Anton de Roca Niz
Gerson París
Por circunstancias de la vida conocí al
prealudido, por mi padre que hizo el cruce en el tradicional y elegante club
Cazadores que diseñó y construyó el arquitecto ya fallecido Héctor Alarcón, el
mismo que ejecutó el Barrio Popular. La impresión que tuve fue fenomenal, pues
capté sin esfuerzo, sin dubitación, que tenía a mi lado a un jurista y varón
estelar egresado de la benemérita Universidad Externado de Colombia.
Gerson París, era de poca estatura, buen
conversador y conservador, tenía a su haber un cúmulo de anécdotas, que me
contaba con maestría y gracia. Se desempeñó como personero de la ciudad.
Le apasionaba el litigio y estuvo en la
jugada al lado de extraordinarios penalistas: Ciro Ramírez González, de cuna
pamplonesa, un extraordinario argumentador; Pablito Chacón Medina, con oratoria
sui generis y show propio, que tramaba al jurado de conciencia.
Recuerdo al doctor Carreño, versátil en el
manejo de las pruebas, que hacen parte de las ciencias reconstructivas que
tienen por objeto reconstruir hechos pretéritos, los hermanos Pérez Cristancho,
que sabían cómo le entra el agua al coco y el gusano a la guayaba, el Dr. Bitar
experto en balística, Delfín Araque, amante de la escuela clásica del derecho
penal, Jacinto Rómulo Villamizar, recordado por su memoria e inteligencia en la
Litis, Pepe García, con destreza y lógica para descollar en la audiencia
pública; era hijo ilustre de la hidalga población de Convención.
Y los fiscales eran: Rafael Angarita, el
moreno Sarmiento y Luis Fernando Carrillo llamado cariñosamente el sabio
Caldas, por su parecido físico y erudición; pulido en su lenguaje colérico en
grado sumo cuando Pablo Chacón le
“sacaba la piedra”, tenían talento; aplicaban la lógica y las reglas de la
experiencia.
Finalmente resáltese que contamos con
penalistas de marca mayor: Juvenal Valero, respetado por ser académico y
coordinador de la Barra de Defensores Públicos, Max Rincón con su mente que
bulle sabiduría penal. El Negro Sierra, con extraordinaria oratoria forense y
excelso manejo idiomático y estilo en la argumentación. Jorge González con
adecuado manejo probatorio y el actual ex decano de la Facultad de Derecho de
la benemérita Universidad Libre seccional que nos da cátedra Jesús María Peláez
y Pablo Chacón Medina, que sigue erguido en sus posturas jurídico-penales.
Se me olvidaba reseñar a mi primo Ricardo
Anselmi Roca que se defiende en este sublime ejercicio profesional que se ha
vuelto muy peligroso.
En varias ocasiones acompañaba a mi
progenitor a audiencias para que ejerciera la función de jurado de conciencia.
Me deleité con mi admirado Gerson, tomando tinto
al frente del Palacio de Justicia, donde llegaba a primera hora para encontrarse
con sus clientes y sus colegas. Me contó que le gustaba hacer alegatos con
guaro o aguardiente en la cabeza, que le quedaban bien jotiados.
Es claro que planteaba buenas tesis. Ejerció
como conjuez y jurado en sus asuntos electorales. Gracias a su experiencia en
estos menesteres, siempre lo nombraban en representación del crepuscular
partido conservador, otrora glorioso y sinfónico como lo bautizó el mariscal Gilberto
Alzate Avendaño.
Lo ungieron como contralor departamental y
ejerció con decoro y pulcritud el control fiscal de las arcas departamentales.
Y también lo eligieron personero municipal. Era godo hasta los tuétanos.
Orinaba azul de metileno. Le acompañaban el don de gentes y la amabilidad que
sus consubstanciales a la vocación de servicio.
Se casó con dama de la provincia del Valle
Hacariteño y procreó varios hijos; Gerson es médico y estudiamos en el colegio
Calasanz, su hija es odontóloga y tiene un vástago que es “empresario” por
tierras venezolanas.
Y es el abuelo de la enfermera jefe de la
notable Clínica San José, Richely, a quien llamó cariñosamente ‘Lucifer’,
porque a veces actúa como una diablilla. A decir verdad muy profesional con
todos sus aditamentos. Obvio que al parecer todo hace parte del estrés que
genera cumplir con rigor el apostolado de la enfermería en calidad de jefe o
auxiliar. No puedo dejar sin mencionar que es esbelta; preciosa y ‘bizcocho’
como dicen los paisas. ¡Ave María!
La partida de mi amigo del alma Gerson me
dejó compungido y con el alma a media asta. Hablábamos de temas jurídicos con
alguna frecuencia, le traía libros, revistas y fallos de los tribunales de
Medellín y de Antioquia, que le agradaban porque tenía la certidumbre que había
profundidad jurídica.
Murió con avanzada edad en un hogar geriátrico.
Su organismo se fue deteriorando y expiró, que Dios lo tenga en su santo seno
maestro querido y confidente amigo!
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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