Gerardo Raynaud
En esa oportunidad
también estuvo en San Cristóbal. El
primer agasajo se realizó en el Consulado de Colombia en San Antonio, donde el
cónsul Nicolás Valencia ofreció a Susana, su comitiva y demás autoridades una
copa de champaña, y expresó palabras de admiración por la soberana y el pueblo
de Bolívar.
A comienzos de los cincuenta, el bikini comenzaba a
popularizarse entre las ruborosas bañistas y modelos, quienes apenas superaban
las barreras impuestas por la sociedad moralista y pacata de comienzos de
siglo.
Mientras tanto, la Europa de la post guerra comenzaba
una nueva y esperanzadora vida, que se veía reflejada en el renacer de las
actividades que se habían olvidado en la práctica, por efecto de los conflictos
bélicos que por años la afectaron. Los países europeos venían realizando desde
1928 el concurso de Miss Europa hasta que se declaró la Segunda Guerra y aunque
se reanudó en 1947, todavía mantenía algunas de las estrictas normas de
presentación que impedían que las candidatas se presentaran con los atuendos de
última moda, razón por la cual, los empresarios vanguardistas decidieron crear
una competencia de belleza femenina que compitiera con el arcaico concurso
europeo y fue cuando apareció el “Festival Internacional del Bikini” en 1951.
Debido a la escasa acogida que tuvo esta primera
convocaría entre los países europeos, la organización decidió abrir las
inscripciones para las chicas que quisieran participar y a partir de entonces,
una numerosa cantidad de interesadas de todo el mundo fueron participando en
ese concurso, que por esa circunstancia comenzó a ser llamada por la prensa
Miss Mundo, el cual fue adoptado rápidamente por la organización, debido a la
próxima realización del primer concurso de Miss Universo que ya se programaba
para el año siguiente.
Las primeras cuatro reinas fueron europeas, hasta que
participó la venezolana Carmen Susana Duijm. Ese mismo año había participado en
el concurso de Miss Universo, clasificando entre las quince finalistas, pero su
belleza hizo que el presidente de Miss Mundo la invitara como representante de
Venezuela, pero participando por cuenta propia y con la ayuda de su madrina,
finalmente obtuvo como primera latinoamericana, el título de Miss Mundo, en
Londres, en octubre de 1955.
Luego de un periplo por varios países europeos, en los
que no estuvieron exentos los inconvenientes que le hicieron merecedora del
sobrenombre de “Carmen la Salvaje”. Regresó a Venezuela en noviembre de ese año
y enero fue invitada a la ciudad de Cúcuta, donde estrenó sus giras
americanas.
La visita a la ciudad tuvo una duración de tres días.
La invitación la hizo el empresario venezolano radicado en Cúcuta, Arturo
Martínez Machado. Desde Caracas donde estaba radicada después de obtener su
corona, se trasladó a San Antonio del Táchira en un avión de la línea AVENSA y
en el aeropuerto José Vicente Gómez fue recibida por los altos funcionarios del
Estado Táchira, el gobernador del Norte de Santander y los cónsules de Colombia
y Venezuela en San Cristóbal y Cúcuta.
La llegada programada para las doce del día se cumplió
estrictamente y una comitiva de unos setecientos automóviles encabezaba el
desfile para acompañarla, junto con sus padres, hasta la capital del
departamento. En la lujosa suite No. 6 del Hotel Internacional, fue alojada
durante el tiempo que duró su estancia.
Después de un largo recorrido por las principales
calles de la ciudad y merecido descanso se programó para las seis de la tarde,
una rueda de prensa con los periodistas de prensa y radio de la ciudad y de la
vecina república. Dentro de sus actividades programadas para ese día, en el
hotel, se le ofreció, por parte de la colonia venezolana, en cabezada por
Joaquín Pérez Tovar y señora, una elegante recepción, con asistencia de las
altas personalidades de la ciudad y amenizada por una de las mejores orquestas
locales.
Finalizando la noche hubo en el Club Tennis, un baile
de gala con los apreciados jóvenes de la sociedad cucuteña que duró hasta la
medianoche, hora que la reina se retiró muy meritoriamente a descansar.
Recordemos que en ese entonces el Tennis estaba localizado en la calle octava
entre primera y segunda, frente donde hoy queda el parque Tercer Milenio.
El programa del día siguiente, se trasladó a las
instalaciones del Consulado de Venezuela primero, donde departió con los
miembros de la colonia de ese país, entonces bastante numerosa, donde el cónsul
Nicolás Valencia y señora ofrecieron una copa de champaña para agasajar a la
hermosa compatriota.
De allí se dirigió al Consulado de Colombia en San
Antonio, donde igualmente fue homenajeada por el cónsul de Colombia, miembros
de la colonia y las autoridades de esa localidad.
A la salida de ambos consulados firmó numerosos
autógrafos a los admiradores que la esperaban.
En las horas de la noche, los clubes del Comercio y
Tennis se habían aliado para realizar un ‘cocktail’ bailable, como se decía
entonces, exclusivo para sus socios y familiares, en honor de la ilustre
visitante, evento que se realizó en las elegantes instalaciones del Club del
Comercio situado en la esquina de la calle once con avenida cuarta. La
cita era a las ocho de la noche y la vestimenta solicitada era ‘traje
corriente’.
En el último día de su visita, concedió entrevistas en
el hotel, a un grupo relativamente numeroso de periodistas de radio y prensa, y
en horas de la tarde visitó algunos medios de manera sorpresiva, entre ellos,
al Diario de la Frontera, donde sostuvo una larga entrevista con su director
Luis Parra Bolívar y su esposa, quien fungía como subdirectora.
Compartió con los operarios de producción, se tomó
fotografías en el linotipo y al final agradeció a todo el pueblo cucuteño por
las expresiones cariñosas que le habían manifestado durante el tiempo que aquí
permaneció. Al poeta Gonzalo Lamus, entonces redactor del Diario, le agradeció
especialmente por dedicarle un soneto y a quien dijo “que lo guardaría para siempre con especial cariño” y agregó, “Cúcuta es una bella ciudad donde todas sus
gentes son amables y cariñosas. No tengo cómo pagarles sus bondades, pero
llevaré al pueblo de Cúcuta en mi corazón, ya que de todas sus clases sociales
recibí gentilísimas atenciones y aclamaciones.”
De regreso a su país el jueves 19 de enero de 1956,
fue recibida en Caracas, con un apoteósico desfile, antes de viajar a
Barranquilla su próximo destino.
Esta entrevista fue luego publicada por el
periodista Jaime Sotomayor, quien estuvo desaparecido del periódico durante los
tres días de la visita de la reina.
Una entrevista
La primera entrevista ocurrió el primer día en el Hotel
Internacional, el 17 de enero; numerosos periodistas, cronistas con fotógrafos
y los consabidos edecanes, esperaban en el amplio hall del hotel. Whisky
va y whisky viene para los periodistas, cigarrillos y espera, nerviosismo
continuo. Los cuadernillos de apuntes como material de acopio de esa época se
mezclaban con el ruido de las copas y el sonar continuo de la campanilla
telefónica, sin embargo, la reina no llegaba.
De pronto, unos lujosos vehículos llegaron y de ellos
comenzaron a apearse funcionaros venezolanos de alta denominación y
funcionarios colombianos de la misma talla jerárquica. Los periodistas se
abalanzaron y la respuesta fue que Susana Duijm, la Miss Mundo, había llegado
horas antes y que pronto saldría a atenderlos.
Así fue, ataviada con una amplia bata de seda gris
estampada y calzando una finas zapatillas de raso negro, fue apareciendo lenta
y aristocráticamente con su rostro estilizado y gracioso, un par de ojos
turbadores, grandes zarcillos de carey adornaban los lóbulos de sus
orejas, unas brillantes pulseras y un fino reloj la acompañaban mientras
caminaba con garbo hacia los periodistas locales y los corresponsales
extranjeros, muy segura de sí misma y repartiendo radiantes sonrisas.
El cuestionario que habían preparado, de pronto se les
borró de la mente, imperando por unos instantes el silencio de una tumba
faraónica. Sin embargo y sobre poniéndose al impacto de tal belleza, los
periodistas, sin desanimarse, comenzaron a lanzarle sus inquietudes.
En el fervor de la primera pregunta y del nerviosismo,
el periodista le dice, ¿qué sensación experimentó cuando la eligieron Miss
Universo? Después de la aclaración pertinente, respondió: “pues… sentí como
cuando uno se mete a la ducha, es decir, un frio inexplicable en el cuerpo y
comenzó a temblarme la mandíbula y los labios, lo mismo que cuando
se inicia un ataque, se me hizo un nudo en la garganta, imposible hablar, es
una sensación extraña esa de un triunfo inesperado.” Los fotógrafos disparan
sus flashes mientras ella continúa, “…lloré un poquito eso sí, pero al fin y al
cabo, me repuse y me pasó el susto.”
Poco a poco los periodistas se van tomando confianza y
preguntan, ¿cómo logró ser elegida entre las bellezas de tantos países? Y
responde: “los jurados eran conocedores de la belleza de las mujeres de todo el
mundo y sabían que en Suramérica, por razones étnicas, no impera el tipo rubio
sino el moreno aperlado o el acentuado producto de la mezcla de razas y creo
que, tal vez, eso me definió y salí elegida cuando menos lo esperaba.”
En ese momento hace una pausa y habla de su
experiencia en Londres y París y remata con una de sus célebres frases: “para
decir femineidad, hay que decir París.”
Finalizando esta rueda de prensa le preguntan si conoce
a Esperanza Gallón, nuestra reina y si cree que pueda tener posibilidades en
Londres; contesta que es una de las más lindas mujeres colombianas, que
es además de bella, inteligente y elegante, que una mujer como ella tiene que
causar admiración en todas partes, pero que si no viaja a Londres, en Long
Beach, es casi seguro que se lleva la corona. (Long Beach en California, era la
sede del concurso de Miss Universo).
Otros aspectos más personales comienzan a surgir entre
los entrevistadores, como la consabida frase de cajón, ¿tiene novio? No!
Pronuncia secamente y deja de sonreír un momento. Insiste el periodista ¿qué
clase de hombre prefiere como marido? Uno bien feo responde. Porque así no hay
ninguna que me lo quite como novio o como esposo, ¿me ha entendido bien?
¿Es cierto que en París, tuvo usted un romance con un
potentado oriental y que él le hizo un valioso regalo? ¡No! No es cierto. Lo
que sucedió fue que cuando me hallaba en París, se enamoró de mí un
Marajá. Lo que sí es verdad, es que me obsequió un anillo con diamantes y una
esmeralda, pero yo no quería al Marajá y naturalmente no hubo romance porque
éste sin amor no es nada.
¿Piensa participar en otro concurso internacional?
Responde con mucha seguridad: No, no tengo posibilidades, además para una
muchacha como yo, el galardón que me ha sido concedido es más que suficiente;
mi reinado termina en octubre… después mi hogar. Prosigue: viajaré a México a
filmar tres películas que ya tengo contratadas, luego me trasladaré a Caracas y
de allí no me volveré a mover.
Entonces piensa dedicarse a la actuación? Pregunta el
entrevistador, pero la bella Susanita le responde que no, pues no le gusta como
profesión, pero sí como una nueva fase de su vida, que pronto experimentará.
Y como queriendo dar por terminada esta sesión, se
dirige a ellos con la siguiente petición: Señores, no olviden decir ustedes, en
cada uno de sus periódicos o estaciones de radio o televisión, que estoy muy
agradecida con el pueblo de Cúcuta y del Norte de Santander por la recepción
que me ha dispensado y que agradezco al señor gobernador, Rivera
Laguado y a su gentil esposa, la bienvenida que me dieron.
Digan también que estoy muy, pero muy obligada con el
Cónsul de mi país, don Nicolás Cárdenas Ruiz y su señora y con Nicolás Valencia
y su esposa por las atenciones que dispensaron tanto en el Táchira como en esta
encantadora ciudad. Además, hagan público mi reconocimiento a don Joaquín Pérez
y esposa, mis compatriotas y a toda la colonia venezolana que tantas muestras
de simpatía me ha dado.
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