Guillermo Vargas/Wolfgang Parada Vivas
En la mirada y la sonrisa Trino Parada nos enseñaba
que él es un hombre bueno, comprensivo, sincero, laborioso y fraternal, un
pamplonés más que se agrega a la lista de ciudadanos ecuánimes, nobles e
inteligentes que los Valles de Cúcuta y El Espíritu Santo, saben entregar a las
hojas de la historia.
Trino Parada conocía la comunidad en sus puntos más
sensibles y en una reciprocidad edificante la comunidad lo conocía a él.
Una mutualidad inevitable en los testimonios,
confrontaciones, aciertos y desaciertos que los núcleos humanos ofrecen a los
investigadores, a los sicólogos, sociólogo ó simples vecinos de modestas
culturas.
Trino Parada ha sido un consejero de familias y un
orientador de individuos en trance de cruzar el Rubicón de la vida.
El consejo de Trino Parada ha llegado por igual a los
seres con fortuna y a los desafortunados, a los generosos y a los tacaños, a
los sinceros y a los mentirosos, a los ilustres letrados y a los iletrados, a
los incrédulos y a los creyentes, a los que aman y a los que odian.
Sin ningún apasionamiento sectario Trino Parada ha
sabido evaluar los sucesos y acontecimientos del gran país colombiano y se ha
mostrado solidario con los que sufren y merecen una vida mejor.
Trino Parada sabe observar, sabe analizar para
conceder en los contrincantes la legítima razón. Por eso en ocasiones hace
brillar la luz de la justicia en los vecinos confrontados, en los vecinos
engañados.
Trino Parada ha pertenecido a la comunidad y se ha
metido a los temperamentos ofuscados o a los comportamientos demasiado serenos.
No es un ciudadano de voces exaltadas, de aquellas que
invitan a los enfrentamientos y las peleas por causas mínimas e
insignificantes.
Por eso sus logros están marcados en los tableros de
los introvertidos, en tanto que los análisis empujan su comportamiento a un
plano donde la introversión se mezcla con las influencias de la extraversión en
un equilibrio conceptual y emprendedor.
Don Trino Parada ofrece las características de un
hombre bueno, de un padre de familia ejemplar y de un ciudadano meritorio.
Tiene a su favor la ayuda y colaboración de su esposa Carmen y su hermana
Gertrudis quienes cruzan sus miradas en un horizonte de paz y entendimiento.
Don Trino Parada y
doña Carmen Vivas de Parada con sus hijos.
De pie de izq. a der.: Wolfang y Amilcar.
De pie de izq. a der.: Wolfang y Amilcar.
Sentados: Judith, don
Trino, doña Carmen, Jairo y Elsa.
Cualidades refrendadas por uno de sus hijos en su
despedida en los casi 99 años de vida, 1º de mayo de 2013:
Buen viaje
papá:
Trino Parada
o mejor don Trino, el nombre que a diario repetían todos los que de alguna
manera lo conocieron, recibieron sus consejos o fueron receptores de sus obras
y generosidad.
Mi papá,
personaje sin duda inolvidable para su familia, pero también para sus vecinos,
amigos, gente sencilla que llegaba al Lago en busca de ayuda, solidaridad y
servicio; pasó sus últimos años aquejado de una penosa enfermedad que le fue
consumiendo en vida. Suficiente dolor y sufrimiento padeció, y a todos los que
le rodeamos, por lo que no deseo hablar de ello ahora.
Su envoltorio
terrenal cesó su función y su alma ha partido a descansar en ese Oriente Eterno
que tanto repetía, tal vez significando el perpetuo nacimiento del Sol hacia la
Luz eterna que debe ser al entregarse con el Creador, en quien fervientemente
creía.
Quiero
simplemente hacerle un homenaje a su vida. A esa vida que vivió a plenitud,
porque estoy convencido que mi papá fue un amante de la vida y de los placeres
que proporciona vivir. Amó, rio, sirvió, creó, comió, bebió, viajó, aconsejó
bien, y sobre todo dejó una huella imborrable en la vida de muchos.
Gozó de una
longevidad heredada, por lo que casi todos los amigos de su generación partieron
hace rato antes que él. Sin embargo, los que quedamos sabremos trasmitir su
legado a las futuras generaciones.
Perteneció a
una estirpe familiar pamplonesa, de la cual heredó el amor por los demás, la
voluntad de servicio, el liderazgo nato y una personalidad cautivadora que supo
adobar con su verbo admirable para embelesar a quienes le escuchaban
hipnotizados por sus historias.
Fue un padre
exigente, muchas veces severo, pero obsesionado por sus hijos se formaran en la
academia, pues solía decir que era la herencia más preciada que nos podía
dejar. Y sin duda así fue, mi papá jamás se apegó a lo material, para él
significaba solo el vehículo para hacerle la vida más llevadera a los que nada
tienen.
Con su
vocación de líder comunal, impulsó obras perecederas en su entorno como la
Clínica de Leones en puente Barco que aún sigue prestando sus servicios, sólo
por nombrar alguna.
Su temprana
formación e inquietud intelectual por disciplinas ancestrales del pensamiento
humano, le dieron acceso a un grupo de hombres preclaros de nuestra sociedad
para extender sobre otros a través de sus obras su incansable vocación de
servir.
Junto a él,
en este discurrir por la vida, siempre al lado suyo, como su bastón, su
compañera y su amiga por setenta años, Carmen Sofía, mi mamá. Para ella también
este homenaje pues nunca desfalleció ni en las más duras circunstancias, movida
por ese amor inmenso que ha profesado siempre por todos nosotros. Gracias mami.
Queda tu
huella en toda tu familia, tu herencia se va extendiendo poco a poco, y ya va
en tus bisnietos, que también llevan tu sangre. Buena parte de lo que somos
refleja tus enseñanzas, principios y ejemplo, y todo ello se reproduce como una
planta que fue sembrada en suelo fértil y abonada con devoción y amor.
Somos una
familia entrañablemente unida, honesta, generosa, buena, servicial que seguirá
por esta senda haciendo énfasis en el servicio, el amor por los demás y
replicando ese legado.
Muchos de los
aquí presentes en algún momento tuvieron tu afecto, tu amistad y tu consejo,
mientras exista en el mundo alguien que te recuerde vivirás para siempre.
Gracias te
damos papá por la vida: Judith, Jairo, Amilcar, Elsa, Wolfgang, Anamaría, Juan Manuel, Andrés, Catalina,
Andrea, Daniel, Natasia, Alex David, Aurelio, Emilia y Emilio, buen viaje al
encuentro con el Gran Arquitecto del Universo, a tu encuentro con todos los que
amaste y te precedieron en este último viaje.
Nos quedamos
arropados por tu presencia, y estamos felices y regocijados porque fuiste un
ser fundamentalmente bueno. Celebremos tu vida, y el nacimiento a una nueva
dimensión, con un gran aplauso.
Sus hermanos masones ya habían hecho en su momento un
reconocimiento a su vida ejemplar:
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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