(Diario de La Frontera, Antena 05/1974, 02/1975)
Me sorprendió verme en recuadro con nombre propio y de columna. Y me sorprendió porque a decir verdad no me conocía. ¡Quedé tan simpático! ¿No ala?
Que por un momento creí que se habían equivocado y le habían puesto a la “Antena” el retrato de gurugullo Martínez y corrí con el periódico en la mano a verme en el espejo, que sólo uso cuando me afeito, y me encontré con que ese muchacho simpaticón, no era otro que el mismo que esto escribe.
Me sentí tan feliz que, luego me avergoncé de salir a la calle y resolví quedarme en casa, como dicen en Pamplona, pues de pensar los abrazos que me iban a comenzar a dar, ese sinnúmero de admiradoras que yo tengo, claro que modestamente, porque había salido en “asafotos” y en el periódico de más circulación en el Norte de Santander.
De todas maneras, muchas gracias a don Samuel Marulanda, dador de la idea y a GAREFE, hacedor del arte. Y de paso al linotipista por las rayas en “lulo” y al armador por el recuadro perfecto y a ustedes que ahora me ven “retratao en plumilla y zinco-grabao”. Gracias pues por esta gentileza para con este humilde servidor.
Aunque muchos, lo sé ahora que me ven ahí, ¡me llevarán por allá! Pero, bueno, así es la vida y para algo debe servir uno, ¡aunque sea pa´eso!
Por lo demás he visto a muchos amigos trazados por la magistral pluma de GAREFE en sus rasgos amplios y características completas de la fisonomía de cada cual. Pero a mi pobre cara jamás le había caído un poco o una plumillada de tinta china.
Tal vez, y esto debe ser así, el artista guardaba anheloso ese deseo para cuando ya estuviera muerto y así dejar el recuerdo a mi familia pensando que más vale muerto que vivo un recuerdo para colgarlo en la pared.
Pues, a decir verdad, yo creo no aguantar verme todos los días “pendiendo de un clavo” o debajo de un vidrio en un escritorio. Sólo cabe expresar al artista que subyuga su obra mi gratitud perenne.
A propósito, los seudónimos aparentemente pasivos, resultan a veces nocivos y perjudiciales. Me comentaba el doctor Roberto Fuentes Amarís, que “por ahí anda un caricaturista diciendo que es Garefe y firma como tal los dibujos o caricaturas.
GAREFE (Héctor García Figueredo) no anda haciendo caricaturas “por ahí en las calles” le comenté al distinguido profesional cucuteño, él (GAREFE) pinta plumillas y retratos al óleo. -Yo no sé, pero por ahí anda uno diciendo que es Garefe-.
Este corto diálogo porque al serme presentado el doctor Fuentes por Don Carlos Delgado, junto con la presentación don Carlos dijo: Este es familiar de GAREFE y como es natural, el doctor no le fue creyendo como dice la canción santarrosana. Pues tenía en su mente al “Garefe callejero”.
Por eso digo que a veces resulta nocivo y perjudicial el seudónimo y en este caso más aún, cuando se trata de la familia. Pues cualquier perico de los palotes no se puede dar el lujo de usurpar un seudónimo que pertenece más a la familia que al mismo autor.
Yo de mi parte bregaré a desenmascarar al “ladrón de seudónimos” para que conozca de cerca a quién está usurpando.
Y hablando de pintores conocí ayer al niño: Wolfgang Parada Vivas hijo de don Trino Parada y de su señora esposa doña Carmen Vivas de Parada.
Este niño de sólo doce años de edad es en un comienzo un verdadero pintor, diseña y dibuja usando solamente su imaginación, es decir, sin seguir patrones en el arte y como pude observar sus dibujos, creo estar seguro que tiene Wolfgang promisorio futuro en la pintura.
La casa de la cultura debía promover estas manifestaciones de arte auspiciando a sus artistas para su desarrollo intelectual. Y que Wolfgang no se ponga “seudónimo” porque se los están robando.
Recopilado por: Gastón Bermúdez V.

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