La Opinión
Los peritos forenses concluyeron que
el asesino aprovechó que Jennifer estaba acostada en la sala, para ponerle una
tela alrededor del cuello y asfixiarla. Ella intentó evitar eso, pero la fuerza
del hombre fue tal que los esfuerzos de la mujer fueron en vano.
Un cuadro de muerte y vida se dibujó en un céntrico edificio, a pocas
cuadras de la Alcaldía. El macabro descubrimiento del homicidio de Jennifer
Ramírez Rivero, en pleno corazón de Cúcuta, cambió la rutina del comercio en la
avenida 5 entre calles 12 y 13, el día 24 de agosto de 2018.
La historia tuvo dos componentes. Primero,
el hallazgo del cadáver descompuesto de la mujer de 39 años; y segundo, el
momento en que los vecinos y policías encontraron vivo al hijo de la
víctima, un niño de dos años que estaba junto a ella. Se presume que el
menor permaneció al lado del cadáver de su madre desde 5 días atrás, cuando se
presume que ocurrió el asesinato.
De inmediato, uniformados de la Policía Metropolitana de Cúcuta, tomaron en
custodia al menor de edad y lo trasladaron al hospital Erasmo Meoz, para que
recibiera la atención médica y alimentos, porque presentaba signos de
desnutrición.
“El niño no hacía nada, lo bañé, le
di una pasta y ahí lo sacaron”, comentó una vecina del edificio Spanis, el escenario mortal.
Entre los comentarios de los curiosos no cesaba la sorpresa satisfactoria
de que el niño aún estuviera con vida y que haya sobrevivido durante cinco días
en medio del crimen de su mamá, sin agua ni comida.
Según se conoció, entre las uñas del niño había rastros de piel de la
mujer, como si él hubiese intentado mover el cadáver.
¿Cómo la encontraron?
Un insoportable olor nauseabundo y el llanto del menor, hicieron que
algunos vecinos que echaron de menos a Jennifer Ramírez, decidieran subir hasta
el apartamento 305, donde ella vivía, para verificar qué había pasado.
También se supo que el lunes previo de descubrir el supuesto crimen se
escucharon gritos de alguien pidiendo auxilio.
Cuando lograron abrir la puerta junto a algunos policías, encontraron la
macabra escena. El cadáver de la mujer estaba tendido boca abajo, en la sala
del apartamento, y su hijo estaba junto a ella.
La Policía alertó a los funcionarios de la Brigada Interinstitucional contra Homicidios (Brinho), para que se iniciaran las pesquisas correspondientes y el posterior levantamiento del cadáver.
La Policía alertó a los funcionarios de la Brigada Interinstitucional contra Homicidios (Brinho), para que se iniciaran las pesquisas correspondientes y el posterior levantamiento del cadáver.
Momento en que la Policía trasladó
al hijo de la víctima hacia el hospital Erasmo Meoz, para que recibiera
atención médica.
¿Quién era?
Desde abril, Jennifer Ramírez Rivero llegó a vivir con su hijo en el
apartamento donde finalmente perdió la vida. Las autoridades conocieron que
hace dos meses la mamá de la víctima estuvo visitándola y después retornó a
Venezuela.
La mujer cumpliría el viernes 24 de agosto de 2018 40 años, por lo que
algunos vecinos y comerciantes resaltaron que alguien le traía ayer un ramo de
flores, para celebrar el natalicio.
Ramírez tenía una marca de ropa, por lo que vendía prendas de vestir y
también se rebuscaba vendiendo tortas al frente del edificio.
Según se conoció, la mujer participó en el reinado de las ferias de San
Sebastián, en San Cristóbal (Venezuela).
La causa de la muerte
El coronel Javier Barrera, comandante de la Policía Metropolitana de Cúcuta,
explicó en el lugar del crimen, que la presunta causa de la muerte de la mujer
fue la asfixia mecánica. Al parecer, Ramírez fue estrangulada. “Todo indica que
es un crimen pasional”, dijo el oficial.
Las autoridades conocieron que un hombre de tez morena que, frecuentemente,
acompañaba a la víctima, podría ser el sospechoso de cometer el crimen, porque
desde el lunes 20 de agosto los vecinos del sector no lo volvieron a ver en el
lugar.
El apartamento de la mujer tenía las
cosas un poco revolcadas. Los investigadores judiciales tomaron huellas digitales de los
elementos que había en el apartamento como vasos, cubiertos y otros. Jennifer
Ramírez vestía una pijama corta, por lo que se presume que la muerte ocurrió en
la mañana del lunes. Por ahora, las autoridades avanzan en las investigaciones.
Nuevos datos
Nuevos detalles sobre la vida
de la diseñadora de modas Jennifer Ramírez Rivero fueron revelados por sus
familiares, los cuales buscan guiar a las autoridades para el esclarecimiento
de este escalofriante asesinato.
En la funeraria Nuestra Señora del Carmen, en el sector de Corral de
Piedra, se congregaron el domingo 26 de agosto en la mañana, los
familiares, amigos y conocidos de la empresaria, nacida en el estado Táchira en
Venezuela, pero hija de padres colombianos (separados) lo cual le
otorgaba la doble nacionalidad.
Su padre, un médico general, viajó
desde Bucaramanga donde trabaja en la cárcel, acompañado con dos de sus hijos,
para ponerse al frente de la entrega del cadáver. Mientras tanto, la madre,
procedente de San Cristóbal, llegó apurada para darle el último adiós a su
única hija.
“En estos momentos, todo el mundo es sospechoso”, sentenció la mamá al
referirse a quién sería el asesino de su hija y sobre los móviles del hecho,
que habría ocurrido el 20 de agosto de 2018, pero que fue conocido hasta el 24
de agosto cuando un fuerte olor delató el crimen, perpetrado en la sala del
apartamento 305 de un edificio ubicado en pleno centro de Cúcuta.
Ramírez Rivero era propietaria de
las marcas de ropa y accesorios Mac River y Jen River. En San Cristóbal, llegó a tener tres
almacenes en Santa Teresa, Barrio Obrero y Pueblo Nuevo. En 2000, participó en
el reinado de las ferias de San Sebastián y era modelo de su propia marca.
Una de las mejores amigas de Jennifer, que viajó desde Italia a su funeral,
aseguró que los tres locales fueron cerrados por la difícil situación económica
que afronta el vecino país. Por ello, la mujer vendió hasta un vehículo y
decidió buscar mejores oportunidades en la capital nortesantandereana.
En la
funeraria Nuestra Señora del Carmen se llevó a cabo la velación. Fue sepultada en Los Patios.
¿Un robo?
Jennifer era madre soltera y vivía desde el nacimiento de su hijo en
Cúcuta. Según se conoció, inicialmente arrendó un apartamento frente a la
Universidad Francisco de Paula Santander, pero desde abril se mudó al centro de
la ciudad, donde además se rebuscaba vendiendo tortas al frente del edificio.
“Yo viví con ella 22 meses en Cúcuta, me fui cuando ya el niño tenía dos
años y siempre estuve con ella. En lo bueno y en lo malo siempre estuvimos
juntas, como hacemos las madres. Espero que ese criminal pague”, afirmó la
madre.
Tanto el padre como la mamá de la víctima coincidieron en afirmar que el plan de la diseñadora era salir del país.
Por ello, ahorraba todo el dinero que podía y se privó de varias comodidades,
para ella y su hijo. Al parecer, Argentina estaba entre sus
posibilidades, donde, por invitación de un amigo, proyectaba expandir sus
negocios.
“En Cúcuta, intentó colocar su
empresa, pero no fue posible y por ello se rebuscaba. Se habla de un caso pasional, pero
no estamos de acuerdo (…)”, indicó un medio hermano al presumir que la muerte
es fruto de un robo, por el dinero que ella guardaba en el apartamento.
Dicha versión, es analizada por las autoridades judiciales, la cual
coincide con la inspección practicada al inmueble, donde los investigadores no
hallaron dinero, joyas, ni elementos de valor en medio de todas las cosas
revolcadas. Además, a la mujer le fueron robados sus documentos de identidad y
al parecer, gran parte de sus prendas de vestir y bolsos.
Como datos adicionales, se conocieron que en la escena del crimen fue hallada una botella de licor, además de ropa
interior húmeda en el baño y las luces de toda la casa estaban apagadas.
“Habían cámaras frente al edificio. Por ello, esperamos que avancen las
investigaciones”, agregó el medio hermano.
Una amenaza
La amiga de Jennifer reveló otro dato que inquieta a la Policía y la
Fiscalía, al asegurar que la diseñadora de modas estaba amenazada. “Una mujer
le decía que la quería matar y la amenazó junto al niño. Por eso, instauró una
denuncia”, indicó la amiga, con prueba en mano de la citación a dicha
mujer.
Documento
que demuestra la citación a una mujer por las amenazas que habría lanzado a la
diseñadora.
Aunque la relación con el papá del niño, residente en Bucaramanga, no
corrió en buenos términos desde el principio del embarazo, el contacto seguía
permanente. El padre del pequeño, quien
también asistió a la funeraria, dijo a La Opinión que un mes atrás se
vieron para el cumpleaños del niño y desde entonces la comunicación se mantuvo
por mensajes de WhatsApp.
Aunque el menor de edad no llevaba el apellido de su padre, extraoficialmente
se conoció que él buscaba su custodia.
“Ella nunca le impidió que lo viera. Él quería al niño y pensaba meter
abogados”, agregó la madre tras asegurar que dicha relación siempre fue
tormentosa.
Las autoridades pudieron identificar
a la mujer porque en una carpeta que hallaron en el suelo, en medio del
desorden, había unos documentos de la Dian y fotocopia de la cédula. En la
foto, con el papá de su hijo.
Primer sospechoso
Cabe resaltar que las autoridades conocieron que un hombre de tez morena
que, frecuentemente, acompañaba a la víctima, podría ser el sospechoso de
cometer el crimen, porque desde el lunes los vecinos del sector no lo volvieron
a ver en el lugar. Tampoco asistió al entierro en el cementerio de Los Patios.
Lo más claro es que el homicida
(que la asfixió) era conocido de Jennifer Ramírez, pues la puerta jamás fue
forzada.
Los expertos en criminalística tomaron huellas dactilares y fluidos
corporales en la escena del crimen para poder identificar plenamente al
responsable.
El niño está estable
El papá de Jennifer indicó que pudo ver al niño en el centro asistencial
donde está recluido bajo la protección del Instituto Colombiano de Bienestar
Familiar y constató que se encuentra con tratamiento de antibióticos por una
infección en una de sus mejillas, pero que está estable.
El pequeño fue encontrado junto al
cadáver en estado de descomposición. Estaba sucio y en su boca podían verse
unos gusanos, por lo que una vecina al encontrarlo así, lo alzó y lo bañó. Luego, unidades de infancia y
adolescencia de la Policía lo trasladaron al Hospital Universitario Erasmo
Meoz.
“El niño logró sobrevivir (5 días)
porque comió de unas tortas que su mamá preparó y no vendió, además, tomó agua
que ella tenía en unas botellas.
Lo extraño fue que nadie lo escuchara llorar, pues el apartamento no tenía
ni una sola luz prendida. Nos imaginamos que en la noche él se asustaba y
lloraba”, manifestó una fuente judicial cercana a las pesquisas.
Después de cinco años
La puerta estaba a medio cerrar, por lo que cuando una habitante del edificio la abrió alcanzó a ver el cadáver de Jennifer tendido bocabajo en la sala y al lado, su bebé.
El lugar rápidamente se llenó de policías y unidades de Infancia y Adolescencia rescataron al niño para dejarlo al cuidado inicialmente del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).
Cuando los miembros de la Brigada Interinstitucional de Homicidios (Brinho) llegaron para adelantar la inspección, notaron que la mujer fue asesinada a través de una asfixia mecánica, pues tenía atada una sábana en su cuello. Una mano de la mujer quedó entre la sábana, lo que les indicó a las autoridades que ella forcejeó y trató de evitar su muerte.
Jennifer Ramírez estaba en ropa interior. En una terraza fue encontrada una botella de whisky, y algunos vasos, por lo que se presume que antes de la muerte, ella compartió con el homicida.
El dinero en efectivo que tenía la mujer, entre este, unos dólares, joyas, prendas diseñadas por ella, pasaporte y otras pertenencias desaparecieron. El segundo piso del apartamento estaba revolcado.
Según pudieron establecer las autoridades, el homicida, que, al parecer, era un hombre cercano a Jennifer Ramírez, con el que compartió un tiempo antes del asesinato, después de cometer el crimen, iba al apartamento sin despertar sospechas y le preparaba tetero al niño, además lo bañaba y lo mantenía tranquilo.
“El niño no estaba sucio, por lo que esto indica que siempre lo bañó, durante los cinco días. Además, en la cocina se encontraron cosas que demostró que el asesino preparaba el tetero, para que no llorara. Justamente, nadie escuchaba llantos y durante el día todo estaba en silencio, solo en las noches se escuchaban algunos ruidos”, explicó una fuente judicial.
En el 2023, La Opinión consultó en qué ha avanzado el caso para identificar y capturar al homicida, pero se conoció que por falta de pruebas y de una identificación plena del agresor, la investigación estuvo archivada en un momento y luego, un fiscal que retomó el caso lo volvió a abrir, para tratar de encontrar nuevas pistas, pero no se tuvo éxito. Actualmente la investigación está archivada, a la espera de que aparezcan nuevos indicios y rastros del presunto homicida, para poder identificarlo.
“En el momento del hecho se recopilaron videos de los alrededores del edificio como de diez días antes del homicidio y en el apartamento se encontró hasta una contraseña que, al parecer, pertenecía al asesino, pero no se pudo tener un nombre concreto de él, porque daba varios nombres a las personas con las que se relacionó”, explicó una fuente judicial.
Según se conoció, Jennifer Ramírez conoció al homicida en Venezuela y por eso estando en Cúcuta lo ayudó, le daba comida y de un momento a otro lo dejó entrar a su casa. Ellos frecuentaban una iglesia cristiana y allí se empezó a fortalecer una relación sentimental.
El hombre señalado de cometer el asesinato es de piel morena. Se conoció que, después del hecho, habría huido hacia Perú o Ecuador.
La diseñadora tenía planes de radicarse en Argentina y estaba ahorrando dinero para salir del país. Sin embargo, la hipótesis que más tomó fuerza entre las autoridades es que el asesinato ocurrió en medio de un hecho personal que desató la ira de la pareja de la víctima.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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