domingo, 20 de noviembre de 2022

2154.- DESPEDIDA DEL AÑO 1957

Gerardo Raynaud (La Opinión)

Fotografía de los años 50’, cuando estudiaban en Bogotá jóvenes de Cúcuta
y entre ellos varios ocuparon puestos importantes en el Departamento.
De pie Jorge Cristo S., Eduardo Assaf Elcure, Ciro Rodríguez y Carlos Pérez Escalante;
sentados a Eduardo Flórez Faillace, Azis Colmenares Abrahim, Hugo Ríos Omaña, 
German Hernández Duplat y Shauki Brahim Sus. Celebran la mayoría de edad a este último.


Como es costumbre en el mundo entero, en las vísperas de la terminación de año, se propicia el repaso de las actuaciones que se hicieron y las que dejaron de hacerse durante el periodo que termina.

En nuestra fronteriza ciudad se habían presentado algunos eventos, durante el año, que fueron merecedoras de elogios y agradecimientos, por los beneficios que representarían para ciudad y sus habitantes.

Empecemos por recordar que durante ese año se propició la expansión del Banco Industrial Colombiano y por ello, sus directivas dieron el aval para que se abriera una oficina sucursal en nuestra ciudad.

Para tal efecto se desplazaron a la capital de Norte de Santander, los miembros principales de su Junta Directiva encabezados por su gerente general don Enrique Villa quienes, luego de la apertura ofrecieron un elegante coctel en el Club del Comercio.

Representantes del Comercio y la banca en compañía de las autoridades civiles, eclesiásticas y militares asistieron y auguraron a los nuevos banqueros la mejor de las suertes.

En la mesa principal fueron sentados los representantes de las principales empresas antioqueñas con sede en la ciudad, entre quienes se contaba a don Gabriel Botero, gerente de Croydon, don Jesús Duarte Contreras, gerente de Suramericana de Seguros, acompañados de los funcionarios públicos como el señor alcalde Isidoro Duplat, don Víctor Serrano, Secretario Privado y Jefe de Relaciones Públicas de la gobernación, quien asistió en representación del Gobernador que por problemas de agenda, se excusó de asistir.

Otro de los eventos de la mayor trascendencia para la ciudad durante el año 1957, fue la instalación del primer Club de Leones de Cúcuta.

Para el solemne evento vino una nutrida delegación desde la capital de la república. Se lee en las crónicas de la época que llegaron al aeropuerto Cazadero en las horas de la mañana, los principales directivos de esa prestigiosa asociación, entre quienes estaban el director internacional Manuel Antonio Rueda Vargas, el gobernador del Distrito F-2, José Ignacio Urquijo y el vicegobernador, Rafael David Álvarez, acompañados de los delegados de los Clubes de Leones de Bogotá y de las poblaciones de Cundinamarca vecinas de la Capital.

La delegación leonística fue recibida, el viernes 15 de febrero, en el mismo campo de aviación por una selectísima comisión de damas y caballeros de la sociedad cucuteña y trasladada al Hotel Tonchalá donde fueron alojados.

La instalación oficial fue programada para el día siguiente en las instalaciones del vecino Club de Cazadores, ceremonia durante la cual se hizo entrega de la Carta Constitutiva del Club de Leones de Cúcuta. La velada terminó con un coctel bailable previo al discurso de buenos augurios que hicieron los presidentes de los clubes visitantes, a los nuevos integrantes de esa gran familia de benefactores sociales.

De la mayor significación para los habitantes del Norte de Santander, pero en especial de la colonia del pueblo de Gramalote, fue la conmemoración de su primer centenario, y también del único que se realizó, pues de todos es sabido el terrible suceso acontecido con ocasión de su destrucción.

Para la celebración de estas efemérides, el Centro de Historia del Norte de Santander designó al ilustre presbítero Guillermo Blanco Ramírez para que elaborara y pronunciara un discurso conmemorativo de tal acontecimiento, el cual presentó con el título de ‘Un siglo de fe, de valor y de trabajo’.

Fue una reseña muy completa en la que hizo un compendio de su historia desde el origen de su nombre, pasando por la leyenda que encierra la figura del primer cura de la feligresía, de quien se decía era hijo ilegítimo de Simón Bolívar con una esclava de Ocaña, por su gran parecido con el prócer, y describiendo algunas de las inquietudes de la guerra y las batallas que por esos contornos sucedieron, y al finalizar su alocución, el elogio a la valentía de sus coterráneos por evitar que “…el gamonalismo, causa de la decadencia de unos y del Estado, jamás ha de implantarse aquí como en ningún otro pueblo inteligente y de aspiraciones”.

Y como en toda crónica que se respete, no podían faltar las menciones políticas que para ese año tuvieron, en el ámbito municipal, grandes repercusiones toda vez que fueron nombrados funcionarios en los más altos rangos, jóvenes figuras, profesionales, hijos algunos de los más prominentes líderes locales. Una verdadera nómina de lujo, dirían hoy los comentaristas. Veamos entonces quienes fueron los nombrados para regir los destinos de la ciudad.

Como alcalde fue designado el joven abogado Aziz Colmenares Abrajim, sólo unos meses después de haber obtenido su título profesional de doctor en Derecho y Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Externado de Colombia. Hijo de un auténtico jefe liberal y hombre de acción intensa y vigilante por el bien de Cúcuta, don Nicolás Colmenares y su esposa Rosita Abrajim, se leía en las notas sociales de los diarios de la ciudad.

Como miembros de su gabinete lo integraban otros, no menos prestigiosos profesionales, hijos a su vez de reconocidos líderes empresariales y políticos, como Carlos Pérez Escalante, Secretario de Gobierno Municipal, hijo del empresario y líder conservador Domingo Pérez Hernández.

Gustavo Rodríguez Duarte, Secretario de Hacienda e hijo del empresario Faustino Rodríguez, uno de los principales directivos de la Cámara de Comercio de Cúcuta y de su esposa Alicia Duarte. Igual que el alcalde, recién había obtenido su título de doctor en Derecho y Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad Javeriana. En su primera intervención política presentó un proyecto en el que se establecía un método técnico para el cálculo del Impuesto de Industria y Comercio en cambio del sistema empírico y caprichoso que antes se utilizaba llamado “aforo al cálculo”. Esta decisión le valió el reconocimiento y la gratitud del empresariado.

Completaba el gabinete, el Secretario de Obras Públicas, Arturo Mutis Duplat. El Personero Municipal, aunque no era miembro del gabinete, representaba la nueva generación de políticos, Alberto Luna Pérez.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

No hay comentarios:

Publicar un comentario