Gerardo Raynaud (La Opinión)
El 22 de septiembre de 1944, el venerable padre Demetrio Mendoza cumplía
sus bodas de oro sacerdotales y para este apóstol de Cristo era imperativo
venir a celebrarlo a la sombra maternal de la iglesia de Nuestra Señora de
Chiquinquirá en San Luis, en cuyo regazo nutrió su espíritu religioso y a quien
supo crearle un santuario de perenne piedad.
Es así cómo la ciudad de Cúcuta y la vecina población de San Luis,
disfrutaron la ocasión de cumplir con el honroso y gratísimo deber de
conmemorar los cincuenta años de sacerdocio del doctor Mendoza, que muy
merecidamente se le debía por sus virtudes, por sus talentos y por su
apostolado.
Y fueron estas dos poblaciones las llamadas a efectuarle con la más viva
emoción, a quien constituye el mejor exponente que se ha desvivido como
ninguno por el bienestar de sus pobladores y a quienes les consagró los dorados
años de su sacerdocio, cultivando y defendiendo por espacio de más
de veinte años, en dos jornadas, brevemente interrumpidas por una corta
ausencia motivada por razones eclesiásticas.
Para la celebración del medio siglo sacerdotal del padre Mendoza, los
organizadores, encabezados por el padre Daniel Jordán, que en ese momento
ostentaba el cargo de Vicario Foráneo, no ahorraron elogios cuando escribieron
en las invitaciones “…que se había consumido en las llamas del más ardiente
celo por la gloria de Dios, el bien de las almas y el progreso de la patria;
además que por su pureza y eficacia era el blasón de la Diócesis de Pamplona y
gloria de la Iglesia Católica”.
En el ofrecimiento, que incluía la programación completa, se leía, “…para
este glorioso y edificante jubileo, nos permitimos invitar encarecidamente al
clero de la diócesis, especialmente a los sacerdotes que como cooperadores
giran en corona luminosa alrededor del cincuentenario apostólico, y a todos los
fieles de Cúcuta y San Luis”.
La celebración se extendió por seis días, desde el martes 19 hasta el
domingo 24 de septiembre de ese año del Señor.
Después de los actos preparatorios del día martes, oficialmente llegó a la
ciudad el homenajeado en compañía del señor obispo. A eso de las cinco de la
tarde del jueves 21, representaciones y familias salieron en sus automóviles a
encontrarlos a la entrada de la ciudad, para tributarles una cálida y religiosa
recepción. Desde el Asilo Andressen hasta la casa cural de San José, formaron
calle de honor las comunidades religiosas, las hermandades, las escuelas y los
colegios.
Ese mismo jueves, comenzó un homenaje al apóstol de la Cruzada Eucarística
y de los pobres con una misa celebrada en el templo de San José por el padre
Mendoza, con asistencia de todos los coros, colegios y escuelas de la ciudad.
A las nueve de la mañana se inauguró la casa de San Vicente de Paul, con la
bendición del obispo y el establecimiento de la Hijas de la Caridad o Hermanas
Vicentinas, quienes serán las encargadas de las obras de acción católica
y de apostolado social entre los pobres, cuyas bases fueron establecidas por el
padre Mendoza; la alocución estuvo a cargo del sacerdote Luis Alberto Castillo.
Por la tarde, se inauguró la nave del evangelio en la iglesia de San José,
completamente transformada con lámparas de hermosa originalidad y con la exhibición
de tres cuadros monumentales del viacrucis. El maestro Santiago Martínez
Delgado, -quien posteriormente pintaría el mural del Banco Comercial
Antioqueño, frente al templo- fue invitado a dictar una conferencia sobre el
proceso científico y artístico de su magistral obra.
Terminando el día, la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá fue llevada
en carroza desde el santuario de San Luis hasta el templo de San José y allí
recibida por el prelado, el clero, el ejército, los establecimientos de educación
y el pueblo íntegro de Cúcuta; a las siete de la noche, el solemne ejercicio
mariano culminó con el sermón del padre redentorista Félix Elejalde.
El viernes 22, fue consagrado como día eucarístico, homenaje al apóstol del
Santísimo Sacramento con exposición, misa y comunión general de las Adoraciones
Nocturnas y de los hombres. A las nueve de la mañana, la conmemoración de los
cincuenta años de sacerdocio con misa celebrada por el padre Mendoza,
semipontificada por el obispo Afanador y Cadena con la asistencia de las
comunidades religiosas, las Hermandades, los establecimientos de educación y
las distintas representaciones. Se hizo entrega de la Medalla de Oro de la
Dolorosa en nombre de la ciudad.
La Oración Gratulatoria fue pronunciada por el Vicario Daniel Jordán,
terminando la mañana con un solemne Te Deum.
Por la tarde, después del almuerzo en la casa de las Vicentinas, rogativa
solemne ante el Santísimo, luego Trisagio del Sagrado Corazón y oficio de la
Adoración Perpetua.
A las siete, rosario, sermón del presbítero Guillermo Santamaría, procesión
claustral y bendición con el Santísimo dada por el padre Mendoza. Seguidamente,
un programa radial por la Voz de Cúcuta llamado “La Hora Católica”.
El sábado, homenaje al apóstol de la Iglesia, se inicia con misa rezada y
comunión ante la imagen de la Virgen de Chiquinquirá y se termina con la
conducción del Santísimo a su nuevo sagrario en el templo de Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro, con ocasión de la inauguración de la nueva parroquia
que fue bendecida por el obispo de Pamplona.
Por la tarde, bendición del Centro de Apostolado San Miguel,
establecimiento de la comunidad de los padres Dominicos quienes se encargarán
de los servicios de la escuela Popular, de las asociaciones obreras, del teatro
católico y de la imprenta católica y además, recibirán la misión evangelizadora
en la línea del ferrocarril y en el Catatumbo. Fue oferente de este acto, el
sacerdote Eudista Rafael García-Herreros.
En las horas de la noche, el regreso de la Virgen de Chiquinquirá a su
santuario de San Luis y su respectivo ejercicio mariano.
El domingo 24, día de Nuestra Señora de las Mercedes, una primera misa
celebrada por el señor obispo, a continuación, la misa solemne del padre
Mendoza semipontificada con el obispo de Pamplona y con asistencia masiva de
los fieles de la ciudad.
Como remate, en el salón parroquial de San Luis, se enalteció la figura del
sacerdote en una corta velada amenizada por la Banda Departamental, gentilmente
retransmitida por las ondas radiales de la Voz de Cúcuta.
El “Granito de Arena” órgano del catolicismo de la ciudad, fundado treinta
años atrás por el padre Mendoza, lanzó una edición conmemorativa en honor del
ilustre clérigo.
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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