Pedro Jáuregui Avila
‘Cachirulo’ considera
que antes que tener dinero es mejor tener salud porque muchas veces se puede
tener un buen capital y no se puede disfrutar porque la enfermedad no lo
permite.
Francisco Javier García Ramírez o ‘Cachirulo’ como lo
conoce la gente llegó el 4 de octubre, hace 80 años.
No obstante, tener muchos kilómetros en sus piernas
‘Cachirulo’, sale los domingos de su
casa a competir o a enterrar sus últimas energías en las calles, algunas
descuidadas, de la ciudad o corregimientos del municipio.
“Sí no entreno me
duelen los huesos”, advirtió el atleta más veterano del departamento y confeso admirador
de Luis Alberto Navas, quien buscó con el atletismo derrotar la pobreza que lo
acompaña desde que empezó a respirar sin poder conseguirlo.
“El atletismo no da
plata”, afirmó el deportista que tiene como dieta diaria agua, papa, arroz y
sal.
Ocho años atrás, con
motivo de las fiestas del barrio Belén, le celebraron por primera vez su cumpleaños
tras disputar los 3,5 kilómetros del recorrido y tras la partida de la torta recibió un
estímulo económico de los organizadores de la prueba.
El ser humano
El atleta que nació en el barrio El Callejón el 4 de octubre de 1937, reside en la parte alta de la Loma de Bolívar en una casa donde él pegó todos los ladrillos porque nadie le colaboró.
Vive con su esposa Adelina Rincón Sánchez, con quien
se casó el 29 de septiembre de 1963, el mismo día que ella cumplía años.
Es padre de 8 hijos (Javier, Wilson, Devani, Nivaldo,
Adrián, Viviana, Janeth y Helena), quienes le han regalado 16 nietos e igual
número de biznietos.
A temprana edad abandonó su hogar y se fue a trabajar
como ayudante de zapatería, oficio que abandonó porque quienes le daban trabajo
dejaron de producir calzado para hombre.
De su infancia contó que estudió en la escuela Nariño,
frente a la Terminal de Transportes, por donde pasaba el tren y fue amigo de
los Suárez (‘Morrocotos’) y los Fiallo, quienes eran los que hacían los mejores
guayos de la ciudad y tenían taches clavados con puntillas.
Deportista toda la
vida
El fútbol y el atletismo han sido sus pasiones. A los
12 años empezó a trotar y desde entonces no ha parado. Entrena día por medio.
Su pasión por el fútbol se desvaneció cuando Jorge
‘Manino’ Escobar, quien además de ser entrenador, oficiaba de árbitro, le
confesó que había ‘vendido’ el partido en el estadio General Santander cuando
se definía el título entre Sevilla y la Loma de Bolívar.
“Él (‘Manino’) me contó que los de Sevilla le habían
dado $8.000 y un kilo de carne, por pitar un penalti que solo vio él”, recordó.
De su época de jugador de fútbol señaló que su
compañero de ilusiones y sueños fue el defensa Tulio Niño, quien con el tiempo
jugó en el Cúcuta Deportivo.
“Nosotros dormíamos en las bancas del parque Antonia
Santos, ubicado en la avenida séptima frente a la antigua Cárcel Modelo, hoy
Centro Comercial Las Mercedes. Cuando nos levantábamos, bien temprano, nos
íbamos a barrer el andén y el restaurante de doña Eva, en la avenida octava con
calle sexta y nos daban un guineo, gaseosa y un pan, y con ese desayuno
entrenábamos”, señaló.
Recordó que cuando llovía los guardianes de la cárcel
lo dejaban estar en una banca que había a la entrada.
Atletismo en las venas
Señaló que en una ocasión corrió la maratón de San
Sebastián en San Cristóbal, estado Táchira (Venezuela), porque el periodista
Jaime Rondón Espinosa, que en ese tiempo trabajaba en Coldeportes Norte de
Santander, lo inscribió y le ayudó a sacar el permiso, a pesar de que no creía
que el fuera a terminar el recorrido porque era muy delgado.
“A mi regreso traje constancia de mi actuación,
recortes de periódico, un trofeo y una medalla y me siguió ayudando”, dijo.
También disputó la maratón de Caracas donde fue sexto.
Participó en más de una ocasión en la carrera contra el tiempo que partía de la
plaza Bolívar de San Antonio del Táchira a la media noche y terminaba a la
misma hora, por la diferencia horaria, frente al Parque Nacional donde estaba la
emisora Radio Guaimaral que organizaba el periodista Carlos Ramírez París, como
también las de la Batalla de Cúcuta y la de los Periodistas.
“Gané trofeos, medallas y ropa, pero nunca dinero, lo
único bueno de las carreras eran los besitos que le daban a uno las madrinas”,
afirmó.
Reseñó que Nivaldo, uno de sus hijos, quiso ser atleta
pero no tuvo disciplina ni sacrificio.
El haber corrido al lado de figuras como Silvio Marino
Salazar, Víctor Mora, Domingo Tibaduiza, Alfredo Santos y el venezolano Víctor
Maldonado han sido sus mayores triunfos.
La memoria le trajo el recuerdo del apoyo que le
ofreció en determinado momento el hoy general de la Guardia Venezolana Freddy
Perdomo Cortez, quien le consiguió los recursos y el pasaporte para ir a correr
los 30 kilómetros de Maracaibo.
Amigos no son todos
Sobre el fútbol señaló que el de ayer era mejor y que
el de hoy es muy malo, además antes se jugaba por amor a la camiseta, sin
importar muchas veces si había una buen salario o no.
Guarda un grato recuerdo del desaparecido jugador
uruguayo del Cúcuta Deportivo Cleto Castillo, quien cuando fue el dueño de la
Churrasquería Gente (avenida 4 entre calles 8 y 9) le obsequiaba los domingos,
corriera o no, un buen pedazo de churrasco.
Señaló que hay dos personas a las que él le debe
mucho: el dirigente cívico Jairo Obregón (q.e.p.d.) y su esposa Adelina Rincón,
quien lo salvó de ser un borrachito.
“Tomaba mucha cerveza, bailaba, no comía y
trasnochaba. Me la pasaba en El Silencio, Maracucho, Mi Jarrito y Polo Norte,
entre otros bares. Ella (la esposa) me dijo lo que me podía pasar tras ser
hospitalizado por una úlcera gástrica que se me detectó tras una endoscopia y
comprendí entonces que debía abandonar ese vicio porque además me perjudicaba
para practicar el deporte”.
Confesó que el secreto para mantenerse activo es no
tener pereza para salir a entrenar con o sin sol y que la filosofía de la vida
le enseñó que amigos no son todos los que se la pasan a lado de uno sino el que
le tiende la mano en el momento adecuado.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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