PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

PORTAL CRONICAS DE CUCUTA: Estandarte cultural de historias, recuerdos y añoranzas cucuteñas…

TERREMOTERO -Reconocimiento, enero 2018-

Apasionantes laberintos con inspiraciones intentan hallar rutas y permiten ubicarnos en medio de inagotables cascadas, son fuentes formadas por sudores de ancestros. Seguimos las huellas, buscamos encontrar cimientos para enarbolar desprevenidos reconocimientos en los tiempos. Siempre el ayer aparece incrustado en profundos sentimientos.

Corría finales del año 2008, Gastón Bermúdez sin advertir y sin proponerlo, inicia por designios del destino la creación del portal CRONICAS DE CUCUTA. Parecen haberse alineado inspiraciones surgidas por nostalgias. Gran cúmulo de vivencias, anécdotas, costumbres y añoranzas, fueron plasmadas en lecturas distintas.

Ya jubilado de la industria petrolera venezolana, recibió mensaje que expresaba una reunión de amigos en Cúcuta. Tenía más de cuatro décadas ya establecido de forma permanente, primero en la ciudad del puente sobre el Lago y después en la cuna del Libertador. Viajó ilusionado, acudió puntual a la cita desde Caracas. Encontró un grupo contemporáneo, conformado por amigos ex-jugadores de baloncesto y ex-alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

La tierra cucuteña levantada desde primeras raíces plantadas, siempre acompañó todos los hijos ausentes. Cuando encontramos distantes los afectos, creemos separarnos de recuerdos. Nos llevamos al hombro baúles de abuelos, cargamos con amigos del ayer, empacamos en maleta la infancia y juventud. Muchas veces una fotografía antigua, atrapa y confirma que nunca pudimos alzar vuelo.

Entonces por aquellos días apareció publicado ´La ciudad de antaño´, parido desde generosa pluma con sentido de identidad comprometida, fue el mártir periodista Eustorgio Colmenares Baptista dejando plasmados recuerdos de finales de los 50 y años 60. Sin querer, esas letras fueron presentación inaugural de CRONICAS DE CUCUTA. Los Inolvidables sentires viajaron al modesto grupo de amigos y abrieron compuertas para afianzar arraigos de infancia. Don Eustorgio culmina la crónica con frases retumbando las memorias: “Había muchos menos avances tecnológicos a disposición de la comunidad, pero vivíamos como si nada nos faltara. Nos bastaba con vivir en Cúcuta”.

Sentires intactos, ahora plasman recuerdos en calles transitadas por niños que fuimos. Nuevamente los arraigos hacen despejar las avenidas a los rieles del antiguo ferrocarril. Nos bastaba con vivir en Cúcuta. Asoman madrugadas entre indetenibles remembranzas y añoranzas.

Sin planificar nada, Gastón compartía vía internet las crónicas del Diario La Opinión aparecidas cada ocho días en lecturas dominicales. Sin saber, creció el portal CRONICAS DE CUCUTA. Cada acontecimiento recopilado se convertía en homenaje In Memoriam para hombres y mujeres que dejaron muy alto el Valle de Guasimales. Igualmente, exalta la dignidad con reconocimiento a grandes glorias del ámbito artístico, cívico, periodístico, religioso, deportivo, cultural, social y político.

Oficialmente se convierte en PORTAL WEB el 7 de octubre 2010. En forma admirable acumula ya 1.329 recopilaciones tipo crónicas, casi todas extractadas de periódicos y publicaciones locales, libros populares, escritos nacidos de historiadores, periodistas, inéditos autores y muchos escritores del Norte de Santander. El portal permite hallar el original ADN ancestral y ubica el sentido innato de pertenencia cucuteña. Llegó un día a la vida de todos los internautas, igual como aparecen las buenas nuevas, sin avisar, sigilosamente introduciéndose en las cortezas que somos y las venas que siempre fuimos. Su creador, nunca imaginó un buscador que tocara el alma y menos tallar imborrables despertares en ávidos ojos de lectura.

Aparece ahora como paso determinante para navegar en referencias de Cúcuta. Asegura a nuevas generaciones herramientas para afianzar valores jamás perdidos. La perspectiva futura para ámbitos históricos, culturales, sociales y deportivos, harán necesario considerar el Portal como insigne buscador de consulta e informativo. Importante archivo tecnológico para infantes en colegios y escuelas. Podrá acceder directamente cualquiera a profundos arraigos allí recopilados. Casi imperativo considerarlo como salvaguarda del sentido de identidad y pertenencia.

CRONICAS DE CUCUTA se convirtió en sugestivo repaso de acontecer histórico, recopilado en 19 capítulos o clasificaciones. Portal libre, siempre abierto a todo aquel deseoso por descubrir datos históricos, biografías, nombres de grandes personajes, fechas emblemáticas, sucesos de vida social, cultural, deportiva, religiosa, artística y política. Formidable vía adentrándose en acontecimientos del siglo XVIII hasta nuestros días. Todo expedicionario oriundo se encontrará representado en cada letra, apellido, dato, foto y fecha. Todos volverán a observar las luces de la gran ciudad en medio de rutas por hallar orígenes.

CRONICAS DE CUCUTA no debe tener como destino el olvido, deberá asegurar a nietos de nuestros nietos, inquebrantables lazos surgidos de nostalgias, recuerdos y añoranzas. CRONICAS DE CUCUTA es herramienta tecnológica para demarcar el hilo conductor entre hoy y ayer. Parece luz encontrada en días oscuros, nos abre el entendimiento. Pulsar la tecla nos lleva a destinos con encuentros pasados. Valiosa información contenida en páginas adornadas con sentimientos profundos.

CRONICAS DE CUCUTA garantiza el resurgir de valores originarios que parecían adormecidos por culpa del avasallante mundo moderno. CRONICAS DE CUCUTA llegó para quedarse, igual que mares inundados por recuerdos. CRONICAS DE CUCUTA confirmó la premisa donde las nostalgias se convierten en vehículos para transportar la historia. Una enciclopedia virtual presentada por nuestras gentes con sencillo lenguaje.

Anclados quedarán por siempre nuestros sentires, intactos los arraigos, despiertas las añoranzas y vivas las costumbres intactas. Ahora aseguramos el reguardo de raíces que retoñan desde cenizas del ayer. Dios jamás declaró desértico el Valle Arcilloso, siempre fue bendecido, tampoco declarado deshabitado para la vida del hombre.

Fueron creciendo raíces en medio de cenizas y milagrosamente reverdecieron los gigantescos árboles frondosos. CRONICAS DE CUCUTA reafirma lo que somos. Seguiremos siendo aquello que siempre fuimos, nada cambió, solo algunos pañetes y varios techos distintos.

Todo estará por volver, todo por crecer y todo por llegar. Nunca estaremos solos. Cada generación hará brotar nostalgias por siempre convertidas en historias llenas de arraigos.

Nos bastaba con vivir en Cúcuta…

sábado, 31 de agosto de 2024

2481.- OFICIOS QUE SE RESISTEN A DESAPARECER EN CUCUTA

Leonardo Favio Oliveros (La Opinión)

Ni la tecnología ni el tiempo han hecho que estos tres tipos de empleo desaparezcan. 
Son considerados parte de la cultura y tradición de Cúcuta.

Son alrededor de 20 trabajadores, unas tres mujeres entre ellos y todos son mayores de 50 años. Diariamente se les ves sentados en el parque, en las afueras del Palacio Nacional, en donde funcionan la Registradora Nacional y un área de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN).

Frente a unas pequeñas mesas y con unas antigüedades, que los adolescentes de ahora desconocen los útiles que fueron, se ganan la vida. Esas reliquias que los acompañan en el día a día son sus máquinas de escribir y, con ellos, el oficio de mecanógrafo se resiste a desaparecer.

Estos trabajadores se hacen llamar gestores y se encargan de escribir y trascribir cualquier documento. Con el avance de la tecnología y la aparición de dispositivos electrónicos, el término mecanografía quedó un poco desfasado, dado que el uso de las máquinas de escribir se redujo prácticamente a nada.


“Aquí me encargo de escribir tutelas, derechos de petición, escrituras, divorcios, unión marital de hecho y todas esas cosas. Tengo 35 años de estar aquí y puedo decir que soy uno de los que menos tiempo tiene, porque hay otros con 50 años de estar haciendo esto”, expresó Gerson Peñaranda, exfuncionario público pensionado.

Resaltó que las máquinas de escribir se dañan fácilmente, por lo que les toca estar cambiando de equipo; por ejemplo, la que tiene ahora le costó $15.000 hace tres años. “Es está nuevesitica y me salió barata”, enfatizó.

Agregó que no son equipos caros y que generalmente llegan personas hasta el parque Nacional a vendérselas.

Para Ana Fabiola Rincón, este oficio es una tradición en Cúcuta con más de 60 años, de la cual ella lleva haciendo parte desde hace 25. Muchos años atrás eran más de 40 mecanógrafos, pero casi la mitad de ellos se fueron o ya murieron.

“Ya tengo como 10 máquinas en la casa, porque la tecnología ha avanzado y toca tenerlas ahí, para cuando las necesite. Ejerciendo esta actividad saqué a mis tres hijos adelante”, agregó Rincón.

Alberto Caballero Chona, con más de 30 años en el oficio, añadió que tienen personería jurídica como organización de trabajadores y más de 200 personas se benefician diariamente de los servicios que prestan.

Respecto al precios de sus servicios, manifestaron que estos son 50% más baratos que lo que cuesta hacerlo en otro sitio. Hay días en los que, en promedio, atienden 10 o más clientes, como hay otros en lo que solo les llegan dos usuarios.


“Más que todo resultan favorecidas las personas de estrato 1, porque cobramos baratísimo”, aseguró Chona.

En medio de la remodelación que se hizo a ese espacio público, la Alcaldía de Cúcuta les adecuó su lugar de trabajo con techo que comulga con la ornamentación del parque. Los mecanógrafos creen que aún falta tiempo para que su oficio desaparezca.

Los fotógrafos de Santander

Otro de los oficios que se resienten a extinguirse es el que ejercen los fotógrafos del parque Santander, también en el centro de Cúcuta. No falta la familia que quiera guardar en un papel un recuerdo en ese lugar, alimentando con alpiste a las palomas, aunque la mayoría prefiere captar el momento con su celular.

Con la llegada de la fotografía digital, estos expertos del lente tuvieron que adaptarse con equipos que les permitirán mantenerse en su labor.


El presidente de la Asociación Nortesantandereana de Fotógrafos y Similares, Seudiel Ramírez, recordó que tomarse la foto en el parque Santander es una tradición de casi 80 años. Y es que, para quien visita Cúcuta, ese parque se convierte en una parada obligada.

En los años 70, eran 35 fotógrafos los que se ganaban la vida en este sitio que está frente a la Alcaldía y la catedral San José, siendo observados por la estatua del ‘Hombre de las leyes’ y prócer de la Independencia. Ahora, solo quedan 5.

“Tengo 41 años de estar aquí y con esto saqué adelante a mi familia, compré mi casa, le di educación a mis seis hijos. Empecé como un aficionado de la fotografía, le agarré el gusto al arte de las fotos y me dediqué a esto. Es un oficio que lo haré hasta me muera”, añadió Ramírez.


Precisó que no solo se equiparon con cámaras profesionales digitales, si no que complementan su labor con una impresora, para que sus clientes puedan llevarse de una vez la foto. Además, para los niños, tienen un caballo de juguete, para animarlos a captar el recuerdo.

Sin embargo, el presidente de la Asociación reconoce que el panorama ha cambiado, la clientela también se ha transformado como consecuencia del auge de las nuevas tecnologías y los celulares.

Ramírez manifestó que la mayoría de las personas se vale de sus equipos móviles para guardar el momento en el que, con alpiste en las manos, llaman la atención de las aves para posar ante la cámara.

“La mejor época de la fotografía, para mí, fueron los años 80 y 90. A partir del 2000, este oficio empezó a decaer”, aseguró Seudiel Ramírez, de 72 años.

Sube y baja


Otro oficio que ha resistido al tiempo es el del ascensorista. Jesús Sánchez es el único ascensorista que queda en la ciudad, quien por más de 39 años se ha dedicado a subir y a bajar en el ascensor de un veterano edificio, ubicado sobre la avenida 6 del parque Santander.

Así, en un sube y baja diario, y con la pregunta de siempre: ¿para cuál piso va?, Sánchez se ha ganado el sustento.

“Al principio daban nervios, aprender a manejar el ascensor y todo el cuento”, dijo en una entrevista con La Opinión, cuando estaba pronto a pensionarse, y ahí sigue, atendiendo con una sonrisa a los usuarios.

Sánchez es padre de dos varones, ambos mayores de edad, uno de ellos ya ha trabajado durante sus vacaciones, por lo que espera que en un futuro su legado continúe y este oficio no se quede perdido en el tiempo, pues la tecnología es su gran amenaza.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.





jueves, 29 de agosto de 2024

2480.- VICTOR PIGNANELLI, DEFENSA DE GRAN TECNICA Y SERENIDAD

Gastón Bermúdez Vargas

Víctor Pignanelli
Reseña biográfica

Víctor José Antonio Pignanelli Isurralde (Montevideo, Uruguay 17 de marzo de 1932 - Montevideo, Uruguay 10 de septiembre de 2006). Hijo de Antonio Pignanelli inmigrante italiano de la ciudad de San Giovanni in Fiore, provincia de Consenza, región de Calabria, que, buscando nuevos horizontes en Suramérica, llegó inicialmente a Argentina y se relacionó y casó con la dama argentina doña Margarita Isurralde. Posteriormente se residenciaron y formaron su hogar en Montevideo, engendrando dos hijos: Juan y Víctor José Antonio.

Víctor Pignanelli, hizo su primaria en la escuela italiana de Montevideo y comenzó la secundaria en un liceo de la ciudad, estudiando hasta segundo año de bachillerato. El fútbol siempre fue su vida y uno de los jugadores que más admiró y era su ídolo, Juan Alberto Schiaffino Villano, conocido popularmente como ‘’Pepe’’ Schiaffino, fue un futbolista uruguayo que jugó como mediocampista. Reconocido como el mejor futbolista uruguayo de la historia.

Víctor contrajo matrimonio con Elida Romaniuk en Montevideo, el 12 de enero de 1963, fruto de esa unión nacieron cuatro hijos, Fernando el mayor en julio de 1964 y las mellizas Virginia y Verónica en agosto de 1969 en Cúcuta, y Sergio el menor en marzo de 1976 en Bucaramanga.

Estadía en Colombia y Venezuela

Por error no determinado, su apellido Pignanelli en Cúcuta e inicialmente en Venezuela fue conocido como Pignarelli, quien era un futbolista que jugó como defensor central en los clubes uruguayos de las inferiores de Peñarol y en el equipo profesional Montevideo Wanderers. En la década de 1960 jugó para los clubes colombianos Cúcuta Deportivo principalmente y América de Cali.

Es importante recordar que, al finalizar 1960 el América de Cali mostró interés por el mediocampista pamplonés Rolando Serrano y en enero de 1961 se negoció a buen precio su pase, lográndose consolidar las finanzas del Cúcuta Deportivo. Al mismo tiempo, por la necesidad de un defensa central para la temporada entrante, el director técnico contratado de la época, José “Pepe” Etchegoyen, hace la sugerencia de Pignanelli para completar la “escuadra motilona” al rentado de 1961, a la entonces Junta Directiva del Cúcuta Deportivo dirigida por León Londoño Tamayo y a miembros proactivos del Club, entre otros: Marino Vargas Villalta, Reinaldo Omaña Lozada, Giovanni Martín Vicentín, José Urbina Amorocho, Mario Patitucci, Francisco Pérez y los hermanos Lara Hernández (Hernando y Enrique), por lo tanto, la renovada junta directiva decide contratar un grupo adicional de 6 uruguayos incluyendo a Víctor Pignanelli, y así obtuvieron la nómina de ese año con los uruguayos: Víctor Pignanelli, Luis Alberto Piris, Luis Alberto Decevo, Juan Tejera, Juan Eduardo Hohberg (nuevas contrataciones), Liborio Ruylópez, Enrique ‘’Pistola’’ Andrade, José Giampietro, Cleto Castillo, y a los 3 meses se unió Walter Gómez; el argentino Ever Cativiela Brussin; y los colombianos Armando Santafé, Juan Gómez, Fabio Ossa, ‘’Monaliza’’ Ramírez, Dario ‘Patilla’ Zapata, Manuel ´Tinta´ González, Hernando ‘’El colegial’’ Perdomo y Alejandro Sinisterra.

Por mejores condiciones, en los años 1962 y 1963, Pignanelli va al América de Cali y regresa al Cúcuta Deportivo, para jugar en los años 1964, 1965, 1966 y 1967.

En todos esos años Pignanelli tuvo la oportunidad en una o más nóminas, de formar equipo en compañía de algunos de los siguientes jugadores del Cúcuta Deportivo: ‘Patilla’ Zapata, Luis Alberto Piris, Ruylópez, Luis Alberto Decevo, Manuel ´Tinta´ González, Juan Tejera, Cleto Castillo, ‘’El colegial’’ Perdomo, Juan Eduardo Hohberg, Walter Gómez, Alejandro Sinisterra, Ever Martín Cativiela, Armando Santafé, Fabio Ossa, ‘’Pistola’’ Andrade, ‘’Monalisa’’ Ramírez, José Giampietro, José González, Tulio Niño, ‘’Culebro’’ Rojas, ‘’La sombra’’ Martínez, Walter Sossa, Jaime Illidge, Rolando Monti, Juan ‘’Caquita’’ Díaz, Rolando Serrano, ‘’El sordo’’ Ayala, ‘’El maño’’ Ruiz, Heriberto Solís, Carlos Zas, Juan Gómez, Julio Brucessi, Gilberto “Palomo” Ramírez, Germán “Burrito” González, José Omar Verdun, Elías “Maestrico” Rincón y Walter “Cata” Roque, entre otros.

1961.- Campeonato en ejecución. Izq. a derecha: ‘Patilla’ Zapata, Luis Alberto Piris, Ruylópez, Luis Alberto Decevo, Manuel ´Tinta´ González, Juan Tejera, Víctor Pignanelli, Cleto Castillo, ‘’El colegial’’ Perdomo, Juan Eduardo Hohberg y Alejandro Sinisterra.

Es bueno resaltar también que, el equipo de 1964 logró obtener su mejor figuración desde la fundación (1950) del equipo profesional hasta esa fecha, al coronarse subcampeón del torneo colombiano de fútbol bajo la dirección de ‘’Pancho’’ Villegas. En ese año del subcampeonato, regresó al Cúcuta Rolando Serrano (ídolo cucuteño) después de 4 años de ausencia y alcanzó a jugar las ocho primeras fechas, pero lamentablemente renunció y se fue a jugar con el Unión Magdalena.

El Cúcuta Deportivo vivía un extraordinario momento en esos años de la primera mitad de los años 60’s con la traída de jugadores uruguayos: Juan Eduardo Hohberg, Walter Gómez, Víctor Pignanelli,...etc., ya mencionados, muy parecida con la que se tuvo en la época dorada del fútbol colombiano de los principios de los 50’s como Juan Carlos Toja, Luis Alberto Miloc, Ramón Villaverde, Bibiano Zapiraín, Carlos Zunnino, Julio Ulises Terra, Lauro Rodríguez, Eusebio ‘’El cato’’ Tejera, Schubert Gambetta, Antonio Sacco, etc., combinados con extraordinarios jugadores cucuteños o nortesantandereanos como Rolando Serrano, ‘’Palomo Ramírez’’, ‘’Burrito’’ González, ‘’Maestrico’’ Rincón en los 60’s y ‘’Gallito’’ Contreras, ‘’Chalamú’’ Barbosa, ‘’Cajurra’’ Díaz, en los 50’s., entre otros.

Víctor Pignanelli se destacó como un gran defensa central, era alto de porte atlético, maña y fuerza. De esos defensores que nacen por decenas en Uruguay. Reconocido por directivos, periodistas y fanático por ser un excelente ejecutor en su oficio, persona muy tranquila pero con fortaleza en su juego, donde prevalecía su excelente técnica con gran dominio del balón, y serenidad para tomar acertadas y rápidas decisiones, con la característica garra charrúa.

​1964.- Subcampeón Cúcuta Deportivo. Parados de izquierda a derecha: Heriberto Solís, Carlos Zas, Victor Pignarelli, Omar Ayala, Julio Gómez y Julio Brucessi. Hincados en el mismo orden: Gilberto “Palomo” Ramírez, Germán “Burrito” González, José Omar Verdun, Elías “Maestrico” Rincón y Walter “Cata” Roque.

Entre 1961 y 1963 , se recuerda a una gran cantidad de niños y jóvenes y algunos adultos, asistiendo al estadio General Santander a los entrenamientos vespertinos del Cúcuta Deportivo, y al finalizar el evento, grupo de ellos esperando a los jugadores que llegaran de los camerinos al carrito del popular personaje Parmenio, colocado en la parte baja de la tribuna principal, para tomar agua de panela con limón, bien fría. Era la oportunidad para los muchachos, de poder conocer de cerca a los jugadores y aprovechar para intercambiar una que otra palabra, lo cual daba orgullo y satisfacción hacerlo, y salir a contárselo a los amigos. Uno de los ídolos favoritos de la afición negra y roja fue Víctor Pignanelli, a quien siempre acosaban en demostraciones de cariño y admiración. La muchachada cucuteña llegó al extremo de querer imitarlo en las cualidades de su juego técnico, y además de remedarle su caminado al conocido estilo uruguayo.

Como entrenador, dirigió en Colombia los clubes: Atlético Bucaramanga de 1968-69, en 1969 al Cúcuta Deportivo (aceptó dirigirlo por aproximadamente 3 meses de la segunda mitad del año), a Atlético Bucaramanga 1975, apertura 1977 y finalización 1987 y al América de Cali 1978 (logrando terminar 1ro. en el torneo finalización y le entregó el equipo al doctor Gabriel Ochoa que lo hizo campeón del torneo colombiano). Recio en su carácter, hablaba de frente, pero era muy educado. Fue entrenador en Venezuela desde 1980 de los clubes Deportivo Táchira, Pepeganga Margarita, Monagas Sport Club, Minervén FC, Trujillanos FC y Llaneros de Guanare hasta 1998. Con Pepeganga Margarita avanzó hasta los octavos de final de la Copa Libertadores 1990 y con Minervén FC llegó hasta los cuartos de final de la Copa Libertadores 1994.

En 1979 y en 1991 fue entrenador de la Selección de fútbol de Venezuela y dirigió al equipo venezolano durante la Copa América 1991. En 1992 fue entrenador de la Selección de fútbol Sub-23 de Venezuela y logró en el Preolímpico Sudamericano de 1992 un empate (1-1) ante Brasil.

En los años, final de la década de los 70’s Víctor Pignanelli abrió un restaurante llamado “Piriápolis”, en la avenida 10E calle 6, del barrio Colsag en Cúcuta, el cual tuvo poca acogida, en un intento de obtener una nueva forma de entradas económicas para su vida, diferente al fútbol, como lo hicieron sus colegas paisanos Julio Ulises Terra, Lauro Rodríguez, Cleto Castillo, Omar Verdún y Carlos Zas después de retirados. Años más tardes, 1981, fue concesionario de la cocina y comedor del Club Tennis por un par de años durante la presidencia de la Junta Directiva de Shauki Brahim, y también don Germán Guerrero le dio trabajo en la administración del Hotel Tundaya.

La serenidad de Víctor Pignanelli

Una de las principales cualidades de Víctor Pignanelli era la serenidad que mostraba en momentos cruciales y que muchos de los jugadores venezolanos que él dirigió, lo han recordado y han dejado documentado, como estas anecdotas:


l "En el partido de vuelta contra Emelec en Quito (Copa Libertadores de 1994), antes de empezar el juego, llegaron unos periodistas ecuatorianos y le preguntaron al profe si estaba nervioso. Él lo que hizo fue prender un encendedor para que le vieran el pulso de la mano: 'Miren cómo estoy de nervioso', les dijo con ironía y buen humor". Minerven ganó en los penales.

l "Era una persona extraordinaria, nos enseñó sus vivencias y desde allí empezó a enseñarnos su forma de ver al fútbol", evoca Stalin Rivas, que jugó bajos sus órdenes en la selección venezolana y en Minerven de El Callao. "Transmitía mucha tranquilidad. Eso siempre me llamó la atención de él, siempre con una buena respuesta, con la misma calma, independientemente de la situación".

l Camino a los juegos Olímpicos de 1992, Venezuela dio la sorpresa tras eliminar a Brasil. Los verdeamarela contaban con nombres que darían lustre al fútbol mundial, como Cafú y Roberto Carlos. Un gol de Edson Rodríguez abrió el marcador, empatando Elivelton. Al terminar empatados, Paraguay pasaría sobre los amazónicos en el Grupo 1, junto con Colombia. "Ya Brasil no se reirá y olvidará de nosotros", afirmó Pignanelli, recordando aquellas ácidas palabras del periodista y ex técnico brasileño Joao Saldanha: "El fútbol venezolano es un chiste".

l La palabra clave en la vida de Pignanelli era "tranquilidad". Todo el que se refiere al uruguayo recuerda su actitud siempre sosegada. "Te mantenía motivado, te daba confianza a lo que tu podías y sabías hacer", señala Tortolero, que de él recibió la cinta de capitán de Venezuela. "En lo psicológico aprendí mucho de él para tratar al grupo. Me ayudó a crecer".

l "Cuando eliminamos a Emelec en Ecuador, en los penales (octavos de final, por 4-2), antes de los cobros nos reunió y nos dijo que tenía fe en clasificar. Estando el estadio lleno, con todo el mundo contra nosotros, nos habló como si fuese un entrenamiento", apuntó Stalin.

Cúcuta Deportivo 1961.- De pie: José Giampietro, Juan Tejera, Alejandro Sinisterra, Víctor Pignarelli, Juan Gómez, Cativiela; Agachados: Gilberto ‘’Palomo’’ Ramírez, Luis alberto Piris, Walter Gómez, Luis Alberto Decevo y Manuel ‘’Tinta’’ González

Regreso a Uruguay desde Colombia

A partir de finales de los años 90’s y principios del siglo XXI, para él, las cosas comenzaron a cambiar y las oportunidades de nuevos trabajos en el fútbol comenzaron a escasear, hasta el punto de tomar la decisión en el año 2001, de enviar a vivir en Montevideo a su familia, quedándose él con su hijo Fernando y familia en Bucaramanga.

Pignanelli reconoció que ganó mucho dinero con el fútbol, pero lo perdió todo, cuando repartió tempranamente la herencia a sus cuatro hijos, todos nacidos en Colombia, lo cual invirtieron en un café-internet que desafortunadamente fracasó en Uruguay. Lo que le quedaba en propiedades, como su casa y un carro, lo vendió después, para sostenerse por un tiempo más, pero al final la plata se acabó.

Aferrado a sus recuerdos, unos llevados en su memoria, y otros resumidos en amarillentos recortes de periódico que, empacó como un tesoro en su maleta, el legendario jugador y técnico de fútbol Víctor José Antonio Pignanelli Isurralde, y a sus 72 años, partió la noche del 19 de diciembre 2004 a su natal Montevideo, tras 44 años de fútbol en Colombia y Venezuela, el último de ellos sumido en grandes necesidades económicas. Probablemente, en el fondo no quería irse. Fue así que el famoso defensa central de los años 60 en los equipos de Uruguay, Colombia y Venezuela y también destacado director técnico de equipos y selecciones venezolanas, viajó a su país, para reencontrarse con su esposa Elida Romaniuk, sus tres hijos y varios nietos, a quienes no veía hacía tres años atrás.

El viaje a su tierra, fue financiado por amigos, entre ellos por el volante de marca del Atlético Nacional y ex integrante del Boca Juniors de Argentina Mauricio ‘’Chicho’’ Serna, quien hacía dos meses se había enterado que Pignanelli necesitaba partir hacia su tierra. ‘’Al ‘’Chicho’’ le agradezco. Tal vez lo hizo porque cuando estuvo en Argentina, en el Sur, a él le fue muy bien y ahora quiere retribuir todo eso conmigo’’, dijo Pignanelli.

Gracias también a la gestión de varias personalidades deportivas, quienes enterados de la ingrata situación, se inició una “colecta nacional” para la cual se adhirieron Mauricio ‘’Chicho’’ Serna, Américo Montagnini, Germán ‘’Cuca’’ Aceros, Miguel Augusto Prince, y en Cúcuta entre ellas la del médico Manuel Díaz Caro, Hugo Lóndero y varios jugadores del Cúcuta Deportivo, no sólo para comprarle los pasajes aéreos sino algún dinero extra, para no llegar con las “manos vacías” a su añorada Montevideo.

El veterano del balompié aseguraba que no se iba derrotado. Decía mientras hacía sus últimos papeles ante la embajada de su país en Bogotá, vestido de traje y con la barba afeitada, listo para enfrentar el reto de dirigir un equipo infantil de Montevideo.

Alguien del fútbol venezolano más tarde mencionó: "su condición de caballero del deporte, lo llevó a rechazar toda ayuda de instituciones y amigos que desearon tenderle la mano en su momento". Dentro de ese estado tan desfavorable, logró regresar a su tierra a conseguirse con la mayoría de su familia, y Víctor Pignanelli, tuvo un feliz reencuentro que sólo duró dos años, pues falleció el 10 de septiembre de 2006 a consecuencia y complicaciones de la enfermedad de Alzheimer. Es posible que dicha enfermedad le haya iniciado en los últimos años de su permanencia en Colombia.

A Víctor ‘Pignarelli’ siempre lo recordaremos!



Referencias: Wikipedia.com/ desdemiarqueria.blogspot.com/ Mary Monsalve (El Tiempo) / otra información.

Agradecimiento a su hijo Sergio Pignanelli por información suministrada.






martes, 27 de agosto de 2024

2479.- CENTRO DE CUCUTA, HISTORIA Y CULTURA

Alianza Unisimón (La Opinión)


Profesores de la Universidad Simón Bolívar proponen fomentar la identidad cultural y la preservación del patrimonio arquitectónico en los alrededores del parque La Victoria o parque Colón, ubicado en el centro de Cúcuta. Su investigación nos sumerge en la historia de las casonas que se mantienen en pie, así como en aquellas que lamentablemente han desaparecido. Se busca difundir y compartir el valioso patrimonio y la riqueza cultural que estas representan.

Pocos cucuteños son conscientes de que el centro de su ciudad es un baluarte de arquitectura y legado cultural.

En medio del ajetreo cotidiano, del bullicio y la congestión del tráfico, en los edificios, en las históricas casas y las pintorescas calles, se pueden hallar invaluables vestigios de su patrimonio, historia y cultura.

Es una herencia que está en peligro de desaparecer, no solo debido al implacable paso del tiempo, sino también a causa de la indiferencia de muchos. ¿De dónde provienen las baldosas o cenefas instaladas en la fachada de la Alcaldía de Cúcuta?, ¿de qué marca es y dónde fue fabricado el reloj de la Torre, ubicado en la calle 13 con avenida 4? y ¿cuántas quintas o casas antiguas hay cerca al parque La Victoria?

Aunque son pocos los que promueven el turismo en el centro de Cúcuta, parece que la misma arquitectura se encarga de contar su propia historia. Basta con observar detenidamente para sumergirse en el misterio del pasado de esta encantadora ciudad.

Así lo señalan los dos investigadores y profesores de la Universidad Simón Bolívar, Leonardo Yotuhel Díaz Güecha y Ciro Alfonso Pérez, quienes publicaron el libro “Las casas coloniales en torno al parque La Victoria de San José de Cúcuta”.

El texto corresponde a una investigación que se centra en el patrimonio arquitectónico y el legado de los habitantes de las casas como una valiosa oportunidad para cultivar la conciencia y, a través de su interpretación, contribuir a la transformación de la ciudad, “fortalecer la identidad y el amor por la ciudad”, señaló Yotuhel Díaz.

Ciro Alfonso Pérez y Leonardo Yotuhel Díaz Güecha, autores del libro
“Las casas coloniales en torno al parque La Victoria de San José de Cúcuta”.

¿A quién no le gustaría que el centro fuera un complejo turístico? La idea es que, al igual que Bogotá tiene La Candelaria o Cartagena, la Ciudad Amurallada; Cúcuta haga alarde de su patrimonio y visibilice el turismo histórico.

El profesor Díaz resaltó que “en la historia cucuteña, tenemos estatuas y sitios que bien podrían ser nichos turísticos a cielo abierto, como el monumento de Cristo Rey, la Biblioteca Pública Julio Pérez Ferrero y, las quintas o casonas de sus alrededores. Es necesario e imperioso aprovechar ese reglón económico para posicionar la ciudad desde otra perspectiva”.

En tierra nortesantandereana nació la Gran Colombia, por decisión del Congreso de la Villa del Rosario de Cúcuta, en 1821; tiempo después surgió el auge y crecimiento por el intercambio comercial de cacao, café, petróleo y la apertura con el mundo comercial; en ese entonces, con Venezuela.

Eran tiempos de bonanza que se vieron empañados por un nefasto terremoto en 1875, el cual, en lugar de empobrecer, sirvió como el hecho que marcó un nuevo comienzo y la reconstrucción de una ciudad conjuntamente con el apoyo de los migrantes y comerciantes que fijaron su mirada en la exploración petrolera, la industria textilera, cervecera, electrificadora y zapatera entre otras, y la llegada de medios de transporte como automóvil, el ferrocarril internacional y el tranvía urbano, señala el libro.

La investigación destaca la arquitectura de las antiguas casonas en el sector céntrico de la ciudad. Pero ¿por qué es importante la conservación de las expresiones arquitectónicas antiguas de la ciudad? Los autores argumentan:

“si creamos una conciencia histórica en los habitantes, entonces se estará formando una conciencia de respeto y cuidado de aquellos inmuebles en los cuales se puede dar lectura a un sin número de detalles que llevan a la interpretación de realidades pasadas; las que sirven para fundamentar el amor por lo propio y así consolidar la identidad, la pertenencia y otra mirada de ciudad”.

El libro, promovido desde la Academia de Historia de Norte de Santander, explora la arquitectura y el legado de los habitantes de una de las zonas históricas de mayor conservación a saber, entre las calles 12 y 17 de las avenidas 3 y 4, así como la historia detrás de icónicas edificaciones como la casa natal de Eduardo Cote Lamus, “la casa de los gobernadores”, la sede del Diario de la Frontera, la casa de Rudesindo Soto y el Hotel Internacional.

“Tenemos la necesidad de conservar estos tesoros arquitectónicos como parte esencial del patrimonio cultural de la región”, precisó el profesor de la Unisimón.

El asilo Rudesindo Soto fue una donación de la familia Soto Meoz.

¿Sabía que donde hoy funciona la Secretaría de Hacienda Departamental alguna vez hubo una cárcel de mujeres, muchas de ellas cercanas a los criollos que luchaban por la independencia y que fue en el parque Santander donde murió a manos del virreinato, la mártir Mercedes Ábrego?

En el centro de Cúcuta hay situadas antiguas casonas construidas, remembrando la arquitectura de los países natales de alemanes, italianos, judíos, libios, franceses e ingleses, entre otros, que con sus familias introdujeron costumbres, incluso palabras que hoy se acentúan en la cultura nortesantandereana, como decir ‘nonna’ o ‘nonno’ a los abuelos; platos típicos a partir del garbanzo, como pasteles y tortas; o el nacimiento de la industria zapatera, muy acentuada aún en los barrios Carora, Gaitán, Cundinamarca, El Contento, San Luis o La Cabrera, antes llamado barrio El Caimán, por nombrar algunos.

Las casas antiguas alrededor del parque La Victoria o Colón hacen parte del patrimonio histórico y la Universidad Simón Bolívar lo reconoce. Es por ello por lo que se mantienen las fachadas, teniendo en cuenta que ofrecen una conexión invaluable con el pasado.

Era 13 de agosto de 1966 cuando el diario La Opinión se trasladó a su actual sede, 
la Quinta Yesmín.

A propósito, el libro preserva ocurrencias históricas como que en la Capilla Nuestra Señora del Carmen está guardado en un recipiente de vidrio el corazón del sacerdote venezolano Justo Pastor Arias; y que la esquina de la calle 14 con 4 fue uno de los sitios blanco durante la guerra de los mil días; además, que el reloj de la torre entona las notas del Himno Nacional de Colombia y donde hoy funciona la Escuela Normal, otrora era la Compañía Eléctrica del Norte. Que en el Hotel Internacional se hospedaron los presidentes Alfonso López Pumarejo, Mariano Ospina Pérez, el caudillo Jorge Eliecer Gaitán y el general Gustavo Rojas Pinilla, al igual que Alfredo Stéfano Di Stéfano Laulhé (La Saeta Rubia), entre otros.

Los autores esperan inspirar a otros a unirse a esta misión de preservación y promoción del pasado de la ciudad, asegurando así un futuro vibrante y enriquecedor para las generaciones venideras.

¿Por qué proteger estos escenarios?

La preservación y promoción del patrimonio arquitectónico de Cúcuta puede convertirse en un motor esencial para atraer visitantes y estimular el crecimiento económico. La restauración y puesta en valor de estas edificaciones podría proporcionar experiencias únicas y auténticas a los turistas, generando un flujo constante de visitantes interesados en sumergirse en la rica historia de la ciudad.





Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

domingo, 25 de agosto de 2024

2478.- EL TREN DEL CATATUMBO

Paola Herrera (Revista Cambio)

(Ilustración)

Justo en frente de la Terminal de Transporte de Cúcuta, en la vía que conduce al Aeropuerto Internacional Camilo Daza, se encuentra ubicada una locomotora de color verde con negro, que, levantada sobre un antiguo puente del ferrocarril de esa ciudad, le recuerda diariamente a los nortesantandereanos que hace más de 80 años tuvieron uno de los primeros y más importantes trenes de Colombia.

El tren, considerado un transporte internacional ya que comunicaba a la capital de Norte de Santander con Orope y San Juan de las Palmas en Venezuela, fue un proyecto creado por la empresa privada Ferrocarril de Cúcuta en 1877, justo después del terremoto que devastó a esta región que necesitaba levantarse e impulsar nuevamente su desarrollo económico y social.

El ferrocarril inició con un trayecto de solo 8.7 kilómetros, pero alcanzó a completar más de 60, convirtiéndose en una de las rutas más destacadas a nivel nacional ya que permitió mejorar el comercio con el vecino país, incrementar las exportaciones especialmente de café y, como si fuera poco, le empezó a dar la visibilidad a esa zona conocida como el Catatumbo.

Aunque de ese gran proyecto solo queda aquella locomotora que ahora es un monumento y pese a que en 1941 se ordenó levantar algunos rieles para darles paso a carreteras en la región, hoy, 146 años después, se abre de nuevo la posibilidad de que este departamento vuelva a tener un sistema férreo y volvamos a voltear los ojos hacía un territorio que parece haberse congelado en el tiempo por causa del abandono estatal y de la violencia que lo caracteriza.

Justamente, recuperar esa memoria histórica y la fuerza que tuvo el tren de Cúcuta era siempre uno de los objetivos que se planteaban las administraciones locales desde hace varias décadas. Sin embargo, las necesidades de los nortesantandereanos han sido tantas que han hecho que este proyecto siempre termine en el último lugar en la lista de aquellas cosas que hay que atender. A pesar de esa situación, esta vez pareciera que sí hay voluntad y que el sueño de volver a tener un tren en el Catatumbo podría convertirse por fin en una realidad.

Por lo menos así está establecido en el Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno de Gustavo Petro. En la hoja de ruta de la actual administración, y por petición de los entes territoriales, se plantearon proyectos estratégicos para transformar las regiones históricamente olvidadas, pero con potencialidad y posibilidades de crecimiento y, por supuesto, Norte de Santander es una de esas.

De esa forma, se priorizó un proyecto que llama mucho la atención y que puede llegar a ser, para muchos expertos, una gran forma de recuperar una región en donde la violencia, el conflicto, el crimen, el narcotráfico y hasta la afectación medio ambiental son protagonistas día tras día. Ese proyecto es nada más y nada menos que el nuevo Tren del Catatumbo.

Según la información entregada por el Departamento de Planeación Nacional (DNP), el Tren del Catatumbo o el Ferrocarril de Norte de Santander es un proyecto que tiene como objetivo conectar a Cúcuta con el Sistema Ferroviario Central también conocido como Corredor Férreo Central, que es aquella troncal que atraviesa el país desde La Dorada en Caldas hasta Santa Marta en Magdalena, pasando por Chiriguaná en Cesar.

Esta columna conoció detalles de cómo se haría dicha conexión, que inicialmente está pensada en dos posibles trazados que irían el primero desde Cúcuta usando los rieles que quedaron de aquel viejo sistema férreo, pasando por los municipios del Catatumbo, es decir, por Tibú y El Tarra y luego el tren cogería hacía Convención, El Carmen y ahí llegaría a Puerto Acapulco.

La segunda opción es ir un poco más hacía el sur, saliendo de Cúcuta a Sardinata después a San Calixto, llegar a Teorama y ahí también se encontraría o con el ferrocarril central para llevar la carga a Santa Marta o incluso con el río Magdalena para movilizar mercancía hasta Barranquilla o a Cartagena. En ambos casos la viabilidad depende del paso por la cordillera Oriental, ya que entre más pendientes haya es mucho más difícil hacer obras de esa naturaleza.

Para saber cómo se puede hacer este tren y cuánto va a costar, el DNP junto con el BID se encuentran (2023) en proceso de contratación de la consultoría que deberá hacer los estudios de pre-factibilidad. Quien haga esa consultoría debe entregar estudios de por lo menos dos trazados o de las rutas por donde iría el tren, las cuales se estima sean de aproximadamente 340 kilómetros.

Se espera que a finales de octubre se adjudique esa consultoría que le costará al país 8.000 millones de pesos y para la que ya hay tres firmas interesadas en hacerla. La idea es que, en un año, es decir, en octubre de 2024, se tenga clara la pre-factibilidad técnica, legal, ambiental y financiera del proyecto para empezar inmediatamente la estructuración del mismo que estaría a cargo de la Agencia Nacional de Infraestructura.

La cosa no es tan fácil ni rápida como quisiéramos ya que todo depende de cómo salgan esos estudios porque solo con los resultados de los mismos se podrá, hasta en 2025, abrir la licitación para un contrato de largo plazo que incluya diseños definitivos, fase tres (es decir ingeniería de detalle), pre-construcción y posteriormente la construcción del proyecto.

Un proyecto tan ambicioso sin duda significa una inversión importante de recursos. El cálculo que por ahora tiene el Gobierno es que este Tren del Catatumbo cueste 3,1 billones de pesos que, por el momento, no se sabe de dónde saldrían. Claro, es que, nuevamente, hay que esperar el resultado de los estudios para definir también la forma de financiación que seguramente funcionará como con el Metro de Bogotá en el que una parte la pone el Gobierno y otra la ciudad o el departamento. Se ha hablado también de la posibilidad de un aporte de capital privado, pero eso también lo dirá la consultoría.

Lo cierto es que este es un anhelo de todos los habitantes en Norte de Santander. Esta columna conversó también con Sergio Castillo, presidente ejecutivo de la Cámara de Comercio de Cúcuta, quien asegura que desde el sector privado ven con muy buenos ojos este proyecto porque la región lo necesita y lo ha pedido casi que a gritos.

Para el dirigente gremial, los costos operacionales en el departamento son muy altos empezando porque no hay carreteras que tengan condiciones óptimas para el transporte de carga. Por ejemplo, las emergencias que se han registrado recientemente en la vía que comunica a Cúcuta con Ocaña pasando por El Tarrita han hecho que hoy en día la capital norte santandereana tenga una de las inflaciones más altas del país. A eso se le suman otras dificultades sociales como la tasa de desempleo que siempre está por encima de otras ciudades y el hecho de que cuatro de cada diez habitantes estén en condición de pobreza.

Este territorio, además, ha permanecido olvidado y por eso es que los grupos al margen de la ley han hecho de las suyas allí. Por eso, otras voces consultadas consideran que es sumamente importante materializar esta idea con la que seguramente se generarían cientos de empleos porque se va a demandar mano de obra local; se podrán generar condiciones de competitividad, ya que los sistemas férreos reducen en un 26 por ciento los costos logísticos; y se generarían también encadenamientos productivos de muchas industrias interesadas en este tipo de obras.

Norte de Santander tiene mucho potencial en sectores como cultivos agrícolas permanentes como el café, la caña de azúcar, el plátano, la palma y otros transitorios como el arroz y la yuca. Pero, además, es una zona productora de carbón y necesita tener un sistema de transporte de carga que le dé fuerza a esa actividad.

Dicho lo anterior, los empresarios y la comunidad en esa región del país esperan que el Tren del Catatumbo no sea más que un anuncio del Gobierno ni una ilusión más y que de verdad haya un compromiso para que ahora sí se haga realidad. Los norte santandereanos están cansados de ser solo vistos cuando hay episodios violentos allí. Es hora de entender que la paz también debe venir con desarrollo económico y, por supuesto, con una mirada social.




Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

viernes, 23 de agosto de 2024

2477.- CIRO RODRIGUEZ, VOZ LIDER DE LOS MELODICOS

Eduardo Bautista (La Opinión)


El Motilón, disco bandera del maestro Ciro Rodríguez González, fue éxito en las orquestas de Manuel Alvarado, Los Melódicos, Saxo Band, compuesta como un homenaje a la raza motilona.

“A mí me llaman, me llaman el motilón, porque soy negro y feo como cualquiera/ me gusta la fiesta, me gusta el vacilón/ llevo las orquestas por la carretera. Oiga compadre yo soy José el motilón/ soy cucuteño y vivo en La Cabrera/vengo por Padilla y Circunvalación/ cojo la autopista y llego a la frontera. El motilón, así me dicen/ el motilón, así me llaman/ el motilón, que me bauticen/el motilón, me importa nada”.

Esta es la pieza bandera del maestro Ciro Rodríguez González, que fue éxito en las orquestas de Manuel Alvarado, Los Melódicos, Saxo Band, entre otras, compuesta como un homenaje a la raza motilona.

Sin embargo, componer no solo fue el fuerte de este cucuteño, porque además brilló en la interpretación en cuanto escenario se presentó desde muy joven, acumulando aplausos y ovaciones dentro y fuera de Colombia, en lugares donde solo han actuado los más grandes. Hoy (2023), a sus 83 años, constituyen el patrimonio más valioso que lleva en su alma de cantor.

El maestro Ciro como lo llaman amigos y admiradores, haciendo gala de una memoria prodigiosa refiere con orgullo que inició a cantar desde muy joven, en un programa de aficionados para niños que había en La Voz del Norte, que primero se llamó Radio Victoria, una emisora que perteneció a su tío Luis Francisco Rodríguez Durán, quien más adelante se la vendió a la familia Jordán.

La Voz del Norte quedaba en la avenida 5 con calle 10, en el quinto piso del edificio Rosaver, con vista al parque Santander de Cúcuta, de donde la trasladaron para la calle 9 junto al famoso café ‘La Araña de Oro’, donde estuvo al aire muchos años, después pasó para la Avenida Cero y finalmente al actual domicilio en la Avenida Cero con calle 17, barrio Los Caobos, en cercanía a la iglesia Las Carmelitas.

Tenía 10 años cuando empezó en el canto junto a niños y niñas, desde donde comenzaron a conocerlo siendo compañero de canto de Arnulfo Briceño, quien tenía su misma edad; Ana Virginia Gómez, quien fue la esposa de Pablo Tarazona, así como con las hermanas Vargas, las hermanitas Pérez, las hermanas Blanco, Carlos David Parada, todos muy jovencitos.


“Hicimos allí un primer grupo que se llamó ´Los Coroneles del Norte´. Nosotros no teníamos esa idea de constituir un grupo, sino que nos reunimos en el solar de la Voz del Norte y empezamos a tocar. Yo con mi dulzaina o sinfonía, y unos muchachos con cajas de cartón a acompañarme, entonces llegó Arnoldo Alarcón y dijo ¡qué bien suenan!, y así fue como nos llevaron al escenario de la Voz del Norte y comenzamos a tocar, lo que fue una novedad”.

Allí nació el interés del comerciante de Cúcuta llamado Daniel Coronel, “quien nos regaló un pantalón beige o caqui, como los que usaba el Ejército, un saco rojo con botones dorados, camisa blanca, corbata y zapatos negros”. Roberto Fuentes París le puso a ese grupo ‘Los coroneles del Norte´, por el patrocinio de Daniel, grupo con el que los llevaban al Club de Cazadores los domingos, después de mediodía, a tocar y a cantar y “nos daban un helado y sándwiches”.

En la Voz del Norte integraron después un trío que se llamó ‘Trío los Piratas´, conformado por Arnulfo Briceño, Carlos David Parada y Ciro Rodríguez, quien es el único que sobrevive de esa agrupación. Cantaban música de moda para esos tiempos de Los Panchos y bonitas piezas del cancionero colombiano.

En esa época, la Voz del Norte que era una especie de embajada musical, fue visitada por el trío ‘Los Bucaneros’, que venía de Ibagué (Tolima) a enseñar y a divulgar la música colombiana, y fue ahí donde estos jóvenes talentos aprendieron a cantar Campesina Santandereana, Copito de hierbabuena, Señora María Rosa, canciones inolvidables para el maestro Ciro.




Entonces como eran ‘Los Bucaneros’, Arnulfo dijo que el grupo debía llamarse ‘Los Piratas´, y así fue. Organizados en esa agrupación vinieron los contratos, en las cálidas noches cucuteñas, especialmente viernes y sábados, porque los tres integrantes estudiaban, recibiendo como pago 15 pesos la hora. Los contrataban igualmente los dueños de la Voz del Norte, Daniel y Jorge Jordán, la esposa de Manuel Jordán, Eduardo Acevedo, Rodolfo Chacón, Daniel Coronel, “gente importante de los negocios en Cúcuta”.

Estudiando en el Instituto Nacional de Comercio, donde Ciro se graduó de bachiller, crearon el grupo ‘Los Ruiseñores del Norte’, “atrevidos nosotros porque estaba de moda ´Los Ruiseñores de España’, donde cantaba Juan Legido”.

“Con ese grupo hicimos hasta para vender, éramos muchachos de 15 años, con las muchachas al asedio. Después a los 18 años, tal vez, conformé un grupo con otros muchachos que se llamó ´Los Jóvenes del ritmo´, y estando allí me buscó para la orquesta Víctor Manuel Suárez, integrando esa agrupación musical durante seis años”.

Después pasó a la orquesta de Manuel Alvarado, siendo el cantante durante 12 años en una primera etapa, siete años en otra oportunidad y después cuatro, siendo la última etapa entre 2011 al 2015, “cuando se murió mi compadre Manuel”.

Yo seguí cantando, canté con el ‘Súper Combo los Tropicales’ de Venezuela, ‘La Sexta Dimensión’, ‘Los Bachilleres de Colombia’, La Big Band de Pamplona. En San Cristóbal (Venezuela) cantaba con ‘Súper Combo Cantor y sus Estrellas’, ‘Súper Combo Latino’ de Ramón Molina, ´Swing Melody´, “la Inconfundible de Venezuela", y ´La Selecta’, de la que fue fundador, en 1979.


Estuvo en Los Melódicos seis años y medio, orquesta fundada en 1958 por el músico y director de orquesta venezolano Renato Capriles. En esa prestigiosa orquesta bailable Ciro empezó a cantar oficialmente en enero de 1980, porque ya había estado cantando con esa agrupación en San Cristóbal a finales de 1979, como dicen “matando un tigre”, y se retiró en julio de 1985. Volvió en septiembre de ese año y estuvo hasta abril de 1986.

“Para nadie es un secreto que la vida en Caracas se puso difícil en esa época, después de la caída del bolívar en 1983. Renato Capriles tuvo seis orquestas en nómina, eran 150 personas que tenían, cada orquesta 20 profesores, más los choferes de los autobuses y las cavas, técnicos y personal de oficina, y llegó un momento en que no pudo pagar los sueldos, por lo que decidió que todos en adelante iban a trabajar a destajo y las otras orquestas yo no trabajaban”.

Los Melódicos trabajaban jueves, viernes, sábados y domingos, amenizando tres y cuatro bailesa a la semana, para sostener a las otras orquestas porque no había mercado para las demás. Entonces Renato acabó con esas orquestas, después de que el hermano Miguel Ángel Capriles, uno de los hombres más ricos de Venezuela, le propusiera que cerrara todo y se fuera a trabajar con él como lo había hecho años atrás como jefe de relaciones públicas de la Cadena Capriles. Renato le dijo que acababa con todas, menos con Los Melódicos, porque moría con esa orquesta, como ocurrió, hace 14 años, según los recuerdos del maestro Ciro.

Los Melódicos sigue viva, porque la hija Iliana Capriles se metió en los zapatos de Renato, está dirigiendo la orquesta y trabajando para continuar el legado de su padre, de quien dice Ciro Rodríguez, fue un hombre generoso, quien “trató de mantener su empresa y no pudo porque la situación se echó a perder”.

“Yo grabé en 1985 el primer long play (LP) del año. Los Melódicos hacían dos discos larga duración al año, y a finales de ese año grabó el cantante que me reemplazó a mí. Hubo varios que fueron voz líder en la orquesta como Perucho Navarro, el más grande de todos, así como Víctor Piñeros, quien falleció en enero de 1975. Cuando yo llegué a la orquesta, el ya llevaba cinco años de haber fallecido”.

La vinculación a Los Melódicos

Ciro no tuvo ningún inconveniente para ingresar a Los Melódicos en lo laboral, por tener la nacionalidad del vecino país al ser hijo de venezolano. En lo artístico ya había alternado varias veces con Los Melódicos de Venezuela y Billo's Caracas Boys, durante las presentaciones de la afamada orquesta en los clubes Tenis, Cazadores, Comercio y otros escenarios de esta ciudad fronteriza.

La fama de Ciro Rodríguez como cantante ya había trascendido la frontera, porque además de alternar con Los Melódicos en Cúcuta, lo hizo en San Cristóbal en el marco de Feria Internacional de San Sebastián que se celebra en enero de cada año, cuando actuaba con la orquesta de Víctor Cantor y sus Estrellas.

Había existido una primera referencia en 1966, cuando estando en San Cristóbal, la cantante del momento se le acercó y le propuso que, si quería hacer parte del elenco de Los Melódicos, propuesta que rechazó ya que Ciro trabajaba para ese entonces en el Banco del Comercio de Cúcuta, donde estuvo vinculado 10 años, y también laboró para el Banco Santander.


Transcurrido un tiempo y cansado del trabajo bancario renunció y decidió dedicarse a la música, y viajó a Caracas ‘engañado’ por un vecino quien dijo ser amigo de Renato Capriles y de Billo Frómeta, asegurándole que lo pondría en contacto con alguno de ellos. “Resulta que estuve 15 días en Caracas y no hubo el tal contacto porque realmente no los conocía, y debido a eso regresé a Cúcuta”.

En 1980, estando en la Gran Caseta de la Feria de San Sebastián, en San Cristóbal, tanto Perucho Navarro como Óscar García, quien era pianista y arreglista, le dijeron que el dueño de la orquesta pensaba llevarlo para Los Melódicos.

“Óscar García, que es paisa (Antioquia), me dijo que si quería trabajar con Los Melódicos y que cuánto quisieras ganar. Le dije, yo sé que ustedes ganan 6.000 o 7.000 bolívares y respondió que para iniciar el pago sería de 4.000 bolívares, que era un platal, como 60.000 pesos en Colombia, por lo que impulsado por mis hijos me fui casi a regañadientes, y estuve allí más de seis años.

A los dos meses de estar cantando con Los Melódicos me pusieron 1.000 bolívares más, y cuando vino el trabajo a destajo me ganaba 7.000 bolívares y en la temporada de diciembre 10.000 bolívares, porque daban 500 bolívares adicionales por cada toque, después de superar el tope impuesto por los jefes de 12 fiestas amenizadas al mes”.

El cambio del bolívar en Cúcuta para esa época era de $17”, recuerda Ciro.

Eso era bastante dinero, porque la esposa de Rodríguez, siendo funcionaria de la Secretaría de Obras Públicas de Norte de Santander, devengaba un sueldo de $15.000, que era bueno para la época.

Estar con una de las orquestas más importantes de Suramérica les abrieron a Ciro como solista, así como a los demás integrantes de Los Melódicos, las puertas de infinidad de países, incluidos Ecuador, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Islas Canarias, México y siete viajes a Estados Unidos con giras que iniciaba en Miami, Washington, Nueva York, Boston, Chicago, Los Ángeles, San Francisco, Houston, Dallas, Miami y de regreso a Caracas, viviendo buena parte lejos de la familia, a la que veía en época de vacaciones.

Confiesa que esos fueron buenos años, porque cantar para él ha sido su pasión, no obstante, esa afición, 10 años después de haberse retirado del Banco del Comercio, volvió a ser empleado en el Banco Santander por espacio de dos años.

Recuerda que el primer tema que grabó con Los Melódicos fue ‘Yo tenía mi cafetal’, que iba a grabar inicialmente Perucho Navarro, pero se fue a cantar a la orquesta La Tremenda y Ciro vino a ocupar esa vacante como la voz líder, grabando además ‘Voy a quemar el rancho’ y ‘La estera’, sin embargo, vinieron nuevas grabaciones, cantando en 35 canciones incluidas en 11 LP.

Uno de los temas incluidos en el repertorio y que grabó con Los Melódicos, en 1981, fue ‘El Motilón’, de su autoría, con la casa disquera Discomoda, por el que solo recibió 700 bolívares por derechos de autor.

Esta es una pieza grabada inicialmente en 1976 en un LP de la orquesta del maestro Manuel Alvarado, con el sello discográfico Sonolux. Con la orquesta de Manuel Alvarado grabó dos LP; en 2010 grabó un disco con sus hijos como un homenaje en vida a sus mayores éxitos, donde vio la luz por primera vez un bolero que le compuso en 1959 a su novia, el amor de su vida, con quien se casó en 1961 y es la madre de sus cuatro hijos: Jackeline, Claudia, Carolina y Ciro.

En 2014 grabó con la orquesta Saxo Band, y con Perucho Navarro y Verónica Rey, voces líderes de Los Melódicos, volvió a grabar ‘Yo tenía mi cafetal’ y ‘El Motilón’, su tema bandera que es el homenaje a la raza motilona y a su amada Cúcuta.



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

miércoles, 21 de agosto de 2024

2476.- CUCUTA DEPORTIVO EN SEMIFINALES COPA COLOMBIA 2023

La Opinión


Hazaña motilona

Federico Barrionuevo y Wilder Mosquera salieron con su once de lujo y una ofensiva clara con Jefry Zapata, Juan Moreno y Jhonathan Agudelo. Más atrás, el argentino Lucas Ríos tenía el rol de formular.

Si bien en los primeros minutos del partido el rojinegro fue tímido, no escondió su intención de ir por la remontada y buscar la sorpresa en el certamen que reúne a los equipos de primera y segunda división.

El motilón forjó, en la mayoría del tiempo, un 4-2-1-3 aplicado con bastante compromiso cuando tocaba entrar en función defensiva.

El local buscó encaminar su ataque con los extremos Edwin Cetré y Anderson Plata, quienes alternaban por ambas bandas.

La primera llegada fue para el poderoso sobre el minuto 15. Combinación en el área entre Daniel Torres, Miguel Monsalve y Plata, quien remató fuerte haciendo que Ezequiel Mastrolía demostrara su trabajo.

Cúcuta silenció al Atanasio igualando la serie al 24’. Zapata recibió un balón de Juan Pablo Díaz por izquierda, interiorizó, remató a unos 30 metros del arco y en el camino pegó en el uruguayo Joaquín Varela desviando el esférico hacia el arco de Yimi Gómez, quien no pudo reaccionar.

Era un partido especial para el antioqueño Zapata, pues chocaba contra el equipo que le abrió las puertas en su etapa formativa. En la celebración, no lo hizo a rabiar y antes levantó sus manos en forma de respeto.


Alfredo Arias, técnico del Medellín, pidió tranquilidad tras el gol al ver que sus dirigidos entraron en un bache de nerviosismo errando en la elaboración.

Ríos, al 35’, buscó sacarle provecho a la mojada cancha y disparando desde lejos, pero esta vez Gómez supo responder.

El rojo antioqueño estuvo cerca de empatar sobre el 37’ con una jugada por izquierda en la que Cetré le centró a Monsalve, errático en la definición.

Antes del cierre del primer tiempo, Cetré y Zapata tuvieron disparos lejanos, pero en ambos Gómez y Mastrolía cumplieron.

Segundo tiempo dramático

Tras el descanso, Arias incluyó a Brayan León y Diego Moreno para buscar más generación ofensiva. León, al 50’, por poco anota de volea.

Los motilones, que actuaron de blanco, se resguardaron en su campo ante las embestidas del paisa.

Luis Orejuela ganó un balón aéreo al 59’ que por poco se cuela en el arco cucuteño.

Barrionuevo y Mosquera variaron su ofensiva sacando al autor del gol, Jefry Zapata, por Joider Micolta, quien pese a que estuvo en microciclos con la Selección Colombia Sub-23, no quedó en la nómina final para los Juegos Panamericanos.

Micolta firmó un golazo al 69’ por izquierda con una jugada similar a la del primer tanto. Recibió, fue hacia adentro y desde fuera del área disparó fuerte clavándola al ángulo de Gómez.

El fronterizo buscó aguantar el resultado y se resguardó aún más en su terreno, pero buscando contragolpes ante los espacios dejados por el Medellín.


Bajo la idea de soportar, ingresó el panameño Alexander González y el atacante Brayan Moreno por Díaz y Agudelo al 78’.

Un minuto después, Mastrolía le atajó un cabezazo a Pons.

Al 85’, Brayan Moreno erraría un mano a mano tras un contragolpe perfecto ejecutado por Ríos y Juan Moreno.

Medellín igualaría la serie en los instantes finales. Ricaurte al 88’ cambió de frente largo, centró de cabeza Plata y en el área chica Yulián Gómez decretó el empate.

Tratando de evitar la caída en el tiempo reglamentario, en el Cúcuta fueron cambiados Ríos y Juan Moreno por Bayron Suaza y Santiago Guzmán al 89'.

El juez central adicionó siete minutos que fueron de completo sufrimiento para el rojinegro con un Medellín agresivo.

La serie tuvo que resolverse desde los penales y con un Cúcuta que no tenía a sus cobradores Agudelo, Ríos, Juan Moreno y Zapata.

Los penales:

Cúcuta: Juan Pablo Díaz (gol), Cristian Mosquera (gol), Santiago Guzmán (gol), César Hinestroza (gol) y Joider Micolta (gol)

Medellín: Andrés Ricaurte (gol), Luciano Pons (gol), Andrés Ibargüen (gol), Joaquín Varela (gol) y Diego Moreno (atajó Mastrolía).

Síntesis:

Cúcuta Deportivo: Ezequiel Mastrolía; Cristian Mosquera, Hernán Pertuz, Julián Anaya, César Hinestroza; Cristian Díaz (Alexander González, 78’), Juan Pablo Díaz, Lucas Ríos (Santiago Guzmán, 89’); Jefry Zapata (Joider Micolta, 60’), Juan Moreno (Bayron Suaza, 89’), Jhonathan Agudelo (Brayan Moreno, 78’).

DT: Federico Barrionuevo.

Goles: Jefry Zapata (24’) y Joider Micolta (68’).

Medellín: Yimi Gómez; Luis Orejuela, Joaquín Varela, José Ortiz, Daniel Londoño (Yulián Gómez, 33’); Daniel Torres (Diego Moreno, 46’), Jaime Alvarado (Andrés Ricaurte, 84’); Edwin Cetré (Andrés Ibargüen, 64’), Anderson Plata, Miguel Mosalve (Brayan León, 46’); Luciano Pons.

DT: Alfredo Arias.

Gol: Yulián Gómez (88’).

Sobre la Copa Colombia

Cúcuta Deportivo logró firmar una verdadera hazaña al clasificarse a las semifinales de la Copa Colombia 2023. Los fronterizos despacharon al Medellín en el Atanasio Girardot la noche del jueves 5 de octubre luego de vencerlo 5-4 en la tanda de penales tras empatar 2-2 en el marcador global.

El cuadro rojinegro, que actualmente compite en segunda división, cumple una participación decorosa eliminando ya a tres equipos de primera (Once Caldas, Junior FC y Medellín), además de sus rivales de categoría (Deportes Quindío y Real Cartagena).

Ahora su reto será contra Millonarios en la fase previa a la disputa del título. La serie iniciará en El Campín de Bogotá y cerrará en el General Santander.

La clasificación a semifinales es histórica, pues es la primera vez que el Cúcuta llega a esta fase desde que se creó esta competencia en 2008 reuniendo a todos los equipos profesionales del país. En 2010 y 2012 fue eliminado en cuartos de final.

A principios de la década de 1950 existió un certamen que tuvo el mismo nombre y se jugó en dos oportunidades. En dicha competición, en la edición 1952-53, el cuadro nortesantandereano también llegó a una semifinal cayendo precisamente ante Millonarios.

La Opinión consultó a Guillermo Ruiz Bonilla, estadígrafo e historiador del Fútbol Profesional Colombiano, quien dilucidó sobre ambas competencias que llevaron el nombre de Copa Colombia.

“Son competencias totalmente diferentes. No tiene nada que ver una con la otra, no se pueden considerar iguales. La Copa Colombia nace con una fusión de las dos categorías, la otra (de la década 1950) era únicamente de equipos profesionales, no había B. No son equivalentes”, dijo Ruiz, quien ocupó cargos directivos en la Dimayor.

El también escritor dejó en claro que se deben diferenciar, pues no son uniformes.

“La gente tiende a dar uniformidad con el tiempo, a complementar, pero no es así. Se debe hacer referencia de una y de otra.

La Copa Colombia de los años 50 se le puso el nombre porque integraba al país realizándose en el periodo en el que los equipos estaban de descanso, era de equipos profesionales de la A, nada igual a la de ahora que reúne a todos”, reiteró Ruiz, considerado ‘La Biblia del fútbol colombiano’.

Años después surgieron instancias del campeonato nacional que también adoptaron el nombre, pero no gozaron de un carácter oficial como una competencia alterna.

Desde la creación de la Copa Colombia en 2008 (que ha adoptado nombres comerciales como Postobón, Águila y Betplay), Cúcuta, además de esta participación, estuvo en fases definitivas: dos veces en cuartos de final (2010 y 2012) y cuatro veces en octavos (2014, 2016, 2017 y 2020).



Recopilado por: Gastón Bermúdez V.