sábado, 4 de agosto de 2018

1348.- EUSTORGIO COLMENARES BAPTISTA, DE LOS CABALLEROS DEL BALONCESTO



Terremotero

Con motivo del Campeonato Suramericano Juvenil y de Mayores realizado en Cúcuta en 1955; aparecen, entre otros, de pie: Eustorgio Colmenares Baptista, Gustavo Martínez B., “Fleishman”  Contreras, Alberto Duarte Contreras, Humberto Gómez Moreno, la madrina del equipo Martha Canal, Hernán “Pipo” Gómez, Roque Peñaloza A.  y Musa Brahim S. Agachados: Humberto Ramírez, Héctor González, Fernando Ramírez J. y Germán González “Fersales” .

Mártires resurgen de cenizas alimentadas por zanjas abiertas para sembrar semillas. Brotaron miles de árboles frondosos desde el bendito y majestuoso suelo arcilloso del Valle de Guasimales. Sombras cobijando calles, advierten la llegada del radiante Sol que provee energía para existir.

Cortezas de gigantescos troncos hechos pieles, enmarcan los recuerdos que mantienen vivas añoranzas, remembranzas y sentires. Tierra indómita que jamás se doblega ante las circunstancias donde creyeron nos dejaron como destino la desolación y el olvido. Siempre nos levantamos en medio de tormentas. Siempre volvimos.

Volvimos para quedarnos en las historias del ayer...

Fue la determinación del organizador y presidente de Liga, quién por aquellos días, se convertiría en eje principal para meta encomendada de salir airosos del proceso de montaje del Campeonato Suramericano Mayores y Juvenil de Baloncesto en ciudad de Cúcuta. Año 1955.

Don Eustorgio, hoy escribo estas letras desde la tierra más bella, en medio del hermoso amanecer de sábado. Espera me presento por favor: Soy cucuteño de raza indómita, hijo de ancestros del baloncesto, llevo letras para acumular baules con recuerdos. Mi tío el gran ´Toto´ Fuentes. Otrora tu compañero de las infatigables hazañas con equipo del Sagrado Corazón de Jesús.

Llevamos como ADN un balón, somos hijos de la hallaca y el pastel de garbanzo. Nos unen las vistas desde Cristo Rey. Mi sangre ya inundada del café Galavís y mi frente marcada con letras del diario La Opinión. Quiero viajar al pasado para relatar y poder rescatar pasiones por lo nuestro.

Llévame a caminar las calles ancestrales de mi Cúcuta del alma, deseo plasmar letras y repetir mil veces, que todo valió la pena por haber vivido, para haberte conocido, mi Cúcuta del alma.

Guerreros de casta con berraquera e ingenio motilón. Permiten relatar historias. Cuenta la leyenda, Don Eustorgio logró unir el zaguán trasero de la Clínica Barco con pared colindante del Club de Cazadores. Ingeniosa idea para ampliar el hospedaje a las delegaciones deportivas para acceso a la piscina del Club.

Debió ordenar a los obreros, tumbar un pedazo de pared colindante con el Club de Cazadores. Así los Argentinos, Brasileros, Paraguayos, Uruguayos, Ecuatorianos, Chilenos y Venezolanos, pudieron pasar desde amplias habitaciones en Clínica Barco hasta el interior del club social, y poder disfrutar todas sus instalaciones.

Hubo que fabricar camas gigantescas de madera, Don Eustorgio se apersonó, analizó los gigantescos tamaños de los jugadores de baloncesto. Esas camotas, tiempo después terminarían en casas cucuteñas, muchas como recordatorios y ´souvenirs´.

El carácter de liderazgo modesto y más mucha garra con enjundia, aprendido en canchas desde niño, fue aplicado con creces en los menesteres vividos de adulto. Ejemplarmente, demostró en tiempo record de cuatro meses, poder acondicionar decenas de incipientes escenarios deportivos en la ciudad, y convertirlos en zonas de entrenamientos. También acondicionó varios edificios como El San José, así pudo adaptar más alojamientos para directivos, periodistas, invitados especiales y embajadores del deporte.

Unos meses antes al magno evento, la Liga de Antioquia informó a nivel nacional, que no podía realizar los Suramericanos Juvenil y Mayores Masculino de basquetbol en Medellín. Adujo falta de presupuesto y muy poco tiempo para organizar el famoso torneo internacional.

Fue así, entonces nos consultaron, y apareció un gladiador de estirpe y raza corajuda, fundado y nutrido en canchas del colegio Sagrado Corazón de Jesús. Sacó su lanza sin pensarlo dos veces, y levanto la dignidad en representación de nuestro baloncesto rojo-negro, y dijo sin ambages: “Yo me le mido al reto, yo soy cucuteño, echemos pa´ lante, pa´ tras ni pa´agarrar impulso”.

…y desde debajo de las piedras del suelo glorioso y sagrado, el mismo que no abandona jamás los hijos ni aunque tiemble la tierra en forma de terremoto, desde allí salieron por cientos los entusiastas apellidos cucuteños. Así brotaron ingenieros, maestros de obra, albañiles, ayudantes espontáneos, carpinteros, electricistas y toda clase de toderos, cientos de teguas y hasta tira piedras. Don Eustorgio los organizó a todos en equipo.

Logró amalgamar para sorpresa de muchos y asombros de otros, unir todo nuestro ingenio Indio. Tenía siempre olfato para dejar fluir la curiosidad original, estirpe raizal devenida desde los pobladores ancestrales.

Entonces detonaron las grandes ideas, se prendió un bombillo en su mente. Fueron muchas las chispas detonadas brotando en los cerebros cucuteños. Sobraron también las manos con cientos de aportes colaboradores, hubo muchos motorcitos voluntarios desfogando trabajo y dedicación constante.

La meta se cumplió ante el asombro de Bogotá y Medellín. Se preguntaban: ¿Cómo pudieron esos diminutos indios lograr organizar en cuatro meses todo, y como salieron airosos al culminar la fiesta? Dice la leyenda, de allí surgió un futuro Alcalde para la tierra de la época.

Somos raza, coraje e ingenio, somos triunfadores por ancestros. Una raza indómita forjada y probada desde el sudor en las arenas dejadas durante gestas del baloncesto cucuteño. Nosotros trabajamos con denuedo con las uñas por aquellos días. También utilizamos ingeniosamente la pista del viejo aeropuerto de Los Patios y esos múltiples hangares abandonados. Estos espacios, también fueron hotel y hospedaje.

Fabricamos camas sin saber, mostramos nuestros exquisitos pasteles de garbanzo al mundo. Todas nuestras muchachas de la época, fueron anfitrionas del glamur, todos nuestros clubes sociales, sirvieron de protocolo para el recibimiento de directivos y grandes personalidades.

Nuestras emisoras domésticas y nuestros característicos locutores de antaño, todos se encargaron de propagar nuestro particular sello de acento y el sentir de los cucuteños.

EXITO APOTEOSICO

Así fue. Fuimos catalogados como todo un éxito apoteósico. Cúcuta superó todas las expectativas de Colombia con puro ingenio motilón. Nunca estuvimos solos, siempre ojos milagrosos observaron nuestro andar, nunca hubo quejidos sin alcanzar las manos que apaciguan dolores y cambian desilusión por esperanza.

Fuimos y seremos tierra agradecida, despojada de mezquindades carentes de identidad. Muchos atardeceres brotarán otra vez y lluvias limpiarán cada pedazo de suelo. Luces retornarán y pan habrá en cada mesa.

Don Eustorgio, hoy siento nos expresas que valió la pena haber vivido para haberte conocido terruño del alma mía. Retornaré desde tus cimientos convertido en viento cuando sobrepase por encima de anhelos cucuteños. Caminaré las calles junto a las multitudes con muchos recuerdos, ellos jamás se olvidan y siempre permanecen eternamente…

Gracias...




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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