRIA



Mary Stapper


Aunque la noticia no debió sorprenderme por su precario estado de salud, debo confesar que me duele en el alma la muerte de doña Ligia  Echeverría de Cabeza Quiñones, una mujer que fue como una madre para mí y mi consejera. Voy a escribir sobre doña Ligia, lo que me dicte el corazón.

La conocí cuando quedó viuda del doctor Luis Parra Bolívar. La frecuenté, pocos meses antes de nacer Ligia Margarita, fruto de su matrimonio con el político Teodosio Cabeza Quiñones y me contaba historias de cómo nació el diario de la Frontera, de sus luchas y desvelos junto al doctor Luis Parra Bolívar y del gran esfuerzo por sostener un diario.

Doña Ligia me brindó la oportunidad de hacer mis primero pinitos en el periodismo impreso con una sección que se llamaba, “Cúcuta necesita”. Ahí nació también mi columna “Olfateando” que años después trasladé a La Opinión cuando el Diario de la Frontera cambió de dueño. Siempre conté con su respaldo.

Gracias a ella, conocí al entonces Presidente Carlos Andrés Pérez. Gracias a ella entrevisté otros personajes  de la historia como Luis Herrera Campins, Carlos Ramírez París, Rafael Caldera, Lucio Pabón Núñez, Misael Pastrana Borrero, Álvaro Gómez Hurtado, Alfonso López Michelsen y Belisario Betancur Cuartas entre otros.

Gracias a ella aprendí que el periodismo es un gran oficio que debe ejercerse con dignidad, decencia, objetividad y ética profesional.

Gracia a doña Ligia comprendí que vale la pena arriesgarse e investigar hasta al fondo en busca de una información correcta, sin necesidad de dañar la vida y honra de las personas.

Gracias a doña Ligia aprendí que un periodista no es juez para juzgar a los demás porque su misión es la de informar los hechos.

Gracias a doña Ligia aprendí que se puede ser mujer, madre y profesional al mismo tiempo.

Gracias a doña Ligia aprendí que el valor de la mujer no radica en su exterior sino en su interior.

Aprendí que la mujer no necesita sobresalir por sus atributos físicos sino por su inteligencia.

Gracias a doña Ligia aprendí el valor de la amistad.

Gracias a doña Ligia, quien recibió todas las dignidades,  aprendí, no hay que perder la sencillez aunque se esté en lo más alto. 

Gracias doña Ligia por enseñarme el valor de la palabra.

A su hija. Ligia Margarita, quiero contarle que jamás olvidaré a la doña.

Ligia Echeverría, en una celebración de su cumpleaños  en  su  residencia. En esa ocasión  la acompañaron de izquierda a derecha: Rosa Molina de Figueredo, Susana Valencia de Buitrago, Teodosio Cabeza Quiñones, Miriam Jaimes Hurtado, la homenajeada Ligia Echeverría, Tuy Valencia Villamizar, Argelino  Durán Quintero y José  Luis Acero  Jordán.

Biografía (La Opinión)

Ligia Echeverría, fundadora Diario de la Frontera. En sus últimos años a doña Ligia la afectaron quebrantos de salud, por  lo cual tuvo que retirarse definitivamente de la actividad pública.

Con Parra Bolívar no solo compartió la dirección y el manejo de Diario de la Frontera, sino que lo acompañó en la actividad política. Parra Bolívar fue dirigente del partido Conservador.

Había nacido doña Ligia en Pamplona en el hogar formado por Juan Echeverría y Olimpia Vianchá. Estudió en el Colegio de La presentación de Pamplona.

Al enviudar se casó con Teodosio Cabeza Quiñones, de esta unión nació Ligia Margarita Cabeza Echeverría.

Doña Ligia se destacó en el servicio público y desempeñó cargos como el Consulado de Colombia en San Antonio, la secretaría de Gobierno de Cúcuta y ocupó también un escaño en el Concejo Municipal de la capital nortesantandereana.

En 2012 recibió de la Alcaldía de Cúcuta la Medalla Honor al Mérito Insigne.

En una entrevista que concedió a La Opinión, publicada el 7 de diciembre de 2008, doña Ligia habló sobre su vida y su obra. “Pienso que la muerte es un premio que Dios nos da”, dijo entonces en esa entrevista a Rosaema Arenas Abello.

En otro aparte confesó que Luis Parra Bolívar fue su maestro: “Claro que sí. Me casé niña, a los 14 años y él tenía 42. Era viudo. Me enseñó cómo debía llevar la vida, a no ser muy dada a todo. Cariñosamente me llamaba Rinrinete”.

Falleció en Cúcuta el martes 8 de marzo de 2016.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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