martes, 30 de enero de 2024

2374.- JUGADORES LOCALES EN EL CUCUTA DEPORTIVO 2023

Gustavo Contreras Sabogal (La Opinión)

Son 8 los jugadores nacidos en Norte de Santander que compiten 
con el Cúcuta Deportivo en la temporada 2023.

Cúcuta Deportivo comenzó la temporada 2023 con un positivo registro que tiene a la afición rojinegra creyendo en el proyecto de ascenso, en este año, de la mano del director técnico Bernardo Redín.

De los siete partidos jugados por Torneo, el motilón ha logrado cuatro victorias y tres empates, además de clasificarse a segunda ronda de la Copa Colombia eliminando a Once Caldas, de la primera división.

Ese buen arranque tiene puntos individuales altos dentro del campo, en el que se destacan el arquero argentino Ezequiel Mastrolía, los defensas nortesantandereanos José Orlando Pérez y Darwin Carrero, el recuperador antioqueño Cristian Díaz, el 10 argentino Lucas Ríos, y los delanteros paisas Jefry Zapata y Jhonathan Agudelo.

La nómina está integrada por jugadores de nueve departamentos de Colombia, más los dos extranjeros. En el equipo predominan talentos de Antioquia (15), seguido por futbolistas de Norte de Santander (8), Bogotá (3), Nariño (2) y con una pieza Magdalena, Atlántico, Valle del Cauca, Cauca y Chocó.

En La Opinión le contamos quienes son los ocho nombres que representan al fútbol rojinegro en el Cúcuta Deportivo 2023.

José Orlando Pérez tuvo revancha


Tras un 2022 complicado, en el que cometió unas fallas que le costaron goles al rojinegro, el defensor central José Orlando Pérez tuvo revancha y este año es uno de los titulares fijos de Redín.

“La clave para retomar el buen nivel fue seguir trabajando fuertemente con disciplina y constancia. Hemos estado bastantes concentrados”, aseguró el jugador que luce el dorsal 3.

Pérez ha hecho dupla con el experimentado Hernán Pertuz y se ha caracterizado por su precisión en la anticipación, el duelo 1 contra 1 y la tranquilidad de salir jugando.

El cucuteño, a puertas de cumplir 26 años, tuvo paso formativo por Atlético Nacional, debutó en el Cúcuta en 2018 haciendo parte del ascenso de dicho año y fue subcampeón de la Supercopa Juvenil el mismo año. Fue alternativa en 2019 y en 2020 asumió la titularidad. Tras la crisis partió a Jaguares y retornó en 2022 al motilón.

Consultado si existe una mayor presión por ser cucuteño dijo que “siempre va a ver una presión, pero no lo tomo así, como cucuteño e hincha lo veo como una responsabilidad, un orgullo y una obligación de representar la camisa de la mejor manera”.

Darwin Carrero, el experimentado


Con 150 partidos a sus espaldas con el fronterizo, el defensor central Darwin Carrero es el nortesantandereano de mayor experiencia en el equipo, en el que debutó en 2012.

Nacido en Durania hace 29 años, Carrero regresó al rojinegro en 2022 y no tuvo un semestre destacado en su nivel deportivo, pero en esta nueva campaña ha mostrado una faceta diferente siendo seguro en la zaga defensiva.

Pese a las críticas de la hinchada, levantó su nivel y espera conseguir su tercer ascenso con el Cúcuta tras los logrados en 2015 y 2018.

“Ser el de mayor experiencia me da una mayor responsabilidad. Tengo que representar jerarquía en los diferentes momentos del partido, dar lo máximo de mí dentro y fuera de la cancha.

También representa un orgullo poder actuar con mi doblemente glorioso, de representar a mi equipo. No me guardo ni una gota de sudor”, expresó Carrero.

En su carrera cuenta con una trayectoria en el Cúcuta entre 2012-2019, pasó a Patriotas Boyacá y tuvo experiencia en Yamoruk de Kuwait antes de retornar.

“Aporto responsabilidad, soy como un guía para que tomen buen camino. Les exijo mucho porque nosotros como cucuteños tenemos que dar lo mejor. Doy mi ejemplo en mis entrenamientos, en ser una excelente persona.

Siempre le digo que sean mejores que yo, que no se conformen para dejar a Norte de Santander en alto. Lo recalco mucho”, comentó el defensor.

Styven Monsalve, una alternativa


Luego de ser el goleador del equipo Sub-20 en el subtítulo de la Supercopa Juvenil de la FCF en 2022, el extremo Styven Monsalve fue ascendido al plantel profesional.

El jugador del barrio Cerro Norte, de 20 años, ya cuenta con dos goles en la segunda división: uno ante Atlético FC en la fecha 15 del Torneo 2022-II y otro contra Tigres en la fecha 3 del Torneo 2023-I.

Monsalve, con capacidad para jugar en cualquier posición del frente de ataque, fue formado en Juventud Chamitos, Sol de Oriente, Unión Frontera y La Norte FC. Fue campeón con la Selección Norte de Santander Sub-23.

Kevin Álvarez, un talento por explotar


Del cucuteño Kevin Álvarez, de 18 años, se han creado grandes expectativas tras firmar con el Cúcuta Deportivo este año.

El volante creativo brilló con la Selección Norte Sub-23 siendo campeón del Interligas en 2022, y subcampeón con el equipo Sub-17.

Álvarez fue de gusto de Redín y ya acumula tres participaciones con el equipo profesional.

Pese a su juventud tiene amplia experiencia en los equipos Atlético Chapinero, Quinta Oriental, Simplemente Fútbol, estuvo en un campamento con el FC Barcelona, Estudiantil, Selección Antioquia y León (México).

Julián Rojas finalmente se quedó


El atacante Julián Rojas continuó con el Cúcuta pese a que estuvo a puertas de ir a jugar al fútbol venezolano en la presente temporada.

Debutó en 2019, volvería a jugar en 2020 y tras la entrada en el proceso de liquidación quedó a la deriva. En 2022 retornó al club siendo suplente.

Cristian Díaz sumó sus primeros minutos


Al igual que Monsalve, el delantero Cristian Díaz fue uno de los destacados con el equipo Sub-20 en 2022. Ascendió al plantel profesional y pudo debutar con el equipo de sus amores ante Orsomarso actuando los tres últimos minutos.

El jugador del barrio Cuberos Niño se formó en Prados Norte, Titanes FC, las divisiones menores del Cúcuta Deportivo y el Cúcuta FC. Fue campeón con la Selección Norte de Santander Sub-23.

Sergio Avellaneda y Jhoan Villalba esperan la oportunidad


El arquero Sergio Avellaneda y el volante Jhoan Villalba hacen parte del plantel rojinegro, pero aún no han debutado. Avellaneda sobresalió en el arco con gran categoría con el equipo Sub-20 y fue ascendido. Actualmente es el tercer arquero detrás de Ezequiel Mastrolía y Wilder Mosquera. En su carrera formativa pasó por Millonarios y el fútbol de segunda división de Turquía.


Villalba, volante categoría 2006, fue convocado en la primera fecha y aparece en la nómina de inscritos. También hizo parte de la nómina Sub-20 en la temporada anterior. Este año se proyecta para las competencias del elenco Sub-20 y Sub-17.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

domingo, 28 de enero de 2024

2373.- EUSTORGIO COLMENARES B., 30 AÑOS DEL ASESINATO

La Opinión


Eustorgio Colmenares Baptista nació en Cúcuta el 17 de septiembre de 1924 en un hogar conformado por Eustorgio Colmenares y la Venezolana Albertina Baptista, quien había emigrado desde Maracaibo, su ciudad natal, en 1901.

Desde muy pequeño, su padre, mayordomo de fincas en el municipio de El Zulia, le inculcó el amor hacia el campo y la naturaleza. Tenía varios hermanos: Mercedes, Adriana, Teresa, Sofía, León, Alicia, y posteriormente Ana Luisa.

Vivió su época de estudiante en diferentes colegios de Cúcuta, Pamplona y Bogotá, algunos de ellos son el Sagrado Corazón de Jesús y el Colegio Provincial San José.

Mientras adelantaba sus estudios, también se convirtió en amante de los deportes, participando como jugador en varios conjuntos de fútbol y baloncesto, en los cuales siempre ocupó un lugar destacado en el equipo.

Sus estudios universitarios los hizo en Medellín, en la Universidad de Antioquia, apoyado económicamente por sus hermanos mayores que ya trabajaban en ese momento, Mercedes y León. Eustorgio escogió como profesión la odontología, graduándose en 1949, y la ejerció con idoneidad, a satisfacción de las personas a quienes trató durante sus años de servicio en el hospital San Juan de Dios y en su gabinete particular, hasta aproximadamente 1966.

En tierras paisas, conoció a su esposa, la antioqueña Esther Ossa Montoya, quien también cursaba estudios en la misma facultad y con quien contrajo matrimonio en 1949 antes de venir a radicarse a su ciudad natal, Cúcuta.

Como un buen defensor de los ideales liberales, al inicio de la década de los 50’ se vinculó a la política partidista, siguiendo el ejemplo familiar de su hermano mayor León, uno de los líderes del liberalismo en la ciudad.

En 1955, como presidente de la Liga Departamental de Baloncesto, presidió el Comité Organizador del XVl Campeonato Suramericano de Mayores y Primer Juvenil, torneo que fue en ese momento el más importante que se había realizado en el país y en la ciudad, llevándose a cabo con lujos de detalles en el recién construido coliseo Rojas Pinilla, hoy Toto Hernández.


En el desempeño de cargos públicos fue igualmente exitoso y así está demostrado en los beneficios de sus gestiones para ejecutar obras y diversos programas que aportaron soluciones a problemas de Cúcuta o de Norte de Santander en general.

En 1961 fue designado por el gobernador Miguel García-Herreros secretario de Gobierno departamental, cargo que ocupó entre los meses de marzo a octubre, cuando fue designado José Luis Acero Jordán para reemplazar al gobernador García-Herreros.

En 1966 al iniciarse el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, fue designado por el gobernador Gustavo Lozano Cárdenas como Alcalde de Cúcuta, en reemplazo de don Numa Pompilio Guerrero.

Como administrador municipal de la ciudad, completó cuatro años de gobierno, pues fue ratificado en el cargo al relevar en la gobernación Argelino Durán Quintero a Gustavo Lozano en 1968. Su desempeño fue uno de los más recordados por varios años, ya que se llevaron a cabo acciones que impulsaron al crecimiento de la ciudad, como lo son: la terminación e inauguración de la Central de Transportes, primera estación en su género en Colombia; un plan gigante de pavimentación de calles de la ciudad y apertura de nuevas vías para comunicar a barrios de la periferia; campañas cívicas de embellecimiento y ornato de la ciudad; también durante su administración se construyó el Bosque Popular, donde se realizó la Primera Feria de verdad Internacional Industrial y Comercial, en compañía de Fenalco, dirigida en ese entonces por José Neira Rey y Carlos Rangel.

Dejó casi terminada la iluminación de la avenida Gran Colombia; su administración se caracterizó por un apoyo incondicional al deporte promoviendo la recuperación del Cúcuta Deportivo en una de sus crisis e intentó conseguir para la ciudad la sede de los juegos nacionales.

De igual forma, en su administración facilitó los terrenos y promovió la construcción del INEM, Universidad Francisco de Paula Santander, la Aduana Nacional, el Instituto del Niño Retardado Mental, el Colegio Nacional de Periodistas y la Plaza de Toros de Cúcuta para la cual también dejó listos proyecto y planos aprobados, obra que posteriormente fue desechada por el Concejo Municipal por problemas políticos de la época.

En otros cargos como secretario de Gobierno del Departamento, secretario del Ministerio de Comunicaciones, senador de la República o director de Cúcuta 75.

Para la conmemoración del sesquicentenario del terremoto, puso conocimientos, ideas, visión, empeño y rigor ejecutivo para que los proyectos y las políticas adoptadas se cumplieran, se consolidaran y generaran los cambios esperados.

El periodismo, una de sus pasiones


Alternando su trabajo profesional con la actividad política en la cual intervino siendo miembro del directorio liberal municipal y departamental, ante la carencia en ese momento de un medio que interpretara el sentimiento de un grupo liberal, decidió en compañía de Virgilio Barco, Eduardo Silva, León Colmenares y Alirio Sánchez, entre otros, iniciar un semanario que llevó el nombre de La Opinión en 1958.

Esta empresa periodística, después de circular de forma irregular durante 2 años, se convirtió en el diario La Opinión, el quince de junio de 1960.

Ya retirado del ejercicio profesional de la odontología se dedicó de lleno al periodismo para continuar impulsando a La Opinión en el ámbito regional, hasta lograr consolidarla como el periódico de mayor importancia del departamento, al tiempo que procuraba modernizar su planta de producción, llevándola a sistemas más ágiles de impresión y ya propios, puesto que al comienzo el periódico se imprimía en maquinaria alquilada.

En 1980 participó en la fundación de la Agencia de Noticias Colprensa, proyecto que unió a varios periódicos regionales entre ellos Vanguardia Liberal, El Colombiano, El País, El Universal, El Heraldo, La República, La Tarde y La Opinión. Esta agencia fue fundamental en la consolidación de los periódicos regionales y su principal objetivo era recolectar las noticias de la capital para todos y servir de enlace entre los mismos para obtener una red amplia de información.

Desde el periódico continúo proyectando su pensamiento y su amor por la ciudad, sirviendo como orientador y consejero a muchos de quienes figuraron en la actividad gubernamental y política durante el resto de su vida.

Su trágica muerte

El 12 de marzo de 1993, cuando departía con su esposa Esther Ossa de Colmenares, en su casa en el barrio Caobos de Cúcuta, dos sicarios llegaron hasta el frente de la vivienda y uno de ellos disparó, apagando la voz de Eustorgio Colmenares Baptista, fundador y director del diario La Opinión.

En la huída, los delincuentes estrellaron contra un bus la camioneta en la que se movilizaban, por lo que la abandonaron. Luego, se enfrentaron a unos detectives del extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).

En 1996 se cerró el caso contra esos dos sujetos y un año después fue reabierto a petición de la Procuraduría. Pero en enero del 2001 un juez los absolvió. El homicidio de quien además fue alcalde de la ciudad, concejal y senador fue atribuido a la Unión Camilista del Ejército de Liberación Nacional (Eln).


En 2013, 20 años después del asesinato, la Fiscalía lo declaró un crimen de lesa humanidad para evitar que quedara impune, convirtiéndose en un gran logro para su memoria.

A 25 años de este golpe a la libertad de prensa y expresión, el mundo del periodismo colombiano, en especial el nortesantandereano, sigue recordando a unos de los conspicuos hijos de esta zona del país.

El Eln alegó que este vil crimen lo cometió debido a la “parcialidad informativa a favor de la burguesía” por parte del periódico que dirigía Colmenares. Pero dos años después, esta guerrilla presentó excusas por el homicidio.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

viernes, 26 de enero de 2024

2372.- SUPERSOCIEDADES CIERRA CASO CONTRA JOSE CADENA

La Opinión


La Superintendencia de Sociedades decidió cerrar el incidente de inhabilidad que tenía en marcha en contra de José Augusto Cadena, máximo accionista del Cúcuta Deportivo y expresidente de la institución fronteriza.

El incidente lo pudo haber dejado suspendido hasta por 10 años para el ejercicio comercial.

Bajo la presidencia de Cadena, el Cúcuta ingresó al proceso de liquidación judicial el 11 de noviembre de 2020 tras incurrir en incumplimientos al antiguo acuerdo de reorganización y de índole laboral.

El pasado 23 de febrero de 2022, fecha en la que se logró un nuevo acuerdo con los distintos acreedores de la sociedad para que retornara al proceso de reorganización, Johann Manrique, juez del concurso e Intendente Regional de la Supersociedades, ordenó la apertura del incidente de inhabilidad que iniciaría 15 días después (10 de marzo de 2022).

Cadena era investigado por las presuntas conductas de: “malversar o dilapidar bienes que conduzcan a la apertura del proceso de liquidación. Incumplir sin justa causa el acuerdo de reorganización, y distracción, disminución u ocultamiento total o parcial de bienes”, según se aprecia en el auto emitido por la Supersociedades.

Para la entidad “no se evidencia variación de los activos de la reorganización a la liquidación, no hay soporte documental que acredite que hubiese malversación, distracción, disminución u ocultamiento de bienes”.

Asimismo, señaló que “se observa que el incumplimiento del acuerdo de reorganización obedece a problemas de liquidez de la empresa, por lo que ello no implica un incumplimiento sin justa causa”.

Así las cosas, José Augusto Cadena tiene vía libre para reintegrar la junta directiva del Cúcuta Deportivo. Actualmente el equipo es presidido por Eduardo Silva Meluk, quien también funge como representante legal de la institución.

La Opinión intentó conversar con la Supersociedades pero no halló respuesta.

El Cúcuta Deportivo deberá a iniciar los pagos de su nuevo acuerdo de reorganización el próximo 30 de junio de 2023. En el acuerdo el rojinegro pactó pagar 13 mil millones pesos hasta 2036.

José Augusto Cadena reapareció

José Augusto Cadena y Eduardo Silva Meluk 
vienen trabajando de la mano desde finales de 2021.

Tras conocerse el fallo de la Superintendencia de Sociedades en el que se cerró un incidente de inhabilidad en contra de José Augusto Cadena, máximo accionista del Cúcuta Deportivo y expresidente de la institución rojinegra, el polémico dirigente reapareció en un video reaccionando a la noticia.

Cadena pudo haber sido sancionado hasta por 10 años para el ejercicio del comercio por presuntamente incurrir en "malversar o dilapidar bienes que conduzcan a la apertura del proceso de liquidación. Incumplir sin justa causa el acuerdo de reorganización, y distracción, disminución u ocultamiento total o parcial de bienes”.

Su presidencia inició en 2014 y culminó el 11 de noviembre de 2020, fecha en la que el equipo motilón ingresó al proceso de liquidación judicial por incumplimientos al antiguo acuerdo y por adquirir deudas de índole laboral.

Con esta noticia, Cadena, quien también fue presidente de Atlético Bucaramanga y Patriotas, tiene vía libre para regresar a la junta directiva del Cúcuta.

“Ha salido y está circulando una idea que José Augusto Cadena regresa a la institución como presidente: quiero decirles que no es que no esté interesado en regresar, es que en estos momentos el club tiene un presidente y un representante legal que lo está haciendo muy bien, que ha cumplido con todos sus compromisos, que está en buena armonía con la afición, con una junta directiva que lo está acompañando en la toma de buenas decisiones y con un departamento deportivo que lo hace muy bien”, señaló Cadena, haciendo referencia al trabajo que hace Eduardo Silva Meluk, presidente del club desde el 10 de marzo de 2022.

La Supersociedades decidió no sancionar a Cadena porque no evidenció “variación de los activos de la reorganización a la liquidación, no hay soporte documental que acredite que hubiese malversación, distracción, disminución u ocultamiento de bienes”.

Asimismo, señaló que “se observa que el incumplimiento del acuerdo de reorganización obedece a problemas de liquidez de la empresa, por lo que ello no implica un incumplimiento sin justa causa”.

No tengo interés en regresar ahorita

José Augusto, quien no tiene buena relación con la hinchada del Cúcuta, reiteró que no busca un puesto en la presidencia.

“Tampoco es cierto que en la próxima asamblea general de accionistas del Cúcuta voy a lanzarme en una plancha. No hay ese interés en regresar ahorita al Cúcuta, porque lo están haciendo muy bien los que están. Soy un accionista más, como lo son otros tantos y lo que queremos es ver a nuestra empresa consolidándose y dando buenos resultados”, dijo.

Con Cadena como presidente, el Cúcuta Deportivo disputó la segunda división en las temporadas 2014, 2016, 2017 y 2018. Ascendió en el Cuadrangular de Ascenso de 2015 y en la campaña de 2018.

Su mayor polémica en la ciudad se generó a inicios de 2020, cuando despotricó de Cúcuta como plaza futbolera.

En su mandatado de siete temporadas, el Cúcuta Deportivo se marchó de la ciudad para Zipaquirá en 2017 y Armenia en 2020, tras inconvenientes con las autoridades locales.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

martes, 23 de enero de 2024

2371.- ASPECTOS DE CUCUTA MULTICULTURAL Y EMPRESARIAL. 1ª MITAD DE 1900’s

Arq. Arturo Cogollo



ALMACEN DE TITO ABBO - 1944 a 1957


El Almacén de Tito Abbo, anteriormente “Casa Riboli” o “Riboli Abbo y Cía”, fue construido en 1944, reemplazando a la “Casa Riboli”, histórica casa comercial, que había funcionado por varias décadas en la misma esquina de la Avenida 5a con Calle 12 de Cúcuta.

El diseño característico de la edificación, de estilo Art Deco, se atribuye al arquitecto judío de origen austríaco-alemán, Herbert Rauprich-Jung (1906- 2004), quien entre los años 1936 a 1945 vivió en Cúcuta y trabajó con reconocidos ingenieros constructores de la ciudad, como José Francisco Faccini Andrade, Fritz Larsen y Víctor Pérez Peñaranda. La esquina redondeada de la edificación destacando la entrada principal, es muy distintiva del estilo Art Deco.

Concebido como una magnífica tienda por departamentos, funcionaba con al menos 30 empleados, y fue inspirado en el estilo de las emblemáticas tiendas similares que, en los años previos a la II Guerra Mundial, se construían en las grandes capitales del mundo. Funcionó hasta 1957, cuando en el lugar se instaló el almacén “Ley”, hoy “Éxito”.

Riboli y Cía tenía sedes importantes en Maracaibo, San Cristóbal y Cúcuta. La firma original que tuvo como antecesores a otros hombres de empresa italianos, históricamente también muy reconocidos, había sido fundada en 1871 y alcanzó su máximo desarrollo con Don Edoardo Riboli, Don Tito Abbo y sucesores. Tito Abbo Fontana o Tito Abbo Jr. y hermano, impulsaron la construcción del nuevo edificio de dos pisos en Cúcuta. Tito Jr. hijo de don Tito, quien nació en Cúcuta en 1911, fue presidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo en 1968 y murió allí en 1991.

Almacén de Tito Abbo, interior. Cúcuta 1949.

Don Luis Gamboa que, fue funcionario de la empresa desde 1920, recuerda que, tanto en la capital del Estado Zulia, Venezuela, como en Cúcuta, en las dos grandes tiendas de la Casa Riboli, se vendía cualquier cosa, desde "telas importadas de seda y algodón, sombreros Borsalino, zapatos, vinos, quesos, medicinas, hasta inyecciones para el paludismo; quesos parmesanos que para cortarlos empleaban un hacha”.

Almacén de Tito Abbo, interior. Cúcuta, 1949.

“En el emporio, entre otras cosas, estaban puestos a la venta casi todos los productos de la península, desde telas y estatuillas de porcelana con figuras de pastorcillos de los Alpes o pescadores napolitanos (...) hasta, cuando fueron puestas en venta, las insuperables bicicletas Bianchi; no faltaban los célebres sombreros de paja de Italia”. Entre otras cosas, también se recuerdan los licores, por ejemplo, la empresa obtuvo la exclusiva para toda Sudamérica de Johnnie Walker.

Almacén de Tito Abbo, interior 2º piso. Cúcuta, 1949.

La mercancía importada se transportaba por barco y desde Maracaibo se abastecía la sucursal principal colombiana de Cúcuta (donde se encontraba el señor Abbo). El recorrido desde Maracaibo de casi 500 kilómetros, se realizaba en parte, a través del ferrocarril del Táchira y del ferrocarril de Cúcuta”. El viaje desde Cúcuta hasta Encontrados era de 160 kilómetros y se realizaba en ocho horas. El Ferrocarril de Cúcuta no tuvo líneas en Venezuela. El Puente Unión en Puerto Santander sobre el río Grita que empalmó el Ferrocarril de Cúcuta con el Gran Ferrocarril del Táchira se inauguró en 1926, año también en que se construyó la estación Puerto Santander.

Crónicas escritas por el ingeniero cucuteño Gerardo Raynaud Delaval reseñan entre otros datos que, en la inauguración realizada el sábado 28 de octubre de 1944, a las cinco de la tarde; los anfitriones agasajaron a sus invitados con champaña francesa (la cual lograron conseguir, no obstante la dificultad para las importaciones y exportaciones por la 2a Guerra Mundial); junto con algunas viandas locales, así como otras importadas, específicamente de España, como jamones, embutidos, aceitunas, algunos enlatados de pescado y frutos del mar, tradicionales en ese país. Todos los productos que más tarde serían ofrecidos en el almacén que en adelante se llamó Tito Abbo Jr. y Hermano Ltda.


Don Tito Abbo

Tito Abbo, 1918.

Algunos datos establecen que Don Tito Abbo Bagnato nació en Chiavari, Provincia de Génova, Liguria. Según una información en 1868, y según otra, en 1878. Y murió en Génova en 1962.

Otros datos suministrados por algunos descendientes establecen que Don Tito llegó a Cúcuta en 1884 a la edad de 16 años a trabajar en la firma fundada en 1855 por Bartolomé Piombino, Miguel Marré y Pietro della Torre que luego se llamó Chiossone Bruno & Co, luego Bisagno, Oliva & Co y luego Riboli Abbo & Co, para mencionar algunos de los nombres que adquirió en diferentes etapas de evolución que sobrepasó un siglo de historia.

Fue fundador de la Cámara de Comercio de Maracaibo el 29 mayo de 1894 y de Cúcuta en 1915.

Así como cónsul italiano en Cúcuta, desde 1919 hasta 1941. Don Tito, reconocido “comerciante”, como se les llamaba con mucho respeto en aquella época a los hombres de empresa, propietarios de negocios generadores de empleo, es también uno de los “benefactores” de Cúcuta que dejaron huella no sólo por su éxito comercial sino por su altruismo y civismo ejemplares; su atención a contribuir generosamente en todas las obras que tuvieran que ver con el interés colectivo y el progreso de la región.

Como parte del patrimonio tangible que dejó Don Tito en la ciudad de Cúcuta, debe mencionarse la escultura en bronce de la heroína Mercedes Abrego, de extraordinario valor artístico, que hoy adorna el parque del mismo nombre. Esta fue mandada hacer en Italia, traída e instalada en 1913, gracias a su liderazgo y gestión.

Similarmente, “la esfera” construida en bronce y revestida con casquetes de mármol blanco de Carrara, llamada “Fuente de los Exploradores”; ubicada en el Parque Nacional, frente al Edificio Santander, fue obsequio de don Tito y la colonia italiana de Cúcuta. El acto inaugural fue presidido por él, en fecha 5 de junio 1940, pocos días después de haber sido inaugurado el Edificio Santander o Palacio Nacional el 6 de mayo anterior, con la presencia del expresidente Eduardo Santos Montejo.

Tito Abbo Fontana.

Su hijo Tito Augusto Abbo Fontana o Tito Abbo junior, nació en Cúcuta el 3 de enero de 1911. Fue presidente de la Cámara de Comercio de Maracaibo en 1968 y murió en esa ciudad el 7 abril 1991.


Tito Abbo y la Fundación de la Cámara de Comercio de Cúcuta


Imagen Junta Directiva de la Cámara de Comercio de Cúcuta, secretario y exsecretario. Año 1917. Tito Abbo sentado, segundo de izquierda a derecha. Don Tito también había sido fundador en 1894 de la Cámara de Comercio de Maracaibo, Venezuela.

La Cámara de Comercio de Cúcuta fue fundada el 18 de noviembre de 1915. Otras cámaras de comercio como la de Bogotá fue constituida formalmente en 1891, la de Medellín en 1904 y la de Cali en 1910.

La C.C. de Cúcuta se constituyó con base en el decreto ejecutivo 1807 de 29 octubre de 1915 que autorizó al tiempo la creación de las cámaras de Bucaramanga, Cartagena y Barranquilla. El decreto fue expedido por el Presidente de la República, José Vicente Concha y su Ministro de Agricultura y Comercio Gral. Benjamín Herrera. Desde años anteriores existía la intención de crear estas instituciones en algunas ciudades colombianas: “En 1905, Barranquilla solicita la creación de una C.C. en esta región, pero los comerciantes de Bogotá se opusieron manifestando que era preocupante la idea de los Barranquilleros de admitir en la nueva entidad a miembros extranjeros residentes en el país”.

El 18 de noviembre de 1915, el Gobernador Luis Febres Cordero, convocó a los comerciantes de la ciudad, poniendo así en ejecución el primer decreto. A la reunión que se efectuó en la gobernación, asistieron representantes de 30 casas comerciales quienes fueron los encargados de elegir los primeros miembros de la Junta Directiva:

POR EL COMERCIO COLOMBIANO:
  1. José Agustín Berti por A. Berti & Cía.
  2. Arturo Cogollo por Cogollo & Cía.
  3. Roberto Arocha por C.L. Arocha & Cía.
  4. José Antonio Marciales por Marciales & Cía.
  5. Carlos L. Barroso por Barroso & Cía.
  6. Martín Peralta Arenas por la Empresa de la Mutualidad.
  7. Jorge Ferrero como Director de la Aduana.
  8. Manuel Antonio Sanclemente por su Compañía del Alumbrado Eléctrico.
  9. Lázaro Riascos por la Sociedad Equitativa y Económica.
  10. Manuel Acuña por Cervecería Santander
  11. Gustavo Cabrera por Manuel Guillermo Cabrera
  12. Antonio María Figueroa por el Almacén El Día
  13. José María Morales Berti por el Bazar Cucuteño
  14. Leandro Cuberos Niño por la Empresa Rematadora de Licores.
  15. Enrique Meoz por la Botica San Juan.
  16. Zoilo Ruiz A. por la Botica del Norte.
  17. Cayetano Hernández García por Hernández García Moreno & Cía.
  18. Gustavo Valbuena por la Fábrica de Jabón La Aurora.
  19. Pedro Jara.
  20. Arístides Vergel.
  21. Carlos Sánchez R.
  22. Arístides Osorio.
  23. Teodoro Camargo.

POR EL COMERCIO EXTRANJERO:
  1. Federico Halterman y Rodolfo Faccini por Breuer Möller y Cía.
  2. Otto Moll por Van Dissel Rode & Cía.
  3. Otto Faber por Bechmann & Cía.
  4. Alejandro Hanebuth por Hanebuth & Cía.
  5. Juan Caputi por Caputi & Cía.
  6. José E. Abrajim por Jorge Cristo & Cía.
  7. Tito Abbo por Riboli & Cía.

Por disposición del señor Gobernador, los concurrentes eligieron los primeros doce miembros de la Junta Directiva conformados por 4 representantes del comercio extranjero y 8 del comercio colombiano. Los elegidos fueron:

POR EL COMERCIO EXTRANJERO:
  • Federico Halterman
  • Tito Abbo
  • Arístides Osorio
  • Miguel Vélez

POR EL COMERCIO COLOMBIANO:
  • José Agustín Berti
  • Alberto Camilo Suárez
  • José Antonio Marciales
  • Manuel Guillermo Cabrera
  • Arturo Cogollo
  • Luis Francisco Soto
  • Andrés B. Fernández
  • Octaviano Bautista

El 19 de noviembre de 1915, los anteriores miembros se reunieron y eligieron la primera mesa directiva que fue la siguiente:
 
PRESIDENTE: Federico Halterman
1er. VICEPRESIDENTE: Arturo Cogollo
2do. VICEPRESIDENTE: Alberto Camilo Suárez

Su primer Presidente, Federico Halterman, fue un distinguido comerciante alemán que se domicilió en la ciudad en el año de 1897. Dentro de sus actividades, se destacó como socio gestor de la firma comercial BREUER MÖLLER & CO., desde el año de 1909 hasta 1919; Presidente de la Cámara de Comercio durante los años de 1915, 1916 y 1919; miembro de la Junta del Ferrocarril de Cúcuta y Ferrocarril Frontera en 1918 y 2º Vicepresidente de esa empresa en 1921.

En el año de 1916, cuando en el Congreso Nacional cursó un proyecto de ley que gravaba el Café Colombiano de Exportación para financiar la propaganda que se hiciera en el exterior, Federico Halterman, Presidente de la Cámara en ese entonces se dirigió al Senado y a la Cámara de Representantes, para calificar de inoportuno ese impuesto.

Primero, por la Guerra Europea que impedía cada exportación; segundo, por haber disminuido nuestra cosecha cafetera en un 90% a causa de los resultados de la gestión y tercero, porque ya el café nortesantandereano estaba fuertemente gravado en Venezuela, a causa del tráfico obligado de nuestro grano por aquel país ante la imposibilidad de salir por el territorio propio.


Don Edoardo Riboli

Edoardo Riboli con sus 2 hijos adoptivos, a la izquierda Egisto o “Pablito” como le decían,
y Roberto Berti Riboli, en Genova, ca. 1920.

Don Eduardo nació en Lavagna, sur de la Provincia de Génova, Liguria, en 1875. Emigró a Venezuela cuando tenía 20 años en 1895. En su edad mayor, regresó a su ciudad natal Lavagna donde se radicó por unos años hasta que se fue a vivir a Génova donde murió, en 1950.

Don Edoardo no tuvo hijos, a excepción de los dos que adoptó de su esposa, María Parilli Anselmi, nacida en Mérida, Venezuela, en 1881, (hija de padre milanés); con quien se casó luego de ella quedar viuda joven de su marido Pablo Berti, nacido en Boconó, estado Trujillo; hijo de Egisto Berti y María Retali, emigrados a Venezuela desde la isla toscana de Elba.

Edoardo Riboli, década de 1920.

Don Edoardo a partir de 1922 comienza a retornar a Italia, donde pasaba de cada año un semestre allá y otro en Venezuela, hasta que retorna definitivamente en 1936, después de una vida de trabajo de varias décadas entre Venezuela y Colombia.

En una carta escrita a sus familiares desde Maracaibo -su lugar de residencia- días antes a su viaje de regreso a Italia por barco, menciona que partirá el 22 de junio del puerto de La Guaira y espera estar arribando a Génova el 5 o 6 de julio. En ella escribe: “Mañana me voy a Cúcuta para hacer otra serie de baños de azufre en Aguacaliente, si veo que me hacen bien me quedo unos días más, de lo contrario me voy y luego, si Dios quiere, pensaré en embarcarme …”.


Don Antonio J. Copello Baptista

Antonio J. Copello Baptista, Cúcuta 1966

Don Antonio J. Copello Baptista nació en Táriba, Estado Táchira, Venezuela en 1898 y falleció en Medellín, donde vivió sus 2 últimos años de vida, con la familia de su hija primogénita María Teresa Copello Faccini y su esposo Fausto Donadio, quien había emigrado a Colombia a la edad de 16 y medio años, el 28 enero de 1938. Los Donadio Copello vivieron en Cúcuta hasta 1966, antes de irse a vivir a Medellín. Fue enterrado en Cúcuta en 1968.

Su padre Antonio Copello Podestà había nacido en Chiavari, Provincia de Génova, Liguria, y su madre Dolores Baptista Cordero en Mérida en 1872. Su padre murió a la edad de 43 años y su madre a la edad de 33, con lo cual, quedó huérfano de padre a los 7 años y de madre a los 12 años.

A esa edad, Don Antonio entró a trabajar en la Casa Riboli de Maracaibo en 1910. En la empresa trabajó 27 años hasta 1937, época en la cual era encargado de los negocios en Cúcuta y fue persona de confianza primero del señor Riboli y luego de Tito Abbo. Según el mismo contaba, el señor Riboli hizo que el siendo muy joven, aprendiera contabilidad. Siguiendo su retiro en 1937, creó la firma A. Copello & Co y se dedicó por su cuenta a la exportación de café.

En 1941 compró por 100.000. pesos la “casa almacén” de Breuer y Möller, una de las firmas alemanas más antiguas de Cúcuta, dedicada a la exportación de café y a la importación de toda clase de mercancías. (Firma vinculada al reconocido benefactor de Cúcuta, Don Christian Andresen Möller).

Fausto Donadío fundó con Don Antonio Copello, el reconocido almacén de ropa y calzado llamado Almacén La Corona. El negocio abrió en septiembre de 1952 y funcionó casi 70 años en la misma dirección, donde había funcionado el almacén de otro italiano, don Enrique Raffo.


Placa en la Capilla La Milagrosa; construida en 1950 por las Hermanas de la Sociedad San Vicente de Paul (“las vicentinas”) en la Av 1a con Cll 15, del Barrio La Playa de Cúcuta. El terreno para la construcción de esta capilla es una de las donaciones que se encuentran entre las muchas demostraciones de generosidad que caracterizaban a Don Antonio en cuanto a apoyar obras sociales para Cúcuta.


Don Antonio Copello falleció el 10 de agosto de 1968 en Medellín. Sus restos reposan hoy en la catedral de San José de Cúcuta, luego de haber sido trasladados desde el Cementerio Central, donde fue enterrado inicialmente, luego de su fallecimiento en la ciudad de Medellín y haber sido su cuerpo aerotransportado a Cúcuta; lugar donde se realizaron sus honras fúnebres. Imagen cortesía de su nieta Lulú Reyes Copello.


Don Felice Torre

Don Felice Torre

Felice Torre nació en Calvari, Provincia de Génova, Liguria, en 1900. Murió en 1979. Don Edoardo Riboli en uno de los semestres que pasaba en Italia, estando de vacaciones en Calvari, conoció a Torre a través de Doña Clorinda su madre. Viendo el entusiasmo del joven, por conocer América decide traerlo a trabajar en su empresa donde comenzó a adquirir experiencia desde el nivel más bajo.

De esta forma llegó a Maracaibo en 1924 a trabajar en Riboli & Co (la cual se llamó así hasta finales de ese año; seguidamente entró Tito Abbo a la sociedad y se llamó Riboli Abbo y Cía. Estudiando de noche se diplomó como contador.

Don Edoardo y Tito le asignaron tareas de responsabilidad como agente viajero cobrador. Durante la crisis de 1929 le dieron una tarea casi sin esperanza: dar la vuelta a todos los acreedores en las zonas andinas. Torre partió a lomo de mula acompañado de una escolta armada y peregrinó nueve meses entre pequeños centros poblados y plantaciones.

Cuando regresó tenía todo el dinero con él. Riboli y Abbo le explicaron que nunca imaginaron que volvería con más del cincuenta por ciento de los créditos y le regalaron la mitad de la suma, que Torre decidió invertir en la compañía, convirtiéndose en socio.

Torre fue ascendido a gerente de la sede de Cúcuta de la empresa Tito Abbo y Cía en 1937 (la cual se había llamado Riboli Abbo y Cía hasta 1936). Contrajo matrimonio con Elisa Conde, dama de origen ocañero con quien en Cúcuta fundó su familia y tuvo sus hijos, previo al fallecimiento temprano de ella en 1953.

Villa Andresen

la Villa Andresen fue residencia de Don Felice Torre y su familia por unos años. La Villa Andresen, fue mandada a construir por doña Teresa Briceño viuda de Andresen Möller y fue su último lugar de residencia. Allí recibió el 13 de diciembre de 1936 la Cruz de Boyacá que le impuso el gobernador del momento, don Arturo Cogollo. El 11 de enero de 1937 murió doña Teresa de Andresen Möller en la Villa Andresen. Imagen: Facebook de Efraín Vásquez Corinaldi.


Expulsión final de las empresas alemanas e italianas de Cúcuta y Colombia 


Según relata el libro “Los italianos de Cúcuta. Pioneros del café en Colombia”, Breuer Möller & Co cerró en 1941, ya que, a mediados de ese año, durante la II Guerra Mundial, el gobierno americano implantó lo que se llamó “la lista negra”. Esta lista que mensualmente era actualizada y publicada en los diarios nacionales, enumeraba personas y empresas con las cuales nadie podía negociar ni darles empleo so pena de negarle la posibilidad de importar mercancías desde los Estados Unidos.

Son muchos los escritos con datos históricos (los cuales, no enumeramos por no extender demasiado este documento) que, evidencian los viejos celos y aprensión de poderosas élites de la capital colombiana hacia los empresarios, especialmente de origen alemán e italiano, que, en buena cantidad habían progresado con mucho éxito en el país, en ciudades como Cúcuta o Barranquilla.

Desde los años previos a la Primera Guerra Mundial que inicia en 1914, ya se empezaban a imponer medidas desde el gobierno central en Bogotá para restringir la libre circulación de divisas en moneda extranjera y dificultar las grandes operaciones comerciales, especialmente de exportación de café producido en el área fronteriza de Cúcuta, hacia Europa y Estados Unidos, a través del Lago de Maracaibo. Muchas de estas transacciones eran lideradas por tradicionales empresas de Cúcuta que habían sido fundadas en el siglo XIX por comerciantes alemanes e italianos muy apreciados en la ciudad y establecidos por generaciones.

Es así como el año 1915, (un año después de iniciada la 1ª Guerra Mundial), se registra por ejemplo, el retiro de la sede de la gran casa comercial Steinvorth de Cúcuta, para quedarse en San Cristóbal, Estado Táchira, Venezuela; país que si les facilitó continuar operaciones por varias décadas posteriores: Don Werner Steinvorth termina su residencia en Cúcuta en noviembre de 1915, según lo sugiere la escritura de venta de (la que había sido por años su casa de habitación) la Quinta Steinvorth a Don Arturo Cogollo, para a partir de esa fecha llamarse Quinta Cogollo.

La mencionada lista negra fue el golpe final que logró acabar varias grandes empresas en Colombia, entre ellas SCADTA, la segunda aerolínea más antigua del mundo después de KLM, fundada por alemanes en Barranquilla en 1919. Fue una Sociedad Colombo-Alemana de Transportes Aéreos. Por la lista fue necesario nacionalizar la SCADTA, expulsar a los pilotos y mecánicos alemanes, y crear una nueva compañía para lo cual el gobierno colombiano bajo presión de los Estados Unidos, creó AVIANCA. Los pilotos de Pan American Airways reemplazaron a los alemanes.

“… la historia nos cuenta que de la llamada Lista Negra colombiana, no se salvó Avianca; no se salvaron los pilotos alemanes que habían fundado la Scadta, algunos de ellos amigos personales del presidente de la República Eduardo Santos (1938-1942). No se salvó el capitán Herbert Boy héroe del conflicto con el Perú, condecorado con la Cruz de Boyacá por el presidente Enrique Olaya Herrera. No se salvaron almacenes e industrias alemanas de mucha envergadura…”

“…En estas listas negras se incluían también empresas y empresarios de naciones consideradas enemigas de los Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, tales como Italia y Japón…”.

Es después de haber realizado esta revisión de hechos históricos, que cabe imaginarse lo diferente que sería hoy Cúcuta, su economía, productividad e instituciones gremiales, en el caso que los gobiernos nacionales de la época no hubieran expulsado los alemanes e italianos de la región.

Lo contrario, hubiera permitido que continuaran impulsando la economía regional, gracias al aporte de sus capacidades y conexiones con el comercio internacional. Estas les habían permitido posicionar muy bien nuestro café en el mundo, mientras a manera de intercambio, importaban y ponían a nuestro alcance, toda la innovación y tecnología de la reciente revolución industrial. Es decir, no haberlos expulsado, les hubiera permitido continuar ejerciendo libremente el liderazgo comercial y empresarial, los cuales habían ejercido por varias generaciones en la región.

Este es un buen ejemplo que nos permite ver cómo las decisiones políticas de un gobierno no solo afectan a una sociedad, sino pueden cambiarle el curso de su historia.


Fuentes:

· Libro “Eduardo Riboli. Storia de un emigrante di Lavagna”. Autor: Mario Bottaro. (Génova, 2002).

· Portal “Crónicas de Cúcuta”. Gastón Bermúdez.

· Libro “Los italianos de Cúcuta. Pioneros del café en Colombia”. Autor: Alberto Donadio Copello.       Primera edición: octubre 2014.


Agradecimientos: A Luis y Andrea Albarracín en Milán, Italia.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

lunes, 22 de enero de 2024

2370.- EL COMERCIO DE COMIENZOS DE SIGLO XX

Gerardo Raynaud (La Opinión)

La Oriental establecimiento comercial de Saieh Suz y Cía. en la calle Córdoba (calle 12) entre avenidas 6 y 7. 1916. Fue un importante almacén de mercancías importadas y era igualmente una sastrería.

Después del terremoto de 1875, algunas de las casas comerciales alemanas que se habían instalado en la ciudad, reconstruyeron sus locales y retomaron sus actividades hasta bien avanzado el siglo XX. Las casas comerciales, se habían constituido en las principales fuentes de ingresos y de empleo de la región, que además abastecían de productos importados, no solamente la ciudad sino otras vecinas como Bucaramanga, donde se alcanzaron a extender algunas de ellas.

Las principales casas de comercio alemanas eran la Andressen Möller & Cía. Ltda., Van Dissel, Rode & Co. y la Beckman & Co. que permanecieron hasta finales de la década de los veinte.

Casi simultáneamente, a principios de siglo, otra casa de comercio, esta vez de italianos, se instaló en Cúcuta. El almacén Ríboli & Co. también de inmigrantes itálicos, instalaron su sede en Maracaibo y poco a poco comenzaron a extenderse por la frontera. Durante sus primeros años se dedicaron a comerciar café, que exportaban a su tierra natal y de allí importaban los famosos artículos de vestir italianos, entre ellos, los pañolones de jersey que tanto les gustaba a las finas damas locales y a la vez, traían de su país, el afamado vino Chianti, así como vinos españoles.

Esta empresa, tuvo inicialmente varios inconvenientes con sus despachos, por los problemas que su presentaban tanto en los puertos como en los trasbordos, pero que como preveían, siempre aseguraban su mercancía lo cual les garantizaba, por lo menos, no tener pérdidas notables, como sucedía a veces con sus competidores.

Riboli & Co. era uno de los mayores importadores de los electrodomésticos más conocidos de la época, como las máquinas de coser Domestic, que les hacían competencia a las conocidas Singer, pero que eran más económicas; otro de sus principales productos era la máquina de escribir Underwood, acreditada mucho antes de la italiana Olivetti, que traerían posteriormente.

Bajo esa razón social, esta compañía se mantuvo en el mercado posiblemente hasta finales de los años veinte o comienzos de los treinta, cuando recibieron un nuevo socio, italiano también, quien se había instalado en Maracaibo al igual que sus compatriotas y ejercía las mismas laborales comerciales. Establecieron más que una buena amistad y eso llevó a la conformación de una nueva sociedad en nuestra ciudad fronteriza, en la cual se incorporó don Tito Abbo quien, a partir de la fecha de su vinculación, estuvo al frente de esa sociedad ahora llamada Riboli, Abbo & Co, sociedad en comandita simple.

Fue precisamente a este almacén al que llegaría quien fuera tiempo después uno de los empresarios más exitosos de la ciudad, don Antonio Copello.

Personal de la Casa Alemana Breuer, Moller & Co.: Persona señalada 
Eduardo Vargas Avendaño, abuelo del recopilador, 
laboró por varios años bajo la dirección del señor Muller.

Riboli, Abbo & Co. se mantuvo en la misma línea de negocios, pero fue expandiendo su mercado y paulatinamente apoderándose del sector de los grandes negocios, el que se consolidó cuando el principal almacén, la Casa de Comercio Alemana Breuer, Moller & Cía. tuvo que cerrar y sus propietarios abandonar el país al declararse la guerra, en la cual Colombia tuvo que acompañar a los Aliados.

Ante estos hechos, los herederos del don Tito Abbo aprovecharon la oportunidad para comprar las acciones de Riboli y constituyeron la sociedad de responsabilidad limitada Tito Abbo Jr. & Cía. Ltda.

Pero volvamos a comienzos de siglo. Mientras los grandes almacenes se dedicaban a los negocios de exportación-importación, una serie de pequeños almacenes comenzaban a crecer, atendiendo a la población que demandaba otra clase de bienes que aquellos no ofrecían; así pues, comenzaron a surgir otros de categoría ‘mediana’ que satisfacían las necesidades de los demás segmentos que componían los habitantes de la ciudad.

Empezaremos por el almacén El Louvre, nombre que evocaba los lujos y el esplendor que para la época traían a la mente los productos franceses, que en buena parte eran allí vendidos. Un rápido vistazo a esos productos puede leerse en sus llamativos anuncios: “… en materia de Bordados de todas anchuras y calidades, en bellísimos estilos de última moda, no hay en la plaza un surtido ni más bonito, ni más amplio, ni más barato que el del Louvre”.

Este almacén era de propiedad de la compañía compuesta por don Simón Meléndez y su familia bajo la figura de sociedad de responsabilidad limitada.

¡Oiga usted caballero! en El Louvre hallará el sin rival ‘Electric Pencil’, preparación que hará desaparecer en su flux, de la manera más rápida, cualquier clase mancha; puede aplicarse a las telas más delicadas, con la firme certeza de ver en el acto su efecto maravilloso. Ninguna mancha se resiste ante sus poderosos resultados, sea de aceite, barniz, etc. Precio de un Pencil $0.60.

El Louvre, además de sus variados y finos artículos había establecido una Lotería Mensual utilizando los números de las facturas expedidos por su Caja Registradora para motivar a sus clientes. En dicha lotería participaban todos los boletos que hubieran realizado, durante el mes, pagos de contado o en efectivo, abonos o créditos por cualquiera de los artículos o productos comprados. Se había establecido un premio mayor de $20 y cuatro adicionales de $5. En la factura se pactaba que “(…) la persona que presentare la factura con cualquiera de los números ganadores se le cubrirán inmediatamente”. La estrategia le funcionaba, pues mensualmente participaban más de tres mil boletas.

El Louvre era, definitivamente un negocio de mucha solvencia. Vendía desde piedras de mármol de todos los tamaños, para adornar las tumbas del cementerio hasta perfumería de la más fina calidad traída de Francia, así como un diverso surtido de joyería que podía admirarse constantemente ya que se renovaba continuamente y como allí nada se desaprovechaba, a la venta se tenían cajas vacías para guardar sombreros, corsés, vestidos y otros elementos que requirieran cuidado.

Mención merecen otros negocios que para la época comenzaron a destacarse y que se mantendrían hasta bien avanzado el siglo, como es el caso del Bazar San Antonio, uno de los almacenes de artículos religiosos, recuerdos y objetos piadosos y de Primera Comunión; estaba ubicado en la carrera séptima números 35 y 35A.

Para destacar, otros como el Almacén Vale & Co. que vendía los Almanaques Caraqueños, a comienzos de año y un extenso surtido de productos alimenticios.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.