Magaly Rubio (La Opinión)
Ya no los confunden con otros
deportes.
Cuando se escuchó hablar por primera
vez del rugby en Norte de Santander, en 2006, nadie esperaba que 12 años después, este deporte
nacido en Inglaterra a mediados del siglo XIX, se volvería tan popular, al
punto, de tener a más cinco mil deportistas jugando en todo el departamento,
contar con una liga sostenible, clubes organizados y un campeonato que cada fin
de semana reúne a más de mil personas en cada juego.
Esos estudiantes que se animaron por primera vez a practicarlo se sienten
hoy orgullosos de haber logrado que el rugby, al igual que otros deportes, se
convirtiera en una herramienta de transformación social y construcción de paz.
El camino no ha sido fácil, tampoco
están cerca de alcanzar el propósito que se han trazado, pero reconocen
que han estado recortando márgenes, y eso para ellos es muy satisfactorio.
Y es que hablar de rugby dejó de ser algo extraño para volverse algo
cotidiano. Ya no los confunden con
otros deportes y los logros que han alcanzado son su carta de presentación.
El amor por lo que hacen y el sentido de pertenencia es lo que ha hecho que
los impulsores del rugby en Norte de Santander no ‘tiren la toalla’ cuando la
situación se ha puesto difícil.
William León Higuera, uno de los jóvenes impulsores de este deporte en el
departamento, se emociona al recordar cómo fueron esos primeros años.
Los inicios
Cuenta que a donde primero llegó el
rugby fue a Pamplona, gracias a los estudiantes que venían de intercambio y
luego pasó a Cúcuta. En 2006 volvió a la ciudad Ricardo Calderón
Jiménez, quien jugaba rugby en la universidad de Granada en España y al
regresar a la Universidad Francisco de Paula Santander (UFPS) se le dio por
hablar de un deporte que para muchos era raro y formó Cúcuta Rugby Club.
Un año más tarde se creó Carboneros Rugby Club, equipo que se unió al club
Búfalos de Pamplona y esos tres clubes fueron los fundadores del rugby en la
región.
En 2008 decidieron crear el programa
Más Niños Jugando Rugby que, aunque nació como un proyecto universitario, se convirtió en la
iniciativa de masificación más importante que tiene el rugby.
Pero también nació la necesidad de no improvisar si se quería hacer algo
diferente, así que León Higuera, quien
hoy hace parte de la Federación, hizo un intercambio a Medellín, ciudad
a donde llegó el rugby hace 25 años, para ‘copiarles’ los buenos procesos que
llevaban.
Comenzó a tomar fuerza
En el barrio Alfonso López se formó
la primera escuela infantil y juvenil de rugby que se llamó Cobras Rugby Club,
hoy es uno de los tres mejores clubes de Norte de Santander.
Comenzaron con la masificación y la muestra de lo que era el proyecto en
ese momento, le contaron a amigos y empezaron a tocar puertas para encontrar
patrocinio.
Pero cuando comenzaron a competir se
dieron cuenta de que necesitaban más y que con ir, competir y tener la mejor actitud
no era suficiente. “Entendimos que no podíamos pretender ganarle a otras
regiones cuando solo teníamos 100 deportistas jugando y todos del mismo nivel”,
dijo León.
Así que comenzaron a enfocarse en fortalecer a los juveniles e infantiles,
para pensar que en cinco o seis años podían llegar a ser campeones y estar
entre los mejores de Colombia.
Se hicieron profesionales
En 2011 dejaron de jugar en la B y llegaron a la primera categoría, lograron el reconocimiento de Coldeportes,
se convirtieron en una liga oficial y comenzaron a recibir recursos oficiales
para continuar el proceso.
Y así como crecían en los administrativos, también lo hacían deportivo.
Comenzaron a llegar Ocaña, Pamplona, Chinácota, pueblos del Catatumbo y el área
metropolitana de Cúcuta.
Retomaron el trabajo de divulgación,
hicieron festivales y campeonatos para que la gente comenzara a hablar de eso
bueno que
se había convertido el rugby, un deporte que no distingue condición o
discrimina.
Aunque entendieron que las selecciones son lo máximo de cada deporte, y que
es necesaria una buena base para consolidar un muy buen nivel, esto no se
consigue solo masificando si no trabajando.
Hoy, los deportistas que van escalando, van pasando por filtros que les
permiten no solo identificar a esos deportistas óptimos para la selección, si
no que los capacitan para perfeccionar esas características y así buscan
alcanzar ser campeones en los próximos campeonatos, por ahora son segundos.
El rugby de Norte de Santander tiene
seis clubes sólidos con equipos en todas las categorías. Existen escuelas de formación que
contribuyen con la masificación.
Hacen constantes capacitaciones de entrenadores y árbitros con el propósito
de que siempre estén en buenas condiciones como los deportistas. Además, dos
jugadores de la región están jugando de manera profesional en Francia.
Han logrado que la Cancillería y el
Ministerio del Interior los apadrine con los programas de Diplomacia Cultural y
Deportiva, una iniciativa que lleva a jóvenes deportistas a otros países para que
conozcan del deporte y aprendan de otras culturas; y el Plan Fronteras, que
contribuye con la contratación de entrenadores y un grupo interdisciplinario
para el programa de Más Niños Jugando Rugby.
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
No hay comentarios:
Publicar un comentario