Mary
Stapper
Puente Internacional
Simón Bolívar.
Desde muy niños se
trazaron metas pero ahora les toca vivir la vida errante. Una vida para la cual
no estaban preparados. Muchos jóvenes soñaron con ser profesionales de
cualquier rama. Algunos, lo lograron. Otros, truncaron ese propósito de vida
porque tuvieron que huir de un país que les fue hostil. Un país que les negó
toda esperanza.
Un país al que todo lo sonreía y, de pronto, por obra
gracia de un ser que se fue apropiando de todos los poderes y sus vidas,
dejaron de soñar, de creer, de sentir que pertenecían a algo.
Ahora cruzan el Puente Internacional Simón Bolívar que
une a Colombia y Venezuela. Un puente, considerado como su tabla de
salvación, cuyas vigas traquean como consecuencia del gran flujo de
personas. Algunos, por ahora, no regresarán a su amada Venezuela. Nicolás
Maduro les niega todo derecho.
Es triste verlos cruzar el puente con su equipaje de
sueños, sus niños… sus miedos. En su mayoría, son gente buena. Gente que no
quiere perder la esperanza de mejor futuro.
Como Antonio, un contador que canta en las calles de
Cúcuta, con su guitarra como compañía en busca de una monedas para pagar el
hotel donde le cobran $4.000 por la dormida. Así no pasará la noche en la
calle.
Ese martes santos 27 de marzo de 2018, estuvimos en
ese puente, punto de unión de dos naciones hermanas. Con el famosos fotógrafo
Juan Camilo Paulhiac, observamos rostros, equipajes, actitudes, tristeza,
miradas perdidas en el infinito como preguntando, ¿qué me depara el destino?
Juan Camilo está preparando un documental sobre temas
sociales.
Hablan poco, unos entran con sus pasaportes. Son los
que no se quedarán en Cúcuta, sino que seguirán a cualquier destino de América
o Europa. Otros, los de la tarjeta migratoria podrán quedarse legalmente, hasta
3 meses.
En el lado colombiano, hay orden. Venezolanos con
pasaporte o con tarjeta migratoria, en una fila. Colombianos, en otra. Otros,
intentarán entrar con documentos falsos.
Encontramos a Aurora, una bella joven. Está en
sus últimos días de embarazo. Quiere que su hijo, sea colombiano.
Nathaly es una estudiante de último año de
comunicación social. Decidió migrar porque “la tripa ya no aguantaba más”. “Si
desayunamos, no almorzamos ni cenamos”, señaló.
Ese martes, entre las
5 de la mañana y las 5 de la tarde, entraron a Cúcuta, 23.358 venezolanos y
8.043 colombianos para un total de 31.401. Salieron, en el mismo lapso, 17.821
venezolanos y 6.143 colombianos. Se revocaron 2 tarjetas migratorias y se
encontraron 17 tarjetas migratorias falsas.
Muchos de ellos se quedarán en Cúcuta, Villa del
Rosario o Los Patios. Vivirán en hoteles baratos hasta donde les alcance el
dinero, buscarán algún trabajo en lo que sea. Limpiando vidrios, barriendo,
sirviendo como meseros en restaurantes, montando alguna venta ambulante y
quienes no encuentran algo que hacer, pedirán limosna en las calles. Muchas
niñas, ejercerán la prostitución.
Es que la avalancha de venezolanos hacia Colombia, se
ha convertido en un problema profundo. El Hospital Universitario Erasmo Meoz
está desbordado. Ya no hay cama para tanta gente. Niños durmiendo en las
calles, jovencitas ejerciendo la prostitución, padres de familia que viven de
rebusque… El drama es desalentador.
Los cucuteños han demostrado nobleza y en la medida de
lo posible, han prestado la ayuda necesaria.
El gobierno colombiano ha dejado sola a la capital
nortesantandereana. Pero el problema no se puede dejar todo a Cúcuta que ya
tiene suficiente con el desempleo para propios, para sumarle la desgracia
ajena, como se desprende de la gran encuesta en la cual se refleja el miedo que
sienten los cucuteños por la sensación de inseguridad.
Un informe de la Cámara de Comercio resaltó la
percepción que tiene la ciudad de Cúcuta respecto a la llegada masiva de
venezolanos, pues un 66% del total de los encuestados ve esta situación como
una amenaza para Cúcuta. En este sentido, el nivel de satisfacción de los
cucuteños cambió radicalmente en el último tiempo, pues el informe marcó un
52%, comparado con las cifras de años anteriores, el indicador ha descendido 21
puntos porcentuales.
Según los resultados, el 40% de los encuestados se
sienten inseguros en su barrio, cifra que en los últimos cuatro años ha
aumentado 28 puntos porcentuales. En este sentido, el 53% expresa que el
problema más grave en relación a la seguridad del barrio en el que vive son los
múltiples atracos callejeros que achacan a los venezolanos.
Puente Internacional Simón Bolívar.
Dato histórico sobre
el puente Internacional Simón Bolívar:
En crónicas de Cúcuta
de Gastón Bermúdez encontré cómo el Puente Internacional Simón Bolívar tiene
antecedentes en su construcción en el gobierno del presidente Pedro Nel Ospina.
Se construyó por Ley
54 de 1919 en unión con Venezuela, en ese entonces su presidente el
General Juan Vicente Gómez, quien, según sus propias palabras, “Uniría los
países como un gaje de cordialidad que realiza con la nación hermana. Uno de
los ideales de nuestro Libertador y que sería el férreo eslabón que conservará
unido para siempre los dos pueblos de aquel genio y la misma lucha gloriosa de
la independencia”.
El presidente de
Colombia al momento de su inauguración era Miguel Abadía Méndez. Fue dado al
servicio este puente el 24 de julio de 1927 y estuvo abierto hasta 1962. Debido
a nuevas necesidades y en desarrollo del acuerdo de los gobiernos de Colombia y
Venezuela en 1960 se inició la construcción del nuevo puente internacional de
San Antonio que lleva el nombre de puente Simón Bolívar y fue inaugurado el 24
de febrero de 1962, con asistencia de los presidentes de Colombia y Venezuela,
Alberto Lleras Camargo y Rómulo Betancourt, respectivamente, y sus ministros de
Obras.
La Parada
Lo que viven los habitantes de La Parada, es otra
historia. Se mezclan vendedores, compradores, raponeros, personajes oscuros que
se tomaron el sector para imponer su propia ley: la del más fuerte.
Dicen que hay trata de personas. Y que allí, reclutan
a las jóvenes para ejercer la prostitución. Es un verdadero drama.
Mientras realizábamos este informe, un joven
trabajador fue asaltado por delincuentes.
Puente Internacional
Francisco de Paula Santander
Otro drama se vive en el puente internacional
Francisco de Paula Santander que une a Ureña con Cúcuta. Según la Policía, más
de, 400 indígenas se tomaron el sector. Para ellos no hay dios ni Ley. Los
predios del sector del corregimiento de Escobal, están perdiendo su valor
porque la inseguridad aumenta como consecuencia de esta migración.
Agradecimientos a
Migración Colombia y a la Policía Nacional por brindarnos seguridad para
realizar este informe.
Fotos en el Puente Internacional Simón Bolívar
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