martes, 18 de octubre de 2016

1016.- EL PLEBISCITO EN N. de S. - 2016



La Opinión

La clase dirigente de Cúcuta y Norte de Santander no se hizo sentir con votos en el plebiscito del domingo. Prueba de ello fue la victoria del ‘No’ en 31 municipios, de los 40 que conforman el departamento.


La sorpresiva victoria del ‘No’, el domingo 2 de octubre de 2016 en el plebiscito, no solo dejó un sabor amargo entre ese 49,78% que estaba convencido de que esta sería la oportunidad para poner fin a 52 años de conflicto con las Farc, sino que le pasó la cuenta de cobro a los liderazgos de la clase política, principalmente, que en esta oportunidad no contaron para inclinar la balanza a favor del acuerdo de La Habana.

La poca movilización que se vio en la jornada electoral y los comentarios que se escucharon en muchos puestos de votación, dejaron en evidencia que, además de la confusión que muchos tenían en torno al contenido de lo que se pactó con la guerrilla, al pueblo colombiano se le acostumbró a sufragar por interés y motivado por las dádivas.

Por esta razón, en vista de que lo que estaba en juego no era un cargo de elección popular y no hubo el tradicional combo (transporte, comida y aporte), ni los políticos se movilizaron ni sus estructuras hicieron el mayor esfuerzo por llamar la atención del electorado.

De ahí que uno de los grandes derrotados de esta jornada, en el caso particular de Cúcuta, fue el exalcalde Ramiro Suárez Corzo, quien en cuerpo ajeno se mostraba como uno de los principales promotores del ‘Sí’ en el plebiscito, pero al final no logró acercarse, siquiera, a la votación con la que hizo elegir a César Rojas como alcalde de los cucuteños, en octubre de 2015 (102.388).

Ni las reuniones obligatorias que les ordenó a los líderes en los barrios, ni la mancha amarilla, como se identifica a los trabajadores que hacen parte del programa de generación de empleo de la Alcaldía y que llenó las pocas manifestaciones que se hicieron en la ciudad para mostrar el apoyo a los acuerdos, surtieron el efecto que muchos esperaban en la capital de Norte de Santander.

El poderío de Suárez Corzo, condenado a 27 años de prisión por el homicidio del exasesor Alfredo Enrique Flórez, esta vez no se sintió.

Algunos aseguran que al exalcalde lo dejaron solo con toda la logística y por eso, al no poner a circular grandes cantidades de dinero, la maquinaria no marchó como siempre.

Una fuente consultada por La Opinión aseguró que si bien el alcalde se había comprometido con más de 40 carros para el día del plebiscito, finalmente solo autorizó 15 y en unas pocas zonas.

Ni el gobernador ni los congresistas sumaron

Otros de los grandes perdedores que dejó la histórica votación del plebiscito fueron el gobernador de Norte de Santander, William Villamizar Laguado, y la bancada de congresistas, quienes no le respondieron ni al Gobierno, ni a las comunidades del Catatumbo.

Pese a ser los líderes de una de las zonas más afectadas por el conflicto y en donde más esperanzas había con la posibilidad de terminar la guerra con las Farc, en esta oportunidad no pusieron a andar sus organizaciones políticas y por lo tanto no hicieron contar los votos que los eligieron en 2015 y 2014, respectivamente.

Prueba de ello es que solo nueve municipios, siete de ellos del Catatumbo, le dijeron ‘Sí’ al acuerdo. Justamente es en esas poblaciones donde los congresistas tienen el menor número de votos. En cambio, el área metropolitana de Cúcuta, que es donde principalmente se mueven, votó de forma masiva por el ‘No’.

En total, 31 municipios de Norte de Santander decidieron no apostarle a la refrendación (63,92%, equivalentes a 282.183 votos, casi los mismos con los que ganó Villamizar).

Tampoco los concejales y diputados

Norte de Santander y su capital Cúcuta fue en realidad una de las zonas en las que la campaña por el plebiscito se sintió con menos fuerza.

Y es que tan solo unos días después de  que el mecanismo de participación fue avalado, algunos de los integrantes del Concejo y la Asamblea reaccionaron a la responsabilidad que tenían en sus manos de trabajar por el ‘Sí’.

Muchos se quedaron en el lamento ante la falta de apoyo por parte del Gobierno para movilizar a los electores y salvo las manifestaciones lideradas por el gobernador y el alcalde de Cúcuta, poco se hicieron sentir en la promoción.

El ministro Cristo volvió a perder

El ministro Juan Fernando Cristo fue otro de los dirigentes de Norte de Santander a los que se le achacó la apabullante derrota del plebiscito en Cúcuta y el departamento.

Pese a ser uno de los artífices de que el acuerdo de paz se destrabara a última hora y fuera posible su aprobación, de ser víctima y el encargado de llevar la pedagogía de paz por el país, su mensaje no caló entre sus coterráneos y por lo tanto no logró hacer reaccionar al electorado.

Al final, Cúcuta solo se reportó con 83.572 votos por el ‘Sí’ (34,63%) y una escasa participación del 45,27%.

A nivel nacional, el titular de la cartera política tampoco logró convocar a los partidos para que trabajaran como uno solo por el acuerdo y, por el contrario, cazó peleas con Cambio Radical a raíz de la postura del vicepresidente Germán Vargas con el punto de justicia, lo cual le envió un mal mensaje al país.

Piden la cabeza de Cristo

La pérdida del plebiscito ese domingo ya empezó a buscar responsables desde lo político, y uno de los primeros a quienes le quisieron pasar la cuenta de cobro es al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo.

La puja la dan el Partido Liberal y Cambio Radical, el partido del vicepresidente de la República. Cristo está en el gabinete del presidente Juan Manuel Santos desde agosto de 2014 como cuota del liberalismo, acompañado del ministro de las TIC, David Luna, y el director de Planeación Nacional, Simón Gaviria.

Por los rumores que ya empezaban a circular, el liberalismo, tanto en sus bancadas de Senado como de Cámara de Representantes, expidieron comunicados de respaldo a la labor de Juan Fernando Cristo.

El ministro de la política fue negociador del presidente Santos en la mesa en los últimos meses y estuvo frente a los temas de cómo sería la participación política de las Farc, tanto en el período de transición como posteriormente ya en las curules que se les asignarían.

“Respaldamos la tarea que viene adelantando el señor ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, quien con sapiencia y dedicación ha logrado una interlocución efectiva con el Congreso y con los demás estamentos políticos del país, para lograr que el sueño de conseguir la paz siga vigente”, plantearon los senadores liberales.

Los representantes, en un comunicado similar, expresaron que “resaltamos la labor que el ministro Juan Fernando Cristo ha realizado desde el inicio del proceso de paz, de la excelente gestión en alcanzar los logros legislativos y del arduo trabajo comprometido y de convicción en alcanzar la paz de nuestro país. En estos momentos de incertidumbre, el gobierno y el país necesita de su talante político, demócrata y social, para encontrar el consenso nacional que necesitamos los colombianos”.

Resultado  (Eduardo Durán)

¨El plebiscito por la paz arrojó un resultado inesperado, pues todas las predicciones, incluidas las de las casas encuestadoras, daban el triunfo al ‘Sí’, situación que no se vio reflejada en el resultado. Ganó el ‘No’, aunque por precaria mayoría, pero ganó.

El nuevo escenario exige definiciones de suma urgencia. Todos los grupos manifestaron que estaban de acuerdo con la paz, pero los ganadores pensaron que no en la forma planteada en los acuerdos logrados entre el gobierno y la guerrilla.

Lo que vemos ahora es una disponibilidad para el diálogo de parte de todos los grupos involucrados, para producir las modificaciones que permitan afinar los textos finales, que sean los que sellen esa paz esperada después de 52 años de lucha armada.

Esto quiere decir que el momento reviste una importancia sin precedentes. Aquí es cuando se requiere sensatez, claridad mental, interpretación de la definición acertada, para que todo conduzca a que la oportunidad de paz se aproveche y nos podamos despojar los colombianos de la tara macabra de la guerra, que ha producido destrucción, muerte, privación de oportunidades y un enorme desconsuelo que ha arropado a todas las generaciones que hemos vivido el conflicto¨.

Cuando ya todo se veía desvanecer para el presidente Juan Manuel Santos, apenas cinco días después del episodio doloroso, aparece el Nobel de la Paz en sus manos y lo dispara como uno de los líderes mundiales de primer orden, y de paso revive el anhelo de la reconciliación nacional. Sus primeras palabras, apenas conocida la noticia, fueron “Ni un muerto más”. Ya Mandela, el otro Nobel, había pronunciado una expresión similar “Un muerto, es ya demasiado”.

Un impulso que ayuda


A continuación el comunicado emitido por el Comité Noruego del Nobel al anunciar la atribución del premio de la Paz al presidente de Colombia Juan Manuel Santos por sus esfuerzos para impulsar un proceso de paz con la guerrilla marxista de las Farc.
     
"El Comité del Nobel noruego decidió conceder el Premio Nobel de la Paz 2016 al presidente colombiano Juan Manuel Santos por sus tenaces esfuerzos para poner un fin a la guerra civil que ha vivido su país durante más de 50 años y que provocó el desplazamiento de cerca de seis millones de personas.

Esta recompensa también tiene que ser vista como un homenaje al pueblo colombiano, que pese a las grandes pruebas y los abusos que ha sufrido, no abandonó la esperanza de una paz justa, y para todas las partes que han contribuido al proceso de paz. El homenaje es sobre todo, para los seres queridos de las innumerables víctimas de esta guerra civil.
     
El presidente Santos lanzó un proceso de diálogo, que culminó con la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las Farc, y siempre buscó hacer avanzar este proceso.
     
A pesar de que sabía que era algo controvertido, jugó un rol esencial para que los electores pudieran expresar su opinión sobre los acuerdos de paz en un referéndum.
     
El resultado de las votaciones no fue el que hubiera querido el presidente Santos: ya que por una ligera ventaja, una mayoría de los 13 millones de colombianos que fueron a las urnas, votó en contra de lo que hubiera querido el presidente Santos y dijeron no al acuerdo.
     
Este resultado creó una gran incertidumbre en torno al futuro de Colombia. Existe un riesgo cierto de que el proceso de paz sea interrumpido y que la guerra civil se reanude.
     
Por ello se hace aún más importante que las partes, lideradas por el presidente Santos y por el líder de la guerrilla de las FARC Rodrigo Londoño (Timochenko), sigan respetando el cese el fuego.
     
El hecho de que la mayoría de los electores hayan dicho "No" al acuerdo de paz no implica forzosamente que el proceso de paz esté muerto. El referéndum no era un voto a favor o en contra de la paz. Lo que los partidarios del "No" rechazaron no fue el anhelo de paz, sino un acuerdo específico.

El Comité del Nobel destaca la importante de la invitación que hizo el presidente Santos a todas las partes para participar en un amplio diálogo nacional, para hacer avanzar el proceso de paz.
     
Incluso quienes se opusieron al acuerdo celebraron que haya este diálogo. El Comité del Nobel espera que todas las partes retomen su cuota de responsabilidad y participen de forma constructiva a las negociaciones de paz en un futuro.
     
Encontrar el equilibrio entre la necesidad de que haya una reconciliación nacional y la justicia para las víctimas va a ser un ejercicio particularmente difícil. Una característica importante del proceso de paz colombiano ha sido la participación de los representantes de las víctimas de esta guerra.
     
Ver la valentía y la voluntad de los representantes de las víctimas a la hora de dar testimonio de las atrocidades y de confrontar a los responsables de cada parte beligerante, ha provocado una fuerte impresión.
     
Al concederle el Premio Nobel de Paz este año al presidente, Juan Manuel Santos, el Comité Noruego del Nobel desea alentar a todos los que se esfuerzan para lograr la paz, la reconciliación y la justicia en Colombia.
     
El mismo presidente fue muy claro a la hora de decir que va a seguir su labor para conseguir la paz hasta el último día de su mandato.
     
El Comité espera que el premio de la Paz le dé la fuerza para tener éxito en esta exigente tarea. Es más, el Comité alimenta la esperanza de ver en los próximos años al pueblo colombiano recogiendo los frutos del proceso de paz y de la reconciliación que hay en marcha.
     
Sólo en ese momento, el país podrá combatir grandes problemas como la pobreza, la injusticia y la criminalidad ligada al tráfico de droga.
     
La guerra civil en Colombia es una de las guerras civiles contemporáneas más largas que ha habido y es el único conflicto armado que subsiste en el continente americano.
     
La profunda convicción del Comité Noruego del Nobel es que, pese a la victoria del no en el referéndum, el presidente Santos acercó este cruento conflicto de una conclusión pacífica, y que se sentaron la mayoría de las bases con miras a un desarme verificable de los guerrilleros de las Farc y a un proceso histórico de fraternización y de una reconciliación nacional. Estos esfuerzos para promover la paz están acordes con la carta y al espíritu del testamento de Alfred Nobel".

Luego de que conociera que fue elegido como el ganador del premio Nobel de Paz, a las 7:15 de la mañana el 7 de octubre de 2016, acompañado de su esposa, la primera dama María Clemencia Rodríguez de Santos, el presidente Juan Manuel Santos agradeció el premio y dijo que lo recibía en nombre de las víctimas.

“Agradezco infinitamente y de todo corazón esta honrosa distinción. La recibo no a nombre mío, sino a nombre de todos los colombianos, en especial a nombre de los millones de víctimas que ha dejado este conflicto que hemos sufrido a lo largo de 50 años. Colombianos, este premio es de ustedes, es por las víctimas y para que no haya una sola víctimas más, un solo muerto más”.

El primer mandatario dijo que este es un momento para que todos los colombianos se unan y se logre terminar el proceso de paz.

“Este reconocimiento también es un tributo a todas aquellas personas que han contribuido a que estemos a punto de lograr esa paz tan anhelada. A los negociadores de ambas partes y a tantas otras personas e instituciones que nos han apoyado en este proceso”.

El mandatario que fue recibido entre aplausos en la sala de Conferencias de la Casa de Nariño, dijo:

“Recibo este reconocimiento de gran humildad y como un mandato para seguir trabajando sin descanso por la paz de los colombianos. A esta causa, a esta causa dedicaré todos mis esfuerzos por el resto de mis días”.

Y finalizó: “Los invito a todos para que unamos nuestras fuerzas, nuestras mentes, nuestros corazones en este gran propósito nacional, para que así logremos el más importante premio: la paz de Colombia”. 





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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