Hace 28 años, en la ciudadela Juan Atalaya, se empezaron a forjar los cimientos de lo que hoy se conoce como Los Olivos, un barrio que es aledaño a Antonia Santos.
Cuando llegaron los primeros residentes a ese terreno baldío donde se levantó este humilde sector, se encontraron con tierra, piedras y maleza, que cuando llovía todo se convertía en un lodazal que dificultaba la movilización.
Desde ese momento, los habitantes comenzaron a trabajar en aras de arreglar el lugar, logrando avances significativos como la construcción de una iglesia, la pavimentación de algunas vías y la creación de una Junta de Acción Comunal (JAC), con ayuda de la Alcaldía de ese entonces.
Logrando así, a medida que pasaba el tiempo, contar con avances como tener una ruta de busetas.
Lo bueno
El esfuerzo de la comunidad por mantener en buenas condiciones a Los Olivos, se convirtió en toda una tradición, pues a sus 28 años de fundación (hoy 2024), los habitantes continúan haciendo actividades, especialmente para cuidar los escenarios deportivos.
Cada cierto tiempo, en el parque principal o en las canchas hacen actividades para concientizar, sobre todo a los más pequeños, del peligro de entrar al mundo de las drogas.
Dichas actividades también se desarrollan en el Oratorio de Los Olivos, donde los hermanos de la Sociedad Salesiana brindan apoyo comunitario con actividades culturales, educativas y religiosas.
Según se conoció, en 2018 la Gobernación de Norte de Santander aportó alrededor de 500 millones de pesos para el mantenimiento del parque principal. Al escenario se le adecuaron dos canchas, amplias zonas verdes, gimnasios biosaludables, graderías y otras modificaciones.
“Es bueno que los niños se interesen en el deporte y enfocarlo en su proyecto de vida, porque son muchos los valores que pueden aprender de las diferentes disciplinas y aplicarlos en su convivir”, señaló un residente de ese sector.
Lo malo
Sin embargo, no todo es color de rosa para los habitantes de esta zona, ya que todavía queda mucho por hacer, y existen varios males que aquejan a la comunidad, que afectan diariamente su convivir.
Inseguridad desbordada
La problemática más significativa que posee Los Olivos es la desmedida inseguridad.
Todo comenzó cuando miembros de la estructura delincuencial denominada Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) llegaron a las calles polvorientas del barrio, trayendo consigo muerte, miedo y zozobra a la comunidad.
Una vez se desmovilizó este grupo al margen de la ley, la inseguridad en Los Olivos disminuyó durante varios años, pero volvió a resurgir con la llegada de los habitantes de calle y el consumo de drogas.
Robos frecuentes
Los Olivos se convirtió en un foco de inseguridad, al igual que la mayoría de los barrios de la Comuna 8, donde se cometen robos nocturnos por los habitantes de calle, que generan temor entre los residentes.
Al preguntar por esta problemática, los habitantes prefieren no decir nada por las represalias, y de algún modo se acostumbraron a convivir con eso.
Responde la Mecuc
En diálogo con La Opinión, la Policía Metropolitana (Mecuc) informó que mediante la estrategia ‘Cúcuta Territorio Seguro’ se buscará mitigar la inseguridad en los puntos donde se presentan mayores actos delictivos, uno de ellos la ciudadela Juan Atalaya.
Lo feo
A la inseguridad se le suma el mal estado de la gran mayoría de las calles, que continúan sin pavimentar, afectando la movilidad en ese sector de la Comuna 8.
Un habitante señaló que, “las calles aquí parecen trochas, pero se ponen peor cuando llueve, imposibilitando el tránsito por el barrio”.
La JAC viene solicitándoles a las diferentes administraciones municipales que han pasado con el tiempo para la pavimentación de las vías.
Ahora, en el mandato de Jorge Acevedo, la comunidad espera que, con esta administración, el ‘dolor de cabeza’ de las vías pueda ser solucionado.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.
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