lunes, 2 de septiembre de 2019

1556.- EDITORIAL INFAME



Edgar E. Cortés P. (La Opinión)


Sólo basta confrontar como estaba el Erasmo Meoz hace 8 años antes de que Juan Agustín Ramírez asumiera la dirección.

Por varios años he sido asiduo lector del periódico El Espectador en razón a la objetividad de su información, a la calidad en el análisis en sus artículos, al profesionalismo y capacidad de sus columnistas de opinión, y además, al valor del periódico al haberse sobrepuesto a ese vil atentado terrorista de la mafia que acabó con sus instalaciones y la vida de su director don Guillermo Cano en esos años de terror, por sus denuncias contra Pablo Escobar.

Pero nunca había visto un editorial tan descontextualizado y ajeno a la realidad como el jueves 24 de enero de 2019 que se titula: “Alerta por lo que ocurre en el Erasmo Meoz”. ¿Cómo es posible que a un periódico del prestigio e importancia en el país como El Espectador literalmente le hayan “metido los dedos en la boca” para salir a publicar un editorial como el señalado? ¿Cómo no se tuvo el cuidado de confrontar previamente lo escrito en el editorial con lo que ha sucedido en el Erasmo Meoz en los últimos años?

La evidencia es muy sencilla, sólo basta confrontar como estaba el Erasmo Meoz hace 8 años antes de que Juan Agustín Ramírez asumiera la dirección, y la realidad del hospital hoy. La respuesta es elemental y fácilmente comprobable: hace 8 años la institución estaba al borde la quiebra y había corrupción porque el tentáculo de algunos políticos inescrupulosos logró permear el hospital a un punto de colocarlo al borde de la quiebra. Hace 8 años a los médicos y proveedores llegaron a deberles hasta 3 meses de sueldos atrasados en razón precisamente a ese desorden y caos administrativo que se vivía.

Pues el actual director Juan Ramírez fue el que sacó al Erasmo Meoz de esa situación de cuidados intensivos en la que se encontraba el hospital, y lo que desconocen los periodistas del Espectador, es que estamos en un año electoral y algunos de esos políticos quieren es volverse a tomar el Erasmo pero para otros fines.

No conozco al doctor Carlos Martín Rojas quien trabaja en la oficina de control interno y públicamente ha venido haciendo algunas denuncias, y seguramente tendrá sus razones para hacer esos señalamientos, pero igual y precisamente en razón de la oficina en la que trabaja, podrá constatar con mayor facilidad por la información de que dispone, de todas las ligerezas que sí existieron pero hace 8 años que tuvieron al hospital al borde la quiebra.

No pretendo ni mucho menos actuar como abogado de oficio de Juan Agustín, y no deja de ser oportuno precisar que en los últimos días no ha existido ninguna comunicación entre los 2, distinta a la de los encuentros hace un mes en el club propios de las fiestas de fin de año, pero de ahí a pretender desconocer la gestión adelantada por el director en los últimos 7 años, a desconocer cómo rescató a la institución de la corrupción y de la politiquería de hace algunos años, es una infamia.

No me cabe ninguna duda que muchas personas actualmente vinculadas al hospital saben que esta es la verdad, objetiva y verificable, e igual tengo la seguridad por el profesionalismo de El Espectador, que esta columna que se la estoy remitiendo, sus periodistas encontrarán la evidencia de lo que era administrativamente el Erasmo hace 8 años y lo que es ahora, y podrán constatar que previo al editorial escrito la semana pasada, es incuestionable que les hizo falta una mayor información.

Así mismo con un poco más de evidencias, podrán constatar que el verdadero alcance de lo que está sucediendo es que estamos en un año electoral, y que si sus periodistas se informan un poco más de la realidad política de esta región, capturada por algunos políticos de prácticas no muy santas, podrán escribir eso sí varios editoriales que le informen al país lo que realmente se vive por aquí.

A continuación parte del Editorial de El Espectador:

Una situación muy preocupante está ocurriendo en Cúcuta y las autoridades relevantes deberían intervenir. Después de denunciar irregularidades en contratos multimillonarios del Hospital Universitario Erasmo Meoz, el asesor de control interno de gestión de esa institución, Carlos Martín Rojas, ha recibido amenazas de muerte y hostigamientos. No puede permitirse que se silencie a quien prende alarmas sobre posibles actos de corrupción.

El Erasmo Meoz es el centro de salud más importante de Cúcuta y de todo Norte de Santander. Desde hace un año, Rojas se desempeña allí como asesor de control interno.

Según le contó a El Espectador, en medio de sus investigaciones encontró un contrato por más de $1.700 millones realizado a nombre de Jorge Emilio Parra Montoya, primo hermano de Juan Agustín Ramírez Montoya, gerente del hospital. Luego encontró otro contrato con más primos y un cuñado. Según sus cálculos, el monto total de los dineros que habrían sido apropiados de manera irregular alcanzaría los $2.000 millones.

Gravísimo, más teniendo en cuenta que la ley es clara sobre la prohibición que recae sobre los servidores públicos para contratar con familiares.

Sin embargo, las denuncias de Rojas parecen haber caído en oídos sordos. Aunque les informó a todos los entes de control, los procesos no han avanzado. Mientras tanto, él y su esposa han recibido amenazas, hostigamientos y temen por sus vidas.

Por supuesto, nada de esto significa que las acusaciones sean ciertas. Los implicados tienen derecho al debido proceso y a la presunción de inocencia. Pero ¿no es contradictorio que, cuando las personas cuyo trabajo es denunciar irregularidades lo hacen, sean ignoradas y además a cambio tengan que temer por su vida? ¿Ese es el mensaje que se les quiere enviar a todas las personas que tienen funciones de vigilancia y control? ¿Cómo combatimos la corrupción sin respaldar a estos funcionarios?

…” 

Por último, en el artículo de La Opinión del 28 de enero de 2019, “Denuncias en el Huem, ¿qué hay detrás? ”, menciona el aparte siguiente:

Millonaria contratación, el trasfondo 

Al revisar en detalle el caso de Jorge Emilio Parra Montoya, primo del gerente, este diario pudo comprobar a través de una certificación expedida por el hospital, que el galeno cuenta con 23 años de experiencia como médico cirujano y completa ya más de 11 años contratando con el Huem para prestar servicios de cirugía.

Esto significa que cuando el actual gerente Juan Agustín Ramírez llegó a ocupar el cargo, en el 2012, Parra Montoya llevaba años contratando con el Huem.

Adicionalmente, La Opinión conoció que cuando Ramírez llegó a la gerencia, pidió concepto jurídico a los abogados del hospital, quienes tras analizar el caso encontraron que no existía ninguna inhabilidad para hacerlo. 

Al indagar sobre por qué este tema sale a relucir en este momento, teniendo en cuenta los años que Parra Montoya lleva contratando con el hospital y que nunca antes se había generado ninguna problema jurídico, dos fuentes que conocen de cerca lo que se maneja en el Meoz aseguraron que la razón puede estar relacionada con que en el próximo mes se define la adjudicación de un contrato de cerca de 33 mil millones de pesos al año para prestar servicios de Cuidados Intensivos, los de mayor demanda en un centro de alta complejidad como el Huem.

Una de estas fuentes, que  pidió la reserva de su nombre, aseguró que “detrás de esto hay un sector político interesado en quedarse con la contratación del hospital en un año electoral.

Para poder aceitar las maquinarias, los políticos obtienen los recursos de los proveedores de bienes y servicios de las entidades públicas y el contratista al que se le adjudique este contrato podría asegurar muchos recursos para financiar campañas”, dijo.

Anulación de cargos

Para mayo 2019 se conoció que anulan pliego de cargos, por considerar que existieron irregularidades que afectaron el debido proceso y el derecho a la defensa, la Procuraduría Segunda Delegada para la Vigilancia Administrativa, decretó la nulidad de la actuación disciplinaria que venía adelantando la Procuraduría Regional de Norte de Santander contra el gerente del Hospital Universitario Erasmo Meoz, Juan Agustín Ramírez.


El titular del principal centro médico de la región era investigado por las presuntas inconsistencias en la firma de dos contratos de prestación de servicios y su aparente violación al régimen de inhabilidades, por tener un vínculo de consanguinidad con el contratista.

Las denuncias habían sido interpuestas ante el Ministerio Público por el asesor de Control Interno de Gestión del Hospital, Carlos Martín Rojas; la contralora auxiliar delegada para la Participación Ciudadana y Medio Ambiente, Luz Amparo Rodríguez, y la junta directiva de Anthoc. 



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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