Gastón Bermúdez Vargas
Víctor Pignanelli
Reseña biográfica
Víctor José Antonio Pignanelli Isurralde (Montevideo, Uruguay 17 de marzo de 1932 - Montevideo, Uruguay 10 de septiembre de 2006). Hijo de Antonio Pignanelli inmigrante italiano de la ciudad de San Giovanni in Fiore, provincia de Consenza, región de Calabria, que, buscando nuevos horizontes en Suramérica, llegó inicialmente a Argentina y se relacionó y casó con la dama argentina doña Margarita Isurralde. Posteriormente se residenciaron y formaron su hogar en Montevideo, engendrando dos hijos: Juan y Víctor José Antonio.
Víctor Pignanelli, hizo su primaria en la escuela italiana de Montevideo y comenzó la secundaria en un liceo de la ciudad, estudiando hasta segundo año de bachillerato. El fútbol siempre fue su vida y uno de los jugadores que más admiró y era su ídolo, Juan Alberto Schiaffino Villano, conocido popularmente como ‘’Pepe’’ Schiaffino, fue un futbolista uruguayo que jugó como mediocampista. Reconocido como el mejor futbolista uruguayo de la historia.
Víctor contrajo matrimonio con Elida Romaniuk en Montevideo, el 12 de enero de 1963, fruto de esa unión nacieron cuatro hijos, Fernando el mayor en julio de 1964 y las mellizas Virginia y Verónica en agosto de 1969 en Cúcuta, y Sergio el menor en marzo de 1976 en Bucaramanga.
Estadía en Colombia y Venezuela
Por error no determinado, su apellido Pignanelli en Cúcuta e inicialmente en Venezuela fue conocido como Pignarelli, quien era un futbolista que jugó como defensor central en los clubes uruguayos de las inferiores de Peñarol y en el equipo profesional Montevideo Wanderers. En la década de 1960 jugó para los clubes colombianos Cúcuta Deportivo principalmente y América de Cali.
Es importante recordar que, al finalizar 1960 el América de Cali mostró interés por el mediocampista pamplonés Rolando Serrano y en enero de 1961 se negoció a buen precio su pase, lográndose consolidar las finanzas del Cúcuta Deportivo. Al mismo tiempo, por la necesidad de un defensa central para la temporada entrante, el director técnico contratado de la época, José “Pepe” Etchegoyen, hace la sugerencia de Pignanelli para completar la “escuadra motilona” al rentado de 1961, a la entonces Junta Directiva del Cúcuta Deportivo dirigida por León Londoño Tamayo y a miembros proactivos del Club, entre otros: Marino Vargas Villalta, Reinaldo Omaña Lozada, Giovanni Martín Vicentín, José Urbina Amorocho, Mario Patitucci, Francisco Pérez y los hermanos Lara Hernández (Hernando y Enrique), por lo tanto, la renovada junta directiva decide contratar un grupo adicional de 6 uruguayos incluyendo a Víctor Pignanelli, y así obtuvieron la nómina de ese año con los uruguayos: Víctor Pignanelli, Luis Alberto Piris, Luis Alberto Decevo, Juan Tejera, Juan Eduardo Hohberg (nuevas contrataciones), Liborio Ruylópez, Enrique ‘’Pistola’’ Andrade, José Giampietro, Cleto Castillo, y a los 3 meses se unió Walter Gómez; el argentino Ever Cativiela Brussin; y los colombianos Armando Santafé, Juan Gómez, Fabio Ossa, ‘’Monaliza’’ Ramírez, Dario ‘Patilla’ Zapata, Manuel ´Tinta´ González, Hernando ‘’El colegial’’ Perdomo y Alejandro Sinisterra.
Por mejores condiciones, en los años 1962 y 1963, Pignanelli va al América de Cali y regresa al Cúcuta Deportivo, para jugar en los años 1964, 1965, 1966 y 1967.
En todos esos años Pignanelli tuvo la oportunidad en una o más nóminas, de formar equipo en compañía de algunos de los siguientes jugadores del Cúcuta Deportivo: ‘Patilla’ Zapata, Luis Alberto Piris, Ruylópez, Luis Alberto Decevo, Manuel ´Tinta´ González, Juan Tejera, Cleto Castillo, ‘’El colegial’’ Perdomo, Juan Eduardo Hohberg, Walter Gómez, Alejandro Sinisterra, Ever Martín Cativiela, Armando Santafé, Fabio Ossa, ‘’Pistola’’ Andrade, ‘’Monalisa’’ Ramírez, José Giampietro, José González, Tulio Niño, ‘’Culebro’’ Rojas, ‘’La sombra’’ Martínez, Walter Sossa, Jaime Illidge, Rolando Monti, Juan ‘’Caquita’’ Díaz, Rolando Serrano, ‘’El sordo’’ Ayala, ‘’El maño’’ Ruiz, Heriberto Solís, Carlos Zas, Juan Gómez, Julio Brucessi, Gilberto “Palomo” Ramírez, Germán “Burrito” González, José Omar Verdun, Elías “Maestrico” Rincón y Walter “Cata” Roque, entre otros.
1961.- Campeonato en ejecución. Izq. a derecha: ‘Patilla’ Zapata, Luis Alberto Piris, Ruylópez, Luis Alberto Decevo, Manuel ´Tinta´ González, Juan Tejera, Víctor Pignanelli, Cleto Castillo, ‘’El colegial’’ Perdomo, Juan Eduardo Hohberg y Alejandro Sinisterra.
Es bueno resaltar también que, el equipo de 1964 logró obtener su mejor figuración desde la fundación (1950) del equipo profesional hasta esa fecha, al coronarse subcampeón del torneo colombiano de fútbol bajo la dirección de ‘’Pancho’’ Villegas. En ese año del subcampeonato, regresó al Cúcuta Rolando Serrano (ídolo cucuteño) después de 4 años de ausencia y alcanzó a jugar las ocho primeras fechas, pero lamentablemente renunció y se fue a jugar con el Unión Magdalena.
El Cúcuta Deportivo vivía un extraordinario momento en esos años de la primera mitad de los años 60’s con la traída de jugadores uruguayos: Juan Eduardo Hohberg, Walter Gómez, Víctor Pignanelli,...etc., ya mencionados, muy parecida con la que se tuvo en la época dorada del fútbol colombiano de los principios de los 50’s como Juan Carlos Toja, Luis Alberto Miloc, Ramón Villaverde, Bibiano Zapiraín, Carlos Zunnino, Julio Ulises Terra, Lauro Rodríguez, Eusebio ‘’El cato’’ Tejera, Schubert Gambetta, Antonio Sacco, etc., combinados con extraordinarios jugadores cucuteños o nortesantandereanos como Rolando Serrano, ‘’Palomo Ramírez’’, ‘’Burrito’’ González, ‘’Maestrico’’ Rincón en los 60’s y ‘’Gallito’’ Contreras, ‘’Chalamú’’ Barbosa, ‘’Cajurra’’ Díaz, en los 50’s., entre otros.
Víctor Pignanelli se destacó como un gran defensa central, era alto de porte atlético, maña y fuerza. De esos defensores que nacen por decenas en Uruguay. Reconocido por directivos, periodistas y fanático por ser un excelente ejecutor en su oficio, persona muy tranquila pero con fortaleza en su juego, donde prevalecía su excelente técnica con gran dominio del balón, y serenidad para tomar acertadas y rápidas decisiones, con la característica garra charrúa.
1964.- Subcampeón Cúcuta Deportivo. Parados de izquierda a derecha: Heriberto Solís, Carlos Zas, Victor Pignarelli, Omar Ayala, Julio Gómez y Julio Brucessi. Hincados en el mismo orden: Gilberto “Palomo” Ramírez, Germán “Burrito” González, José Omar Verdun, Elías “Maestrico” Rincón y Walter “Cata” Roque.
Entre 1961 y 1963 , se recuerda a una gran cantidad de niños y jóvenes y algunos adultos, asistiendo al estadio General Santander a los entrenamientos vespertinos del Cúcuta Deportivo, y al finalizar el evento, grupo de ellos esperando a los jugadores que llegaran de los camerinos al carrito del popular personaje Parmenio, colocado en la parte baja de la tribuna principal, para tomar agua de panela con limón, bien fría. Era la oportunidad para los muchachos, de poder conocer de cerca a los jugadores y aprovechar para intercambiar una que otra palabra, lo cual daba orgullo y satisfacción hacerlo, y salir a contárselo a los amigos. Uno de los ídolos favoritos de la afición negra y roja fue Víctor Pignanelli, a quien siempre acosaban en demostraciones de cariño y admiración. La muchachada cucuteña llegó al extremo de querer imitarlo en las cualidades de su juego técnico, y además de remedarle su caminado al conocido estilo uruguayo.
Como entrenador, dirigió en Colombia los clubes: Atlético Bucaramanga de 1968-69, en 1969 al Cúcuta Deportivo (aceptó dirigirlo por aproximadamente 3 meses de la segunda mitad del año), a Atlético Bucaramanga 1975, apertura 1977 y finalización 1987 y al América de Cali 1978 (logrando terminar 1ro. en el torneo finalización y le entregó el equipo al doctor Gabriel Ochoa que lo hizo campeón del torneo colombiano). Recio en su carácter, hablaba de frente, pero era muy educado. Fue entrenador en Venezuela desde 1980 de los clubes Deportivo Táchira, Pepeganga Margarita, Monagas Sport Club, Minervén FC, Trujillanos FC y Llaneros de Guanare hasta 1998. Con Pepeganga Margarita avanzó hasta los octavos de final de la Copa Libertadores 1990 y con Minervén FC llegó hasta los cuartos de final de la Copa Libertadores 1994.
En 1979 y en 1991 fue entrenador de la Selección de fútbol de Venezuela y dirigió al equipo venezolano durante la Copa América 1991. En 1992 fue entrenador de la Selección de fútbol Sub-23 de Venezuela y logró en el Preolímpico Sudamericano de 1992 un empate (1-1) ante Brasil.
En los años, final de la década de los 70’s Víctor Pignanelli abrió un restaurante llamado “Piriápolis”, en la avenida 10E calle 6, del barrio Colsag en Cúcuta, el cual tuvo poca acogida, en un intento de obtener una nueva forma de entradas económicas para su vida, diferente al fútbol, como lo hicieron sus colegas paisanos Julio Ulises Terra, Lauro Rodríguez, Cleto Castillo, Omar Verdún y Carlos Zas después de retirados. Años más tardes, 1981, fue concesionario de la cocina y comedor del Club Tennis por un par de años durante la presidencia de la Junta Directiva de Shauki Brahim, y también don Germán Guerrero le dio trabajo en la administración del Hotel Tundaya.
La serenidad de Víctor Pignanelli
Una de las principales cualidades de Víctor Pignanelli era la serenidad que mostraba en momentos cruciales y que muchos de los jugadores venezolanos que él dirigió, lo han recordado y han dejado documentado, como estas anecdotas:
l "En el partido de vuelta contra Emelec en Quito (Copa Libertadores de 1994), antes de empezar el juego, llegaron unos periodistas ecuatorianos y le preguntaron al profe si estaba nervioso. Él lo que hizo fue prender un encendedor para que le vieran el pulso de la mano: 'Miren cómo estoy de nervioso', les dijo con ironía y buen humor". Minerven ganó en los penales.
l "Era una persona extraordinaria, nos enseñó sus vivencias y desde allí empezó a enseñarnos su forma de ver al fútbol", evoca Stalin Rivas, que jugó bajos sus órdenes en la selección venezolana y en Minerven de El Callao. "Transmitía mucha tranquilidad. Eso siempre me llamó la atención de él, siempre con una buena respuesta, con la misma calma, independientemente de la situación".
l Camino a los juegos Olímpicos de 1992, Venezuela dio la sorpresa tras eliminar a Brasil. Los verdeamarela contaban con nombres que darían lustre al fútbol mundial, como Cafú y Roberto Carlos. Un gol de Edson Rodríguez abrió el marcador, empatando Elivelton. Al terminar empatados, Paraguay pasaría sobre los amazónicos en el Grupo 1, junto con Colombia. "Ya Brasil no se reirá y olvidará de nosotros", afirmó Pignanelli, recordando aquellas ácidas palabras del periodista y ex técnico brasileño Joao Saldanha: "El fútbol venezolano es un chiste".
l La palabra clave en la vida de Pignanelli era "tranquilidad". Todo el que se refiere al uruguayo recuerda su actitud siempre sosegada. "Te mantenía motivado, te daba confianza a lo que tu podías y sabías hacer", señala Tortolero, que de él recibió la cinta de capitán de Venezuela. "En lo psicológico aprendí mucho de él para tratar al grupo. Me ayudó a crecer".
l "Cuando eliminamos a Emelec en Ecuador, en los penales (octavos de final, por 4-2), antes de los cobros nos reunió y nos dijo que tenía fe en clasificar. Estando el estadio lleno, con todo el mundo contra nosotros, nos habló como si fuese un entrenamiento", apuntó Stalin.
Cúcuta Deportivo 1961.- De pie: José Giampietro, Juan Tejera, Alejandro Sinisterra, Víctor Pignarelli, Juan Gómez, Cativiela; Agachados: Gilberto ‘’Palomo’’ Ramírez, Luis alberto Piris, Walter Gómez, Luis Alberto Decevo y Manuel ‘’Tinta’’ González
Regreso a Uruguay desde Colombia
A partir de finales de los años 90’s y principios del siglo XXI, para él, las cosas comenzaron a cambiar y las oportunidades de nuevos trabajos en el fútbol comenzaron a escasear, hasta el punto de tomar la decisión en el año 2001, de enviar a vivir en Montevideo a su familia, quedándose él con su hijo Fernando y familia en Bucaramanga.
Pignanelli reconoció que ganó mucho dinero con el fútbol, pero lo perdió todo, cuando repartió tempranamente la herencia a sus cuatro hijos, todos nacidos en Colombia, lo cual invirtieron en un café-internet que desafortunadamente fracasó en Uruguay. Lo que le quedaba en propiedades, como su casa y un carro, lo vendió después, para sostenerse por un tiempo más, pero al final la plata se acabó.
Aferrado a sus recuerdos, unos llevados en su memoria, y otros resumidos en amarillentos recortes de periódico que, empacó como un tesoro en su maleta, el legendario jugador y técnico de fútbol Víctor José Antonio Pignanelli Isurralde, y a sus 72 años, partió la noche del 19 de diciembre 2004 a su natal Montevideo, tras 44 años de fútbol en Colombia y Venezuela, el último de ellos sumido en grandes necesidades económicas. Probablemente, en el fondo no quería irse. Fue así que el famoso defensa central de los años 60 en los equipos de Uruguay, Colombia y Venezuela y también destacado director técnico de equipos y selecciones venezolanas, viajó a su país, para reencontrarse con su esposa Elida Romaniuk, sus tres hijos y varios nietos, a quienes no veía hacía tres años atrás.
El viaje a su tierra, fue financiado por amigos, entre ellos por el volante de marca del Atlético Nacional y ex integrante del Boca Juniors de Argentina Mauricio ‘’Chicho’’ Serna, quien hacía dos meses se había enterado que Pignanelli necesitaba partir hacia su tierra. ‘’Al ‘’Chicho’’ le agradezco. Tal vez lo hizo porque cuando estuvo en Argentina, en el Sur, a él le fue muy bien y ahora quiere retribuir todo eso conmigo’’, dijo Pignanelli.
Gracias también a la gestión de varias personalidades deportivas, quienes enterados de la ingrata situación, se inició una “colecta nacional” para la cual se adhirieron Mauricio ‘’Chicho’’ Serna, Américo Montagnini, Germán ‘’Cuca’’ Aceros, Miguel Augusto Prince, y en Cúcuta entre ellas la del médico Manuel Díaz Caro, Hugo Lóndero y varios jugadores del Cúcuta Deportivo, no sólo para comprarle los pasajes aéreos sino algún dinero extra, para no llegar con las “manos vacías” a su añorada Montevideo.
El veterano del balompié aseguraba que no se iba derrotado. Decía mientras hacía sus últimos papeles ante la embajada de su país en Bogotá, vestido de traje y con la barba afeitada, listo para enfrentar el reto de dirigir un equipo infantil de Montevideo.
Alguien del fútbol venezolano más tarde mencionó: "su condición de caballero del deporte, lo llevó a rechazar toda ayuda de instituciones y amigos que desearon tenderle la mano en su momento". Dentro de ese estado tan desfavorable, logró regresar a su tierra a conseguirse con la mayoría de su familia, y Víctor Pignanelli, tuvo un feliz reencuentro que sólo duró dos años, pues falleció el 10 de septiembre de 2006 a consecuencia y complicaciones de la enfermedad de Alzheimer. Es posible que dicha enfermedad le haya iniciado en los últimos años de su permanencia en Colombia.
A Víctor ‘Pignarelli’ siempre lo recordaremos!
Referencias: Wikipedia.com/ desdemiarqueria.blogspot.com/ Mary Monsalve (El Tiempo) / otra información.
Agradecimiento a su hijo Sergio Pignanelli por información suministrada.