La Opinión
Los últimos 80 años de su vida, Luis Francisco Muñoz no ha hecho otra cosa
que mover el dedo índice para obturar su cámara fotográfica.
Su vida ha sido toda para la
fotografía, y lo será hasta que pueda respirar, ‘hasta el mismo día que me
muera’.
Hoy tiene 87 años y todavía se mantiene vigente y en acción en el oficio
que le ha dado todo lo que tiene: hijos, casa, negocio, comida, vestido y hasta
cigarrillos, porque fumó como el que más en sus tiempos mozos.
Nació en San Vicente de Chucurí (Santander), pero a los dos años fue
llevado por sus padres a vivir a Bucaramanga, donde a la edad de seis años le
entró la piquiña por la fotografía.
Su padre Francisco Muñoz era fotógrafo de profesión y entonces tener una
cámara al alcance de sus manos le resultaba fácil. Recuerda que el oficio más
bello del mundo, como califica su arte de tomar fotos, lo tomó en serio tras la
prematura muerte de su papá.
Se las arregló para montar su primer
foto estudio en un pequeño local que le arrendaron en el Hotel Magdalena de
Bucaramanga, aunque en mente ya tenía proyectado ir a buscar suerte a Venezuela.
Sus amigos le insistieron para que fuera al vecino país adonde le habían
dicho que había trabajo y, lo mejor, se ganaba bueno.
Sin pensarlo dos veces aterrizó en
Cúcuta en 1954, en plena presidencia del general Gustavo Rojas Pinilla.
Sin embargo, el trato que recibió de los cucuteños lo cautivó de tal manera
que desistió de inmediato de la planeada aventura.
Ahora ya no obtura su Alfa mecánica,
sino una canon digital, con la cual continúa ejerciendo el oficio que le enseñó
su padre en sus inicios allá en Bucaramanga.
Lo suyo era la fotografía y como en
la ciudad había pocos fotógrafos se adelantó a abrir su propio estudio en la
esquina de la calle 15 con avenida 5, al que llamó Foto Muñoz.
Llegó a tener 22 empleados, cuatro de los cuales estaban dedicados al
laboratorio de blanco y negro.
Muñoz se jacta de haber sido el
pionero en la capital nortesantandereana de la fotografía en color, de ahí que sus colegas lo apodaran
el papá de los fotógrafos cucuteños.
“Como no habían laboratorios en Cúcuta, las primeras fotos en color hubo
necesidad de mandarlas a revelar a Panamá. Enviábamos los rollos y en 15 días
nos llegaban las fotos. Luego fue a Medellín”, recuerda Muñoz.
Todo el que quería un retrato en
Cúcuta acudía a Foto Muñoz, ahí estaba el chucureño, listo para obturar su
Alfa.
No hubo obispos, alcaldes, gobernadores, ni comandantes de policía y
ejército que se escaparan a su lente. “Me buscaban, hasta aquí venían a que les
tomara la foto del recuerdo”, relata.
Tuvo nueve hijos y todos fueron a colegios privados y a la universidad, lo
que lo enorgullece y lo llena de estímulo por ser de los logros más importantes
que le dio la fotografía.
En la esquina de la calle 15 con avenida 5, él sigue esperando la llegada
de sus clientes para retratarlos, ya no con su Alfa, sino con una canon
digital, con la que se sigue ganando su sustento.
Furibundo hincha del Cúcuta, Muñoz también
vio nacer importantes periódicos de la región, La Frontera y La Opinión. “Recuerdo como si fuera hoy que el
primer tiro de este último periódico se regaló a los cucuteños, yo trabajaba
con don Eustorgio Colmenares y a mí me tocó ir a repartir al barrio Alfonso
López”.
Muñoz confiesa que a su edad no le tiembla el pulso ni el dedo para seguir
obturando su máquina, sin embargo, al sacar cuentas de su estancia en Cúcuta y
de lo que ha construido con su oficio, expresa con nostalgia que no pierde la
esperanza de ir a su natal San Vicente a tomarse un chocolate en la esquina del
parque, “A lo mejor ahí dispararé mi canon a mis paisanos”.
Epílogo (Mary Stapper)
A los 88 años, falleció en la madrugada del
jueves 31 de marzo de 2016. Su deceso fue rápido. Don Francisco era amante de
la bohemia, de reunirse con sus amigos y de mantener intacto su sitio de
trabajo como si el tiempo no hubiera transcurrido.
Con don Francisco, muere una época y desaparece en
Cúcuta el último de los fotógrafos que captó imágenes con una vieja cámara de
fuelle, pero su recuerdo quedará, grabado, en cada fotografía que él tomó.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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