Guido
Pérez Arévalo
Fue inaugurada el 30 de julio de 1946, durante el mandato de Alberto
Lleras Camargo y se convirtió en un
carreteable importante para la economía colombiana .
Por muchos años presentó problemas de derrumbes, por lo frágil de sus
montañas. En varias ocasiones se le hicieron arreglos en pavimentación. La
Curva, La Nevera, La Vijaguala, Sardinata y el Alto del Pozo fueron los
sectores más afectados.
Pero en el 2013, se empezaron a ver los proyectos 4G en el
departamento.
En La Vijaguala se construyó un puente con una inversión de $6.500
millones, se amplió la calzada y se pavimentaron 600 metros. El fondo de
adaptación apoyó la obra con una inversión de más de $90.000 millones. A esto se
suma, la construcción del viaducto La Nevera por un valor de $11.000 millones, el
puente de La Curva por un valor de $6.000 millones, el viaducto en la curva del
restaurante Lucy por $6.000 millones.
Hoy en día esta vía es la más transitada del departamento después de la
de Pamplona. Conecta a Norte de Santander con los municipios del noroccidente y
la costa Atlántica. Son 200 kilómetros que trajeron un avance vial para Norte
de Santander.
Historia
El 30 de julio de 1946, fue inaugurada solemnemente la
carretera que serpentea sobre las estribaciones de la cordillera, como un
pequeño río que busca el destino del mar.
Hubo pico y pala desde el 23 de febrero de 1920. Y
fueron sacudidas las entrañas de la montaña para integrar el valle encantado de
Ocaña a la capital del departamento.
Corrían entonces,
sobre el lomo de aquellas tierras ariscas, justificados resentimientos por la
poca atención recibida de la burocracia cucuteña.
La inauguración
oficial lleva el sello del gobierno del doctor Alberto Lleras Camargo y
registra un reconocimiento a la colaboración de los ministros de Obras
Públicas, Álvaro Díaz y Luis García Cadena, y a uno de los directores de la
obra, Guillermo Tejeiro Caro. La
placa que recuerda el acto fue instalada en el Alto del Pozo.
Los periódicos regionales informaron sobre la visita “a
esa apartada provincia” de importantes funcionarios, entre ellos, el gobernador
Luis Alberto Lindarte, y sus secretarios, José Manuel Villalobos, César Lara
Camargo, Ciro A. Osorio y Ciro Eloy Caballero; el alcalde de Cúcuta, Eleazar
Pérez Peñuela, así como los comandantes regionales del Ejército y la Policía.
Viaducto La Nevera
La capital quedó íngrima. Doce horas se tomó la
caravana porque en las poblaciones intermedias hubo demostraciones de gratitud
y simpatía.
También asistieron los senadores, Luis Buenahora y Alberto Durán Durán
y los señores Manuel Buenahora, Luis Alejandro Bustos, Carlos Julio Villamizar
Girón y Rafael Canal Sorzano.
La junta de recepción fue integrada por Marcos Arenas
Buenahora, rector del colegio Caro, Carlos Daniel Lemus, Luis Maichel, Manuel
Guillermo Jácome, Blanco Ibáñez Díaz, Alejandro Prince, prefecto de la
Provincia, Noel Prince, Pablo Jácome y Rafael Contreras, alcalde de la ciudad.
Hojita Parroquial, boletín de las parroquias de La
Playa de Belén y El Cincho, dirigido por el presbítero Francisco Angarita,
publicó el 23 de febrero de 1913, un artículo titulado, “Una importante vía”,
de J. Z. A., sobre la conveniencia de comunicar las provincias de Cúcuta y Ocaña:
El derrotero—dice el escrito—, señalado por los
prácticos, es el siguiente: De
Cúcuta se toma la vía que conduce a Sardinata; de esta población se sigue
pasando por La Victoria con dirección a El Cincho; y de este punto se toma la
vía que conduce hasta aquí, para seguir con dirección a Ocaña aprovechando la
nueva variante y el puente que pronto se concluirá sobre el río Algodonal.
Por esta vía han
transitado partidas de recuas conduciendo harina, jabón, sal, petróleo y otros
artículos, sin mayor dificultad.
Sobre el particular, cito un artículo del doctor
Arminio Piñeres, ‘Marginalidad Vial del Departamento y la necesidad de su
integración’, en el cual se refiere a la existencia de un proyecto (vía Cúcuta
a Ocaña por La Playa de Belén), cuya financiación fue aprobada por el Banco
Mundial.
Este trazado interconectaría con la Ruta del Sol,
mediante el tramo nacional Ocaña –Aguaclara– Puerto Acapulco, que sería el
primer puerto fluvial para transporte multimodal.
En junio de 1934, dice Luis Sánchez Rizo en su
monografía de Ocaña, una comisión de ingenieros elaboró los trazados, con los
cuales empezaron las obras en la segunda quincena de agosto del mismo año, bajo
la dirección de Francisco Rueda Herrera.
En febrero de 1936 “se trabaja con todo empeño y la carretera presta un
correcto servicio hasta el caserío de La Ermita a 10 kilómetros de la ciudad”.
Don Benjamín Pérez Pérez, en una entrevista de 1974, me
contó que los primeros en comunicarse por ruedas con Ocaña fueron, Convención,
que figuraba como objetivo inmediato del programa “Carretera a los pueblos”; y
Ábrego, en dirección inversa, privilegiadamente situado al paso de la Central
del Norte (Sector 4o.).
Viaducto en la curva del
restaurante Lucy
“En aquel tiempo—dijo—, el recorrido a Cúcuta se
realizaba en varias etapas que podían comprender una semana, así: de Ocaña a
Gamarra, en cable aéreo, siete horas aproximadamente; de este puerto a Wilches,
uno a dos días de navegación según el barco que acertara a subir. Los barcos de carga, por ejemplo,
propulsando tres o cuatro planchones resultaban de una desesperante lentitud.
De Wilches a Bucaramanga en autoferro, saliendo al amanecer para llegar por la
tarde.
Y finalmente de esta ciudad a Cúcuta en bus, en una no
muy confortable jornada de unas doce horas de duración, por una carretera
destapada, frecuentemente obstruida por los derrumbes.
Por el camino de herradura el viaje se hacía en cuatro
etapas: Una a Puente Reyes, la otra a El Placer, adelante de Villacaro —después
de haber traspasado el páramo de Bucarasica— y la tercera a la población de
Gramalote, donde al día siguiente tomaba muy temprano el bus que en tres horas
lo conduciría a Cúcuta.
Constituía de
verdad un riesgo cumplir este itinerario pues la ruta era muy escarpada, semejante
en algunos trayectos a una escalera, el tiempo regularmente tormentoso y no
había posada que no fuese increíblemente inmunda. Ojalá tuviera uno la fortuna
de unirse a una caravana de arrieros.
De todas maneras se llegaba a la capital con ampollas
en las plantas pues la enclenque cabalgadura que se lograra fletar no arriscaba
a terminar la segunda etapa y había que devolverla con el correo que
invariablemente se hallaba de regreso y siempre andaba de a pie con su fardo de
correspondencia a las espaldas”.
No obstante la
presencia de varios ministros de la región en el despacho encargado de las
obras públicas nacionales, la vía hizo fama por los accidentes de tránsito, los
derrumbes, los asaltos de la delincuencia común, los retenes guerrilleros y los
contratos amañados.
Hemos avanzado mucho durante los últimos años.
Viaductos, puentes y otras importantes obras invitan a un viaje sin tantos
sobresaltos. El puente
de La Curva, inaugurado el 20 de febrero de 2013, tuvo una inversión de 6.500
millones de pesos y mide 72 metros. Reemplazó más de 400 metros de carretera
que generaban grave peligro para transportadores de carga pesada.
Puente La Curva
La ministra Cecilia Álvarez, habló en aquella ocasión
de obras por 140 mil millones de pesos, para la vía de 218 kilómetros.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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