Claudia Milena Bermúdez González
Luis
Eduardo y Magally con su hija Claudia Milena
Luis Eduardo Bermúdez Ferreira mi padre, nació un 27
de octubre de 1947 en la bella población de Boavita, escondida en las
majestuosas montañas de Boyacá. De ojos claros, heredados de su abuela paterna
probablemente descendiente de algún español, y de facciones gruesas aportadas
de su madre descendiente Barí. Su niñez transcurrió por los campos boyacenses,
correteando vacas en los potreros y alimentado con pura leche de cabra.
En 1951, él en compañía de su papá Pedro Ignacio, su mamá
Maximina, su hermana mayor Ligia y su hermano menor Pedro José, se vienen a
vivir a Cúcuta.
En esa época su papá trabajaba para la
Colombian Petroleum Company (Colpet) en
Tibú, y visitaba su hogar cada quince días cargado de innumerables objetos
gringos y autóctonos de la población indígena de la zona.
Uno de esos objetos, un ventilador de mesa de
principios de siglo, por muchos años le sirvió a Luis Eduardo como turbina
improvisada a un avión de papel que amarraba a su malla, para que volara
incansablemente toda la noche, y sus zumbidos alimentaran sus sueños cargados
de los viajes fantásticos cuando volara aviones.
Sus amigos lo recuerdan montando su bicicleta, fundamental
para mantenerlo en un atlético estado físico.
Las jóvenes de la época, además de recordar sus bellos
ojos claros, le recuerdan vestido impecablemente con el uniforme de la banda,
tocando el tambor mayor en la banda del colegio Sagrado Corazón.
Su sutil humor, su inteligencia y grandes habilidades
para el dibujo, le permitieron conquistar los corazones de las muchachas de la
época. Pero en especial el de una: Magally González Ramírez. A quien conoció
gracias a que un buen amigo suyo, que en su afán por conquistarla, le dijo a la
bella dama que él le solucionaría una tarea de un dibujo. Este amigo llamó a
Luis Eduardo, quien casualmente era vecino de Magally, y le solicitó le
dibujara algo a la bella vecina de su nueva casa, para entonces se había
trasladado de la Loma de Bolivar al barrio El Llano.
Luis Eduardo atendiendo tal solicitud, por algunos
días guardó los implementos de dibujo, y sólo sabía que debía dibujar algo
relacionado con el matrimonio. Cuando el tiempo ya no daba espera a tal compromiso,
su amigo le solicitó llevara pronto el tal dibujo a Magally González,
enfatizando enormemente en que le explicara que gracias a su intervención, él
había hecho dicho favor. Así conoció a Magally.
El dibujo de la conquista: El Matrimonio
Ya tenía claro que su sueño era volar aviones y más
aún sobrevolar la ciudad como prueba inequívoca de que los sueños se cumplen. Y
se fue a la Fuerza Aérea Colombiana. Desertó a los pocos meses, probablemente
cuando descubrió que allí era largo el camino para volar. Así que convenció,
sin mucho esfuerzo, a su padre de que le financiara la carrera de piloto comercial.
Solicitud lanzada, considerando que su padre apenas
era un jubilado de la Colpet con lo que hoy se llama “salario mínimo”, y cinco
hijos más que sostener. Siendo el hombre mayor de la casa, apuesto,
inteligente, físicamente fuerte, su padre no dudo en venderlo todo para
complacer su sueño.
Un día antes de irse para Bogotá, no podía dejar un
amor inconcluso, así que decidió sellar un juramento de amor con el vínculo del
matrimonio, y se casó con Magally con sólo tres testigos y un sacerdote que
juraron no decir nada hasta el regreso del flamante piloto.
Luis Eduardo enamorado y acabando de recibir su título
de piloto decide regresar. Armado solamente con un pequeño sobre en donde
estaban unas doce fotografías y el certificado de matrimonio, llega a la casa
de Magally, quien la noche anterior en complicidad con una amiga, por una
ventana saca una maleta con todas las cosas que por meses adquirió para
reunirse con su amado esposo.
Al momento de llegar Luis Eduardo, la tía de la novia
piensa que el piloto apenas viene a pedir formalmente la mano de su sobrina, y
Oh sorpresa! cuando este le dice que viene a llevársela para Bogotá pues llevan
seis meses casados.
Los dos llegaron al aeropuerto de Bogotá y desde un
teléfono público, Luis Eduardo llama a su padre y le dice que se casó, y que él
y su esposa están en el aeropuerto El Dorado sin un centavo, y si es posible
que lo reciban en su casa.
Con los testigos de matrimonio
En Bogotá en 1970 nace la primera hija, Claudia
Milena, Luis Eduardo por supuesto esperaba un varón. Meses más adelante alquilan
un apartamento en el Siete de Agosto, en el segundo piso. Coincidencialmente
allí sólo vivían pilotos.
Tres años y medio más tarde nace su segunda hija, Luz
Karime. Regresan a vivir por unos meses a Cúcuta. Pero una buena propuesta de
trabajo lo regresa a Bogotá.
El 23 de julio de 1974, como a las seis de la tarde,
debe ir a El Dorado a verificar el avión que al día siguiente debía volar para
la empresa de Aeronorte. Esa noche se lleva a su hija mayor quien apenas tenía
4 años y tal verificación fue larga, quizás algún contratiempo que pareció fue
superado, pues a eso de las diez de la noche decide regresar a la casa, y al
ver la hora y pensar en lo molesta que estaría Magally, decide llevarle un
manojo de claveles naranja, sacado de un cargamento de flores que esa noche
despegaba del aeropuerto.
Al llegar a casa dio instrucciones claras a su hija:
“Dile a mami que las flores son por su cumpleaños”. Magally ante tan bello
detalle, sólo se percata en decir: “Faltan 8 días”. Pero él con su claro humor
le responde: “Quizá para entonces no esté”.
A eso de las cuatro de la mañana un carro de Aeronorte
lo buscó, pero saliendo de su casa se devolvió con el propósito de llevar a
Claudia de paseo, pues el vuelo de ese día era ir, dejar una carga, y volver.
Magally, atinó a decirle, que mejor lo esperaban las tres para comprar unas
cortinas, y se despidieron.
A eso de las 6 de la mañana, las noticias en la radio
percataron a Magally de subir el volumen. Avión de Aeronorte con la prensa para
Barranquilla acaba de estrellarse en el Líbano Tolima, y escucha el nombre de
Luis Eduardo Bermúdez. 24 de julio de 1974.
Luis Eduardo, ante todo soñador. Es claro que hace más
de 50 años pensar en volar aviones sólo podía ser cosa de soñadores. Y él lo era…
Luis Eduardo Bermúdez Ferreira es nuestro recordado querido
amigo, compañero por años de colegio para muchos de nosotros y de promoción de
bachillerato CORSAJE66, que el 18 de noviembre de 2016 cumplimos 50 años de
dicho acontecimiento de graduación. Fue el primero en obtener un título
profesional pero también el primero que se adelantó a estar al lado del Señor. Gracias
Claudia por darnos a conocer esa parte de la vida de tu papi que desconocíamos.
Así como desconocíamos que nuestro otro compañero José del Carmen Moncada fue
su padrino de boda, manteniendo el secreto hasta que divulgaste la foto,
seguramente respetando el secreto de su amigo.
NOTA DEL RECOPILADOR.-
EL AVION HK-728 SE ESTRELLÓ CONTRA UN PICACHO DE LA
CORDILLERA CENTRAL CERCA DEL NEVADO DE RUIZ, EN UNA ZONA ESCABROSA Y DIFICIL
ACCESO, DISTANTE A UNA HORA Y MEDIA DEL LIBANO-TOLIMA.
EN EL ACCIDENTE FALLECIÓ TODA LA TRIPULACION: EL
PILOTO GUSTAVO TORRES, EL COPILOTO LUIS EDUARDO BERMÚDEZ Y EL TECNICO CARLOS
DÍAZ.
SEGÚN TESTIMONIOS DE LA EPOCA INDICAN QUE EL AVION
TRATO DE ATERRIZAR DE EMERGENCIA ALREDEDOR DE LAS CINCO DE LA MADRUGADA EN LA
CARRETERA QUE UNE LA LOCALIDAD DE
MORILLO CON EL SITIO LAS VENTANAS, PERO LOS ARBOLES IMPOSIBILITARON LA MANIOBRA
Y FUE A ESTRELLARSE CONTRA LA CORDILLERA.
(FOTOS)
Recopilado
por: Gastón Bermúdez V.
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