Antón de Roca Niz (Imágenes)
El 28 de noviembre de 2021 se conmemora el segundo mes del fallecimiento del Dr. Jaime Faillace Castillo, notable médico y ciudadano, ejemplar líder rotario y mejor amigo. Su recuerdo perdurará en la memoria de tantos amigos, pacientes y personas necesitadas a quienes ayudó “dando de sí antes de pensar en sí”. (JPH).
Partió al edén de los dioses el galeno Jaimito, como lo llamábamos los allegados. Nació en la próspera Chinácota, cuna de varones estelares que enaltecen nuestra nortesantandereaneidad.
Estudió en la magnánima Universidad Nacional de Colombia, donde brilló con luz propia, y cursando el cuarto año elaboró un profundo estudio sobre la osteomielitis que fue publicado en la revista médica de su Alma Mater.
Regresa graduado a la greda motilona y abre su consultorio particular, para atender consulta popular a las personas enfermas y necesitadas. La feligresía de las iglesias del Perpetuo Socorro y de San Martín de Porras lo recuerdan; obvio, los que viven.
Trabajó en Cicuco, Bolívar y en la Colpet. Realizó actos quirúrgicos complejos al lado del recordado maestro Pablo Emilio Ramírez Calderón, que perteneció a la Academia Nacional de Medicina. Las enfermeras lo recuerdan por su elegancia y su vestir impecable y su ironía fina en el lenguaje.
Dejó impronta como excelente profesional para tratar a los seres humanos. Mantuvo una devoción fervorosa a la virgen del Perpetuo Socorro, cuya custodia la tienen los padres Redentoristas.
Era hijo único y contrajo nupcias con doña Magola Bautista: procrearon tres hijos Rosario, diseñadora de modas y bilingüe, Jaime Francisco que es biólogo y reconocido internacionalmente por el cultivo del camarón y por la proteína a base de harina de soya y Juan Carlos, ingeniero de sistemas.
Siempre orientando a sus discípulos rotarios
Murió a la edad de 86 años, luego de soportar la enfermedad coronaria que le debilitó su corazón y tuve el honor de acompañarlo a Medellín, a donde mi amigo el electro-fisiólogo Mauricio Duque Ramírez, que ganó el premio mundial por la muerte súbita con un trabajo científico, presentado en Australia.
El sub-especialista en mención, le realizó una ablación en la clínica Medellín del centro y encontró que no tenía buena irrigación y su vida se fue apagando, falleciendo el 28 de septiembre a las 3:50 de la tarde en su casa del barrio El Rosal.
Otrora, el ilustre hematólogo Carlos Roberto Varón Jaimes, le trató con éxito un cáncer linfático. Lamentablemente se cayó en su casa y se dio un duro golpe en el pulmón izquierdo que le abrió las puertas del cielo.
Fue socio ejemplar del club Tenis y del Comercio de rancia estirpe social y del club Rotario. Quedan pocos médicos de la vieja guardia en la urbe, que eran biblias.
Se le recuerda como buen hijo, buen padre y buen cónyuge. Tenía parentesco con Enrique Flores Faillace que perteneció a la casa de Austria y al notablato conservador. Y con Francisco de Filippis, a quien le llamábamos cariñosamente “Pacho Sancocho”.
Con motivo del Covid, fallecieron muchos médicos: Los hermanos Edgar y Gustavo Salgar Villamizar, Agustín Castro Zapata, cardiólogo; el compañero de bancas Calasancias, a quien llamábamos payasito, el urólogo Alberto Lobo Jácome, el neurólogo Orlando Justo Ballén Cáceres, que fue mi parcero en la ciudad de Medellín cuando estudiábamos, y el neurocirujano Ramiro Calderón Tarazona, con reconocimiento nacional e internacional.
Era un mamador de gallo sui-generis. Su epígono y colega Carlos Mora, está inconsolable porque eran compañeros de quirófano, el cirujano Vladimir Valderrama y el internista Franklin Durán, entre otros.
Valga resaltar que el ginecólogo Germán López, a quien le colocaron el mote de guante de oro, estuvo a pico de samuro: Lo rondó la hermana muerte. Su compañero de estudio Hernando Lizarazo Peñaranda está entristecido, el probo y reconocido Ginecoobstetra Rafael Darío Rolón, tiene el alma compungida y el corazón a media asta por la partida de Jaimito. Paz en su tumba. Te recordaremos perennemente.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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