Magaly Rubio/La Opinión
Monumento a Arnulfo Briceño, en
total abandono
Parque fundadores
Fuentes del Teatro al aire
libre Las Cascadas
Fuente en El Malecón
Varios
puntos de la ciudad, hace años, se caracterizaron por sus hermosas fuentes. Hoy
(2017), estas lucen sin agua y en un estado lamentable.
Los cucuteños ya olvidaron
cuando fue la última vez que vieron funcionando las fuentes que adornan varios
parques de la ciudad.
Y es que
lo que para muchos es un atractivo, para la administración municipal es un
dolor de cabeza. Su funcionamiento es costoso.
De las 19
que hay, hoy solo funcionan seis.
La muestra
del deterioro son las que están ubicadas sobre El Malecón, una sobre calle 17,
la otra junto a la plazoleta de comidas, y la que está en el teatro Las
Cascadas.
Así
también la ubicada en la redoma Arnulfo Briceño tampoco funciona. La comunidad
exige al menos, limpieza.
Las fuentes son insostenibles
Tener funcionando al menos una de las 19 fuentes que hay en Cúcuta, puede llegar a costar hasta dos millones de pesos mensuales. Es decir, que si sirvieran, el municipio debería destinar 38 millones de pesos mensuales para su operación, 456 millones de pesos al año, un presupuesto, que según Planeación, entidad encargada del tema, no se tiene.
Las fuentes son insostenibles
Tener funcionando al menos una de las 19 fuentes que hay en Cúcuta, puede llegar a costar hasta dos millones de pesos mensuales. Es decir, que si sirvieran, el municipio debería destinar 38 millones de pesos mensuales para su operación, 456 millones de pesos al año, un presupuesto, que según Planeación, entidad encargada del tema, no se tiene.
Tal vez esa
es la razón por la que casi todas las fuentes tuvieran agua solo unos meses
después de su inauguración.
La fuente
ubicada en las nuevas casetas de El Malecón dejó de funcionar hace dos años,
cuando se robaron las motobombas, cuenta Jairo Urbina, vecino de Colsag. Dice que más que ser un atractivo, se ha
convertido en un dolor de cabeza; siempre permanece llena de basura.
La fuente del Malecón, según los vecinos, lleva más de dos años sin
funcionar. Se robaron la motobomba y nadie se hace responsable de su
mantenimiento. La última vez que la vieron funcionando fue en mayo de 2015.
Pero si es
tan costoso el mantenimiento, ¿por qué
insisten en incluirlas dentro de los proyectos de urbanismo? Ni la oficina de
Planeación se explica la razón.
José Alfredo
Suárez, arquitecto, experto en inspección urbana y consultor externo de
Camacol, dijo que aunque las fuentes hagan parte del imaginario de la ciudad y
sean elementos significativos, se debe pensar en replantear estos espacios,
pues están deteriorados y podrían ser aprovechados teniendo en cuenta que la
ciudad tiene un déficit en espacio público.
Recomendó
que, si se desean conservar las fuentes, hay que pensar en hacer alianzas o
convenios con el sector privado para su sostenimiento.
La alcaldía
ya ha analizado esta situación sin llegar a un final feliz. En junio de 2017,
se conoció que por un contrato de 16 mil millones de pesos, la administración daría en concesión el amueblamiento
urbano de la ciudad para la operación, mantenimiento y conservación de estos
espacios. Sin embargo, el contrato fue descartado meses después.
Según
Planeación Municipal, la falta de una política pública para el funcionamiento
del espacio público es lo que no ha garantizado que estos espacios, a cargo del
municipio, funcionen.
Las únicas
fuentes que funcionan de manera permanente son las que se han logrado apadrinar
por privados.
Reemplazarlas
por parques biosaludables o jardines desérticos podría ser una buena opción,
según Suárez; sin
embargo, se necesita el compromiso tanto de la administración como de la
comunidad en general.
Las del parque
Cúcuta 300 años, desde 2014 no se ven funcionar.
Erika Ayala,
arquitecta y docente de la Universidad Francisco de Paula Santander, aseguró
que todo lo que relacione su funcionamiento con cuerpos de agua, requiere un mantenimiento costoso y que por
estar a la intemperie se puede dañar con más facilidad.
Recomendó que
en estos espacios se pudieran implementar las zonas verdes, que si se compara
con otras ciudades, las que se tienen en Cúcuta son pocas.
“Necesitamos espacios que generen ambientes más saludables
para los ciudadanos y que sean desde un concepto paisajístico acorde con la
ciudad”, dijo.
Ayala también
aseguró que se deberían manejar diseños que estén enfocados a un grado de sostenibilidad
más de corte natural y dejar un poco de lado el cemento, es decir,
elementos que vayan acorde con las condiciones bioclimáticas. Dijo que las
zonas duras lo que hacen es incrementar las temperaturas.
Sugirió
apoyarse en las escuelas de arquitectura de las universidades de Norte de Santander para generar espacios
útiles y agradables, tanto para la vista como para el confort térmico, que si
bien es cierto que tiene un costo, es mucho menos elevado que el actual.
Por ahora, mientras la administración decide qué hacer, estas fuentes seguirán siendo resguardo de escombros, hojas y tierra en vez de agua.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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