sábado, 28 de julio de 2018

1345.- JOYERIA EL SOL, OTRO TEMPLO DEL BALONCESTO CUCUTEÑO



Terremotero



Siento el temblor de añoranzas al escribir sobre el teclado, parece estuviera desdoblando mi espíritu. Creo haber viajado para sentir decibeles imperceptibles, ahora advierto intuición como pájaros y gatos en 1875. Es Indefectible, todos los guerreros ancestrales de casta pura de ADN con baloncesto, siempre logran transmitir en descendencias un cumulo de pasión inusitada. Desbordan sentires cuando observamos riesgos al pretender despojarnos de todo lo nuestro, intentan hacer olvidar la memoria de dónde venimos.

…y hoy lo digo a los cuatro vientos, absolutamente todos los nuestros, si todos, desde el presidente de la república que tuvimos, también ministros, gobernadores y alcaldes, senadores y representantes, dirigentes y líderes políticos, industriales y empresarios, y desde todos los ámbitos de la amada Cúcuta del alma, ellos fueron ancestralmente invadidos por metástasis divinas con ADN de baloncesto.

Vuelo en sueños exquisitos, viajo entre sombras de mi tierra del ayer, voy descubriendo fascinantes historias que llevan a encontrar la raíz plantada que fuimos y eternamente seremos. En este suelo donde nadie partió y donde todos se quedaron atados a lo que más amaron, esa raza con raíces, tradiciones, costumbres y ancestros.

Hoy me dispongo a relatar trascendentes gestas, lugares no reconocidos pero donde nació nuestro verdadero deporte. Dicen leyendas y mitos muchas cosas inauditas. Ahora extraigo todo del emérito con memoria magistral. Un día como hoy, por allí entre los recuerdos, apareció enero de 1935. Exactamente hace 83 años.

Los hijos de Don Ramón Uribe, denominados por aquellos tiempos los hermanitos Uribe. Aupados por matronas como María Emma Mora de Hernández y María Luisa París de Fuentes, supieron conocer la pasión del aro y el balón. Con mucho ímpetu guerrero e ingenio, logran instalar una canchita en el gigantesco solar. Meses más tarde instalan el segundo aro. Así apareció la incipiente canchita de baloncesto. Allí en la Joyería y Relojería El Sol. Emblemático sitial de Calle 10 entre avenidas 4ª y 5ª. Acotación: El solar de los Uribe Calderón colindaba con el patio trasero de los Duplat, allí vivía Don Isidro Duplat.

Entonces se reunieron durante centenares de tardes de sábado. Toda la muchachada masculina y femenina de las familias: Barco Vargas, Uribe Calderón, Duplat, Vargas Ramirez, Morelli, Suárez Peñaranda, Colmenares Baptista, Fuentes París, Tobito Acevedo, Pérez Escalante, Barroso, Silva Carradine, Díaz Calderón, Pérez Hernández, Gaitán, Prada, Merchán, Barrios y Madrid, todos aupaban y aplaudían a los chicos baloncestistas de las tardes sabatinas.

Dos muchachitos, hijos mayores de Don Ramón, Jorgito y Huguito, se ingeniaron muy astutamente lo siguiente: La relojería El Sol, era la raya divisoria entre las casas de familias de zona Norte y zona Sur del centro de Cúcuta. Ellos plantearon a sus amigos tanto del sur y norte, hacer un juego donde cada equipo tendría a uno de los Uribe en cada bando.

Los Uribe expresaban: Somos neutrales, estamos en la raya divisoria. Entonces Jorgito se instaló con los del sur y Huguito con los del norte.

Equipo Sur: Virgilio Barco Vargas, Manuel José Vargas Ramírez, Enrique Vargas Ramírez, Jorge Tobito Acevedo, Alí Madrid, ´Toto´ Hernández y Jorge Uribe Calderón.

Equipo Norte: Cayetano Morelli, Jorge Gaitán Durán, Los (2) hermanos Duplat, Elías y ´Toto´ Fuentes, Hugo Uribe Calderón.

Entre el público e hinchada cada sábado, estaba compuesto por familiares, también por mirones y los vecinos: Hermanitos Alfredo y Carlos Díaz, Fernando Silva Carradine, Víctor Hugo Barrios (Librería Religiosa), Mario Prada (Botica de los Prada), los hermanitos menores de Cayetanito Morelli, el hermano de Alí Madrid (Dueños de la tienda BEN-HUR), los hermanitos Javier y Julio Pérez, hermanos León y Eustorgio Colmenares Baptista, ´el negro´ Eduardo Gaitán Durán, hermanitos Uribe Calderón así: Rodolfo, Alfonso, Hernando, Rafael, Armando Suárez Peñaranda (hermano del exgobernador) Alfredo Vargas Ramírez, hermanos Moisés y Gustavo Barroso.

Aclaratoria: Todos los mirones también jugaban baloncesto allí mismo, pero ellos eran los más chiquitos. Ellos los pequeñitos jugaban mucho más recreativamente y los grandes en forma más competitiva. También por allí saltaban, corrían y jugaban otra clase de diversiones femeninas, las hermanitas de todos esos grandes amigos reunidos.

Por aquellos días no existía la rivalidad entre Rojos y Azules. Ahora viajo al pasado con letras para decir: Cuanto añoro esos tiempos infantiles de la Cúcuta del alma. Eran otras épocas distintas.

Una expresión auténtica: Fueron impresionantes aquellos días los saltos y brincos de Manuel José Vargas y Jorge Gaitán Durán. Esto recordó un día el emérito guerrero ancestral de mil batallas, mi amado Padre.

EL PARTIDAZO DEL SIGLO

Antes de llegar el esperado encuentro del partidazo entre Sur y Norte, dice la leyenda que Don Ramón Uribe ordenó cortar toda la maleza del solar de 25mt X 20mt. Allí se encontraba su perro consentido Toddy, así llamado por la marca de la bebida achocolatada. Tenía manchas grandes color chocolate en medio del pelaje blanco. El can debió ser trasladado con su casa y aposento a otro lado de la joyería.

Inicialmente fue instalado un solo aro y allí jugaban duelos de 2 contra 2, pero meses después se instaló el segundo aro. Su piso era de arena, tipo patio sin baldosín. (la familia Uribe décadas después, debió vender el solar para la construcción del edificio de la Cámara de Comercio de Cúcuta. (Pregunto: Sabrán en la Cámara de Comercio de Cúcuta, que están pisando suelo sagrado con ADN cucuteño, muy bien representado en historia de nuestro baloncesto. Creo, deberán colocar allí una placa que diga: ´AQUI EXISTIO EL OTRO TEMPLO SAGRADO DEL BALONCESTO´.

Preciso en este instante vuelven rugir como ´Fiera´ Peñaloza mis manos al teclado, intento detener sensaciones surgidas de recuerdos. Amo tanto esta tierra bendita que sueño cada vez atardeceres de 1875. Fuimos lo más bello, todavía podemos volver hacerlo, aún estamos a tiempo. Siguen vivos los ancestros de raza indómita noble. Siempre fue así con hijos de nuestras descendencias pasadas. Podemos rescatar todo lo que una vez fuimos, todo sigue vivo. El viejo solar sigue allí, ahora soporta un gigante edificio. La Relojería El Sol, nunca dejará de ser lo que fue.

Los tiempos pasaron, un día Toddy se quedó solito. Solo, sin escuchar la bullaranga del balón contra el piso y algarabía de aquellos niños. Todos llegaron hacer muy importantes para la historia local y colombiana. Luego con la llegada del Campeonato Nacional de 1937, prosperaron muchas canchas y el solar de la calle 10 fue olvidado. Otra vez crecieron chamizos y malezas. Pero la historia quedó allí grabada debajo de la arena. Muchos expresaron en la época sobre el lugar: EL PALACIO DEL SOL (Quiero volver allí, quiero sentir que viajo en el tiempo por el viejo solar, así volveré a nacer, porque morir es quedar vivo en los recuerdos).

Q.E.P.D. aquellos que ya partieron, humildes letras con pasión cucuteña. No permitiremos el olvido de sueños. Aquellos niños y niñas cucuteñas siguen en los recuerdos.

Don Ramón, gracias, mil gracias por sembrar en el viejo solar…





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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