Terremotero
Con motivo
del Campeonato Suramericano Juvenil y de Mayores realizado en Cúcuta en 1955;
aparecen, entre otros, de pie: Eustorgio Colmenares Baptista, Gustavo Martínez
B., “Fleishman” Contreras, Alberto Duarte Contreras, Humberto Gómez
Moreno, la madrina del equipo Martha Canal, Hernán “Pipo” Gómez, Roque Peñaloza
A. y Musa Brahim S. Agachados: Humberto Ramírez, Héctor González,
Fernando Ramírez J. y Germán González “Fersales” .
Mártires resurgen de cenizas alimentadas por zanjas
abiertas para sembrar semillas. Brotaron miles de árboles frondosos desde el
bendito y majestuoso suelo arcilloso del Valle de Guasimales. Sombras cobijando
calles, advierten la llegada del radiante Sol que provee energía para existir.
Cortezas de gigantescos troncos hechos pieles,
enmarcan los recuerdos que mantienen vivas añoranzas, remembranzas y sentires.
Tierra indómita que jamás se doblega ante las circunstancias donde creyeron nos
dejaron como destino la desolación y el olvido. Siempre nos levantamos en medio
de tormentas. Siempre volvimos.
Volvimos para quedarnos en las historias del ayer...
Fue la determinación del organizador y presidente de
Liga, quién por aquellos días, se convertiría en eje principal para meta
encomendada de salir airosos del proceso de montaje del Campeonato Suramericano
Mayores y Juvenil de Baloncesto en ciudad de Cúcuta. Año 1955.
Don Eustorgio, hoy escribo estas letras desde la
tierra más bella, en medio del hermoso amanecer de sábado. Espera me presento
por favor: Soy cucuteño de raza indómita, hijo de ancestros del baloncesto,
llevo letras para acumular baules con recuerdos. Mi tío el gran ´Toto´ Fuentes.
Otrora tu compañero de las infatigables hazañas con equipo del Sagrado Corazón
de Jesús.
Llevamos como ADN un balón, somos hijos de la hallaca
y el pastel de garbanzo. Nos unen las vistas desde Cristo Rey. Mi sangre ya
inundada del café Galavís y mi frente marcada con letras del diario La Opinión.
Quiero viajar al pasado para relatar y poder rescatar pasiones por lo nuestro.
Llévame a caminar las calles ancestrales de mi Cúcuta
del alma, deseo plasmar letras y repetir mil veces, que todo valió la pena por
haber vivido, para haberte conocido, mi Cúcuta del alma.
Guerreros de casta con berraquera e ingenio motilón.
Permiten relatar historias. Cuenta la leyenda, Don Eustorgio logró unir el
zaguán trasero de la Clínica Barco con pared colindante del Club de Cazadores.
Ingeniosa idea para ampliar el hospedaje a las delegaciones deportivas para
acceso a la piscina del Club.
Debió ordenar a los obreros, tumbar un pedazo de pared
colindante con el Club de Cazadores. Así los Argentinos, Brasileros,
Paraguayos, Uruguayos, Ecuatorianos, Chilenos y Venezolanos, pudieron pasar desde
amplias habitaciones en Clínica Barco hasta el interior del club social, y
poder disfrutar todas sus instalaciones.
Hubo que fabricar camas gigantescas de madera, Don
Eustorgio se apersonó, analizó los gigantescos tamaños de los jugadores de
baloncesto. Esas camotas, tiempo después terminarían en casas cucuteñas, muchas
como recordatorios y ´souvenirs´.
El carácter de liderazgo modesto y más mucha garra con
enjundia, aprendido en canchas desde niño, fue aplicado con creces en los
menesteres vividos de adulto. Ejemplarmente, demostró en tiempo record de
cuatro meses, poder acondicionar decenas de incipientes escenarios deportivos
en la ciudad, y convertirlos en zonas de entrenamientos. También acondicionó
varios edificios como El San José, así pudo adaptar más alojamientos para
directivos, periodistas, invitados especiales y embajadores del deporte.
Unos meses antes al magno evento, la Liga de Antioquia
informó a nivel nacional, que no podía realizar los Suramericanos Juvenil y
Mayores Masculino de basquetbol en Medellín. Adujo falta de presupuesto y muy
poco tiempo para organizar el famoso torneo internacional.
Fue así, entonces nos consultaron, y apareció un
gladiador de estirpe y raza corajuda, fundado y nutrido en canchas del colegio
Sagrado Corazón de Jesús. Sacó su lanza sin pensarlo dos veces, y levanto la
dignidad en representación de nuestro baloncesto rojo-negro, y dijo sin
ambages: “Yo me le mido al reto, yo soy cucuteño,
echemos pa´ lante, pa´ tras ni pa´agarrar impulso”.
…y desde debajo de las piedras del suelo glorioso y
sagrado, el mismo que no abandona jamás los hijos ni aunque tiemble la tierra
en forma de terremoto, desde allí salieron por cientos los entusiastas
apellidos cucuteños. Así brotaron ingenieros, maestros de obra, albañiles,
ayudantes espontáneos, carpinteros, electricistas y toda clase de toderos,
cientos de teguas y hasta tira piedras. Don Eustorgio los organizó a todos en
equipo.
Logró amalgamar para sorpresa de muchos y asombros de
otros, unir todo nuestro ingenio Indio. Tenía siempre olfato para dejar fluir
la curiosidad original, estirpe raizal devenida desde los pobladores
ancestrales.
Entonces detonaron las grandes ideas, se prendió un
bombillo en su mente. Fueron muchas las chispas detonadas brotando en los
cerebros cucuteños. Sobraron también las manos con cientos de aportes
colaboradores, hubo muchos motorcitos voluntarios desfogando trabajo y
dedicación constante.
La meta se cumplió ante el asombro de Bogotá y Medellín.
Se preguntaban: ¿Cómo pudieron esos diminutos indios lograr organizar en cuatro
meses todo, y como salieron airosos al culminar la fiesta? Dice la leyenda, de
allí surgió un futuro Alcalde para la tierra de la época.
Somos raza, coraje e ingenio, somos triunfadores por
ancestros. Una raza indómita forjada y probada desde el sudor en las arenas
dejadas durante gestas del baloncesto cucuteño. Nosotros trabajamos con denuedo
con las uñas por aquellos días. También utilizamos ingeniosamente la pista del
viejo aeropuerto de Los Patios y esos múltiples hangares abandonados. Estos
espacios, también fueron hotel y hospedaje.
Fabricamos camas sin saber, mostramos nuestros
exquisitos pasteles de garbanzo al mundo. Todas nuestras muchachas de la época,
fueron anfitrionas del glamur, todos nuestros clubes sociales, sirvieron de
protocolo para el recibimiento de directivos y grandes personalidades.
Nuestras emisoras domésticas y nuestros
característicos locutores de antaño, todos se encargaron de propagar nuestro
particular sello de acento y el sentir de los cucuteños.
EXITO APOTEOSICO
Así fue. Fuimos catalogados como todo un éxito
apoteósico. Cúcuta superó todas las expectativas de Colombia con puro ingenio motilón.
Nunca estuvimos solos, siempre ojos milagrosos observaron nuestro andar, nunca
hubo quejidos sin alcanzar las manos que apaciguan dolores y cambian desilusión
por esperanza.
Fuimos y seremos tierra agradecida, despojada de
mezquindades carentes de identidad. Muchos atardeceres brotarán otra vez y
lluvias limpiarán cada pedazo de suelo. Luces retornarán y pan habrá en cada
mesa.
Don Eustorgio, hoy siento nos expresas que valió la
pena haber vivido para haberte conocido terruño del alma mía. Retornaré desde
tus cimientos convertido en viento cuando sobrepase por encima de anhelos cucuteños.
Caminaré las calles junto a las multitudes con muchos recuerdos, ellos jamás se
olvidan y siempre permanecen eternamente…
Gracias...
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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