Mary Stapper (Somos la
revista)
Javier Peña
restaurador de los zapatos viejos.
En esta
búsqueda de personajes arraigados en el corazón de los cucuteños, encontré a
Javier Peña, reconocido zapatero de Cúcuta, a quien sus amigos le dicen, «el
arquitecto del calzado».
Heredó el
oficio de su padre, don Carlos Julio Peña, quien, durante más de 60 años,
mantuvo su remontadora, en el lugar de siempre, en el barrio la Playa de San
José de Cúcuta, hasta hace 7 años cuando falleció y le dejó el negocio y la
clientela a Javier.
Por ahí, han pasado personajes con sus zapatos de fina
piel, traídos de Italia, o hechos en Cúcuta con la técnica italiana que
llevaron a Venezuela los italianos y que aprendieron nuestros zapateros
cucuteños, logrando que el calzado de nuestra ciudad, vista, o vistiera, los
pies de Colombia.
Javier no es el típico «zapatero remendón» que
descansa los lunes, sino que trabaja de 7 de la mañana a 7 de la noche de lunes
a sábado.
Cuenta la historia que el oficio de zapatero se
remonta a 15 mil años o más, cuando el hombre de las cavernas comenzó a
proteger sus pies al amarrarse la piel con una especie de cordel alrededor de
los mismos.
En la enciclopedia virtual, Wikipedia, encontré, con
que, el zapato de cuero más antiguo data de 5.500
años de antigüedad, fue descubierto en la provincia Vayotz Dzor de Armenia, en
la frontera de ese país con Irán y Turquía.
años de antigüedad, fue descubierto en la provincia Vayotz Dzor de Armenia, en
la frontera de ese país con Irán y Turquía.
Está hecho de una sola pieza de cuero de vaca, tenía
cordones y estaba hecho para encajar en el pie de su propietario.
El calzado tiene 24,5 centímetros de largo, 7,6 a 10
centímetros de ancho, y data del 3.500 a.C. aproximadamente, una era conocida
como período Calcolítico.
Javier Peña, al igual que su padre, es un gran
emprendedor con visión de empresa y sabe reconocer la clientela que, contante y
sonante llega todos los días, especialmente, mujeres, por aquello de los
tacones.
Todos lo
llaman por su nombre, pero, quienes conocen su trabajo, lo buscan y le encomiendan
la tarea de devolverle la belleza a sus zapatos viejos.
Nada más feo que un tacón gastado. Para restaurarlo,
ahí está Javier, quien devuelve la belleza a la mujer que lo calza porque unos
tacones bien alineados, hacen que, ella, camine garbosa y llame la atención
hacia sus piernas.
Señala Peña, montar una fábrica de calzado no es tan
rentable en los actuales momentos en que el dinero no abunda en la fronteriza
ciudad de Cúcuta.
Todo cambia. Así, como todo cambia, hay que avanzar,
aprender nuevas técnicas. Hacer lo que otros no hace. Restaurar lo sintético
porque ya no hay tanto zapato de cuero como antaño.
El buen trato a las personas es la clave en este
negocio.
Cuenta Javier que en la época de con Carlos Julio, «el
zapato era todo de cuero y se remodelaba en ese material. La gente
reestrenaba».
El mejor artesano de los zapatos de Cúcuta. «Lo que
más lo halaga a uno es cuando las personas se van con lo que uno les hace. Una
sonrisa lo paga todo».
«Se tiene que tener el don de la paciencia para
atender a la clientela», dogma de Peña.
Le aprendió a su papá, la puntualidad en el trabajo.
«Abrir temprano y cerrar tardecito».
Ahora se hace mucho zapato sintético y hemos tenido
que perfeccionar nuestro sistema de trabajo y aprender nuevas técnicas, para
hacer trabajos extremos. Lo que nadie hace, aquí lo hacemos nosotros. Hasta
patines arregla.
«Tapitas y pegues es lo que mandan a arreglar las
mujeres».
«Muchos compañeros que conocí se fueron para
Bucaramanga, cuando desmejoró la industria del calzado en Cúcuta, pero han
regresado porque en Santander está peor. En Cúcuta, en el último año, según
Peña, el oficio de zapatero se ha recuperado».
En medio de la entrevista, llegó el reconocido
empresario colombo francés, Gerardo Raynaud Delaval, hijo de migrantes
franceses, quien señaló, «no se ha perdido la esencia del fabricante cucuteño».
Sobre Javier Peña, Reynaud, opina: «Javier Peña es un
personaje típico de la ciudad. Lo hemos visto crecer y expandirse lo que quiere
decir, ha sido un buen administrador».
Recopilado por: Gastón
Bermúdez V.
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