Gastón Bermúdez Vargas
(Preámbulo ´Billo en Cúcuta y su Legado Musical´-Sergio
Peña-. Libro de la Fundación ´El 5 a las 5´)
Cúcuta ha tenido
siempre una relación muy estrecha con Venezuela primero por ser camino obligado
entre Bogotá y Caracas en las épocas de la independencia, para no comenzar
desde el tiempo de la conquista, y aún más atrás, en tiempo de nuestros
aborígenes.
Luego este nexo
entre familias, se hizo más estrecho con las exportaciones de productos,
principalmente del café, que se hacían a través del lago de Maracaibo como
rutas más corta y por la facilidad en el transporte fluvial, caminos y
carreteras, y posteriormente por tren, comercialización que hacían las casas exportadoras
e importadoras europeas que se fueron instalando en Maracaibo con sus
sucursales en Cúcuta y en algunos otros sitios del Norte de Santander.
No olvidemos el
natural intercambio de frontera existente entre Cúcuta y poblaciones del estado
Táchira, y a medida que mejoraron las carreteras, como las construcciones de la
Trasandina y posteriormente la Panamericana, se fue desarrollando el
intercambio también con los otros estados del occidente de Venezuela.
Felipe Pirela
Acá podemos
mencionar lo que una vez afirmó David Bonells de los cucuteños: ‘El hecho de
ser alegre, de bailar pegado a lo Billo’s, se explica en el preciso instante en
que la ciudad se conectó con la salida al mar’ (por el lago de Maracaibo).
Llegó el momento
en que el diferencial cambiario de la moneda comenzó a ser importante a favor
de Venezuela, impulsado por el crecimiento de su industria petrolera y la
revisión de su legislación en dicha área, aunque la situación política en ambos
países era bastante difícil, por regímenes dictatoriales gobernando
principalmente en Venezuela, y en Colombia por la lucha partidista, pero que se iba resolviendo hacia finales de
los años 50 del siglo XX.
‘Cheo’ García
Así que llega el
inicio de la década de los años 60 con un cambio monetario bien favorable para
Venezuela y en crecimiento, y las familias venezolanas comienzan a enviar a sus
hijos a esta zona de Colombia para su educación, ya que se consideraba era de
superior calidad a la venezolana, lo cual les favorecía y les era atractivo en
todos los aspectos. Esta situación perduró hasta el llamado ‘viernes negro’ de
febrero de 1983, momento que se desplomó la moneda venezolana.
Debemos destacar
en ese período, cómo la televisión y la prensa, amén de la radio, nos pusieron
al otro lado de la frontera. Recordemos como muy temprano frente al teatro
Zulima, encontrábamos El Universal y Ultimas Noticias, mientras que los
periódicos de Bogotá, si acaso después del mediodía, llegaban a Cúcuta.
La TV venezolana
era la única que se podía ver en esta ciudad, porque Colombia no nos tenía en
cuenta, y solo en el gobierno de César Turbay Ayala se decidió traerla a
Cúcuta, mientras que la de Venezuela en forma clandestina y por supuesto
ilegalmente, la obtuvimos desde los mediados de los años 60, aunque muchas
veces con una mala señal, pero tanto
influyó en nuestra población, que con sorpresa, por ejemplo, nuestros
hijos pequeños de pronto nos cantaban el
himno de Venezuela, debido a que la oían cada seis horas por la TV, por
disposición legal de ese país.
Todos estos
factores debieron también repercutir en la música, tanto la bailable como la de
baladas y otras. Mencionamos la pasión que causó a la juventud cucuteña por ver
el programa ‘Esta noche Billo’ en la televisión venezolana.
En Pamplona, los
colegios, se abarrotan de estudiantes venezolanos provenientes principalmente
de Maracaibo y Caracas, como el de varones colegio Provincial de los hermanos
lasallista y el colegio El Norte manejado por el padre Rafael Farías y
posteriormente (1959) llamado Colegio Carmelitano por los padres de mismo
nombre, y los de mujeres como el de la Presentación, las Bethlemitas y las
Terciarias, para hablar de los más grandes. Por su parte en Cúcuta inicia el
colegio Andrés Bello que los venezolanos comienzan a utilizar de una forma
mayoritaria.
´Memo´ Morales
Se trae esto a
colación para relacionar un poco la influencia en la forma de bailar del
cucuteño a comienzos y mediados de los años 60. En Cúcuta se estilaba hacer
fiestas pagas en casas de familia donde se concentraba un gran número de
estudiantes y se pasaba toda una tarde bailando en su gran mayoría música de la
Billo’s Caracas Boys, Los Melódicos y cualquier otro conjunto, combo o canciones que estuvieran de moda.
Personalmente considero que el baile de los estudiantes venezolanos tanto en
Pamplona como en Cúcuta, llamaba la atención de los colombianos quienes trataban
de imitarlos, y debido a esto, los cucuteños desarrollaron un estilo de bailar
muy propio, el cual se fue transmitiendo a través de esas casi tres décadas que
hemos estado reseñando, 1960-1988.
En los años 60
durante el año escolar, la juventud bailaba casi todos los fines de semana en
esas fiestas pagas o a las que fuera invitado por amigos, como por ejemplo para
un cumpleaños o simplemente querer bailar. También se bailaba en fiestas más
formales como unos quince años o cualquier otro festejo importante, tal como
unas bodas de plata o aniversarios destacables que a veces eran con orquesta
que podían ofrecer algunas familias pudientes de Cúcuta, entre las cuales
contrataban la orquesta de Víctor Manuel Suárez, ‘El Chato’ Simón Maldonado,
Manuel Alvarado o Edmundo Villamizar Mantilla, que en su repertorio incluían
las piezas musicales de la Billo’s Caracas Boys, porque sabían lo mucho que
gustaban, y trataban de imitarla lo más fiel posible. Para esos años, principio
y mediado de los 60, la orquesta que mejor imitaba a la Billo’s era el Súper Combo de Edmundo Villamizar.
Luego el año
concluía con las fiestas de grados de bachilleres que casi todos los colegios,
por tradición, las efectuaban en el club Cazadores porque para ese tiempo
Cúcuta, relativamente pequeña con no más de 100.000 habitantes, se consideraba
que el club Tennis estaba muy retirado del centro de Cúcuta y el club de
Comercio no se prestaba para tal fin, aunque habían fiestas también en los
otros clubes como el club Colsag, Bavaria y Bancario. Eran las fiestas donde se
demostraba lo aprendido en baile y se tiraban los mejores pasos para bailar esa
música caribeña e isleña que desarrollaba Billo con su orquesta y se enamoraba
a las muchachas con los boleros de esos
MOSAICOS.
Recordemos la
vez que vino la Billo’s Caracas Boys a Cúcuta a un baile pago en el club
Bavaria, que se efectuó en 1965 con sus cantantes Cheo García, Memo Morales y
José Luis Rodríguez, donde se tuvo que bailar como se dice coloquialmente ‘en
un ladrillo’ debido a la gran cantidad de gente que asistió, hoy me pregunto,
cómo se podría bailar Karakatis-ki, por ejemplo? o un pasodoble cantado por el ‘gitano
maracucho’? Además se observaba a la
gente agrupada en frente a la tarima, principalmente por las ‘sardinas’ cucuteñas,
para ver cantar a José Luis sus éxitos como Uno, Un cigarrillo, la lluvia y tú
y En mi viejo San Juan.
Acordémonos
también del recibimiento moderado que tuvo Felipe Pirela en la cancha Toto
Hernández cuando fue presentado como solista más o menos al año de haberse
retirado de la Billo’s en 1963, hubo una buena asistencia pero los cucuteños no
lo quisieron ver fuera de esa orquesta, a pesar que José Luís Rodríguez había
conquistado ese público.
José Luis Rodríguez
Posteriormente
ya en los años 70 comenzó a mejorar la parte económica en Cúcuta y los clubes
comenzaron a traer las ya muy conocidas e influyentes Billo’s Caracas Boys y
Los Melódicos, junto con otras orquestas y combos venezolanos, que habían
empezado su penetración a finales de década de los 60 como Orlando y su Combo,
el Súper Combo Los Tropicales y Los Blancos de Maracaibo, entre otras. Para ese
momento las fiestas se llenaban y ninguna de las muchachas se quedaba ‘comiendo
pavo’, es decir no se quedaban sin bailar, como podía haber sucedido en los
años anteriores.
No hay que dejar
de mencionar que en esa influencia musical de las orquestas venezolanas tiene
un especial puesto la participación de Edmundo Villamizar como trompetista de
Los Melódicos y principalmente como primera trompeta de la Billo’s Caracas Boys
por varios años, y además la de un cantante muy apreciado y reconocido en la
ciudad como lo es Ciro Rodríguez, quien fue cantante de Los Melódicos de Renato
Capriles y que perteneció por muchos años a la orquesta de Manuel Alvarado.
Ellos fueron un factor importante porque debían conocer los secretos del ritmo
y cómo manejaban los maestros Billo y Capriles, ese tipo de música.
Ya para
principios de los años 70 la orquesta de Manuel Alvarado fue quedando como
orquesta para alternar con la de Los Melódicos o Billo’s Caracas Boys, que
anteriormente competía con las otras de Cúcuta como Villamizar y Suárez en las
fiestas decembrinas que se efectuaban en los grandes clubes de la ciudad. Hubo
un momento, a través de tantos años compartiendo, que el maestro Billo
manifestó que la orquesta de Manuel Alvarado era la que mejor imitaba a su
orquesta e inclusive se refería a él como ‘mi ahijado’. Es así que el maestro
Alvarado fallece en 2015, tocando durante muchos años en la forma que lo hacía
el maestro Billo los arreglos de éste, y hoy día aún esta orquesta sin el
maestro, continúa tocando lo que llamó Sergio Entrena la “música eterna del cucuteño” de los años
60’ y 70’.
Mientras que
Edmundo Villamizar, que al principio se perfilaba como el más fiel intérprete
de la música de Billo, no se queda en Cúcuta y alrededor de 1964, buscando
mejores horizontes se traslada a Bogotá, pero se orienta a una música más
variada, movido por un ambiente diferente al de Cúcuta, cambia, y toca música
al estilo de la que tocaba Tito Puente o Ray Barreto, tipo charanga, a base de
trompeta, trombones y timbales, música muy tocada en Nueva York y Puerto Rico,
tales como Un verano en Nueva York y Nació varón. Más o menos a los seis años
después, sale de Bogotá y se traslada a
Venezuela a probar suerte y regresa a Cúcuta en 1987 donde probó nuevamente con
el Súper Combo pero no logró levantarla nuevamente a los niveles esperados.
En cuanto a
Víctor Manuel Suárez, se encaminó por la música que tocaba Lucho Bermúdez que
es a base de clarinete, donde predominaba el porro y la gaita, podemos poner de
ejemplos canciones como Carmen de Bolívar, San Fernando y Caprichito.
Ely Méndez
Y ‘El chato’
Simón, se mantiene como una orquesta pequeña, con menos organización y
recursos, que muchas veces necesitaba improvisar con músicos para cumplir con
sus compromisos. Esta orquesta se llamaba Los Leones del Norte.
De esa forma es
que Manuel Alvarado, llamada a nivel nacional como “La Billo de Colombia”, se
consolida como la orquesta bandera de los cucuteños, obteniendo orgullosamente
reconocimientos a nivel nacional, entre ellos por ejemplo en los carnavales de
Barranquilla de 1972, que compitiendo con orquestas como Los Melódicos, Lucho
Bermúdez, Pacho Galán y el mismo Edmundo Villamizar, entra otras orquestas,
ocupa el 2º puesto en ‘El Congo de Oro’, que en esa oportunidad se lo ganó la
orquesta Los Melódicos de Renato Capriles. Esa vez sin embargo sobresalió fue
con la balada Historia de amor.
Aprovechamos
para agradecerle a Ciro Rodríguez el aporte suministrado sobre la evolución que
sufrieron las mencionadas orquestas cucuteñas a través del tiempo en base a sus
propias vivencias.
Si los cucuteños de esa época, evocamos música
bailable, inmediatamente transportamos nuestra mente a recordar a los marabinos
Cheo García en las guarachas, Memo Morales en los pasodobles y a Felipe Pirela
en los boleros, sin dejar de recordar a José Luis Rodríguez y a Ely Méndez aún
activo, entre otros. Es cierto que hoy día la juventud prefiere otros ritmos
modernos como el reguetón, e inclusive el vallenato, pero nosotros los
veteranos cucuteños de esos años no dejaremos los clásico de Billo y además con
la misión de no dejarlos morir. A través del tiempo surgieron en Cúcuta muchas
personas que fueron coleccionando la música de Billo, creando verdaderas
‘BILLOTECAS’ incluyendo su documentación, por lo que podemos decir que surgió
en la ciudad una ‘BILLOMANIA’.
Cronicas muy buenas!
ResponderEliminarPRECISAMENTE CON ESAS ORQUESTAS APRENDI A BAILAR Y GOZAR CUANTA FIESTA SE HACIA EN PAMPLONA, EN COMPAÑIA DE LA PRIMERA NOVIA QUE TUVE EN MI VIDA.
ResponderEliminarEn mi concepto LA BILLOS CARACAS BOYS Y LOS MELÓDICOS fueron son y serán las dos mejores orquestas de baile de Latinoamérica. Gracias a DIOS aún hay seguidores coleccionistas (como yo ) de la buena música y no dejamos ese gusto por lo TRADICIONAL Y BIEN ECHO . Viva Cúcuta. Y por siempre recordaremos a BILLO Y RENATO. Teniendo en cuenta Oviamente que ellos se basaron gran parte en nuestra amada música Colombiana y sus compositores. Saludos desde Bogotá
ResponderEliminarFelicitaciones por tan agradable crónica. Era de esperar que Edmundo Villamizar siguiese los pasos del maestro Billo Frómeta, pues fue la primara trompeta de la orquesta - y autor de los solos y obligados del instrumento - en el período comprendido entre 1960 y 1963. Cuando finalizaba ese año, Villamizar decidió marcharse de Caracas y fue a Cúcuta a desarrollar sus sueños de tener su propia agrupación. A este maestro de la trompeta, le cabe el honor de haber sido fundador de Los Melódicos en 1958 y dos años después de la llamada Tercera República del maestro Billo. Vale decir que en Los Melódicos fue el ejecutor de las inspiraciones de trompeta entre 1958 y la primera parte de 1960. Un estupendo músico, sin duda alguna. Entiendo que también fue el compositor del merecumbé "Lolita", grabado por la Billo´s en 1961 y repetido 16 años después en el Mosaico numero 41. Me despido desde Caracas, no sin antes reiterarle mi disfrute por la lectura de su muy bien ensamblada crónica.
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