La Opinión/Eduardo Durán Gómez
Julio Ernesto Coronel Becerra.
El doctor Coronel nació en Villa del Rosario el 20 de enero de 1929.
Adelantó los estudios de secundaria en el colegio Sagrado Corazón de Jesús y
posteriormente su carrera en la Universidad Nacional de Bogotá, donde recibió
el diploma de Médico Cirujano en 1954.
Después hizo los estudios de posgrado en el muy conocido Instituto de
Cardiología Ignacio Chávez, en la ciudad de México entre 1957 y 1959,
regresando a Cúcuta a ejercer su profesión.
En 1958 contrajo matrimonio con
Marina Jordán Peñaranda en Cúcuta del cual son sus descendientes, su hija Isabel Cristina Coronel
Jordán casada con Eduardo Durán Gómez, santandereano, hoy presidente de la
Sociedad Colombiana de Historia y sus dos hijos, Sofía Cristina y Julio Eduardo
Durán Coronel.
En el ejercicio médico fue un profesional exitoso, además de ser siempre
correcto y atento con sus pacientes y que vivía capacitándose para mantenerse
actualizado con la práctica de la Medicina Interna y Cardiología, las cuales
ejerció desde 1960 hasta pocos días antes de su fallecimiento.
Socio de las clínicas Santa Ana y
Norte, de las cuales varias veces fue miembro de sus juntas directivas y
director científico de la Santa Ana; trabajó en los servicios de Cardiología del antiguo
Hospital San Juan de Dios y del Erasmo Meoz; presidió el único congreso
Nacional de Cardiología desarrollado en Cúcuta, en 1986; magistrado del
Tribunal de Ética Médica del departamento, presidió la Sociedad Colombiana de
Medicina Interna en su capítulo local y la Sociedad de Cardiología de los
Santanderes y fue vocal de la Sociedad Colombiana de Cardiología.
Profesor universitario en la Universidad Libre de Cúcuta, autor de varios
artículos de la especialidad para revistas y textos nacionales y expositor en múltiples oportunidades en
congresos y simposios de cardiología, locales y nacionales.
Muy apreciado en el gremio médico de la ciudad y entre quienes lo
conocieron a nivel nacional, fue una persona sencilla, afable y cordial,
siempre pensando en estar al día en los conocimientos médicos y poder entregar
a sus pacientes lo mejor de su conocimiento.
La noticia de su fallecimiento causó
hondo pesar no solamente entre el gremio médico sino también en la sociedad cucuteña, donde era
ampliamente conocido y apreciado.
El reconocido cardiólogo, Julio Ernesto Coronel Becerra, falleció en las horas del mediodía del
lunes 3 de diciembre de 2018, día Internacional del Médico, en las
instalaciones de la Clínica Norte, a la edad de 89 años. Las honras
fúnebres se llevaron a cabo en una Misa de Cenizas luego de su cremación, el miércoles a las 10:00 a.m., en la iglesia
de Los Carmelitas en Cúcuta.
El doctor Coronel
El doctor Coronel
En esta cálida mañana, como todas las mañanas cuando
Julio Ernesto Coronel atendía a sus pacientes en el consultorio de la avenida
Cero, nos congregamos sus familiares y amigos para darle el último adiós a su
imponente personalidad, que se supo formar a través de una esforzada vida llena
de sacrificios y de metas, que fue capaz de imponer para estar en condiciones
de consolidar su proyecto de vida, al servicio de una de las más nobles y
exigentes profesiones como lo es la Medicina.
Las iluminaciones tempranas que su juventud tuvo, le
indicaron con toda claridad que su sobresaliente capacidad intelectual tenía
que estar al servicio de una causa grande, en donde además pudiera estar en
condición de ayudar a los demás, como compromiso social insustituible.
Así fue como escogió la Medicina como profesión; así
fue como obtuvo el mejor examen de admisión en la Universidad Nacional; así fue
como se ganó la beca para estudiar medicina interna y cardiología, y así
fue como asumió el compromiso con su profesión, a la que amaba y le dedicaba
todos los momentos de su existencia.
Aprendí a admirar su capacidad para estar todos los
días, incluidos los festivos, a las cuatro de la mañana en frente de su mesa de
trabajo, revisando los últimos artículos científicos que las revistas
especializadas le ofrecían, en donde aprovechaba para reflexionar sobre todas
las patologías que le correspondía atender.
Debido a esa dedicación y a esa capacidad de
razonamiento, las academias y asociaciones científicas lo llamaron para
incorporarlo a sus cuadros, y así fue como se convirtió en uno de los
conferencistas más apreciados, tal como en el día de ayer nos lo expresó el
doctor Adolfo de Francisco Zea, quien llamó a transmitir el hondo pesar que
sentía la Academia Nacional de Medicina por su deceso.
Cuando terminó sus estudios en México y los Estados
Unidos, le fueron ofrecidas varias alternativas de trabajo en esos países, pero
él sentía el férreo compromiso con su tierra y tomó la determinación de
vincularse de manera definitiva a Cúcuta, desde donde ejerció su
ministerio y su apostolado, ofreciéndole de paso el numen fecundo de su genio.
Julio era un hombre un poco tímido; exageradamente
prudente, medía minuciosamente las palabras que pronunciaba y su expresión
reflejaba cabalmente su bagaje cultural y académico. Era capaz de expresar una
amabilidad y respeto asombrosos a cualquier persona que se le acercara, lo que
le significó el acatamiento y el reconocimiento permanente de las gentes de la
región que encontraron en la personalidad de quien aprendieron a llamar como
‘el doctor Coronel’ a un ser lleno de merecimientos en el fondo de su atrayente
personalidad.
En el campo familiar era afable, cariñoso y solidario;
defendía celosamente su espacio hogareño con Marina su esposa, con Titina su
hija, y posteriormente con la llegada de sus nietos Sofía Cristina y Julio
Eduardo, colmó un espacio de inmenso afecto que le permitía un disfrute
familiar lleno de alegrías y de profundas satisfacciones.
Esa figura menuda, de impecable vestir, de rostro
afable, de mirada tierna y expectante, fue la que nos acostumbramos a admirar
todos los que lo conocimos. El doctor Coronel fue una Institución para Cúcuta y
Norte de Santander, y pienso sin lugar a equivocarme que él no ha muerto, pues
su recuerdo nos asistirá siempre, nos continuará amparando, y su talento
iluminará todas las generaciones por venir.
Buen viaje Julio. Usted se merece la dicha prometida de
la eternidad, porque fue un hombre que cumplió con todas las expectativas y
exigencias de su existencia. Las lagrimas que caen de nuestros rostros, no
tienen otro significado que la inclinación reverente y grandiosa a todo lo que
usted supo ser.
Durante el Congreso Latinoamericano de
Cardiología, en Cartagena, la Sociedad Colombiana de Cardiología concedió la
medalla “A toda una vida” a la familia del doctor Julio Ernesto Coronel
Becerra, con motivo de su reciente fallecimiento.
Conferencia
ACC América Latina 2019, 25 al 27 de julio
Eduardo Durán Gómez, Isabel
Cristina Coronel de Durán, Miguel Urina, presidente del Congreso Nacional de
Cardiología, el científico Jorge Reynolds y el doctor Adalberto Quintero,
presidente de la Sociedad Colombiana de Cardiología.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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