Jean
Javier García
La guayabera
El historiador Ernesto Collazos Serrano, presidente de la Academia de
Historia de Norte de Santander, el vicepresidente José Antonio Amaya y el
secretario Gustavo Gómez Ardila se miran y sueltan una carcajada. Se ven
ansiosos. Se sonrojan. Acto seguido Collazos mira al periodista que lo
interroga y bromea con sus compañeros.
El tema sobre la mesa no es fácil de
abordar y aún es tabú en algunos sectores de la sociedad: es la prostitución,
el oficio más antiguo del mundo.
Ética y moralmente genera fuertes críticas, a pesar de que se asentó hace
unos 100 años en el departamento.
Collazos, un abogado de reconocimiento por su participación en la política
local, acentúa con su cabeza que es un interesante tema y que daría para un
estudio sociológico. Dice que es una realidad que no puede seguirse ignorando,
porque es una actividad que se ha transformado con el transcurrir de los
tiempos.
El negocio pisó suelo cucuteño y
nunca hizo tanto ruido como ahora, dice Gómez, momentos en que en la ciudad se ejerce
la prostitución en cualquier esquina de barrio.
Para los historiadores, no por otros reconocimientos sino por la
prostitución, la ciudad también ha tenido eco en la esfera nacional e internacional
por considerarse hoy como el oasis de
las prostitutas venezolanas, debido a la situación de escasez y dificultad
social que afronta el país vecino.
¿En realidad ha cambiado esta
actividad en Cúcuta?
Para Mario Zambrano, profesor de Economía y analista de datos de la
encuesta anual ‘Cúcuta Cómo Vamos’, en la ciudad, sin duda, existe una oferta
distinta.
Los cambios han venido notándose luego de la burbuja económica que se vivió
entre los años 2005 y 2012, cuando se conoció por primera vez el término
‘prepago’, para hacer distinción a las jovencitas que, ajenas a los
prostíbulos, ejercían como damas de compañía de lujo.
“La prostitución ahora se divide por niveles o categorías. También por la
ubicación se determinan las condiciones de higiene”, dijo Zambrano.
Antiguamente las meretrices solían ubicarse en lugares secretos y
apartados, eran sitios muy reservados, luego fueron popularizándose en los
llamados centros nocturnos.
Con la innovación tecnológica el negocio ha migrado a las redes sociales,
pero lo que más tiene sacudida la ciudad es que vender el cuerpo “es una
actividad tan normal como ofrecer dulces”, dicen los expertos.
Ahora “lo vemos en las calles, en casas familiares de sectores
residenciales, se oferta en los periódicos”, según aseguran los entrevistados,
“pero este no es un ejercicio que deba satanizarse; ahí se aplica la teoría de
Santo Tomás de Aquino: no la prohíbas, reglaméntenla”, concluye Collazos.
La Opinión le cuenta parte de esa historia sobre cómo evolucionó la
prostitución en la ciudad.
Cien años de ‘King Kong’
Columna Padilla
El primer prostíbulo que existió en Cúcuta puede datar de la primera mitad
del siglo XX. Su nombre era King Kong, en honor a la película del gorila
(1933), inspirada, a su vez, en historias novelescas que datan de 1910, reseñan
los historiadores.
“Estaba ubicado en un lugar rural, que es lo que hoy se llama la Columna de
Padilla, al occidente de Cúcuta. Era una gran casa aislada. En la época había
mucha injerencia de la iglesia católica y por eso se aceptaba el oficio pero
lejos, donde pasara desapercibido”, dicen los historiadores.
Había italianas, cubanas y otras centroamericanas, pero no había
colombianas. Actualmente el sitio es un convento donde pernoctan las Hermanas
Clarizas. Allí también funcionó la Escuela Nacional de Comercio.
Un acontecimiento inédito que conservan los historiadores es que a este
sitio intentaron llevar engañado al general Rafael Uribe Uribe, que venía
triunfante del Peralonso.
“Él era un hombre ateo, masón y esas personas tenían una gran formación
ética, por eso cuando se dio cuenta, dio a conocer el popular dicho: “alto que
yo soy como los fósforos de palo, solo raspo en mi caja (risas)”.
‘El Magdalena’
El Magdalena
Se fundó hacia la década de 1940. Era la entrada a Cúcuta por occidente.
Puede decirse que fue la época donde se popularizó la prostitución.
A este lugar llegaban mujeres provenientes del sector conocido como el Gran
Caldas: pereiranas, manizalitas y paisas, entre las más apetecidas.
También mujeres de los pueblos del departamento. Se dice que a estos
establecimientos llegaban venezolanos y trabajadores petroleros de la Colpet.
La Ínsula
La Insula
Fue quizá la zona de prostíbulos más reconocida en la ciudad. En la época
de 1930 a 1940 se creó un gran lupanar que se llamó El Campestre.
A este sitio iban los señores de clase de la ciudad. Luego fue creciendo el
número de establecimientos que la rodearon. En sus años dorados era un amplio
sector desde la calle 1 bajando la glorieta de El Aeropuerto hasta la calle 13
de El Salado y desde la avenida 7 hasta la 5.
Entre los bares más prestigiosos de aquella época se hablaba de La Casa de
las Muñecas, Viejo Tango, Noches de París, La Negra María, Las Campesinas, Los
Barreto y Brisas del Río. Hoy solo se mantiene existente un estadero que se
conoce como Punto Azul. Paralelo a esta zona crecieron otras casas de lenocinio
en el sector de San Luis.
La Guayabera
La guayabera
El sector de La Guayabera empezó a crecer como zona de tolerancia en la
década de 1970. Comprende varias cuadras de la avenida 7 desde el Canal Bogotá
hasta la Terminal Terrestre, en el barrio El Callejón.
Hoy día ese sector se mantiene activo. Entre los negocios que ya no están,
pero que gozaron de gran popularidad, se destaca Sota de Copas, El Partenón o
El Andino. Otros establecimientos nocturnos se mantienen activos.
Ester Mantilla
Loma de Bolívar
Quienes conocieron este establecimiento, ubicado en la Loma de Bolívar, no
dudan en indicar que era un lugar salido de la realidad. Se habla de 1960. Era
una especie de Hollywood dentro de la ciudad.
A este lugar solo asistía lo más granado de los hombres de la sociedad, a
quienes además de mujeres o licor, se les alimentaba con frutas y se les
atendía como a reyes.
Políticos de la época solían visitar a Ester para que presentara a sus
doncellas. Pero no solo era para un servicio para la sociedad local, esta mujer
tuvo tal éxito con sus prostitutas, que tenía fama binacional al ser reconocido
por venezolanos que cruzaban la frontera cargados de bolívares para pagar los
servicios.
Al tiempo nacieron otros sitios como La Sorda (El Páramo) y Olga Durán
(sector Canal Bogotá).
Sabía que...
El estudio sociológico más antiguo sobre la prostitución en Cúcuta lo hizo
hacia 1960 el secretario de Planeación, Jesús María Valcerra, en compañía de la
socióloga Cecilia ‘Chila’ Torres.
Un dato
Se dice que el primer bar de Cúcuta data de 1930, luego se diseminó este
oficio por toda la ciudad.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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